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jueves, 19 de junio de 2014

Capitulo: 9


Lali
Desperté de un sueño totalmente profundo. Me senté, confundida por unos minutos. ¿Dónde diablos me encontraba?
Mi corazón comenzó a latir rápidamente. Miré alrededor y me di cuenta de que me encontraba en la habitación de Gaston. Le eché un vistazo a mi mano. Me sorprendía que no doliera tanto como ayer. Aparté las mantas y caminé hacia la cocina. Escuché a alguien y mi corazón comenzó a palpitar agitado. ¿Era Peter?
—¡Hola, cariño! ¿Dormiste bien? —dijo Gaston con un estado de humor muy alegre.
—Debiste haber tenido una buena noche para estar tan feliz a esta hora de la mañana —respondí con un bostezo. No era una persona mañanera. Me senté en el taburete de la barra.
Gaston soltó una risa. —Nunca fuiste una persona mañanera, La. Y no, mi noche apestó. No podía esperar para llegar a casa. ¿Tuviste más pesadillas?
—Nop. Dormí como un bebé. Entonces, ¿qué pasa con la cita de anoche? ¿Cómo es que apestó? —pregunté mientras Gaston me daba un plato con huevos revueltos y un jugo Sunny D. Comenzó a batir más huevos mientras me miraba como si en realidad no quisiera tener esta conversación.
—Apestó porque la chica con la que salí es una porrista que no acepta un no por respuesta. Me cansé de darle excusas, así que pensé que sería fácil sólo terminar con eso y salir con ella.
—Mmh, ¿entonces no hay una chica especial en tu corazón, Gaston? —pregunté, tomando un bocado de los huevos. ¡Dios, extrañaba sus huevos! ¿Qué tan loco era eso?
Gaston soltó una pequeña risa. Casi sonó como si estuviera llena de tristeza.
—La, la única chica especial que tengo en mi corazón eres tú, cariño. Siempre lo has sido, y siempre lo serás. —Le sonreí y mi corazón se derritió. Comencé a sumar dos y dos. Realmente empezaba a pensar que Gaston podría tener sentimientos por Rochi. Tal vez vivía muy lejos de aquí, pero algo no iba bien.
Hablando de cosas que no iban bien…
—Eh, ¿dónde está Peter? ¿Sigue durmiendo? —pregunté, tratando de no sonar como si me importara mucho saberlo.
—¡Diablos, ese vaquero ya está despierto! Incluso si hubiera estado de fiesta hasta las tres de la mañana, se levantaría a las seis e iría al gimnasio para ejercitarse —dijo Gaston, tomando su plato y una botella de Sunny D del refrigerador—. Corre hacia el gimnasio, se ejercita y corre de vuelta casi todos los días. Hace que mis ejercicios sean una vergüenza.
—Oh, guau. No me extraña que luzca… —Cerré la boca antes de que las siguientes palabras salieran. Buen Dios, necesitaba calmarme. Era una locura cómo este chico, no, no chico, hombre… Era una locura cómo este hombre me afectaba. Comencé a golpetear mi pierna contra el suelo, esperando que no me perdiera el verlo antes de que tuviera que irme.
—¿Tienes que trabajar hoy, Gaston? Quiero decir, si tienes que hacerlo, puedo llamar a Rochi para que venga y me recoja. Aún tengo que limpiar mi casillero, ya que no lo hice ayer. Creo que también necesito ir a casa hoy. No es que mamá incluso notara que no fui a casa anoche —dije, levantándome para lavar mi plato.
—Sí, cariño, lo siento. El último día de Peter fue la semana pasada y hoy es el mío. Esta práctica ha sido una estupenda experiencia. Me siento algo desanimado porque se acabara. Peter está emocionado porque todo lo que quiere hacer es ir al rancho de su abuelo —dijo Gaston con una sonrisa.
Por lo que Gaston me dicho de Peter, él adora totalmente a sus abuelos. Cada vez que tiene tiempo libre, va a su rancho. ¡Dios, quiero ir al campo!
—Está bien. Puedo llamar a Rochi y ver si puede venir y recogerme. Sé que planeaba trabajar en su discurso de mañana. —Al mencionar el
nombre de Rochi, Gaston se tensó. Síp… algo sucedía allí, quiera admitirlo o no.
Escuché la puerta principal abrirse y levanté la mirada. Santo infierno, creo que me voy a desmayar.
Peter se caminó hacia la cocina, sin camisa, sudando… realmente sudando… y viéndose… realmente S.E.X.Y. Tuve que recordarme cómo respirar. Jódanme, este chico era demasiado atractivo para su propio bien. Oh, Dios, su tatuaje era tan malditamente sexy… maldita sea… ¡Tenía dos! Mis ojos recorrieron de arriba abajo su cuerpo.
Gaston se acercó, levantó un dedo y lo usó para cerrar mi boca.
—Respira, dulce niña… respira —susurró Gaston en mi oído. Lo que sacó de mi momento temporal de locura. Quiero decir, en serio… nadie merece tener un cuerpo tan jodidamente increíble.
—Hola, buenos días, Lali. ¿Cómo dormiste? ¿Necesitas algo, las píldoras para el dolor, lo que sea? —preguntó Peter, caminando a lo largo de la cocina y cogiendo agua del refrigerador—. ¿Te vas al trabajo, Gas?
—Síp, me voy en unos minutos, no puedo creer que este sea mi último día. Oye, Peter, Lali necesita un aventón a la escuela para limpiar su casillero y luego necesita ir a casa. ¿Estás ocupado? ¿Te importaría llevarla? —preguntó Gaston, mirándome con una malvada sonrisa en su rostro. Sabía exactamente lo que hacía. No puedo creer que mi propio hermano me esté vendiendo… bastardo.
Antes de que Peter pudiera siquiera responder, dije—: No, está bien, voy a llamar a Rochi, puede venir a recogerme, no es la gran cosa. —Le di a Gaston una mirada asesina y me volví para mirar a Peter. Tuve que apartar la mirada rápidamente. Cada vez que lo veía, sentía un tenue dolor entre las piernas. Jesús, necesitaba irme.
—Tonterías, Lali, sería un placer llevarte, cRochi… eh… Te puedo dar un aventón a donde sea que necesites ir —dijo Peter con la sonrisa más dulce. No se me escapó que iba a llamarme cariño y se detuvo.
¡Diablos! No puedo creer que siquiera dijera algo así anoche. ¡Mierda!
—Sí, además, creí que dijiste que Rochi iba a trabajar en su discurso hoy para la graduación de mañana —dijo Gaston, comenzando a dirigirse a su habitación. Me aseguré y esperé que pudiera sentir las dagas que le lanzaba con mis ojos.
—Es muy dulce de tu parte, pero necesito ir a la escuela, limpiar mi casillero y luego ir a casa. Estoy segura de que tienes otras cosas que hacer —dije mientras me volvía para verlo mirándome fijamente.
Tragué saliva… era difícil hacerlo… incluso pensar era difícil con él de pie allí, sin una maldita camisa y mirándome así. Apreté las piernas, de nuevo.
—Nop… no tengo ni una maldita cosa que hacer aparte de llevarte a limpiar tu casillero y luego a casa; esos son mis planes para día. Tal vez incluso podamos detenernos y tomar un café en Halcycon‟s después de que limpiemos tu casillero —dijo Peter mientras me pasaba. Se detuvo y empujó una poco de mi cabello detrás de mi oreja. Sí que le gustaba hacer eso… Bajó su mano y la pasó suavemente por mi mandíbula.
Oh. Por. Dios. Literalmente sentí una descarga eléctrica desde donde me tocó hasta mis pies. Apenas podía abrir la boca y mucho menos hablar.
—De acuerdo, eh… sí. Yo, eh, siempre he querido ir ahí —dije con una sonrisa.
Oh, maldita sea, sentí un rubor deslizarse por mi cara. Peter sólo se rió y tocó mi nRochiz con su dedo. —Maldición, cariño, eres tan dulce cuando te sonrojas. Voy a tomar una ducha y alistarme para irnos. Dame unos minutos y luego nos podemos ir, ¿está bien?
—Claro, aún necesito alistarme. Así que… está bien. Nos vemos aquí, así podemos irnos.
Maldición, necesitaba cerrar la boca. Al menos me llamó cariño de nuevo. Mi estómago se llenó de mariposas al momento que lo dijo.
Me levanté para ir a la habitación de Gaston para alistarme. Oh, Jesús, en verdad esperaba tener algo decente empacado. Gaston venía caminando por el pasillo vestido con pantalones de tela, una camisa y una corbata. Guau… Tuve que sonreír ante lo atractivo que era mi propio hermano. Me tomó y me dio una vuelta.
—Ten un buen día, hermana, ¿está bien? Te llamaré esta noche y oye, invita a quien quieras a la fiesta de mañana por la noche. Hablamos más tarde, cariño, ¿sí? —Se inclinó y me besó en la mejilla.
Justo en ese momento escuché mi teléfono sonando, así que corrí a la habitación para tomarlo.
—Hola.
—Entonces… ¡Perra, dime cómo te fue anoche! No creo que pasara mucho ya que Gas estuvo allí todo el tiempo. —Rochi no tardó ni un minuto en ir directo al grano.
Me reí. Si alguien iba justo al meollo del asunto, era mi mejor amiga… Rocio.
—Bueno, de hecho, Gaston salió anoche, así que Peter y yo terminamos viendo una película. —Silencio—. ¿Rochi, estás allí?
—Oh, sí… Lo siento por eso, aún sigo aquí. Es sólo que me sorprendió el que Gaston hubiera salido y te dejara sola con Peter. Guau. Debe de confiar realmente en ese chico como para dejarlo solo con su hermanita. —Nunca había escuchado tanta decepción en la voz de Rochi. Me rompía el corazón que estuviera tan atascada con Gaston y que él no le diera ni la hora.
Comencé a hablar de nuevo cuando vi a Peter salir de su habitación con una toalla envuelta alrededor de su cintura. Entró en el baño de la habitación de Gaston y salió de nuevo con algo en la mano. Lo siguiente que supe fue que escuché un fuerte golpe en el suelo. Aparté los ojos de su puerta y miré el suelo.
¡Oh, maldita sea, dejé caer mi teléfono! —¿Rochi?
—Jesucristo, ¿qué demonios, Lali? Quiero decir, estaba hablando y de repente escuché este fuerte ruido —gritó Rochi en mi oído.
—Puedes callarte sólo por un segundo, Rochi… —dije, levatándome y cerrando la puerta de la habitación—. Maldición, Rochi… ¡Peter acaba de salir de su habitación con sólo una toalla! Quiero decir, creí que con sólo verlo caminar sin camisa y sudoroso era suficiente para hacerme entrar en shock… Pero esto lo superó todo. ¡Este chico está matándome! Nunca antes había tenido estos sentimientos, Rochi, y estoy comenzando a asustarme. Incluso soñé con él anoche —susurré, comenzando a buscar mi mochila. ¡Mierda! ¿Qué iba a usar? Justo en ese momento vi una falda vaquera corta y una blusa de color celeste.
»¿Rochi, pusiste tu ropa en mi mochila?
Rochi comenzó a reír. —¡Por supuesto que sí! La tenía junto a tu mochila así que la tiré en ella ayer… nunca sabes cuando vas a necesitar una vestimenta linda y pequeña.
—¡Oh, Dios, me acabas de salvar! Peter va a llevarme a la escuela para limpiar mi casillero y luego al centro, a Halcycon‟s, por un café. No tenía nada que usar. ¡Eres mi héroe! —dije, quitándome todo menos la camiseta.
—Por supuesto que lo soy… las únicas gracias que quiero son todos los detalles jugosos de esta… cita de café a la que vas a ir con el sexy de Peter. ¿Qué tan increíble se veía sin camisa? Porque ayer se veía muy bien con camisa y si mis oídos escucharon bien, lo has visto dos veces sin ella… ¡¿Una cuando estaba todo sudoroso de hacer qué?! —dijo Rochi, riéndose.
—Primero que nada, no es una cita, sólo me está haciendo un favor al llevarme a la escuela y luego a casa. ¡Segundo, oh, maldición, sí, se veía aún más sexy sin camisa! Tiene un tatuaje tribal justo como Gaston, sólo que comienza en el lado derecho de su pecho, pasando por su hombro y luego baja por su brazo. También tiene un tatuaje en sus abdominales… Creo que es la marca del rancho de su abuelo. Era una M dentro de un triángulo —dije mientras abría lentamente la puerta y corría al baño de Gaston.
—Oh, santas campanas… ¡De acuerdo, eso suena más sexy que nada! Hablando de sexy, ¿Gas está saliendo con alguien? —preguntó Rochi, tratando de sonar casual, pero sabía muy bien que al momento que mencioné a Gaston saliendo, su mundo dejó de girar.
—No, creo que era una porrista que no lo dejaba en paz. Escucha, realmente tengo que bañarme ahora mismo. ¡Te llamaré cuando llegue a casa! Escribe el discurso. Oh, Gaston dijo que podía invitar unos cuantos amigos mañana en la noche, por si hay alguien a quien quieras invitar. Asegúrate de que Amanda y Heather sepan. ¡Amanda se divertirá en una fiesta llena de chicos universitRochios! Sólo trae unos cuantos, ¿de acuerdo? —Abrí la ducha y me quité mi camiseta, el sostén y las bragas.
—De acuerdo, lo haré. ¡Diviértete! ¡No hagas nada que yo no haría! ¡Já! —dijo Rochi, comenzando a reír.
—Adiós, Rochi…
Justo cuando iba a entrar en la ducha, me di cuenta de que había olvidado mi navajilla… Si usaría la falda, tendría que depilarme las piernas. Tomé la toalla del estante y la envolví alrededor de mi cuerpo. Abrí la puerta sólo un poco. La puerta de Peter estaba cerrada y sonaba como si estuviera al teléfono. Debería ser seguro hacer una carrera rápida y tomar mi navajilla. Salí corriendo por la puerta y entré a la habitación de Gaston. Tomé la navajilla de mi mochila y me di la vuelta para correr de nuevo al baño. La puerta de la habitación de Peter se encontraba casi frente al baño de Gaston. Tan pronto como salí, Peter hizo lo mismo, aún al teléfono y con la maldita toalla. Choqué de lleno con él. No sé quién se sorprendió o avergonzó más, porque se volvió del color rojo de la
toalla que tenía, gracias a Dios, aún envuelta alrededor de mi cuerpo, y estoy bastante segura de que mi cara lucía igual de roja, si no más.
Peter dejó caer su teléfono y yo mi navajilla. Desafortunadamente, los dos nos agachamos al mismo tiempo para recoger nuestras cosas.
—¡Joder! —gritamos cuando nuestras cabezas se golpearon.
—Maldición, Lali… ¡Creí que estabas en la ducha! —dijo Peter mientras sus ojos me recorrían de arriba abajo. Estaba muy segura de que le gustó lo que vio, porque comenzó a lamerse los labios, y allí estaba esa maldita mano pasando a través de su cabello. Oh, maldición… Ahora que su cabello se encontraba mojado lucía aún más sexy.
Oh, señor. Creo que mis piernas están a punto de convertirse en gelatina. Comencé a tambalearme un poco. Peter se acercó y me agarró.
—Lali, ¿estás bien, cariño? ¿Te duele la cabeza? ¿Necesitas sentarte? Maldición, ¿lastimé tu mano? —Los ojos de Peter lucían llenos de preocupación y… ¿Amor? No. Sólo le preocupaba haberme lastimado, eso es todo. Quiero decir, mírenlo. ¿Qué podría posiblemente ver en mí?
—Eh… ¡Oh, mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Peter lo siento tanto. Creí que sería seguro si corría y tomaba algo, lo siento tanto. Eh, no mi cabeza y mi mano… están bien, en serio —dije, mirando sus manos en mis brazos. Siguió mis ojos e inmediatamente dejó caer sus manos.
—Bien, bien, yo, eh, me alegra que no estés herida —dijo mientras me sonreía. Maldita. Sea.
Le sonreí y comencé a caminar hacia el baño. Mientras cerraba la puerta, vi a Peter de pie allí… congelado. Una vez que la puerta del baño se cerró totalmente, me apoyé contra ella. Maldición… Si sólo su toalla se hubiera caído. Me reí al pensar en ello. Oye, soy humana después de todo. El tenue dolor en medio de mis piernas comenzaba a convertirse en algo familiar cuando me hallaba alrededor de ese chico.

Entré en la ducha y traté de bañarme tan rápido como pude. Sólo la idea de pasar más tiempo a solas con Peter me producía mariposas. Tuve que recordarme, sin embargo, que no podíamos ser nada más que amigos. Un chico que era así de atractivo y tenía semejante cuerpo nunca gastaría su tiempo en alguien como yo. Necesito seguir diciéndome eso. Ahora, si sólo mi cuerpo me escuchara.
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Anoche iba a seguir publicando pero tuve unos errores con las entradas del blog se habían desordenado
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