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miércoles, 25 de junio de 2014

Capitulo: 23


Lali
Habían pasado cuatro días desde la fiesta y no había visto a Peter todavía. Hablaba con él al menos dos veces por teléfono todos los días.
Me llamaba temprano por las mañanas porque quería ser la primera persona en escuchar. Luego, me llamaba por las noches para desearme buenas noches. Al tercer día, me encontraba bastante emocionada esperando sus llamadas.
Era miércoles y Rochi y yo íbamos a ver departamentos. Me sentía estresada por ello, ya que iba a tener que trabajar para ayudar a pagar mi parte y tomaba una carga muy pesada el primer trimestre. En ese momento, escuché mi teléfono sonar en la mesa y me incliné para responder.
—¡Buenos días, Peter! —dije poniendo tanto ronroneo a mi voz como pude.
—Buenos días, cariño, ¿cómo dormiste? —preguntó Peter con una risa.
—Dormí bien. Tenía muchas cosas en la mente, así que di muchas vueltas. ¿Y tú? ¿Cómo dormiste?
—Dormí bastante mal. Tu olor se ha ido de mi cama así que ya no puedo dormir en ella. Voy a necesitar que vengas a mi casa de inmediato, te desnudes y ruedes sobre mi cama… ¡Mientras yo miro, por supuesto! —Solté una carcajada. ¡Él siempre sabía cómo hacerme reír! Amaba escuchar su voz por el teléfono. Hacía que todo mi cuerpo hormigueara.
Demonios, si tan solo supiera cuanto me encantaría poder hacer eso… Pero no podía. Tenemos que seguir siendo amigos.
—De la única manera en que haría eso sería si tuvieras esos muffins de arándonos esperándome —dije con una risita. No debería estar coqueteando con él así, pero maldita sea… ¡Era tan divertido! Pablo nunca coqueteó conmigo de esta manera.
—Mierda, Lali… ¡No me tientes o estaré horneando todo el maldito día! ¿Qué vas a hacer hoy? Quiero verte —dijo Peter suave y dulcemente.
—Argh… Rochi y yo vamos a ver departamentos, así que hizo que cambiara todos mis planes para hoy. No estoy segura de cómo nos irá. Estoy un poco nerviosa.
—No te preocupes, cariño, todo saldrá bien. ¿Crees que podríamos salir a cenar hoy? No en una cita… sólo como amigos, claro —preguntó Peter mientras escuchaba un montón de gente gritando en el fondo.
—¡Eh, sí, me encantaría! ¿Dónde estás? Pareciera que hubiera una fiesta allí —pregunté cuando escuché un golpe en mi puerta. Rochi la abrió y le hice señas para que entrara y se sentara en mi cama.
—Sí… Estoy en el gimnasio —dijo Peter, sonando un poco distraído.
—Dios mío, ¿a qué hora te despiertas para ir al gimnasio? ¡Son apenas las siete y media de la mañana! —dije mientras Rochi comenzaba a reír junto a mí.
—Gas y yo intentamos hacer una corrida y levantamiento de pesas a primera hora cada día. De esa forma, si tengo tiempo, puedo introducir otra más tarde. Me sale más fácil hacerlo por la mañana y…
La voz de Peter se fue apagando. Luego escuché a Peter empezar a maldecir.
—Oh, mierda, no… Sabía que esto iba a pasar —gritó Peter.
—¿Peter? ¡Peter! ¿Qué pasó? ¡Peter! —grité en el teléfono.
—Eh, Lali, cariño… Necesito dejarte por un segundo. Gas ha estado peleando toda la semana desde la fiesta y lo acaban de noquear. Te llamaré luego, ¿está bien, cariño? —dijo Peter en lo que sonó como un mal intento de calmarme.
—¿Qué? Oh, Jesús… ¿Está bien? Peter, por favor llámame tan pronto como puedas. ¡Me estoy vistiendo ahora mismo! —le grité.
—Lali… Escúchame… tienes que calmarte, está bien. Dame cinco minutos y te llamaré.
Empecé a llorar. Dios mío, ¿qué demonios hacía Gaston peleando? Me las arreglé para dejar salir un está bien antes de que Peter colgara.
—Dios mío, Lali, ¿qué demonios sucede? —preguntó Rochi mientras salía volando de la cama y comenzaba a ponerme unos pantalones cortos y una camiseta estampada.
—¡Es Gaston! ¡Está lastimado o noqueado o algo así! ¡No lo sé! —comencé a decir entre sollozos.
—¿Gas está herido? Dios mío, ¿cómo? Espera… ¡Deja ir a vestirme! —Rochi salió apresuradamente de mi habitación mientras que yo iba a cepillarme los dientes y tiraba mi cabello en una cola de caballo. Por favor, Peter, llámame… Por favor… Mi corazón latía tan rápido que apenas podía soportarlo.
Me ponía las zapatillas cuando Rochi entró por la puerta de nuevo. Ya vestida.
—¿Que está pasando, La? —dijo Rochi con lágrimas en los ojos.
—No estoy segura… Quiero decir, hablaba con Peter y mencionó que se encontraba en el gimnasio. Gaston debe haber estado ahí con él… Escuché todos estos gritos de fondo, y Peter parecía estar distraído cuando hablaba conmigo… Luego empezó a maldecir y dijo algo como que sabía que esto iba a suceder. Eh… Algo sobre que Gaston se había estado peleando desde la mañana después de la fiesta y que lo acababan de noquear. Oh, Dios mío, Rochi… Si algo le pasa… —Rompí a llorar histéricamente.
Rochi me tomó en sus brazos. La vi secándose las lágrimas mientras me mecía.
—Está bien, cariño… No te preocupes. Peter nunca dejaría que nada malo le sucediera a Gas y además, Gas es enorme. ¡Incluso si estuviese peleando contra alguien, de seguro le rompería el trasero! Estoy segura que va a estar bien… Shh… No te preocupes, La… —Creo que Rochi intentaba calmarse más a ella que a mí. Podía darme cuenta de que se sentía tan preocupada como yo.
Mi celular sonó.
—¡Peter, por favor, dime que está bien! —prácticamente grité a través del teléfono.
—Lali, cariño, está despierto ahora, pero está realmente confundido. Tiene un gran corte en la frente y va a necesitar algunos puntos. Lo estoy llevando a la sala de emergencias en este momento —dijo Peter con voz calmada.
—¿A qué te refieres con que está confundido? ¿A qué hospital lo estás llevando? —Vi la cara de Rochi cuando mencioné el hospital.
—Seton Main, pero, por favor conduce con cuidado hasta aquí, Lali, ¿está bien, cariño? ¿Por qué mejor no te aseguras de que Rochi conduzca? Tengo que colgar para poder conducir.
—¡Está bien! Por favor, llévalo allí rápido, Peter y, por favor, ten cuidado. Llegaré tan rápido como pueda. —Salté y agarré mi bolso. Rochi aún seguía sentada en la cama.
—¡Rochi! ¡Necesitamos llegar al hospital ahora mismo! —le grité.
Se levantó de un salto y corrió escaleras abajo. Ambas corrimos directo hacia el auto del padre de Rochi.
—Oigan… guau, ¿qué sucede, chicas? ¿Por qué están tan apuradas y por qué demonios están llorando? —preguntó Mark.
—¡Gaston! ¡Ha sido herido y Peter lo está llevando al hospital, necesitamos llegar allí! —No podía creer que me las hubiera arreglado para decir eso, ya que mi voz temblaba. Rochi sólo se quedó allí… sin decir una palabra.
Mark sacó su teléfono celular. —Está bien. Bueno, no hay manera de que alguna de ustedes conduzca así de alteradas. Deja que Brian saque el auto y las lleve a ambas.
Lo siguiente que supe era que estábamos dirigiéndonos al hospital y Rochi se encontraba sentada junto a mí en el asiento trasero, mirando por la ventana. Me las arreglé para dejar de llorar cuando recibí un mensaje de Peter diciendo que se encontraban en el hospital y que ya habían atendido a Gaston.
Mi corazón latía rápido. No había hablado con Gaston desde la mañana del sábado y ni siquiera me despedí de él cuando me fui. Lo último que hicimos fue gritarnos. Oh, Dios mío… Por favor… Por favor, querido Dios, haré lo que sea… Por favor, que esté bien.
Llegamos a la sala de emergencias y me bajé rápidamente del auto. Me di vuelta y Rochi todavía se encontraba en el asiento trasero. —¿Rochi? ¿Vienes, cariño? ¿Cambiaste de opinión sobre venir conmigo? —pregunté mientras se volvía para mirarme. Lágrimas corrían por su cara… Negó con la cabeza y empezó a bajarse del auto. Le agradecí a Brian y le dije que teníamos quien nos llevara a casa.
Corrí a la sala de emergencias y lo primero que vi fue a Peter sentado en una silla. Se puso de pie tan pronto como nos vio entrar. Voléhacia sus brazos tan rápido que perdió el equilibrio por un segundo. Perdí el control y comencé a llorar de nuevo.
—Shh… Lali, cariño, va a estar bien. No llores, cariño… Por favor, no llores —dijo Peter mientras acariciaba mi pelo con la mano. Tomé su camisa y casi dejé escapar un grito ya que aún me dolía la mano.
—¿Qué sucedió? ¿Cómo está? —dije entre sollozos.
—Cariño, no quieren decirme nada porque no soy familiar, así que no sé qué sucede. Hablemos con la enfermera y dejémosle saber que estás aquí, ¿está bien? —dijo Peter mientras limpiaba las lágrimas de mi cara.
Miré a Rochi, que se había sentado. Había dejado de llorar y limpiado de su cara cualquier evidencia que demostrara lo contrario. Aunque se notaba que había estado haciéndolo, porque sus ojos estaban rojos. Le sonreí y ella me devolvió una sonrisa débil.
—Sólo me quedaré aquí y esperaré, ¿está bien? —dijo Rochi en una voz tan baja que tuve que esforzarme por oírla.
La vi sacar el iPod de su bolso y ponerse los auriculares. Escuché que Realize de Colbie Caillat comenzaba y mi corazón se rompió… Mierda. Rochi debe estar sintiéndose incluso peor que yo. ¿Cómo no pensé en lo mucho le afectaba esto? Peter tomó mi mano izquierda y me guió hacia la sala de enfermeras. Miré a Rochi una vez más y se veía tan asustada y perdida.
La enfermera nos dijo que Gaston tenía una conmoción cerebral leve y que no sabía bien lo que había sucedido. No parecía tener ninguna pérdida de memoria que pudieran notar, pero como era jugador de fútbol, el doctor quería que le hicieran una tomografía computarizada. También tenía un corte bastante grande sobre el ojo, por lo que le pondrían puntos.
Pregunté si necesitaban que completara algún papeleo, pero me dijeron que Peter había llenado la mayoría de ellos y que solo tenía que firmar unos papeles. Miré a Peter, quien me dio una sonrisa y mi corazón se derritió otra vez… ¿Cómo voy a sobrevivir sin él en mi vida?
—¿Cuándo podremos verlo? —le pregunté a la enfermera.
—Una vez que vuelva de hacerse la tomografía computarizada te llevaré a verlo. Si el análisis sale normal, le daremos de alta —dijo la enfermera con una dulce sonrisa. Por supuesto que noté cómo miraba a Peter. Supongo que era de esperarse, con lo malditamente atractivo que es.
Le agradecí a la enfermera y caminé hacia donde se encontraba Rochi. Tenía los ojos cerrados y la música sonaba con estridencia desde su iPod. Iba a terminar con un dolor de cabeza masivo si seguía escuchando música tan alto. Me senté a su lado y le toqué el brazo. Saltó y abrió los ojos. En cuanto me vio, se sacó los auriculares.
—¿Y bien? ¿Está bien? ¿Va a estar bien? ¿Sabes lo que le sucedió? ¿Qué te dijeron? —parlateó Rochi nerviosamente.
—Eh, bueno… Está bien. Tiene una conmoción cerebral leve y está un poco confundido, pero no creen que haya sufrido ninguna pérdida de memoria. Tiene un corte realmente malo al que le están poniendo puntos. Lo llevaron a hacerse una tomografía computarizada porque juega fútbol y el doctor quiere estar seguro de que todo esté bien antes de darle de alta. —Vi como el cuerpo entero de Rochi se relajaba un poco y dejaba escapar un pequeño suspiro.
—Así que, ¿puede volver a casa hoy? —preguntó mientras levantaba la mirada hacia Peter y luego me miraba de nuevo.
—Sí, si el análisis sale normal, pero estoy segura de que lo hará. Lo he visto recibir golpes mucho más duros en la cabeza que el de hoy —dijo Peter con una pequeña sonrisa.
—¿Qué pasó? ¿Qué hacía peleando? —le preguntó Rochi a Peter mientras él tomaba asiento junto a nosotras.
—Sí, ¿qué sucedió? ¿Ha estado luchando todos los días? No pensé que Gaston tuviera boxeo como parte de su rutina de ejercicios —dije mientras tomaba la mano de Rochi.
Supe la respuesta antes de preguntar. Recordaba a Gaston peleándose en secundaria para desahogarse. Siempre lo hacía después de que nuestra madre se fuera en una de sus escapadas de borracha. Gaston recibió un golpe horrible una vez y caminó por la escuela con un ojo morado toda la semana. Le pedí que dejara de hacerlo y lo hizo. Hasta el domingo por la mañana.
—Eh, bueno… Supongo que es su manera de desahogarse un poco. Estaba bastante molesto consigo mismo el día después de la fiesta. Se quedó en su habitación casi todo el día hasta que me dijo que iba a volver al gimnasio para hacer un poco de bóxeo. Lo ha estado haciendo al menos dos veces al día desde entonces. Intenté decirle que se lastimaría, pero me dijo que necesitaba hacerlo. —Peter había estado mirando a todos lados menos a Rochi y a mí. Rochi apretó mi mano y me miró.
—Justo como cuando estaba en secundaria —dijo mientras una lágrima rodaba por su rostro.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Peter.
—Cuando mi madre desaparecía una vez a la semana, o a veces más, Gaston iba al callejón y empezaba a luchar con otros de los chicos que entrenaban para peleas. Fue golpeado tan duro una vez que lo noquearon y consiguió un ojo negro. Le hice prometerme que no pelearía nunca más para desahogarse. Fue entonces cuando decidió comenzar a correr. —En ese momento, la enfermera se acercó a nosotros.
—¿Señorita Esposito? Su hermano ya ha salido del análisis y está preguntando por usted. Pueden entrar dos personas a la vez. —La enfermera me dio una pequeña sonrisa, se giró hacia Peter y le dio un guiño antes de irse.
Rodé los ojos. Peter ni siquiera se inmutó o le dio una sonrisa en respuesta, sólo nos siguió mirando a Rochi y a mí.
—¿Quieren entrar ustedes dos? Yo esperaré aquí.
Rochi negó con la cabeza. —No, está bien. Esperaré aquí afuera. Creo que ustedes dos deberían ir primero.
Me incliné y le di un beso en la cabeza. —Volveré en unos pocos minutos, cariño. —Rochi me dio una sonrisa débil mientras Peter y yo nos girábamos y caminábamos hacia el escritorio de la enfermera.
Cuando pasé más allá de la cortina y vi a Gaston, mi corazón cayó. Oh. Dios. Mío. ¡Lucía terrible! Dejé escapar un jadeo y puse las manos sobre mi boca.
Abrió los ojos y me miró a mí, luego a Peter. Miró detrás nuestro como si estuviese esperando a alguien más. Buscaba a Rochi…
—Hola, hermanita, ¿qué te trae por aquí hoy? —dijo con una sonrisa.
—Maldita sea, Gaston. ¡Esto no es gracioso! ¡Nos asustaste demasiado! Me prometiste que nunca más harías algo así. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? —le pregunté, tratando de tragarme el enojo que sentía.
—¿A qué te refieres con nos? —me preguntó Gaston.
—¿Qué? —Oh dios… Está confundido.
—Dijiste nos… Nos asustaste demasiado… ¿A qué te refieres? —me preguntó Gaston mientras miraba por encima de mi hombro.
—Está en la sala de espera. Sólo permiten entrar a dos personas, así que Rochi dejó que Peter y yo entraramos primero —dije, entendiendo al fin lo que preguntaba.
—Gas, ¿recuerdas lo que sucedió? ¿Sabes por qué estás aquí? —preguntó Peter.
—Sí… recuerdo por qué estoy aquí. Recuerdo todo… Desearía no hacerlo. Desearía poder olvidarlo todo —dijo Gaston con una mirada tan perdida en los ojos.
—Así que todo esto, Gaston, toda estas peleas de los últimos días, ¿fue por lo que sucedió el sábado en la noche? —pregunté mientras tomaba su mano en la mía. Cerró los ojos por un segundo. Cuando los abrió, una lágrima rodó por su cara y apretó mi mano. Sus ojos empapados de lágrimas capturaron los míos.
—Lamento tanto haberte decepcionado. Nunca me perdonaré por lastimarte. Eres todo lo que tengo, La… Prometo que nunca más te decepcionaré. Por favor, pérdoname por ser tan idiota. Por favor, Lali…
Mi corazón empezó a latir con fuerza. Oh, Jesús, Gaston.
—Por supuesto que te perdono, Gaston. Te amo más que a nada, ya lo sabes. No puedes seguir haciendo esto… Tienes que parar. Teniendo a alguien golpeándote como si fueses un saco de boxeo no va a hacer que el dolor se vaya, tienes que hablar con Rochi. Tienes que decirle cuánto lo sientes —dije, mirando a Peter, quien me observaba intensamente.
—¡Mierda! He estado tratando de llamarla para decirle que lo siento. Pero no contesta su maldito teléfono cuando la llamo. ¡Le he estado enviando mensajes para que por favor me llame y sólo me ignora! —El monitor que Gas tenía conectado comenzó a sonar más y más rápido…
—Gas, amigo, cálmate. Déjame ir a buscar a Rochi. Está afuera, Gas. Déjame ir por ella —dijo Peter mientras una enfermera entraba.
—Señorita Esposito, ¿sucede algo? —preguntó la enfermera mientras miraba de Peter a mí.
—Gaston, por favor, respira profundamente, ¿está bien? Está bien, Peter traerá a Rochi. Todo está bien… él, eh, sólo se molestó. ¿Cuándo podremos llevarlo a casa? —le pregunté a la enfermera mientras ella comenzaba a tomarle los signos vitales.
—Tan pronto como el doctor diga que puede irse, podemos empezar el papeleo. Hasta entonces… Por favor, intente mantenerlo calmado —dijo la desagradable enfermera mientras atravesaba la puerta.
—Qué agradable, ¿ha sido tu enfermera todo el tiempo?
Gaston se echó a reír. —Sí, pero ha sido bastante genial. Lamento haberte asustado, Lali. Te amo, hermanita. Más que a la vida misma. Quería llevarte de compras el lunes pasado, como regalo de graduación. ¿Tal vez podamos hacerlo mañana? ¿Qué dices?
—Ohhh… ¿De qué tipo de tienda hablamos? —dije mientras saltaba de arriba abajo. ¡Gaston era el mejor dando regalos! No podía esperar a ver qué me iba a dar.
—Un concesionario de autos… Ese tipo de tienda —dijo con una sonrisa.
—Espera… ¿Qué? Un concesionario de autos... ¡Demonios, Gaston! ¿Me vas a comprar un auto? ¡Oh, Jesucistro! ¿Cómo puedes darte el lujo de comprarme un auto? —prácticamente grité.
—Dios, La, trata de bajar el volumen. Hay gente enferma aquí y mi cabeza está matándome ahora. No te preocupes por eso. Trabajo y debo decir que soy bastante bueno invirtiendo en cuanto a dinero se refiere. Piensa qué tipo de auto quieres cariño e iremos mañana de compras.
Empecé a saltar. ¡Estaba tan emocionada! La sonrisa en la cara de Gaston derritió mi corazón. Justo en ese momento, mi teléfono sonó, avisándome que tenía un mensaje de texto. Lo saqué de mi bolsillo. Era de Peter.
Rochi se fue… Le dejó un mensaje a la enfermera diciéndole que se iba a casa.
¡Maldita sea! ¿Por qué se fue? Miré a Gaston. Su sonrisa se desvaneció cuando vio mi cara.
—Se fue, ¿no, Lali? —dijo con una mirada triste en los ojos.
—Sí, me temo que sí. Lo siento tanto, Gaston —dije mientras tomaba su mano en la mía.
—Está bien. No esperaba que realmente se quedara aquí después de lo que le hice, así que… No es la gran cosa. Eh, ¿puedes hacer el papeleo para sacarme de aquí? Estoy listo para irme a casa.
Asentí y salí por la puerta. Cuando salí de la sala de enfermeras, Peter ya estaba hablando sobre ello. Le dijeron que estaban juntando los papeles y que no debería tardar demasiado.
—Oye… ¿Gas está bien? ¿Sabe que Rochi se fue? —preguntó Peter, extendiendo sus brazos hacia mí.
Me derretí contra su cuerpo. Sólo él podía borrar el dolor que sentía. Dolor por Rochi, por Gaston… Mierda… Mi propio maldito dolor. Todo desaparecía cuando estaba en sus brazos.
—Sí, sabe que se fue. Y no… no parecía estar bien. Se está haciendo tanto daño, Peter. ¿Qué debo hacer?
—No sé, cariño… Realmente no lo sé —dijo Peter, abrazándome más fuerte.


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