Peter
Gas, el abuelo y yo recogimos y limpiamos todos los platos
mientras las chicas salieron y se sentaron en el pórtico. No podía dejar de
pensar qué era lo que tenía a Lali disgustada
. ¿La abuela le dijo algo? ¿Tal vez
Rochi dijo algo? Tendría que hablar con la abuela cuando tuviera la oportunidad
de hablar a solas.
—Jesús, Peter… estás sumido en tus pensamientos —dijo Gas
cuando intentaba entregarme una plato para secar.
—Lo siento, amigo, no me di cuenta.
—Mujeres, te provocan eso y mucho más. Es mejor si acaban de
acostumbrarse ahora, chicos, porque será así el resto de sus vidas. Cuando
conocí a mi Emma, todo mi mundo se puso patas arriba. Los chicos solían
burlarse porque decían que andaba con una mirada boba en mi cara todo el
tiempo. No era eso, pensaba en ella cada minuto. ¿Qué hacía en ese momento?
¿Con quién estaba? ¿Si pensaba en mí? También me asustó completamente, déjenme
decirles. Ahora, Juan Pedro, tu abuela no era la primera chica con la que
salía. Pero era la primera que me hizo perder el aliento cuando la vi. La única
en la que pensé los siete malditos días de la semana. —El abuelo rió y nos miró
a Gas y a mí. Los dos estábamos asimilando todo.
—Mierda, todavía siento lo mismo por Emma después de
cuarenta y nueve años de matrimonio. —Se dio la vuelta y apoyó la espalda
contra el fregadero—. Quiero que ustedes dos me escuchen ahora mismo. No soy
estúpido. Ambos tienen veintiuno, ya casi veintidós años. Sé que hantenido sexo
con chicas, probablemente demasiadas con su buena apariencia. Pero déjenme
decirles, cuando encuentren esa chica… lo sabrán al instante. No querrán sólo
conseguir meterse sus bragas y luego dejarla. Sus ojos llegarán a cautivar los
suyos y sacarán el aire de sus pulmones con sólo una sonrisa. Su risa, bueno,
mierda… su risa los volverá locos y tratarán de hacer todo lo habido y por
haber para oírla tanto como puedan. Sus lágrimas les arrancará el corazón,
especialmente si ustedes son la causa. Sólo el sonido de su voz los volverá
loco. Cuando encuentren esa chica, habrán encontrado el amor. No deseo… sino
que amor verdadero. Habrán encontrado a la chica con la que pasarán el resto de
su vida amando, cuidando y tratando de hacerla tan malditamente feliz que
morirían con gusto haciéndolo.
Gas y yo sólo nos quedamos allí. Nunca había oído hablar así
a mi abuelo acerca de las mujeres. Quiero decir, sabía que amaba a mi abuela
con todo su corazón, eso nunca lo dudé. Pero aquí estaba, a los setenta y tres
años, y era como si tuviera una ventana en mi corazón desde el momento en que
conocí a Lali.
—Cuando lo encuentren, no sean tercos y no estén asustados.
Luchen por ello, chicos… nunca lo dejen ir.
Simplemente nos quedamos en silencio. Luego Gas soltó una
carcajada.
—Joder, Peter… creo que tu maldito abuelo también consiguió
un trabajo en Hallmark. —El abuelo le dio un golpe en la cabeza.
—Cierra la puta boca… Veo cómo miras a Rocio, muchacho. ¡Voy
a tener que engrapar tu maldita lengua a tu mandíbula, porque cada vez que ella
entra en la sala, se cae! —dijo, terminando y empezando a dirigirse al pórtico.
—Sabes que tiene razón —dije cuando puse el último de los
platos arriba—. No va a esperar por siempre, Gas.
—Sí, bueno… no sé de qué diablos están hablando. No hay nada
entre Rochi y yo. Además, tiene un novio, ¿lo olvidas? —dijo mientras agarraba
las fichas de dominó y se dirigía a la puerta.
—Nah, no lo olvidé, pero seguro que ella sí —dije con una
sonrisa. Gas se encogió de hombros y se dirigió afuera.
Estúpido hijo de puta.
Jugamos dominó hasta que el sol se puso. Me encantó cada
minuto de estar con los que tanto amaba en mi lugar favorito en el mundo. Mirar
a Lali con la abuela calentó mi corazón más de lo que nunca pensé que lo haría.
Gas estuvo bastante raro el resto de la noche mientras Rochi hablabasin parar
desde cuánto le encantaba el dominó hasta cómo iba a patear el culo de Gas en
la pesca de mañana. Sabía que a mi abuelo le gustaba Rochi. Tenía un fuego en
ella que él apreciaba. De verdad, nunca te darías cuenta que esta chica vino de
una tonelada de dinero.
Estaba seguro que él amaba a Lali. ¿Cómo no iba a hacerlo?
Esa sonrisa, esa sonrisa y esos ojos azules hermosos que te quitaban el
aliento. La abuela se había levantado y se metió en la casa. El capataz del
abuelo, Drake, apareció con sus dos hijos, Aarón y Dewey. Pensé que Dews iba a
tropezar cuando vio a Rochi. Gas también se dio cuenta y casi podía ver el
vapor saliendo de sus orejas.
Hablamos de ir a pescar mañana al río y Dewey hizo un punto
para que Rochi supiera que tenía el día libre y que le encantaría unirse a
nosotros si estábamos de acuerdo. No tuve ningún problema con eso y cuando Rochi
dijo que le encantaría que nos acompañara, Gas se levantó y empujó su silla
hacia atrás tan rápido que la maldita cosa se cayó.
—Voy a ducharme. Hablaré con ustedes más tarde, Drake,
Aaron, Dew… tengan una buena noche. —Le dio una mirada a Rochi y entró a la
casa.
—¿Qué diablos fue todo eso y por qué ha estado tan callado
esta noche? —preguntó Rochi, mirándome fijamente como si supiera cuál era su
problema.
—No tengo ni idea, había estado bien durante todo el día.
Tal vez está cansado.
Drake y los chicos se fueron una vez que hablaron con el
abuelo de algunas cosas que Gas y yo íbamos a encargarnos en nuestra estadía
aquí.
Rochi se levantó, se inclinó y besó en la mejilla al abuelo.
—Creo que me iré, agarraré un libro y me relajaré un poco, si a ustedes no les
importa. ¡Hay un vampiro sexy llamado Kane que me espera!
—Pequeña chica, siéntete como en tu propia casa, ¿sí? —dijo
el abuelo al ponerse de pie cuando Rochi se levantó y entró en la casa.
Justo en ese momento, la abuela salió con una manta y una
cesta. El abuelo miró a Lali y sonrió cuando la abuela colocó todo encima de la
mesa blanca y pequeña en donde habíamos estado jugando al dominó.
—Cariño, Juan Pedro nos dijo que nunca has visto el cielo
nocturno lejos de las luces de la ciudad. Creo que es un crimen que necesita
ser arreglado de inmediato. ¡Todo el mundo necesita ver las estrellas en el
campo! Es digno de ver —dijo mientras se sentaba al lado del abuelo. Le tomó la
mano y besó la parte de atrás.
Dejó escapar una carcajada. —No, nunca lo he hecho. Esa fue
una de las cosas por la que más deseaba venir al rancho. ¡He escuchado que es
increíble!
—Está bien, Juan Pedro, ¿por qué no tomas la manta y la
canasta que tu abuela hizo y vas al pastizal del oeste? Creo que te dará un
montón de espacio lejos de las luces de aquí.
Les sonreí a mis abuelos. Sabía exactamente lo que hacían.
Mi abuelo me guiñó un ojo mientras mi abuela decía lo que había guardado en la
canasta.
—Hay una taza de chocolate caliente junto con algunas
galletas con chispas de chocolate que horneé esta mañana. También hay algunos
trozos de queso, galletas y frutas frescas directamente desde el mercado de
agricultores.
—¡Oh, guau, Emma! ¡Muchas gracias! Estoy tan emocionada.
Hace un poco de frío, voy a correr y agarrar una sudadera y ponerme zapatillas
deportivas. ¡Vuelvo enseguida!
Se levantó de un salto, besó en la mejilla a la abuela y fue
a la casa. La miré cuando prácticamente entró de un salto a la casa. Su
entusiasmo era contagioso.
—¡Esa es una sonrisa bastante grande la que llevas en la
cara, Juan Pedro! —dijo la abuela mientras apartaba la mirada de la puerta por
la que Lali entró.
—Sí, bueno, esa chica ha puesto mi mundo patas arriba —dije
y le di un guiño al abuelo—. Abuela, ¿qué le disgustaba cuando entré antes? El
verla llorando casi me mató.
La abuela sonrió y miró al abuelo. Intercambiaron algo entre
ellos y no dijeron una palabra.
—No te preocupes, Juan Pedro, creo que pensó demasiado en el
pasado y se sintió un poco abrumada, eso es todo. Está bastante claro lo mucho
que esa joven te adora. Así que, trátala bien, Juan Pedro Garrett Lanzani, o
voy a patearte el trasero, ¿me oyes? Me gusta esa jovencita… mucho.
—Sí, señora, no le fallaré o a Lali, para el caso. Eh, en
realidad… bueno, creo que, eh… podría ser…
—Hijo de la santa mierda, escúpelo, que no me estoy haciendo
más joven —dijo el abuelo por lo que la abuela le dio una palmada.
—¡Garrett!
Respiré hondo y miré a las dos personas más importantes de
mi vida.
—La amo.
Lo solté y negué con la cabeza como si todavía no pudiera
creerlo. —La amo tanto que no puedo respirar al pensar en que no esté en mi
vida para siempre. Sueño casarme, tener hijos y sentarme en este pórtico y ver
las puestas de sol con ella por el resto de nuestras vidas. La amo, abuela y
abuelo. Sé que probablemente piensan que es demasiado pronto para incluso
pensar así, pero…
—Juan Pedro, escúchame y escúchame bien. En el primer
momento que puse los ojos en tu abuelo lo supe. Sabía que iba a pasar el resto
de mi vida con él y él sintió lo mismo conmigo. Estás predicando al coro, hijo.
Tomé una respiración profunda y la dejé escapar. —No estoy
seguro que sienta lo mismo por mí, abuela.
—¡Tonterías! —dijo el abuelo—. Veo cómo te mira esa chica.
No puede apartar sus ojos de ti, sólo tengo que decir tu nombre y sus ojos se
iluminan.
—Juan Pedro, recuerda lo que nos dijiste sobre su madre.
Toda esa mierda negativa que le metió en todos esos años. Estoy segura que
siente lo mismo por ti. Sólo va a llevarle un poco más de tiempo aceptarlo,
hasta que sea una posibilidad para ella. Incluso si no lo ha admitido, te ama, cariño.
Sólo dale el tiempo y el espacio que necesita, mi querido niño. Todo a su
debido tiempo.
En ese momento, Lali irrumpió por la puerta delantera con
una gran sonrisa en su rostro. Se detuvo en seco. —Lo siento, ¿interrumpí algo?
—preguntó, mirando a mis abuelos y luego a mí.
—No, cariño, en absoluto. ¿Estás lista para ponerte en
marcha y ver algunas estrellas? —pregunté mientras me levantaba, y agarraba la
manta y la cesta que había empacado la abuela.
Dio unos saltitos y soltó un pequeño chillido. No pude
evitar reírme. Era tan malditamente linda cuando se emocionaba tanto.
—¡Estoy más que lista!
—Entonces, vamos. ¿Estarán despiertos cuando regresemos?
La abuela comenzó a reír. —Tómate tu tiempo, Juan Pedro, y
no te preocupes por despertarnos cuando vuelvas. Tu abuelo y yo tendemos a
preferir acostarnos bastante temprano en estos días.
—Está bien, entonces, buenas noches, abuela, buenas noches
abuelo —dije y le di un beso de buenas noches a la abuela.
Lali les dio las buenas noches y corrió hacia el jeep. No
podía evitarlo, pero sacudí la cabeza ante su vértigo. Era curioso cómo cosas
tan simples emocionaban a esta chica.
—Una regla… No se puede mirar en absoluto, ¿está bien?
—Asintió, llevó su dedo e hizo una cruz sobre su corazón.
Me subí al Jeep y nos pusimos en marcha hacia el pastizal
del oeste. Conocía el lugar perfecto al que iba a llevarla. Había un roble
gigante en donde acostumbraba acostarme cuando quería estar solo y pensar. Era
uno de mis lugares favoritos en el rancho.
Se sentó junto a mí en el Jeep y sonrió todo el camino. —¡Es
increíble lo que puedo ver aunque sea de noche! ¡Ya me encanta estar aquí, Peter!
—dijo con una sonrisa.
—Me alegra saberlo, cariño.
Me acerqué al roble. Después de una rápida comprobación para
asegurarme de que no hubiera estiércol, extendí la manta y puse la cesta en el
suelo. Dejé el contacto encendido y sintonicé una estación de country. Me reí
cuando How Country Feels de Randy Houser comenzó a sonar.
—¡Bueno, La, maldita sea si esta no es la canción perfecta
para ti!
Se echó a reír y se sentó en la manta.
Me arrodillé a su lado y empujé un mechón de pelo que había
caído de su cola de caballo detrás de su oreja.
—Cierra los ojos, cariño, y no los abras hasta que te diga.
—Bueno…
Cerró los ojos y poco a poco, se relajó. Vi su pecho
subiendo y bajando bastante rápido. Dios, podía sentarme aquí toda la noche y
mirarla. Me incliné sobre ella, pero fui cuidadoso de no bloquear su vista.
—Abre los ojos.
Esperó unos treinta segundos antes de que por fin los
abriera. Contuvo el aliento y sus ojos se ampliaron. No dijo una palabra. La
sonrisa que se extendió por su cara era la cosa más sexy que jamás había visto
en mi vida. Mi puta polla decidió que también le gustaba. Me moví y me puse a
su lado mientras tomaba su mano y levantaba la mirada hacia las innumerables
estrellas. Nunca me cansaré de ver esto.
—Ni siquiera parece real. No sabía que había tantas estrellas.
¡Hay millones!
Nos acostamos ahí por no sé cuánto tiempo, hablando de todo.
Películas favoritas, canciones, cantantes, bandas; hablamos de todo.
—¿Puedo preguntarte algo? Y por favor, no te sientas
obligado a responder.
—Cariño, me puedes preguntar lo que quieras —dije y besé el
dorso de su mano.
—¿Por qué nunca hablas de tus padres?
Me senté y pasé una mano por mi cabello.
—Eh, bueno… no tengo exactamente la mejor relación con
ellos. No he hablado con mi padre o mi madre en casi tres años.
Se sentó y me miró, sorprendida. —¿Por qué?
Dejé escapar una pequeña carcajada. —Bueno, mierda, ¿por
dónde debería empezar?
—No tienes que decirme nada si no quieres.
La miré y mi corazón se hinchó. Quería hablarle de mis
padres.
—No, está bien. —Respiré profundamente y comencé a hablar—:
Mi papá es un instructor en el ejército y él y mi madre viven en Lawton,
Oklahoma. Mi padre y yo teníamos diferentes ideas sobre lo que debería hacer
con mi vida. Yo quería jugar al fútbol aquí en Texas. Mi sueño era ir a la
universidad, jugar al fútbol para ellos y luego ayudar al abuelo con el rancho.
El sueño de mi padre era que fuera al ejército después de la escuela secundaria.
Dijo que era la única manera de hacer algo de mi vida. Prácticamente pensó que
era un perdedor por jugar al fútbol y me dijo que nunca llegaría a nada en mi
vida. Después de que le dijera que me aceptaron en la universidad de Texas y
que había conseguido una beca de fútbol, me dijo que si iba, había terminado
conmigo. Mi madre no tenía realmente el coraje para enfrentar a mi padre, así
que el día que me gradué de la escuela secundaria, él hizo mis maletas y me
dijo que me fuera.
—Oh, Dios mío, ¿cómo tus propios padres podrían hacerte eso?
¿Has hablado con ellos?
—No, no desde que empecé la universidad. Mi madre llamó un
par de veces en el verano después de la secundaria. Me quedé aquí con el abuelo
y la abuela. Pero una vez que se dio cuenta que no iba a dar marcha atrás…
bueno, no he hablado con ella desde aquel verano. Ni siquiera en navidad. No te
sientas mal por mí, cariño. En realidad, no se diferencia en nada a lo que tu
madre te hizo todo este tiempo.
Se acostó en la manta y levantó la mirada hacia las
estrellas. Nos sentamos en silencio durante unos minutos.
—Peter, ¿quieres hijos?
Mi corazón empezó a latir a mil por minuto. ¿Qué si ella no
quería? Siempre había soñado con un niñito o una niñita a quien podría enseñar
a pescar, montar a caballo, aprender el negocio de ganado. Era algo que
deseaba. ¿Y si su madre había jodido totalmente su forma de pensar sobre los
niños? Por un breve segundo, entré en pánico.
—Sí, quiero tener hijos algún día. ¿Qué hay de ti?
Se quedó mirando las estrellas y luego sonrió. Se giró, me
miró y su sonrisa me dejó alucinado.
—Sí, y los amaré incondicionalmente.
Dejé escapar el aliento que contenía.
Lali quería tener hijos.
Dios, esperaba ser el que le diera esa primera vez.
5+
5+
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!
ResponderEliminarQuiero Maaaaaaaaaaaaaaaaas!! Dios mío son tan tiernos <3
ResponderEliminarMasss
ResponderEliminarMaaaaaaaaas, increible. Amo esta nove
ResponderEliminarMe encanta!! Una de mis adaptaciones favoritas!!
ResponderEliminarGaby!
JJAJJAJA cuando no peter jajaja
ResponderEliminarseguila
Oh por dios como me fascina la novelas !!!
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