Peter
Al momento en que entró en la oficina del director, el aire
se volvió frío. Si la mirada que me dirigió era una
indicación de cuán enojado
se sentía, estaba metido en grandes problemas. Siempre iniciaba con—: Lo que
necesitas es estar en el ROTC1 ( las fuerzas armadas estadounidenses), o tal
vez sólo debería enviarte a la escuela militar, hacer algo con el inútil pedazo
de mierda que eres. —Me encantaría ser capaz de decirle que no comenzara con
esa mierda de instrucción recluta conmigo, pero probablemente me golpearía y
terminaría en la escuela militar de todos modos.
Mi padre se unió a los militares justo después de la secundaria.
No quería nada más que alejarse del rancho de su padre en Mason, Texas. Estoy
muy seguro de que cuando muera, aún estará en el ejército. Es bueno en lo que
hace, si sólo lo dejara en la puerta principal cuando llega a casa. Trabajaba
largas horas y por lo general, siempre estaba enojado.
Levanté la mirada cuando escuché la puerta de la oficina del
señor Deets abrirse. Mi padre salió vestido con su uniforme de Clase A,
cargando la cobertura de su campaña en una mano. Mierda. Se veía aún más
enojado que cuando entró.
—Señor Lanzani, si Peter… eh, Juan, se mete en una pelea
más, me temo que vamos a tener que suspenderlo del equipo de fútbol. Es la
última cosa que queremos hacer. Necesitamos que Juan gane las estatales —dijo
el señor Deets mientras le estrechaba la mano a mi padre y me guiñaba un ojo.
Mi padre respondió con un pequeño asentimiento y se dio la vuelta para salir.
Mi padre odia la idea de que juegue fútbol. Mi abuelo y
madre prácticamente tuvieron que suplicarle que me dejara jugar cuando tenía
siete años. Una vez que salí al campo, supe que había encontrado el lugar al
que pertenecía. El fútbol es todo lo que tengo. Me importa más el fútbol que
las chicas… o el ejército.
Me levanté para salir, estrechándole la mano al señor Deets
antes de darme la vuelta para seguir a mi padre a través de la puerta. Sabía
que no diría nada hasta que llegáramos a su camioneta.
¡Mierda! No sé por qué golpeé a Brad Jennings. De acuerdo,
sí sé por qué. Vi al hijo de puta empujando a su novia contra la pared detrás
de la escuela y parecía que se hallaba a punto de golpearla. De ninguna jodida
manera iba a dejar que un idiota golpeara a una chica.
Así que, me involucré.
En realidad, era inútil tratar de explicarle. No lo
entendería. E incluso si lo hiciera, seguiría enojado. Era la tercera pelea en
la que había estado desde que la escuela comenzó hace dos meses. Esta última
pelea parecía haber colmado bastante al señor Deets, como para que dijera que
podría ser sacado del equipo.
¿Ser sacado del equipo? El fútbol era todo lo que tenía.
Tenía que solucionar mis problemas y comenzar a pensar antes de actuar. Era la
primera vez en mi vida que me había sentido aceptado y necesitado… y la
sensación era jodidamente genial. El único otro lugar donde me sentía
necesitado era en el rancho del abuelo. Desde que mi padre fue transferido a
Fort Sill cuando iba en octavo grado, había llegado a depender del fútbol como
un escape de mi padre instructor. Ese hombre vive para decirme que necesito
enfocarme en mis calificaciones e ir al ejército como él. Pero no había forma
en el infierno de que entrara al ejército.
Mi plan era tomar la beca de fútbol que me ofrecieron en la
Universidad de Texas y volver al rancho de mi abuelo. Algunos de los mejores
recuerdos que tenía de mi infancia ocurrieron en su rancho. Me encanta ese
lugar. Prácticamente podía oler el pollo y las bolitas de masa de la abuela.
Le dije a mi abuelo que mi sueño era el fútbol y estudiar
ingeniería arquitectónica. Lo que, por supuesto, comprendió totalmente, lo cual
creo que molestó a mi padre aún más.
Al minuto en que la puerta de su camioneta negra se cerró,
supe que estaba a punto de estallar.
—¿Qué demonios pensabas al meterte en otra pelea, Juan? ¡Tú
madre va a estar devastada con esto!
Claro, mete a mamá en esto, idiota. —Es Peter, me gusta que
me llamen Peter —le dije, un poco demasiado enojado. Me molestaba que tratara
de meter a mamá en esto, y culparme de nuevo.
—La última vez que miré tu certificado de nacimiento
claramente decía que tu nombre era Juan Pedro Lanzani. No Peter, maldición. ¿De
dónde diablos sacaste ese nombre? —siseó mi padre a través de los dientes
apretados.
—El entrenador les estaba diciendo al resto del equipo cómo
jugar bien sus posiciones. Dijo que corría rápido y que hacía la mayoría de los
tacleos, que era perfecto para hacer del Peter de la izquierda. El apodo se
quedó. Comenzó a llamarme Peter, como también los chicos. (Incoherencia total
jajajja estoes el significado del nombre del chico del libro )
—¿Es por eso? ¿Piensas que eres increíble sólo porque eres
algo así como una estrella del fútbol de secundaria? ¡Jesús! ¡No vas a hacer
nada de tu vida jugando al maldito fútbol! ¡Nada! ¿A dónde llegarás? ¿Piensas
que el fútbol va a llevarte a alguna parte? —dijo mi padre con tanto odio que
hice una mueca.
Aún tenía que decirle sobre mi beca y le hice prometer a mi
madre y abuelo que no le dirían nada. Iba a esperar hasta después de la
temporada de fútbol, pero diablos.
—Señor, fui aceptado en la Universidad de Texas. Obtuve mi
carta este verano. Tengo la intención de ir.
Mi padre soltó una carcajada que hizo que mi estómago
cayera. —¿Cómo demonios piensas que vas a pagar la universidad? No te voy a
ayudar, eso te lo aseguro.
—Obtuve una beca de fútbol, señor; y el abuelo dice que él
podría darme un lugar donde quedarme en Austin —dije con tanta fuerza en mi voz
como pude manejar. No necesitaba saber que el abuelo ya me había dicho que
cubriría cualquier gasto que la beca no hiciera.
—¿Eso es todo? Bueno, sólo para que lo sepas: No me llames
cuando falles. Lo cual harás, te lo garantizo. No me llames cuando necesites
ayuda. Ni cuando tu pequeño plan de fútbol no funcione. A partir de este
momento, he terminado contigo.
Cuatro años más tarde…
—¡No puedo creer que sólo nos quede un año de universidad!
—gritó mi mejor amigo, Gas, por encima de la canción Truck Yeah de Tim McGraw.
En serio, si reproducía esa canción una vez más, iba a golpearlo.
—¡Yo tampoco! Estoy contento de que la universidad se acabe.
¡Hermano, este año casi me ha matado! —grité por encima de la maldita canción.
Justo en ese momento, el teléfono de Gas vibró e iluminó. Estábamos en un
semáforo, así que lo tomó y leyó.
—Es un mensaje de Lali… qué raro —dijo Gas, bajando el
volumen de la música.
Lali, la hermana menor de Gas, iba en su último año de secundaria
y se graduaría en dos días. Nunca la he conocido personalmente, pero sabía
suficiente de ella como para verla como una hermana menor. Gas iba a hacerle
una fiesta de graduación el sábado en la noche. Cumplió dieciocho en noviembre,
y había estado posponiendo el traerla a una de nuestras fiestas hasta que
terminara la escuela.
Nadie en el equipo la había conocido hasta entonces, e
incluso así, estaba prácticamente fuera de los límites. Gas era muy protector
con su hermana menor.
Yo era hijo único, así que no entendía todo eso de la
estrecha relación entre hermanos. Sabía que Gaston y su hermana eran bastante
cercanos. Crecieron con una madre ebria y Gas prácticamente crió a Lali.
—Oh. Mierda, necesitamos ir a recoger a mi hermana. Algo
debe estar mal si quiere salir antes de la escuela —dijo Gas mientras hacía un
rápido cambio de sentido.
—Cristo. ¡¿En serio vas a dejarme conocer a tu hermana
menor?! Diablos. ¡Déjame escribir esto! ¡Voy a conocer a la siempre evasiva
hermana menor de Gaston Esposito! —dije, soltando una carcajada.
—¡Cierra la boca, imbécil! —dijo Gas, golpeándome en el
brazo izquierdo—. Oye, lo siento, sé que querías parar en McBride y ver el
arma.
—Puedo verla más tarde o mañana. No hay problema. —Tenía mi
ojo en una Rémington modelo 870 12 con bomba de calibre desde hace unos meses.
Bien podría ir a la tienda de armas de McBride en otro momento.
Gas y yo planeábamos ir al rancho de mi abuelo en Mason en
unas semanas y ponernos al día con el viejo; ayudarlo con algunas cosas que
necesitaba arreglar. Nada me hacía más feliz que pasar el rato con miabuelo y
ayudarlo en el rancho. Muchos de los recuerdos felices que tenía de mi niñez se
debían a mi abuelo y abuela. No hay nada que no haría por ellos. Nada.
—¿Qué crees que habrá sucedido? Quiero decir, nunca te pide
que la recojas temprano —le comenté a Gas, mirando el reloj. Su hermana tenía
que tener al menos una hora más antes de salir de la escuela.
—Mierda, no lo sé. Sé que el otro día se sentía feliz, ya
que todo está listo con su beca para la universidad. Se ha estado matando con
los estudios. El dinero de nuestra abuela debería ayudar a cubrir los costos
adicionales que la beca no cubre. Yo ya lo invertí, y salió muy bien —dijo Gas,
apresurándose hacia la escuela de Lali.
Por lo que le había escuchado decir a Gas, su hermana era
bastante inteligente. Era la tercera en su clase. Se mataba estudiando, tomando
todas las clases preparación en las que podía entrar e incluso tomó algunas
clases de CAC para tener un buen inicio en sus clases universitarias. Ya tenía
suficientes créditos para entrar a la universidad en su segundo año. Gaston se
sentía bastante orgulloso de ella y se jactaba de lo que hacía todo el tiempo.
—Oye, hombre, hazme un favor… envíale un mensaje desde mi
teléfono y dile que llegáremos en cinco minutos, ¿sí? —pidió Gas, acelerando.
Decir que era sobreprotector con su hermana era quedarse corto.
Por alguna razón, mis manos comenzaron a temblar mientras le
escribía el mensaje a Lali. ¿Qué demonios? Quiero decir, la idea de conocer
finalmente a Lali en persona me emocionaba un poco, pero, ¿en serio? Tal vez
sólo era por mi hombro. Me lo lastimé durante el entrenamiento de pretemporada
y ahora llevo una botella de antiinflamatorios en mi bolsillo a donde quiera
que vaya.
¡Sí, seguramente era eso! Quiero decir, vamos, es sólo Lali,
la hermana de Gas, por amor a Cristo. Había estado en nuestra casa un par de
veces, pero Gas siempre se aseguraba de que nunca estuviera cuando ella llegaba.
Por lo que puedo recordar, era linda y podía decir que tenía un muy buen
cuerpo. La había visto de lejos varias veces. Le gustaba el yoga e incluso tuvo
a Gas practicándolo un tiempo. El bastardo sigue tratando de llevarme a clases
de yoga en la ciudad. Al diablo con eso. La mierda de yoga que el entrenador
nos hacía hacer era suficiente para mí, muchas gracias.
Habíamos estado sentados en el estacionamiento por unos
cuantos minutos ya y Lali no aparecía. Gas le envió otro mensaje, pero nada.
—¡Diablos! Tengo un mal presentimiento —dijo Gas mientras se
giraba para mirar la entrada lateral—. Vamos, entremos y veamos por qué está
tardando tanto —dijo, bajándose de la camioneta de un salto.
—Hombre, ¿crees que es buena idea entrar en la escuela?
Quiero decir, ¿no tienes que registrarte en la entrada así no asustarás a la
gente? —dije mientras prácticamente corría detrás de él.
—No, sé dónde está su casillero. Nunca tienen cerrada esta
puerta. Algunas veces le traigo cosas para comer a Lali durante su período
libre.
Debía ser recreo, porque había chicos por todos lados.
Maldita sea, no habría vuelto a la escuela ni aunque me dieran un millón de
dólares. Sólo caminar por el pasillo me trajo recuerdos que quería olvidar.
Noté a Gas tensarse a mi lado y miré por el pasillo para ver
lo que sucedía.
—¿Qué demonios? —susurró Gas. Seguí su mirada.
¿Qué diablos? Mi estómago se apretó cuando miré y vi a una
chica de perfil hacia nosotros. Supe al instante que era Lali.
—Lali, ¿qué demonios sucede? Vi tu mensaje, cariño, ¿qué
sucede? —Apenas escuché a Gas hablarle a su hermana. Lali se dio la vuelta para
mirar a Gas y el aliento se atascó en mi garganta cuando la vi. Era la cosa más
hermosa que había visto. Sus hermosos ojos azules lucían rojos y tenía una
mirada aturdida y confusa en su rostro. Bajé la mirada y la vi agarrando su
mano; parecía que estaba herida. Inmediatamente apreté las manos en puños. La
ira que se construyó en mi interior al saber que alguien la había lastimado me
asustó.
—¿Qué demonios le hiciste a mi hermana, idiota? ¡Te mataré
si le hiciste daño! —Fue todo lo que escuché antes de apartar la mirada de Lali.
Gas tenía a un idiota clavado contra los casilleros. Había visto a Gas enojado,
pero nunca lo vi perder su temperamento de tal forma.
Justo entonces, Lali se acercó y trató de alejar a Gas del
chico, pero se apartó de golpe y soltó un gemido lleno de dolor. No iba a
permitir de ninguna manera que fuera lastimada de nuevo. Me acerqué y puse
ambas manos en sus hombros para ponerla a un lado. Al momento que mis manos
hicieron contacto con su cuerpo, sentí una sacudida deslizarse desde las puntas
de mis dedos hasta los pies.
¿Qué demonios fue eso?
—Retrocede, Lali, así no saldrás herida, cariño —dije,
alejándola unos cuantos metros del lugar donde Gas estaba perdiendo el control
con el chico de secundaria. Lali se dio vuelta y me miró. Sus ojos se abrieron
de
par en par, llenos de sorpresa. Mi Dios, tenía los ojos
azules más preciosos que alguna vez he visto. Su cabello era de un hermoso
color castaño claro y ondulado, y pasaba sus hombros por sólo unos centímetros.
Todo lo que quería hacer era pasar los dedos a través de él. Ni siquiera pude
formar las palabras en mi mente.
Por la forma en que me observaba, se sentía de la misma
manera. Me miraba como si estuviera tratando de robarle el alma. La sentí
estremecerse bajo mi toque y dejé escapar una pequeña risita. Entrecerró los
ojos y miró más allá de mi hombro, hacia la conmoción que se llevaba a cabo a
mi espalda.
Había un tipo gritándole a Gaston. Necesitaba sacarlo de
aquí antes de que nos metieran a ambos en la cárcel.
Le di a Lali un apretón, tratando de tranquilizarla, y le
sonreí, luego me giré hacia Gas.
—Gas, cálmate, hombre. ¡Cálmate, joder! No vale la pena ir a
la cárcel por esto —le dije a Gas calmadamente. Sabía que se sentía enojado,
pero necesitaba tranquilizarse.
—Voy a matar a ese hijo de puta si la lastimó de alguna
forma, Peter. ¡Lo voy a matar! —gritó Gas, mirando furiosamente al idiota.
En ese momento, escuché a otra chica gritar—: ¡Oh, mierda… La!
¡Gas! ¡Tenemos que llevar a Lali al hospital ahora mismo!
Eché un vistazo y vi la mano de Lali hinchándose con
demasiada rapidez. La ira que comenzaba a construirse en mi interior una vez
más me asustó demasiado. No me había sentido así desde mi último año en la secundaria,
cuando me descargué contra unos chicos en una pelea. Ese hijo de puta hizo algo
para lastimar a Lali y todo lo que quería hacer era romperle el rostro a
patadas.
—Amigo, escúchame, tú hermana está herida. Tenemos que llevarla
al médico. No te preocupes por esto, Gas. Podemos ocuparnos de él más tarde —le
dije a Gas mientras miraba al hijo de puta que lastimó a Lali. Quería matarlo
allí mismo.
—Voy a volver por ti, hijo de puta —siseó Gas entre dientes.
Tiré del brazo de Gas para que se moviera. —Vámonos, Gas.
Gas, Lali y la otra chica comenzaron a dirigirse fuera de la
escuela, hacia la camioneta de Gas. Había visto la cafetería en el camino de
entrada, así que corrí hacia ella y compré rápidamente una botella de agua y le
pedí a la señorita una pequeña bolsa con hielo para Lali. Para el momento en
que salí, corrí hacia la camioneta de Gas. Escuché a Gas y la
otra chica discutiendo por algo. Me pareció oír a Gas
llamarla Rocio en algún punto.
Una vez que Lali se encontraba sentada en el asiento
trasero, extendí la mano y le di el hielo.
—Gracias, eh, Peter. —Lali apenas logró decir las palabras.
Maldición, debía dolerle demasiado. La pobre chica apenas podía hablar.
—No hay problema, Lali. Trata de ponerla cerca de tu
corazón, cariño y toma, tómate estas pastillas para la antiinflamación —le
dije, pasándole el agua y unas cuantas pastillas de mi bolsillo y tratando de
darle una sonrisa tranquilizadora. Cristo, era hermosa. Su amiga se inclinó y
le dijo que respirara.
—Hola, soy Rochi, por cierto, la mejor amiga de Lali. —Le di
una sonrisa a Rochi y miré de nuevo a Lali.
—Gracias —dijo Lali mientras cogía las tabletas. Tan pronto
como sus dedos rozaron mi mano, sentí una presión en mis pantalones. Maldita
sea, esta chica me afectaba de formas que no sabía que eran posible.
—Vamos a llevarte al médico, ¿qué dices? —le dije mientras
me inclinaba más cerca de su oído. Sé que no debería haber hecho eso, pero,
maldición, tenía que saber cómo olía.
Margaritas… Olía como las margaritas que la abuela plantaba
en su jardín. Era un olor puro, dulce e inocente. Se estremeció con la
sensación de mi aliento contra su rostro.
Estoy. Tan. Jodido.
—Eh, sí, bien, un doctor suena bien. Vamos —dijo Lali con la
voz más dulce que alguna vez había escuchado. Dios, era tan tierna como un
cascabel cuando tartamudeaba.
Cerré la puerta, ajusté rápidamente el problema en mis
pantalones y me subí al asiento del copiloto. Gas encendió la camioneta y sí,
efectivamente, aún seguía con Truck Yeah. Juro que voy a borrar esa canción de
su iPod a la primera oportunidad que tenga.
—¿Rochi se equivoca en qué, Lali? —preguntó Gas, saliendo
del estacionamiento. No podía esperar por salir de allí. Aún me preocupaba que
llamaran a la policía. Mientras más luego nos fuéramos de allí, mejor.
—Nada, está alucinando, eso es todo. Está viendo cosas que
claramente no están allí.
—Bueno, que Rochi esté jodidamente loca no me importa.
¡Ahora quiero saber qué diablos pasó contigo y Pablo!
Estoy seguro que acababa de escuchar a Rochi llamarlo
idiota. ¿Qué ocurría con Gas? Nunca había sido así de cruel con alguien. En los
últimos cinco minutos, lo he escuchado decirle a esa pobre chica que se calle,
discutiendo con ella como una pareja de casados y ahora prácticamente la ha
llamado demente. Me pregunto qué ocurría. Voy a tener que preguntarle sobre Rochi
más tarde.
—Bueno, todo comenzó cuando recibí un mensaje de texto de Pablo
pidiéndome que lo encontrara en el auditorio…
Perdon por subir tarde pero hoy tuve que ir a ayudar a mis papas con el trabajo
voy a subir en cuanto lo lean
Si en la otra nove las hice llorar asta el penúltimo capitulo tranquilicense que en esta van a morir de diabetes XD
el autor es Kelly Elliott
Si en la otra nove las hice llorar asta el penúltimo capitulo tranquilicense que en esta van a morir de diabetes XD
el autor es Kelly Elliott
Haaa me muero me encantaa
ResponderEliminarMaass
SEGUILAAAAAAAA., es geniallll
ResponderEliminarok, prepare mi funeral jajaj
masssssssssssssssssss
Ahh mass ale hasme mi regalito tu sabes porque dale quiero masss
ResponderEliminarque queres decir con "morir de diabetes" que es extremadamente dulce? nos va hacer sufrir tambien ?! o no !!!
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