Capitulo: 36

Peter

Me desperté con la jodida cabeza palpitándome. Hijo de puta, había bebido demasiado anoche. Me moví un poco y sentí a alguien acostado a mi lado. Oh, no… mierda…

¿qué diablos hice? Comencé a entrar en pánico antes de darme cuenta que todavía tenía puesta la jodida ropa. Me moví lentamente y observé por encima de mi hombro izquierdo para ver a mi dulce Lali durmiendo como un bebé acostada sobre su costado derecho.

No quería moverme otro centímetro por miedo a despertarla. Santa mierda… Era hermosa y se veía tan tranquila durmiendo. Me moví sólo un poco más para poder girar y verla dormir. Quería ver sus ojos en el momento en que los abriera.

Como si no fuera un jodido sueño hecho realidad, Lali, en mi cama toda la noche.

¡Hijo de puta! Me acabo de dar cuenta que estaba tan jodidamente perdido anoche que ni siquiera recuerdo venir a la cama. ¿Por qué se quedó ella? ¿Le pedí que se quedara conmigo? Creo que recuerdo pedirle que se quedara conmigo. ¿Siquiera me acurruqué contra ella anoche? ¡Joder, espero no haber intentado nada! Jamás había tenido a una chica en mi cama toda la noche.

Espera… ¿Lali me preguntó con cuántas chicas había dormido? ¿Le respondí? Oh, mierda, espero no haberle dicho. Joder, mi cabeza me mataba. Necesitaba desesperadamente una pastilla para el dolor de cabeza y un vaso de jugo de naranja.

No, incluso ebrio no sería tan jodidamente estúpido como para decirle con cuántas chicas he estado. No es como si fuera un número enorme. Estoy seguro de que Gas me supera por lo menos por diez. No importa, sin embargo. Ninguna de esas chicas se igualaba a Lali.

Justo entonces, comenzó a moverse. La observé mientras se estiraba y luego abría los ojos. Cuatro ojos azules simplemente observándose entre sí. Podría morir ahora mismo y sería un hijo de puta feliz.

Allí se encontraba esa sonrisa… no pude evitar sonreírle de vuelta. Mi corazón comenzaba a latir más rápido cuanto más grande era su sonrisa.

—Buenos días, cariño.

—Buenos días, Peter. —Prácticamente ronroneó mi nombre.

Levanté la mano y puse un mechón detrás de su oreja. Tan jodidamente hermosa…

—Juan Pedro.

—¿Qué? —preguntó Lali mientras me observaba confundida.

—Mi nombre es Juan Pedro. Sólo quería oírte decir mi verdadero nombre —dije mientras me inclinaba hacia adelante y rozaba suavemente mis labios contra los suyos.

—¿Tu nombre no es Peter? ¿Cómo conseguiste ese nombre, entonces? —preguntó Lali mientras me miraba con una sonrisa.

—Dilo primero, di mi nombre primero. Quiero oírte desearme un buen día.

Lali dejó escapar una risa.

—Buenos días, Juan Pedro. ¿Cómo dormiste?

El sentimiento que corrió a través de mi cuerpo cuando la escuché llamarme por mi nombre fue irreal. ¿Por qué me afectaba tanto?

—Esas son dos primeras veces para mí.

Lali se rió.

—¿En serio? ¿Y cuáles son?

—Bueno, primero que nada, ninguna chica ha pasado la noche conmigo ni me dijo buen día. Y segundo, ninguna chica jamás me ha llamado por mi verdadero nombre. Quería que tú fueras la única en hacerlo.

Lali intentó esconder su rostro, pero vi el rubor que se extendía por sus mejillas. ¡Maldita sea, jamás me cansaría de eso!

Me echó un vistazo y comenzó a reírse mientras empujaba mi hombro.

—Dime cómo conseguiste el apodo de Peter.

—Bueno, veamos. En segundo año estaba en el equipo de fútbol. Hay dos chicos que se dividen y se llaman Peters. El trabajo es ir directamente hacia la pelota e intentar hacer el tacleo mientras que los otros chicos se dispersan en zona para intentar atrapar al tipo con la pelota. Yo jugaba en esa posición. Mi entrenador me usó como ejemplo una vez porque hice la mayor cantidad de tacleadas. Les dijo a los chicos que necesitaban taclear "como el viejo Peter aquí". Quedó y desde entonces todos me llaman Peter. Me gustaba, así que seguí con él.

—¿Todos te llamaban así? ¿Incluso tus profesores?

—Síp… todos me llamaban así.

—¿Tus padres también te llamaban así?

—No… me dicen JuanPedro, al igual que mis abuelos —dije mientras volvía a poner el mismo mechón de cabello detrás de su oreja.

—Me gusta Juan Pedro… ¡Pero me gusta más Peter! —dijo Lali con una risa.

—A mí también me gusta más Peter, cariño. Pero también me gusta la manera en que suena Juan Pedro en tus labios.

Me incliné y la besé más profundamente esta vez. Se alejó de mí y salió de mi cama.

—Eh, aún no me he lavado los dientes —dijo mientras entraba en mi baño.

Joder, podría acostumbrarme a esto. Lali despertándose conmigo cada mañana y yo siendo la primera persona con la que hablara.

Luego de lavarnos los dientes, la miré mientras se ponía el cabello en una coleta.

—Vamos a tomar desayuno, ¿de acuerdo? Necesito algo para mi maldito dolor de cabeza —dije mientras cogía la mano de Lali en la mía.

—Bueno, tal vez eso le enseñará a no tomar tanto, señor Lanzani. ¡Te encontrabas bastante borracho anoche! —dijo Lali, riendo.

Inmediatamente me detuve y la observé.

—No te, eh, dije nada que estuviera fuera de lugar ni nada, ¿verdad?

Lali me sonrió otra vez, sacudió la cabeza y se puso de puntillas para darme un beso. Me agaché y tomé su rostro entre mis manos y profundicé el beso. Lali dejó escapar un pequeño gemido que viajó desde mi bocadirecto a mi polla.

Luego escuché un grito.

Lali retrocedió de un salto y pasó la mirada a través del pasillo hacia la habitación de Gas. Observé el sofá y Gas ya se había ido. Debió haber salido a correr… el hijo de puta había tomado más que yo. ¿Cómo lo hace?

Lali se apresuró hacia la habitación de Gas y abrió la puerta rápidamente. Me encontraba justo detrás de ella. Ambos nos detuvimos cuando vi a Rochi parada en su camiseta sin mangas color rosa y ropa interior. Gas usaba los mismos vaqueros que tenía la noche anterior pero sin camiseta.

—¡Tú, jodido cabrón! ¿Qué demonios hacías? —le gritó Rochi a Gas.

Gas parecía como si tuviera una resaca infernal y los gritos de Rochi no ayudaban. También parecía confundido.

Rochi rápidamente comenzó a ponerse su mini camiseta y siguió gritándole a Gas.

—¡No puedo creer que durmieras conmigo! ¡Me desperté contigo acurrucado contra mí, sucio bastardo! Dijiste que ibas a dormir en el sofá y, Lali, ¿dónde demonios estuviste toda la noche?

Ahora Gas parecía realmente confundido y luego molesto… conmigo.

Gas paseó la mirada entre Lali, Rochi y yo. Luego la estrechó sobre mí. Comenzó a caminar hacia mí y me di cuenta al instante de lo que pensaba. Levanté las manos en el aire…

—¡Espera! ¡Detente Gas, no pasó nada! —Lali debía de haberse dado cuenta de lo que Gas pensaba, porque se paró entre nosotros.

—¡Fuera de mi jodido camino, Lali, ahora mismo! —siseó Gas entre dientes.

—¡Gaston, detente! No pasó nada entre nosotros. ¡Nada! Dormí en su cama y todo lo que hicimos fue eso: ¡Dormir! Peter se durmió tan pronto como su cabeza tocó la almohada —dijo Lali mientras intentaba alejar a Gas de mí.

—Gas, ya basta, hombre… ¡Me conoces mejor que eso!

Gas dio unos pasos hacia atrás y sepasó ambas manos por el cabello y rostro. Se giró para mirar a Rochi y su rostro se puso blanco.

—Oh, por Dios… nosotros… no hicimos… Me refiero a que… Oh, mierda. —Bajó la mirada y vio que todavía vestía con los pantalones y se sentó en la cama.

—¡¿Qué?! ¡Oh, por Dios! ¡No, no tuvimos sexo, jodido idiota! ¿Qué tipo de chica crees que soy, imbécil? No puedo creer que pensaras… ¡Oh, esto es clásico de Gas! ¡Y en la misma cama que te follaste a Kika, también! ¿No habría hecho eso que mi primera vez fuera tan jodidamente especial? ¡Borracha y en la cama de un mujeriego para perder mi virginidad; síp, justo como siempre soñé que sería!

—¡Rocio, sólo cierra la maldita boca por dos jodidos minutos mientras intento entender cómo demonios me desperté abrazándote en mi cama! —le gritó Gas a Rochi.

Lali y yo simplemente nos quedamos allí, pasmados. Gas me miró, luego a Lali y de nuevo a mí. Simplemente me encogí de hombros. Joder si sabía cómo terminó aquí.

—Cuando Peter y yo entramos, tú estabas durmiendo en el sofá, Gaston, así que debes haberte despertado en el medio de la noche y debes haber venido a la cama. ¡Dios, gracias al cielo que estaba con Peter! —dijo Lali con una risa.

Tanto Rochi como Gas le dirigieron una mirada sucia.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué tan raro hubiera sido despertar con mi hermano acurrucado contra mí?!

Lali y yo comenzamos a reír. Gas sólo dejó caer la cabeza y pude notar que se reía.

—¡Váyanse todos a la mierda! —dijo Rochi mientras agarraba su bolso y salía de la habitación.

Lali fue detrás de Rochi, llamándola.

Gas me miró, caminé hacia él y me senté en su cama. Ambos lucíamos como el infierno y estoy seguro de que él se sentía tan mal como yo.

—¿No recuerdas venir aquí anoche, hermano? —le pregunté mientras lo miraba.

Me sonrió con un gran orgullo.

—Nop, no recuerdo nada, pero… ¡Jamás olvidaré despertarme con una erección presionada contra el trasero de la chica de mis sueños!

—Oh, joder, hermano… ¡Eso no está bien! —dije mientras reíamos.

—¡Joder, Peter, es la primera vez que tengo una chica en mi cama toda la noche y jamás he tenido sexo con ella! En realidad disfruté despertarme y olerla aquí mismo. Al menos disfruté por unos treinta segundos antes de que ella comenzara a gritar.

—Hombre, dímelo a mí. Me desperté en el jodido paraíso esta mañana. ¡Si muriera hoy, sería un tipo feliz! —dije mientras ambos nos levantábamos.

—Diablos, ¿qué nos está pasando? —preguntó Gas mientras caminábamos hacia la sala de estar.

—No tengo idea, hermano… no tengo idea.