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lunes, 30 de junio de 2014

Capitulo: 42


Peter
—Bien, Peter, ¿qué carajo pasó anoche entre tú y mi hermana, idiota? ¡No has dejado de sonreír en toda la maldita mañana y mi mente se está volviendo loca aquí! —dijo Gas mientras reparábamos la cerca del pastizal este.

Me levanté, me quité el sombrero vaquero y sequé el sudor de mi rostro con la camisa. Le sonreí más a Gas y estaba seguro de que iba a venir a golpearme.
—Amigo, no pasó nada de lo que estás pensando. Ya te he dicho que respeto a tu hermana y a tu amistad más que a nada.
—Bien, entonces: mierda, Peter, algo debe haber sucedido porque estás caminando en las jodidas nubes.
—Anoche le dije a Lali que la amaba y ella me dijo que también lo hacía. Hablamos de dónde vemos nuestro futuro, ella me preguntó si yo iba a ir a jugar profesionalmente y le dije que no. Mi sueño es estar aquí, y me dijo, más o menos, que amaba el rancho tanto como yo.
Gas corrió las manos por su cabello y me miró. La sonrisa que se dibujó en su rostro era todo lo que necesitaba ver. Caminamos uno hacia el otro, me agarró la mano, la chocó y luego la estrechó.
—Santa mierda, Peter Lanzani está enamorado, y es de mi hermanita. ¡Nunca pensé que vería ese maldito día! Es grandioso, Peter, malditamente grandioso, amigo. Sé qué haces feliz a mi hermana. No la he visto tan feliz en… mierda… ¡Nunca la he visto así de feliz!
Me eché a reír y le di un golpe en la espalda. —Bueno, el sentimiento es mutuo. Me hace feliz, Gas, y no soporto estar un solo segundo lejos de ella. Sólo quiero hacerla feliz por el resto de su vida.
—Es bueno oír eso. Realmente bueno, porque si alguna vez la dañas, Peter, te mato sin pensarlo dos veces.
Dejé de tomar de mi agua y miré a Gas. Volvió a arreglar la cerca como si ni siquiera hubiera amenazado mi vida.
—Bien, nunca tendré la intención de hacerle daño, pero es bueno saberlo, amigo.
Gas y yo pasamos la mayor parte de la mañana arreglando la cerca trasera. Drake dijo que perdió un poco de ganado la semana pasada, así que espero que esto le ponga fin. Diablos, me encanta estar aquí. Trabajar con mis manos en el calor del verano de Texas; mierda, no existe nada que se le parezca.
—¡Joder! Estoy listo para refrescarme. ¿Qué tanto calor crees que hace hoy? —dijo Gas mientras se sacaba la camisa y se secaba la cara con ella.
—Diablos si lo sé. ¡La abuela dijo que ayer llegó a treinta y ocho grados, pero estoy demasiado seguro de que es diferente cuando estás sentado en un granero bebiendo una puta cerveza fría!
En ese momento oímos Highway to Hell sonando a todo volumen desde el camino de grava.
—Ese tiene que ser Dewey. Al maldito siempre le gustó AC/DC —dijo Gas, agarrando su camisa y volviéndosela a poner—. De todos modos, ¿por qué demonios va al río con nosotros? ¿Has visto la forma en que ese idiota veía a Rochi?
Tuve que reírme de Gas. No admitiría sus sentimientos por Rochi, pero tampoco quería que nadie se fijara en ella. Era muy jodido para mí como para tratar de entenderlo.
Dewey se estacionó junto al camión de mi abuelo. Se bajó y caminó hacia nosotros.
—¿Qué pasa, chicos? ¿Van al río? Es casi la una y Rochi dijo que a esa hora se reunirían con ustedes.
Santa mierda, este hijo de puta ya había estado bebiendo. Eso no era bueno, en absoluto. Me pregunto si es algo normal en él.
—¿Cuándo hablaste con Rochi, Dew? —preguntó Gas mientras cargaba las herramientas al camión.
—Oh, vine esta mañana. Rochi y Lali estaban en el jardín de la señora Lanzani. Maldición, esa Lali tiene un buen trasero.
Ni siquiera estoy seguro de por qué lo hice, pero me acerqué a Dewey y lo golpeé contra el camión.
—¡Nunca vuelvas a decir algo como eso sobre ella! ¡Ni siquiera la mires mal, Dewey, o te juro que te golpearé hasta matarte!
Gas se acercó corriendo y trató de sacar a Dewey mientras él levantaba las manos en el aire.
—¡Viejo! Mierda, lo siento, no pensé que fueras tan en serio con ella.
—Escúchame, Dew; me voy a casar con esa chica algún día, así que es mejor que mantengas la maldita distancia con ella, ¿me entiendes? —dije, le di un buen empujón y caminé hacia el lado del conductor del camión.
—Dewey, te veremos en el río en un rato, ¿por qué no dejas que Peter se enfríe un poco antes de llegar allí, está bien?
—Eh, sí, seguro. Los veo en un rato.
Gas cargó la última de las herramientas y entró al camión. —Jesús, Peter, creo que asustaste demasiado a Dewey —dijo, riendo.
—¿Habrías dejado que hablara sobre Lali de esa manera?
—Mierda, no. ¡Estaba a punto de patear su trasero, pero me ganaste!
—Vayamos al río antes de que él llegue —le dije, poniendo el camión en marcha y saliendo. El pensamiento de Dewey viendo a Lali en bikini me revuelve el estómago. Maldito hijo de puta.
Cuando nos detuvimos y vi a Lali y Rochi sentadas en la puerta trasera de mi camioneta, sonreí. La sólo idea de Lali conduciendo alrededor del rancho en ella trajo una sonrisa a mi cara. Miré a Gas, que tenía una sonrisa petulante en su rostro. ¿Qué tramaba?
—¿Debo siquiera preguntar qué planeas?
—No. ¡No creo que debas! —dijo, me guiñó un ojo y bajó del camión. Las chicas se bajaron de la camioneta; las dos estaban vestidas con pantalones cortos y camisetas sin mangas. Pude ver la cinta blanca de la parte superior del bikini de Lali y la sola idea de ella quitándose su camiseta hizo que mi maldita polla cobrara vida. Se acercó corriendo y saltó en mis brazos mientras le daba vueltas.
—¡Buenos días, Juan Pedro! —dijo en mi oído—. ¡Oh, Dios mío, te extrañé esta mañana!
El calor de su respiración en mi cuello estaba a punto de volverme loco. ¡¿Por qué todo lo que esta chica hace me vuelve loco?!
—Buenos días, Lali. También te extrañé, cariño, más de lo que crees. ¿Dormiste bien anoche? —pregunté, bajándola y poniendo su cabello detrás de su oreja.
—Sí, tuve un sueño y recuerdo despertar tan feliz, pero por mi vida que no recuerdo de qué trataba. Y eso realmente me enojó.
Tiré mi cabeza hacia atrás y me reí de ella. ¡Demonios, era tan jodidamente linda! Me agaché y la levanté en el momento que ella dejó escapar un pequeño grito y la llevé de vuelta a la camioneta. Gas ya discutía con Rochi. Jesucristo, esos dos…
—¡Seriamente dudo haber dicho tu nombre dormida, imbécil! ¡Sólo deseas que lo hiciera!
—Dile, La, dile que cuando la llevé a la cama decía lo maravilloso, fuerte y guapo que era yo.
—Eh, eso no es lo que recuerdo, Gaston —dijo Lali encogiéndose de hombros.
—¡Sí, eso quisieras, chico lindo! Sólo puedes soñar que yo te desee.
—Lo que digas, pequeña, de todos modos no podrías manejar a un hombre como yo —dijo Gas, pasando su camisa por encima de su cabeza. Ya nos habíamos cambiado a los trajes de baño antes de llegar.
Rochi se quedó allí, mirando a Gas, y cuando él la miró, se echó a reír.
—¿Ves lo que digo, cariño? ¡Ni siquiera puedes pensar cuando ves mi cuerpo! —Gas echó la cabeza hacia atrás y se rió con todo. Rochi se encogió de hombros y se acercó al borde del agua. Mojó la punta de su pie y luego comenzó a quitarse sus pantalones cortos. Gas al instante dejó de reír. Ella no sólo acaba de quitarse los pantalones… hizo un maldito espectáculo quitándoselos. Señal para una maldita canción de striptease.
Arrojó sus pantalones cortos a un lado y se quedó allí, con las manos en las caderas. Me sentí como si tuviera que ser un mejor amigo e ir a recoger la mandíbula de Gas de la tierra, pero él se lo buscó.
Me di la vuelta para mirar a Lali, que tenía una sonrisa en su rostro, claramente divertida por toda la escena que tenía lugar.
—¿Cómo estuvo tu mañana con la abuela?
—¡Oh, Dios mío! ¡Ella es especial, Peter! Sabe todo lo que hay que saber sobre jardines, cocina, caballos y vacas, y qué hacer si te muerdeuna serpiente o ruedas sobre hiedra venenosa. ¡Es fantástica! Amo cada parte de ella.
Le sonreí. Tenía que traerla más a menudo para que la abuela pueda enseñarle todo lo que sabe. Creo que a ambas les gustaría eso. La abuela mencionaba frecuentemente cómo deseaba haber sido capaz de enseñarles a sus nueras más cosas acerca de ser una ama de casa. Miré hacia el río y me moría de ganas de entrar en él.
—¿Quieres ir a nadar? Estoy más caliente que el infierno por trabajar bajo el sol durante toda la mañana.
El rostro de Lali se iluminó como un árbol de navidad. ¿Eh? ¿Se emocionaba por nadar en el río? Quiero decir, por lo que Gas me había dicho, sabía que había ido al Lago Travis un montón de veces. Me pregunto qué era tan emocionante sobre el río Llano.
Empecé a sacarme mi camisa y oí Lali aspirar una bocanada de aire. Por la forma en que miraba mi pecho y mi tatuaje ahora sabía por qué se veía tan emocionada. ¡Demonios, estaba esperando a verme sin camisa! Sin embargo, tuve que quitármela justo frente a ella. Las veces que pasó la noche conmigo siempre mantuve puesta mi camisa. Ella dio un paso hacia mí y puso su mano sobre mi pecho. Al instante sentí el calor de su mano viajando a través de mi cuerpo y bajando hasta mi polla. Comenzó a delinear el tatuaje con su dedo. Me miró, se lamió los labios y sonrió.
—¿Te gusta lo que ves? —pregunté y le di un guiño.
—¡Oh, sí, mucho, mucho! He querido hacer esto desde el primer día que te conocí y me di cuenta de tu tatuaje. ¿Qué edad tenías cuando te lo hiciste? —Señaló el tatuaje de la marca Lanzani.
—Acababa de cumplir 18 cuando lo hice. ¡Regalo de cumpleaños! Me hice el tribal cuando Gas hizo el suyo.
—Mmh…
—Creo que ya que estás babeando sobre mi pecho yo debería hacer lo mismo, ¿no te parece? —dije y poco a poco empecé a levantar su camiseta por encima de su cabeza.
Santa madre, es más bella de lo que había soñado. Su piel se veía tan suave y perfecta. Sus pechos eran increíbles. Tenía por lo menos una copa C. Lali comenzó a sacarse lentamente sus pantalones cortos y cuando terminó, dio un paso atrás y dio un giro para mí. Sentí que mis rodillas me abandonarían en cualquier momento. Nunca en mi vida había visto a una persona con un cuerpo tan hermoso. No se parecía a la mayoría de las chicas con las que había salido: un palo delgado como sinunca comieran. Ella tenía una figura. Una hermosa figura, la típica forma de reloj de arena y, Dios mío, cómo quería simplemente tomarla allí mismo, en la cama de mi camioneta. Tuve que dar un paso a mi izquierda para ajustar el creciente problema en mi traje de baño.
—¿Te gusta lo que ves? —dijo con voz tímida.
—Eh, sí, más que gustarme lo que veo, quiero lamer cada superficie de tu cuerpo con la lengua y explorar cada centímetro de ti.
La miré a la cara y vi que un sonrojo se arrastraba lentamente hacia sus mejillas. Extendí la mano, la atraje hacia mí y la besé. Ella me devolvió el beso con tanta pasión que pensé que iba a morir justo ahí.
—¡Oye! ¡Es mi hermana, bastardo! —nos gritó Gas. Lali empezó a sonreír contra mis labios. Hice lo único que cualquier otro hombre haría cuando tuviera al amor de su vida, en un bikini, en sus brazos y con su hermano gritando para que dejara de besarla.
Le enseñé a Gas el dedo.
—¿Podemos irnos y buscar nuestro árbol? —preguntó Lali apartándose de mi beso.
—¿Nuestro árbol? —pregunté, confundido.
—Sí, ayer por la noche cuando mirábamos las estrellas en el roble gigante. ¡Ese tiene que ser el árbol más grande que he visto en mi vida! —dijo con una sonrisa.
—Así que ese es nuestro árbol, ¿eh? ¿Sabes qué? Solía ir allí cuando era pequeño sólo para estar lejos, pensar o simplemente disfrutar de la paz y la tranquilidad. Creo que puedo compartir mi roble contigo. —Lali soltó una carcajada y se lanzó a mis brazos. La agarré y tuve que ajustarla lejos de mi polla dura como roca, que comenzaba a doler bastante. Era el momento de entrar en el agua fría del río. Empecé a caminar, sosteniéndola cerca.
—¿A dónde crees que vas, Juan Pedro Lanzani? Si intentas ponerme en el agua juro que...
—¿Tú qué? ¿Qué vas a hacer, bebé? —dije y la besé en la nariz. Me quité los zapatos y comencé a correr hacia el agua mientras ella dejaba escapar un grito. El momento en que el agua nos golpeó me quedé sin respiración, prácticamente noqueado y luchando por respirar cuando salí hacia la superficie.
—¡Santa mierda, no recordaba que este maldito río fuera tan frío! —dije mientras Lali se elevaba y trataba de empujarme bajo el agua. Siguió empujando con todas sus fuerzas. Ah, era linda tratando de actuartoda fuerte. La abracé, gritándole a Gas que metiera su trasero en el agua. Él y Rochi todavía estaban en la costa haciendo Dios sabe qué.
—¡No me voy a meter al agua, está más fría que la mierda! —dijo Rochi.
—¡Vamos, Rochi, se siente tan bien una vez que estás dentro, bebota!
—Vete a la mierda, Lali.
En ese momento, vi a Gas apareciendo detrás de Rochi y tirándola por encima de su hombro. Nunca vi a una chica patear y gritar como Rochi lo hacía. ¡Cualquiera habría pensado que Gas estaba a punto de tirarla por un precipicio! Entró hasta que el agua le llegó a la cintura y le golpeó el trasero justo antes de arrojarla. Lali rompió a reír cuando Rochi se elevó e instantáneamente comenzó a quejarse de Gas.
—¡Tú, jodido hijo de puta, idiota, estúpido, pendejo, come mierda, imbécil!
—¡Guau! ¿Besas a tu madre con esa boca? ¡Es posible que necesitemos lavar esa sucia boca, pequeña! ¡Creo que jamás he oído a nadie usar todas esas palabras juntas de esa manera! —dijo Gas, dejando escapar una carcajada.
Lo siguiente que supe es que casi morí cuando sentí la mano de Lali tocando mi pene. Whoa, no me esperaba eso. Me di la vuelta y tomé su mano.
—Lali, ¿qué demonios estás haciendo? —le susurré. Me miró inocentemente y se encogió de hombros.
—Sólo quería tocarte —dijo, envolviendo sus brazos en mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura. Se apretó contra mí y al instante la quité. Parecía herida, pero no había manera de que pudiera hacer eso con Gas a tres metros de nosotros. Realmente no tenía ganas de que me patearan el culo.
—Peter, ¿cuál es el problema? —preguntó Lali, acercándose a mí. Me moví lejos de ella mientras miraba a Gas, que se encontraba ahora en una guerra de salpicadas con Rochi entretanto se llamaban uno al otro con insultos.
En ese momento, Lali me dio una sonrisa sexy. Oh, mierda.
—¿Qué pasa, Peter? ¿A qué le tienes miedo? Sólo quiero abrazarte y darte un poco de atención…
¿Quién era esta chica? ¿Dónde estaba mi dulce e inocente Lali? Miró a Gas y amplió su sonrisa, lo cual me hizo mirarlo. Ella hizo un movimiento y no me lo esperaba. Se abalanzó sobre mí y traté de escaparantes de que se agarrara a mi cuello y lo sostuviera como si de eso dependiera su vida. El calor de su tacto era más de lo que podía soportar. Se aprovechó de mi momento de debilidad y envolvió sus piernas alrededor de mí mientras movía su mano debajo de mi traje de baño y de la nada, tomó mi pene en su mano.
Oh, mierda, iba a perder la cabeza. ¿Qué demonios? ¿Tenía catorce años de nuevo? Esta chica iba a ser mi muerte.
Lali empezó a besarme y a mover su mano por mi polla, volviéndome loco. Gas parecía demasiado distraído con Rochi que ni siquiera se dio cuenta de lo que pasaba.
—¿Cuál es el problema, pequeña? ¿Tienes tanto miedo a caerte de la cuerda? Siempre has sido un poco miedosa, ¿no? —dijo Gas entre carcajadas a Rochi.
—¡Jódete, Gas, sólo mira lo que puedo hacer! —Oí que Rochi le gritaba a Gas.
—Muévete lejos de ellos, Peter… —dijo Lali contra mis labios.
—Lali, de verdad debes detenerte, bebé… ahora mismo… —Cerré los ojos con fuerza cuando movió su mano más rápido. ¡Demonios! Estaba perdiendo el control velozmente. Me aparté de ella y miré a Gas quieto en el agua viendo Rochi a punto de balancearse en la cuerda. Empecé a caminar lejos de ellos lentamente.
—Bésame, Peter, ahora…
Me volví y le di un beso. A la mierda, esto se sentía demasiadp bien como para luchar.
Sólo le tomó unas pocas bombeadas más y comencé a gemir en su boca mientras profundizaba el beso y la abrazaba con más fuerza. Poco a poco empecé a volver a la tierra, pero ella todavía estaba moviendo la mano, aunque reducía la velocidad.
—¿Lo tuviste?
Mierda. Estaba teniendo dificultades para recuperar el aliento al apoyar la frente en la de Lali. Ese fue probablemente el orgasmo más intenso que he tenido en mi vida. Si su mano podía hacerme sentir tan bien, ¿qué sucedería al estar en su interior?
Lentamente, levantó la mano y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, después me dio esa maldita sonrisa que debilitaba mis rodillas.
—Sí, bebé, lo tuve. —Me incliné y la besé una vez que controlé mi respiración.
—Gracias por dejarme hacer eso, Peter —dijo contra mis labios.
Comencé a reír. —Bueno, considerando que tu hermano podría haberme pateado el trasero en cualquier momento si nos hubiera visto, diría que valió la pena correr el riesgo de ser atrapado. ¡Maldición, Lali, me vuelves loco!
Ella echó la cabeza hacia atrás y se rió cuando vio que Rochi aún oscilaba en la cuerda, mientras que Gas seguía llamándola gato miedoso.
—¿Adivina qué?
—¿Qué, bebé? —respondí trazando la línea de su hermosa mandíbula con un dedo.
—¡Esa fue otra primera vez para mí! —dijo con una sonrisa tan dulce que casi hace explotar el corazón en mi pecho. Maldición.
—Jesús, Lali… —Tomé su cara en mi manos y la besé. No podía creer el suertudo hijo de puta que era al hacerla experimentar todas estas cosas conmigo. ¿Que hice para merecerla?
Lali se apartó un poco de mis labios y susurró contra ellos.
—Te amo, Peter.
—Yo también te amo, Lali, más que a nada.

Justo después oigo a Rochi gritándole a Gas—: ¡Maldito idiota! ¡Sabías que mi top se desprendería si hacía eso! ¡Te odio, sucio bastardo!

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