Peter
Cerré la puerta de mi habitación y me apoyé en ella.
Diablos. ¡Cálmate, muchacho! No puedo creer que acabara de tropezar con Lali y
llevara nada más que una toalla.
Oh, Dios, no puedo respirar. Respira… respira… dentro…
fuera… ¡Mierda!
Joder, no puedo creer lo mucho que quería tirar de esa
maldita cosa y tomarla allí mismo contra la pared. Sí, Gaston seguramente me
mataría por siquiera pensar en eso. ¡Mierda! Espero ser capaz de mirarla y no
imaginarla desnuda.
Desearía tener tiempo para una ducha fría, pero se
encontraba fuera de cuestión. Necesitaba vestirme y hacer unas llamadas para
mañana por la noche. Lo primero era llamar de nuevo a Jake, que sería el DJ en
la fiesta de graduación de Lali. Luego tendría que pedir algo de comida. Era el
último día de trabajo de Gas y después de que terminara, iba a conseguir
algunas cosas para la fiesta.
Me puse rápidamente un par de pantalones cortos y una
camiseta. Mi polla todavía estaba algo dura de ver a Lali sólo con esa toalla.
Cristo, las cosas que esa chica me hace. No podía creer lo emocionado que me
sentía de poder pasar el día con ella. Ahora pasar tiempo con Lali formaba
parte de mi lista de cosas favoritas. Antes las dos únicas cosas que me
importaban eran el fútbol y el rancho. Ahora eran tres: Lali, el rancho y el
fútbol, en ese orden.
Escuché que la ducha se detenía y sabía que tenía sólo unos
minutos para terminar con esta mierda. Cogí el teléfono y llamé a Jake otra
vez. No sonaba demasiado contento porque acabara de cortarle, pero, ¿qué podía
decirle? “Lo siento, hombre, pero la chica que me pone duro con sólo entrar en
la habitación se paró frente a mí con nada más que una toalla”. La siguiente
llamada fue para pedir algo de comida. La tercera llamada fue a la tienda
Grams. ¿Qué demonios le daría a Lali? Nunca en mi vida le había comprado un
regalo a una chica, y mucho menos a una especial.
Espera… ¿De dónde diablos vino eso?
Sabía que haría cualquier cosa por Lali. Cualquier cosa para
hacerla sonreír, escuchar su risa o sentir su tacto. Sí, era especial.
Mierda. Estoy tan jodido.
—¿Peter? —Escuché decir a Lali desde el otro lado de mi
puerta. Recién había cortado con Grams y tenía el regalo perfecto en mente. El
simple sonido de su voz hizo que mi estómago diera volteretas. Hombre… ¿seré
capaz de sobrevivir ese día sin besarla? Respiré hondo y abrí la puerta.
¡Joder!
No. No podría sobrevivir sin querer besar esos suaves y
dulces labios. Permaneció de pie allí, mirándome con una sonrisa tan dulce e
inocente que derritió mi corazón. Estaba listo para arrodillarme y decirle que
haría lo que ella quisiese. Dios mío… ¿era posible que se volviese más y más
hermosa cada vez que la miraba?
Llevaba una corta, pero no demasiado, falda de mezclilla con
una camiseta azul que resaltaba esos hermosos ojos azules. Tenía el pelo
recogido en una cola de caballo y algo de maquillaje. Sus labios estaban
teñidos de un rosa claro y no podía dejar de mirarlos. Quería saber cómo se
sentirían esos suaves labios contra los míos.
—Oye, eh, estoy lista si tú lo estás. Quiero decir, no tengo
ningún tipo de apuro ni nada, sólo… —Se fue callando a medida que me miraba de
arriba abajo. Comenzó a morder su labio inferior. Estiré la mano e incliné su
cabeza hacia atrás, sacando su labio de entre sus dientes.
—Ese labio es demasiado suave y hermoso como para abusar de
él, cariño —dije, sonriéndole. Estaba bastante seguro de que vi su cuerpo
temblar. Un rubor comenzó a extenderse por sus mejillas. Maldita sea, era una
de las cosas más sexys que había visto.
—Bien… eh… ¿Estás listo para irnos? Sólo necesito una bolsa
o algo, para limpiar mi casillero —dijo Lali, mirando a todas partes menos a
mí—. Guau… tu habitación está bastante… limpia.
—Vaya, gracias, cariño. Estoy seguro de que a mamá le
encantaría saber que todos esos años fastiándome valieron la pena —dije con una
sonrisa.
Lali dejó escapar una risita y levantó la mirada hacia mí.
Jesús, en el momento que sus ojos encontraron los míos, juro
que olvidé cómo respirar. Me incliné hacia ella sólo para que apartara la
mirada y diera un paso atrás.
Mierda.
—Eh, bien, vamos a buscar una bolsa o algo, ¿sí? —dije
mientras me movía y dirigía por el pasillo a la cocina. Joder. Necesito
recordar lo que dijo Gas… ella necesitaba tiempo y ahí iba yo, tratando de besarla
en cada oportunidad que tenía. ¿Qué diablos me sucedía? Cristo, tengo que
pensar en otra cosa… Fútbol… No, eso no funciona, el fútbol me pone duro…
cachorros… perros… Creo que me gustaría tener un perro. ¿Qué clase de perro? Me
pregunto qué clase de perro le gusta a Lali.
Bueno, pensaré en perros cada vez que sienta la urgencia de
besarla.
¡Oh, ¿qué demonios, Peter?! ¡Estás perdiendo la maldita
cabeza!
—Pareces perdido en tus pensamientos.
Me encontraba en medio de la cocina… pensando en perros. Me
encogí de hombros y empecé a buscar en el cajón donde Gas guardaba las bolsas
adicionales.
—¿Bolsas de qué tamaño necesitas? —Silencio—. ¿Lali? —Le
eché un vistazo y la encontré mirándome fijamente—. Lali, ¿qué sucede? Oye… ¿te
encuentras bien, cariño? —Me incliné así podía mirarla a la cara. Se veía tan
perdida. Qué no haría por estar en su cerebro y solucionar las cosas por ella.
—Yo… ¡No sé que está mal, Peter! El pánico se apoderó de mí.
¿Qué pasa si no lo logro? ¿Qué si también fallo en esto? Quiero decir, no estoy
tan segura de si estoy lista para ir a la universidad, mi madre siempre dice… —Lali
se giró y apartó la mirada al momento que mencionó a su madre.
Puse las manos en sus hombros e hice que me mirara. Oh,
diablos, estaba llorando. Mi corazón cayó directo a mi estómago. Extendí unamano
y limpié las lágrimas que corrían por su hermoso rostro. Me dio una débil
sonrisa.
—Oh, Dios, lo siento tanto. Debes pensar que estoy loca. Lo
siento mucho, Peter. —Entonces perdió el control. Los sollozos se hicieron
cargo de su cuerpo. La acerqué, y pasé las manos a través de su suave cabello.
Olía como margaritas de nuevo. Sentí mi polla poniéndose
dura con sólo tenerla contra mí.
Dios, ¿qué se supone que piense?
Perros. Golden retrievers, labradores… ¿amarillos, negros o
castaños? ¿Grandes o pequeños? ¿Pointers alemanes de pelo corto?
—Lali, todo saldrá bien, te lo prometo. Sé que tienes miedo,
pero eres inteligente y puedes hacer lo que sea. Nunca dejes que algo de lo que
tu madre haya dicho te haga dudar de lo que eres capaz, por favor. Sé lo que se
siente que te digan que lo único que alguna vez harás es fallar —dije,
respirando profundamente y enterrando la nariz en su cabello. Jesucristo… margaritas…
todo lo que podía oler eran margaritas.
Lali me miró, confundida. —¿Qué quieres decir con que sabes
qué se siente que te digan que lo único que alguna vez harás es fallar? ¡Peter,
eres increíble! La persona más increíble que he conocido. No puedo… no puedo
creer que alguien incluso pudiese llegar a pensar eso de ti.
Me reí y le di un apretón de hombros. —Oh, vamos, La,
póngamonos en marcha… tenemos un casillero que limpiar y una cafetería a la que
ir.
Me agaché y cogí un par de bolsas para comestibles. Lali
regresó a la habitación de Gas y salió con su bolsa de viaje y mochila.
—Toma, cambiemos —dije, cogiendo sus cosas y dándole las
bolsas de plástico.
—Salí ganando con este cambio —dijo Lali con una risita.
Gracias a Dios ya no se veía alterada. Jesús, cómo me gustaría llamar a su
madre y hacerla entrar en razón, pero sabía por experiencia que no haría ningún
bien.
Salimos por la puerta y caminamos hasta mi camioneta. No
sabía muy por qué me sentía tan emocionado de verla sentada junto a mí. Había
tenido un montón de chicas en mi camioneta en los últimos tres años, pero
ninguna de ellas fue o alguna vez sería como Lali.
Masss. Ale
ResponderEliminarMaaaaaaasssssssssssss
ResponderEliminarawwwwwwwwww es tan tierno Peter !!
ResponderEliminarquiero más !!!!
Ay me encantaa no puede ser mas tierno!
ResponderEliminarMaaass
son jodidamente tiernos jjjajaja
ResponderEliminarseguila, ojala que la bece de una jajjaja
pobre lali...
masssssss