Lali
¿Qué demonios? Tan pronto como entramos en Halcyon no pude
ignorar las sucias miradas que la chica detrás de la barra me lanzó.
Me sentía
tan feliz antes de que entráramos aquí. Incluso si la mención de Peter hacia mí
siendo “su chica” había sido sólo una broma, todavía se sentía bien. Luego
entramos y esta perra, Paula, ya estaba sacando los pechos de su camisa y
coqueteando con Peter. Quiero decir, coqueteando como una prostituta. Sé que no
estamos en una cita, pero ella no sabe eso… ¡Caray! Espera a que le cuente a Rochi
sobre esta maldita perra.
Me pregunto si Peter salió con ella. ¿Qué diablos es lo que
vio en alguien como ella? Levanté la vista y, por supuesto, estaba mirándome.
Le eché un vistazo a Peter y me estaba mirando con esa torcida sonrisa que
derrite mis bragas. Si salió con alguien tan hermosa como la rubia detrás de la
barra… nunca querría a alguien como yo.
Nunca serás querida por nadie…
—Oye… lamento que Paula fuera tan grosera. Es una perra y
ese es su problema. No dejes que arruine nuestro día, ¿de acuerdo? —dijo Peter
mientras estiraba su mano y levantaba mi barbilla para que lo mirase.
Dios, esos ojos… Aparté mis ojos de los suyos y bajé la
mirada hasta sus labios. Daría cualquier cosa por darle un beso.
En ese momento, lo vi inclinándose hacia mí… Oh, mierda.
—¿Es una antigua novia? —dejé escapar, cegada por mi pánico.
¡Mierda! ¡Mierda, mierda, mierda! Peter instantáneamente se detuvo y se echó
hacia atrás. Se pasó una mano a través del cabello… Dios, ¿por qué eso me
encendía tanto? Aparté la mirada porque creía que ya sabía la respuesta.
—No, no es una antigua novia, Lali. Es sólo una chica con la
que salí una vez —dijo mientras miraba hacia la barra. ¿Por qué de repente
parecía enojado? Supongo que no tenía ningún derecho a preguntar. Quiero decir…
quizás sólo lo imaginaba. ¿En serio se había inclinado para besarme? No… no lo
hizo. Sólo estaba siendo amable debido a Gaston. O quizás me veía como una
hermana pequeña. No lo sé. Estoy recibiendo señales de todo tipo aquí. Mierda…
¿A quién estoy engañando? ¡Ni siquiera sé qué señales buscar!
Por alguna razón, mi boca estaba hablando antes de que mi
cerebro siquiera lo procesara. —Así que, ¿cómo es que salieron una sola vez?
Parecía actuar como si te conociera muy bien.
Oh. Dios. Mío. ¿Realmente acabo de decir eso?
Dejó escapar una carcajada. —Sólo salí con ella por Gas.
—¿Eh? Esto me tiene intrigada ahora—. Gas le pidió salir a la compañera de
cuarto de Paula, Jemma, y le dijo que sólo saldría con él si yo iba con Paula.
Así que salimos en una cita doble. Fueron las cuatro horas más largas de toda
mi vida. Es una perra engreída. Igual que Jemma. Gas no tenía el menor interés después
de dos horas en la cita. Yo lo perdí cuando habían pasado más o menos cinco
minutos. Recuerdo ver el partido de los Rangers en mi teléfono casi todo el
tiempo.
Solté una carcajada por la forma en que describió su cita
doble. Ahora que pienso en ello… Gaston nunca ha tenido una novia a largo
plazo. Me pregunto si él la tuvo. Según Gaston, no.
—¿Alguna vez has estado en una relación duradera con
alguien? —le pregunté justo cuando gritaron su nombre para que fuera a buscar
nuestra orden. Se levantó de un salto y se acercó a la barra. Le dijo algo al
chico, que le respondió: “Seguro”.
Puso nuestras bebidas sobre la mesa y se sentó de nuevo.
Esta vez, noté que se sentó un poco más cerca. Casi podía sentir el calor de su
cuerpo. ¡Caray! Allí estaba ese dolor entre mis piernas otra vez. Las apreté
para tratar de aliviarlo. Jesús... ¿Por qué nunca me sentí así con Pablo? ¿Qué
está pasando conmigo?
Amigos, Lali… sólo amigos.
Justo cuando pensaba que iba a explotar, Peter comenzó a
hablar. —Con respecto a tu pregunta, Lali, no, nunca he estado en una relación
duradera. El mayor tiempo que estuve con una chica fueron quizás… ¿cuatro o
cinco citas? No me acuerdo. Fue cuando llegué por primera vez a la universidad
—dijo mientras tomaba un sorbo de su bebida.
Así que, ¿debería de sentirme aliviada porque nunca hubiera
estado en una relación llena de amor? ¿O debería de estar pensando que esto
sólo confirmaba que alguien como Peter nunca sentaría cabeza con una chica,
especialmente una como yo? Totalmente indigna de él, eso es todo lo que soy.
Una vez que terminamos de comer nuestro almuerzo, el chico
con el que habló antes trajo a nuestra mesa algunos s‟mores. Era la cosa más
genial que había visto alguna vez. Era un tazón grande de madera y en el centro
había una pequeña hornilla. Alrededor de ella, en el tazón, había dos palillos,
algunos malvaviscos, una barra de chocolate y cuatro paquetes de galletas. Peter
recogió uno de los palillos y pegó un malvavisco a él. Me lo dio y lo asé sobre
la pequeña llama. Abrió las galletas y la barra de chocolate, alistando todo ya
que mi mano derecha aún dolía. Buen Dios, ¿podía este hombre ser mejor? En ese
mismo momento mi malvavisco se incendió y me reí. Peter agarró mi mano y lo
apagó, luego tomó el malvavisco y lo metió en medio de las galletas y el
chocolate. Todavía trataba de recuperarme de él agarrando mi mano y enviando
electricidad a través de mi cuerpo, cuando tomó la galleta y la acercó a mi
boca para que comiera.
Mierda… me estaba dando de comer. Sí… ¡Sí podía ser mejor!
Se echó a reír cuando el malvavisco se arrastró de mi boca
hacia la galleta que trataba de alejar. La alcancé y traté de romperla.
¡Mierda, se esparció por todas partes!
Nos reímos mientras trataba de alimentarme con más s‟mores.
Olvidé todo sobre la perra trabajando detrás de la barra. En un momento,
levanté la mirada, y si estas mataran, estaría muerta ahora mismo.
Peter finalmente se comió los últimos s'mores y se acercó
para conseguir dos vasos de agua. La perra de Paula trató de conversar con él,
pero me di cuenta que Peter no mostraba ni el menor interés. Por un breve
momento, me permití creer que estábamos aquí en nuestra primera cita. ¡No podía
haber sido más perfecta!
Puso los vasos sobre la mesa y volvió a sentarse.
—Gracias por el almuerzo, Peter, estuvo realmente
fantástico. ¡Nunca comeré s‟mores otra vez sin pensar en ti! —dije mientras
usaba una de las servilletas para limpiarme la boca y las manos.
—Bien, porque ese era mi plan desde el principio —me dijo
con esa sonrisa suya.
—¿Cuál era tu plan? —le pregunté, mirando el pedazo de
malvavisco al lado de su perfecta boca. No podía apartar la mirada.
—¿Qué estás mirando, Lali? ¿Hay algo en mi cara? —preguntó
con una sonrisa.
No sé qué me pasó, pero extendí la mano y traté de limpiar
el malvavisco de su boca con mi dedo índice. Peter agarró mi mano y antes de
que supiera lo que hacía, puso el dedo en su boca y lo chupó.
Santo infierno… Estoy bastante segura de que dejó escapar un
gemido. El dolor entre mis piernas creció diez veces. Lo miré fijamente. No
podía apartar los ojos de su boca. Era la cosa más malditamente caliente que
había experimentado en mi vida. No quería que se detuviera… nunca.
Lentamente, sacó mi dedo de su boca.
—Ahora, eso fue lo mejor que he probado en todo el día —dijo
con un guiño y una sonrisa.
Me quedé pasmada allí. Creo que ni siquiera respiraba. ¿Cómo
hacía eso? ¿Cómo podía hacerme desearlo tan locamente? ¿Sabía lo que me hacía?
Seguramente sabía que eso iba a encenderme.
De acuerdo… Tengo que despejar mi cabeza y alejarme de él
porque ya estoy lista para saltarle encima. ¡No! No podía hacer eso. Peter no
buscaba una relación y ciertamente yo no estaba interesada en dejar que alguien
me lastimara otra vez.
—Eh… creo que deberíamos irnos, ¿no te parece? —dije
mientras miraba sus hermosos ojos. Su sonrisa se desvaneció rápidamente durante
un segundo y luego se echó hacia atrás.
—Seguro, probablemente tienes que preparar las cosas para
mañana —dijo, saliendo de la cabina. Me tomó del brazo, ayudó a levantar y me
guió hacia la puerta con la mano en la parte baja de mi espalda. Dios, por
favor ayúdame en este momento, porque cada vez que me toca, pienso que voy a
explotar.
Mientras esperábamos por su camioneta, preguntó un poco de
la graduación. A qué hora era. Cuánto tiempo pensaba que iba a durar. Una vez
que subimos y nos dirigíamos hacia mi casa, empezó a hablar sobre lafiesta de
graduación. Hablando acerca de mantener una pequeña conversación…
—Así que ¿invitaste a otros amigos a la fiesta de mañana por
la noche? —preguntó tratando desesperadamente hablar.
—Eh, sí, creo que Rochi iba a invitar a nuestras amigas, Euge
y Cande. Han estado en unas cuantas fiestas de fraternidad con nosotras, así
que creo que vendrán.
—¿Sólo invitarás a tres personas, La? Quiero decir, es tú fiesta
de graduación cariño, así que puedes invitar a quien quieras. Lo sabes,
¿verdad? —dijo mientras me miraba con atención.
¿Qué? ¿Qué esperaba, que dijera que iba a invitar a un
chico? Mi corazón se hundió por un momento. ¿Peter iba a llevar una cita? Empecé
a enojarme de sólo pensar en ello. En serio, Lali… no es como si fuera tu
novio.
—Lo sé. En realidad, sólo tenemos unos pocos amigos y para
ser honesta, quiero empezar a dejar atrás todo ese del instituto. He estado
muriendo por entrar a una de esas fiestas. ¡Estoy muy emocionada!
Dejó escapar una carcajada. —Sé cómo se siente… querer
escaparse del instituto. Eh, así que dime… ¿a qué fiestas de fraternidad han
ido tú y tus amigas?
Oh, mierda… —¡Peter… por favor no se lo digas a Gaston! Se
enfadaría conmigo si lo supiera. Quiero decir, es muy sobreprotector y me
sorprende incluso que me esté haciendo una fiesta y… y… bueno, sólo fuimos un
par de veces y apestó. Jesús, esos universitarios no nos dejaban en paz. ¡Era
asqueroso! Aunque, Euge perdió su virginidad en una de las fiestas… pero…
En ese momento lo oí atragantarse. Oh. ¡Oh, no! Oh, mierda…
Lo juro, tengo cero filtro. ¡Cero!
—Oh, Dios mío. ¿Estás bien? Quiero decir, oh, Jesús. No
puedo creer que haya dicho eso en voz alta… Diablos. Oh, mierda. ¡Oh, no! Por
favor, Peter, no repitas eso. ¡Nunca! ¡Oh, Dios… primero le cuento sobre lo de Rochi
a a Gaston y ahora Euge! Demonios, Euge va a matarme y si Gaston alguna vez se
entera que una de mis amigas… Oh, Jesuscristo, casi lo digo otra vez… —Allí estaba
hablando de más, otra vez.
—Jesús, Lali, por favor… ¡Por favor, sólo deja de hablar!
¡Estás empeorando las cosas! —dijo, mientras lágrimas corrían por su rostro.
Gracias a Dios que nos detuvimos en un semáforo. Lo miré y
rompí a reír. Me reí tanto y me sentí tan bien. No puedo recordar la última vez
queme reí tanto o divertí de esta manera. Me encanta pasar tiempo con él. No
quería que este día terminara nunca. Todo en él me hacía feliz. Sus ojos, su
sonrisa, su toque… su risa. Nos debimos de haber reído durante unos cinco
minutos. Diablos, se sentía tan bien el sólo estar despreocupada y relajada.
Me sorprendió que supiera dónde vivía. No lo recuerdo
viniendo a mi casa. —¿Cómo sabías dónde vivía? —le pregunté mientras
conducíamos por la calle que llevaba a nuestra sencilla casa de tres
dormitorios.
—He estado aquí muchas veces, Lali. Nunca estabas en casa.
Creo lo estuviste una vez, pero por lo general, sólo espero en el coche por Gas
—dijo con una sonrisa.
Levantó la mirada y su sonrisa desapareció, siendo
reemplazada por una mirada que me asustó.
Miré hacia mi casa cuando estacionó su camioneta.
Demonios. Pablo estaba sentado en los escalones de mi casa.
WoAaa me encantaaaa maass ❤️👏
ResponderEliminarOHG!!!!!
ResponderEliminarPablo está en problemas !!!
jajaja como se atreve a ir en la casa de Lali ?!!!!!
seguila !!!
Genial el capitulo que hace el tarado de Pablo ahí ojala Peter lo ponga en su lugar y lo eche de ahí
ResponderEliminaruhhhhhhhhhhhhhhh
ResponderEliminarse arma jajjaja seguilaaaaaaa