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miércoles, 25 de junio de 2014

Capitulo: 22




Peter
Acabé durmiendo en el sofá anoche, después de que Gas finalmente se desmayara a las dos y media de la madrugada
. Una vez me senté en el sofá, todavía podía oler a Lali en las almohadas. Probablemente parecía un estúpido por la forma en cómo anoche abrazaba una maldita almohada.
Gas se levantó a las seis de la mañana, vestido y listo para una carrera. No sabía cómo diablos se las arregló, pero lo hizo. Me levanté y fui a una carrera rápida, antes de volver a hacer algunos de mis panecillos con granos de arándanos.
Nunca tuve la oportunidad de darle su regalo de graduación a Lali anoche, así que esperaba hacerlo esta mañana. Creía ciertamente que oí a Rochi en el teléfono, y luego la escuché a ella y Lali hablando. Gas se había ausentado durante casi dos horas. Empecé a preguntarme si se quedaba lejos para evitar a las chicas.
Estúpido bastardo.
En ese momento, se abrió la puerta y Gas entró, luciendo como si acabaran de golpearlo.
—¿Qué diablos te pasó, hombre?
—Fui por un par de rondas con un amigo del gimnasio. Tengo que sacar todo el maldito alcohol de mi sistema —dijo Gas, al tomar un agua de la nevera.
»¿Las chicas todavía están arriba?
Gas se sentó en uno de los taburetes de la barra y comenzó a beber de su agua. El hombre parecía un desastre.
—Amigo, creo que trabajaste demasiado duro, te ves como la mierda —dije mientras sacaba los panecillos del horno.
—Vete a la mierda, amigo… ¡No soy el que actúa como la jodida mujer de Betty Crocker!
—En serio, Gas, ¿te sientes bien hoy, dormiste lo suficiente? —pregunté al tiempo que le daba una buena mirada. Parecía cansado y sus ojos lucían como un mar verde muerto.
—Sí, me siento bien. No puedo creer que bebiera tanto anoche. Nunca bebí de esa puta manera —dijo Gas cuando alargó la mano y agarró la botella de analgésicos que se hallaba en el mostrador de la cocina.
—¿Te, eh, acuerdas de todo lo que pasó anoche? —Mierda… No me gustaba hacerlo, pero tenía que preguntar.
Gas me miró y juro que sus ojos se encubrieron con lágrimas. —Sí amigo, me acuerdo de todo lo que pasó anoche. Créeme, desperté deseando haber estado lo suficientemente borracho como para no recordarlo.
En ese momento, la puerta de mi dormitorio se abrió y Rochi salió. Demonios… ella se veía tan bien esta mañana como lo hizo cuando entró ayer por la tarde. Pude ver a Gas enderezarse.
—¡Buenos días! —anunció Rochi cuando llegó zumbando a la cocina. ¿Qué demonios? Miré a Gas, que observaba todos sus movimientos.
—¿Hiciste panecillos de arándanos, Peter? ¡Dios mío! ¡No es de extrañar que Lali esté caliente por ti! —dijo Rochi con una sonrisa.
—¡Rocio! —El sonido de la dulce voz de Lali hizo que mi estómago hiciera algunos giros. Levanté la vista y mi aliento se atascó en mi garganta. Se veía hermosa. Me preguntaba si despertaría cada mañana luciendo jodidamente bien. Me dio una sonrisa tímida. Ahí apareció ese sonrojo… mierda, sólo quería tomarla en mis brazos y besarla.
—Buenos días, cariño. ¿Dormiste bien? —pregunté mientras le servía un vaso de jugo de naranja. Se sentó en el taburete junto a  Gaston, que seguía viendo cada movimiento de Rochi.
Lali miró a Gas y su sonrisa se desvaneció un poco. Cuando se giró hacia mí, me dio esa sonrisa que me haría prometerle cualquier cosa en el mundo.
—Dormí bien, muchas gracias por renunciar a tu habitación anoche por nosotras.
Gaston cerró los ojos por un segundo. ¿Pensaba decirle a Rochi y Lali que se sentía apenado?
—Mira, Lali, Peter hizo panecillos de arándanos. ¿No es dulce? Algunos hombres son así, preocupados… saben cómo las pequeñas cosas hacen a una mujer tan feliz —dijo Rochi cuando se inclinó sobre el mostrador y posó su mirada en Gas. Había estado enviando un mensaje de texto directo a alguien antes.
No me gustaba a donde iba esto.
—Rochi, ¿puedo hablar contigo en privado, por favor? —preguntó Gas mientras se levantaba.
—Eh, no… —dijo Rochi entretanto cogía un panecillo y comenzaba a ponerle mantequilla.
Gas se pasó las manos por el rostro, claramente frustrado. Dejó escapar un fuerte suspiro. —Por favor, realmente necesito hablar contigo… por favor.
Rochi miró a Gas y juro que si las miradas mataran, Gas habría estado en el suelo. —Todo lo que tengas que decirme, lo puedes decir delante de mis amigos. Sabes lo que son, ¿no es así, Gas? Oh, espera… el tipo de amigos que tú tienes, los jodes en tu habitación durante la fiesta de graduación de tu hermana.
—Rochi, suficiente, lo único que quiere es hablar contigo —dijo Lali al mirar entre Rochi y Gas.
Joder, esto no iba terminar bien en lo absoluto.
—No, esto está bien, Lali. Si es así como Rochi quiere hablar, entonces está bien para mí. Iba a pedir disculpas por mi comentario de anoche, se que te avergonzó. Fue muy insensible de mí parte traer a colación el hecho de que sigues siendo virgen y que tu puto restriego a cada chico en la fiesta podría darles la impresión equivocada —dijo Gas mientras bajaba de golpe la botella de agua.
Esto era como un jodido choque de trenes que no podía dejar de ver.
—¡Gaston! ¡Oh, Dios mío! ¿Cómo puedes decirle eso en este momento, después de lo que le hiciste anoche? —dijo Lali cuando se levantó y se acercó a Gas.
—¿Qué… qué hice, Lali? Trataba de pedir disculpas y ella está siendo una perra al respecto —dijo Gas cuando volvió a mirar a Rochi.
Ella seguía allí de pie, con una expresión en blanco en la cara. —Te acostaste con esa chica, Gaston. Sabías que le iba a doler a Rochi… sabías que lo haría —dijo Lali, su voz rompiéndose.
—¿Es eso, Rochi? ¿Estás molesta porque me acosté con otra chica? Porque la última vez que revisé, cariño… no tenía una jodida novia —le gritó Gas a Rochi.
—No me llames cariño, hijo de puta —dijo Rochi a la vez que una lágrima comenzaba a rodar por su mejilla.
—Gas, calmémonos por un minuto. Amigo, veo a dónde vas con esto y lo entiendo, pero…
—¿Qué? —dijo Lali cuando se volvió y me dio una mirada de muerte.
Oh, joder…
—Entonces, Peter, ¿crees que lo que Gaston le hizo a Rochi estuvo bien porque no están saliendo? Tú y yo sabemos que tienen sentimientos el uno por otro —dijo Lali a la vez que ponía las manos en sus caderas.
Mierda, era linda cuando se enfurecía.
—Espera un minuto, Lali; no te vayas encima de mí ahora. Eso no es lo que iba a decir. Solo decía que es verdad, Rochi y Gas no están saliendo y realmente podía ver o salir con quien quiera. No estoy excusando lo que hizo, es sólo… es sólo… —Oh, ¿por qué diablos creo que acabo de meter la pata? Deja de hablar, Peter.
—¿Puedo, por favor, decir que me importa una mierda lo que este cabrón haga? Así que, Gas, puedes… joder a quien te dé la real gana porque tienes razón, no tenemos nada juntos. Nunca lo tuvimos y lo dejaste muy claro anoche, nunca lo tendremos. Recibí tu mensaje alto y claro —dijo Rochi y se limpió una lágrima de su cara.
—Mierda, Rochi, por favor, déjame explicarte… No intentaba hacerte daño anoche. Sólo me enojé y tú coqueteabas y…
Lali no había terminado conmigo y cortó a Gas.
—Espera… Peter. Significa esto que si hubiera estado bailando con uno de los otros chicos durante toda la noche y te hubieras puesto todo caliente y mojado, ¿te habrías ido y follado a Paula para ayudar a satisfacer tu erección? ¿Debido a que es más o menos lo que hizo Gaston? —dijo Lali mientras caminaba hacia Rochi, que se encontraba tan confundida como yo. ¿Cómo demonios se volvió esto contra mí?
—¡No! Lali, no te haría eso, pero ellos no están saliendo.
—Tampoco lo estamos, Peter… ¡gracias a Dios por eso! —Lali se volvió y caminó hacia mi dormitorio.
Oh, mierda… empecé a seguirla. ¿Cómo diablos acababa de suceder esto?
—¡Lali, espera un minuto! ¿De dónde diablos vino todo eso? —le pregunté cuando entré en el dormitorio. Lali se giró y me miró. Me lanzó una de mis camisetas y gritó—: ¡Porque todos ustedes lo están jodiendo por igual! Cada uno de ustedes… incluso mi propio hermano. Todo lo que hacen es utilizar sus pollas para pensar.
Lali agarró su bolso y pasó junto a mí, volviendo a la sala de estar. Rochi esperaba en la puerta principal. ¿Qué? ¿A dónde iban?
—Lali, déjame llevarlas a ambas a casa, cariño —dije en cuanto Gas se acercó para tratar y preguntarle a Rochi si podía llevarla a casa.
—No necesitamos un aventón, gracias, Peter; y no Gas, no me puedes llevar a casa para que podamos hablar. No tenemos nada de qué hablar.
—¿Cómo piensas llegar a casa, Rochi? —pregunté entretanto miraba a Lali, que ni siquiera me miraba ahora.
—Le envié a un amigo un mensaje de texto, preguntándole si podía llevarnos a Lali y a mí de regreso a mi casa.
—¿Qué amigo? —preguntó Gas, claramente molesto.
—Nico, me dio su número anoche y me pidió salir a una cita. Le dije que no anoche, pero parece que he despertado con una opinión distinta —dijo Rochi al sonreírle a Gas.
—Joder, no lo harás. ¡No hay ni una maldita manera de que mi hermana o tú vayan a entrar en un coche con ese imbécil! —dijo Gas sacando su celular. Ya sabía lo que hacía.
—Nico, es Gas… sí, lo sé y quiero que me escuches, te acercas a mi hermana o Rochi y te prometo que te romperé en dos jodidas piezas, ¿lo entiendes? Bueno, pierde su número… —Gas lanzó su teléfono al sofá, caminó por el pasillo hacia su habitación y cerró la puerta.
—Genial, simplemente genial… Supongo que llamaré un taxi, La —dijo Rochi, sacando su propio celular.
—¡Espera! Rochi, por favor, sólo dame cinco minutos. —Me volví para mirar a Lali. Prácticamente le rogué que me dejara tener cinco minutos con ella en privado.
Llevé a Lali de nuevo a mi habitación y me senté en la cama, pero ella se quedó de pie cerca de la puerta.
—Lali, cari… eh, mira, no sé qué acaba de suceder ahí o lo que dije o hice que no te gustó, pero tienes que creerme. No tengo absolutamente ningún interés en ninguna otra chica más que en ti. Ya te lo dije… No me voy a dar por vencido con nosotros, Lali. Esperaré por siempre si eso es lo que hace falta para demostrarte lo que siento por ti. Sé que nos acabamos de conocer y que me estoy moviendo demasiado rápido y te prometo que no te presionaré, pero por favor, cariño… Dios, por favor, simplemente no me alejes —dije y observé su cuerpo relajarse.
Levanté la vista y vi la caja de la joyería de James Avery. Me puse de pie y me acerqué. La cogí y me acerqué a ella.
—Quería darte esto anoche, pero nunca pude encontrar el momento adecuado para hacerlo —dije, entregándole la caja. Sus ojos se iluminaron al ver que era el regalo de James Avery que recogí ayer. Supongo que sumaba dos y dos ahora.
—¿Qu… qué es esto, Peter?
—Es tu regalo de graduación, cariño. Quería asegurarme de que lo tuvieras esta mañana, antes de que te fueras —dije mientras empujaba un mechón de cabello detrás de su oreja.
—Peter… ¡realmente no tenías que darme nada! —dijo Lali y sus ojos azules capturaron los míos.
—Ábrelo… ¡por favor, antes de que te enojes conmigo de nuevo! —dije con una sonrisa.
Lali dejó escapar una risita que acabó por viajar a través de todo mi cuerpo. Podría escuchar su risa todo el día.
Empezó a abrir la caja y al ver el collar de margaritas, alzó la cabeza y me miró. Se veía tan confundida. ¿Por qué?
—Cómo… quiero decir, cómo sabias… ¿las flores en casa de Rochi y ahora esto? —Tomó el collar y me lo entregó para ponérselo.
—¿Cómo sé qué, cariño? —Abroché el collar y le di la vuelta para mirarla.
—¿Gaston te dijo que las margaritas son mis flores favoritas? —me preguntó Lali con una mirada confusa en sus ojos.
Bueno, que me condenen. ¡No lo puedo creer, son sus flores favoritas! ¡Si tan sólo pudiera levantar mi puño en el aire ahora mismo!
Le sonreí, causando que ella me sonriera.
—Lali, cuando estabas en la camioneta de Gas, después de todo lo de Pablo… Me incliné para susurrar en tu oído y pensé que olías como a margaritas. Cada vez que veo una margarita pienso en mis abuelos, que tienen un jardín entero de ellas, y ahora también pienso en ti, cariño —dije al tiempo que trazaba el lado de la línea de su mandíbula con el dorso de mi mano.
Lali miró el collar y luego de nuevo a mí. Se arrojó a mis brazos… ¡Joder, he muerto he ido al cielo otra vez!
—¡Oh. Jesús! ¡Te lo agradezco tanto, Peter! Gracias por ser tan dulce conmigo y el hecho de saber cómo hacer que me sienta mucho mejor. ¡Me encanta esto! No me lo quitaré… ¡nunca! —dijo Lali, aferrándose con fuerza a mí. No quería dejarla ir. Quería retroceder unos pasos, ponerla en mi cama y simplemente hacerle el amor despacio y con dulzura. Sentí que mi polla saltaba… ¡Perros! ¡Tenía que pensar en perros!
Lali empezó a soltar mi cuello. Dio un paso atrás y me sonrió. Me incliné hacia ella y la besé suavemente al lado de sus labios. —Eres más que bienvenida, mi Lali. Ahora, ¿puedo llevarte a ti y a Rochi a casa? ¿Por favor?
Lali se echó a reír. Asintió y nos dirigimos de nuevo a la sala de estar. Rochi ahora se encontraba sentada en el sofá, sosteniendo el teléfono celular de Gas. Tenía una sonrisa enorme en la cara.
—¿Qué estás haciendo Rochi? —le preguntó Lali cuando se acercó a ella.
—Oh, nada, simplemente eliminaba el número de Kika del teléfono de Gas. —Puso el teléfono en la mesa mientras Lali y yo rompíamos a reír.

Síp… ¡Gas se hallaba en un viaje salvaje lo quisiera o no!




MARATONNN!!!!!
voy a aser maraton por 2 dias, ustedes tienen que llegar a los 5 comentarios y les subo otro 

6 comentarios: