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jueves, 19 de junio de 2014

Capitulo: 12



Peter
¡Perros! Labradores de color chocolate… labradores de color chocolate… nombre del labrador, Gus…
Oh, mierda, esto ya no funcionaba, porque en lo único que podía pensar era en el maldito perro que Lali quería… mi Lali.
Caminé por el pasillo tras ella hasta su casillero y traté de evitar que mi polla se pusiera más dura, pero era algo difícil. No podía creer lo que oía cuando empezó a decir que quería vivir en el campo. Sentí que todo el aire salía de mis pulmones. Dejé caer la mano que ni siquiera me había dado cuenta de que tenía cogida y me quedé allí. Al escucharla describir la vida que quería. La vida que yo quería… con ella. Eso fue todo. Sé que Gas dijo que tenía que darle tiempo y ser paciente. Al diablo con eso. Era definitivo. Iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para ganar el corazón de Lali. A partir de ahora.
Tuve que mantener mis ojos en todas partes, excepto en ella. Ella seguía inclinándose y esa falda de mierda seguía subiéndose aún más. Mierda, tenía un buen cuerpo.
Bueno… el techo… mira hacia el techo, mira los otros casilleros… perros… perros labradores de color chocolate llamados Gus corriendo por el rancho con Lali y una pequeña niña de cabello castaño persiguiéndolo.
¡Espera! ¿Qué? ¿De dónde diablos ha venido eso? Oh, Jesús. ¿Qué me sucede? ¡Estoy de pie en un maldito pasillo en una escuela secundaria soñando con un rancho y Lali teniendo a mi hijo y con un maldito labrador llamado Gus!
Se está poniendo caluroso aquí.
—¿Peter? ¿Estás bien? Te ves pálido. ¿Te sientes bien? —dijo Lali mientras cerraba la puerta del casillero y se agachaba para recoger la bolsa que había llenado.
—Eh, sí, sí… Me siento genial, La. Déjame llevar eso. ¿Esto es todo? ¿Dónde están todos tus libros?
Lali me entregó la bolsa, llena con sólo unos pocos cuadernos, muñecos de peluche y algunos chismes.
—Oh… Rochi se los llevó todos hoy por mí cuando vino a por los suyos. Quería llegar temprano para poder hacerlo, y luego trabajar en su discurso de despedida. Creo que está bastante nerviosa. ¿Seguro que estás bien? —preguntó Lali mientras me miraba de arriba abajo.
Tenía muchas ganas de decirle que no, que no estaba tan bien. Que estaba soñando despierto sobre el desarraigo de su vida, haciéndola mudarse a un lugar en mitad de la nada y… oh, sí, con dejarla embarazada de mi hijo.
Respiraciones profundas, Peter… respiraciones profundas.
—Claro que sí. ¡Estoy bien! Creo que hace mucho calor aquí. ¿No te parece que hace mucho calor aquí? Está bien si vamos a Popsicle, ¿qué dices? —le dije mientras trataba de recuperar un poco de sensibilidad en las piernas.
—¡Sí! ¡Salgamos de aquí! —dijo Lali con una gran sonrisa en su rostro.
Mierda, allí va mi corazón. Nos dirigimos de nuevo a mi camioneta y eché su bolso en el asiento de atrás con sus otras cosas. Abrí la puerta para ella y la ayudé a entrar. Nunca me cansaría de ver el rubor arrastrarse hasta sus mejillas cada vez que lo hacía. No merecía nada menos que ser tratada con el máximo respeto.
Caminé alrededor de mi camión y vi a Lali contestar su teléfono. Su sonrisa y su mirada cayeron y miró directamente a los míos. Casi me detuve en seco. Mi suposición era que el que llamaba era el idiota de Pablo. ¿Debía quedarme fuera del camión y darle privacidad? Al diablo con eso… Abrí la puerta, subí y arranqué el camión.
—No, no es de tu incumbencia… No tengo que explicarte nada más, así que, por favor, no me llames de nuevo —dijo Lali, terminando la llamada. Inmediatamente me miró y allí estaba… esa maldita sonrisa que hacía que todo mi interior se derritiera.
Maldita sea… esta chica era hermosa.
—¿Pablo? —pregunté mientras empezaba a conducir. No podía creer que tuviera el coraje de llamarla, qué idiota.
—Eh, sí, supongo que pasó por mi casa y mi mamá le dijo que no volví a casa ayer por la noche, así que sólo estaba tratando de averiguar dónde había estado.
—Cariño, no debes explicarle todo lo que haces a ese maldito idiota. ¿Lo entiendes? Perdió ese privilegio cuando se acostó con otra chica. Por favor, no dejes que arruine nuestro día, ¿vale, La? Te gradúas mañana, y luego es un comienzo totalmente nuevo para ti —dije mientras extendía mi mano y cogía su mano izquierda. Me sorprendí cuando ella retiró su mano de la mía.
—Sé que no le debo ninguna explicación. Creo que estoy más enfadada porque fue a mi casa y habló con mi madre. Ahora, sin duda, ella me dirá que jodí esto igual que jodo todo lo que toco. Pero de todos modos… Gracias, Peter, te agradezco que seas tan buen amigo —dijo Lali, manteniendo sus ojos fijos en la carretera.
Bueno… lo entendí fuerte y claro. Así que ella me estaba dando las gracias por ser un buen amigo, ¿eh? ¿Por qué esta chica cree que jode todo lo que toca? Su madre, sin duda.
—Bueno, no creo eso ni por un minuto, Lali. Eres hermosa, inteligente… la tercera de tu clase… y tienes un futuro muy brillante. Cualquier cosa que te diga tu madre es pura mierda.
Lali dejó escapar una carcajada. —Todo el mundo me dice eso, pero… De todos modos… No quiero hablar de mi madre o de Pablo. ¡No puedo esperar para ir a Halcyons! ¡Nunca he estado allí, pero siempre he querido ir!
La miré. Realmente era una chica perdida e inocente. Había tantas cosas que nunca había llegado a experimentar. Quiero ser el que comparta todo con ella por primera vez.
Conducimos durante unos minutos buscando aparcamiento en la acera. No hubo suerte. Terminé usando el aparcacoches. Era más fácil y estaba malditamente cerca del precio del parking que se encontraba una manzana más abajo.
Cuando ya había entregado las llaves, le di mi advertencia normal…
—Amigo, es mi chica. Cualquier persona que maneja mal a mi chica o la trata de una manera irrespetuosa, le pateo el culo. ¿Lo entiendes? —El pobre chico me miró de arriba abajo.
—Eh, sí… sí, señor, lo tengo. Uh… Estamos hablando del camión, ¿verdad? —preguntó mientras miraba a Lali, que ahora trataba de ocultar su risa. Miré a Lali y luego a mi camioneta.
—Esto va para las dos —dije mientras le guiñaba un ojo. Luego me volví hacia Lali, la agarré de la mano y me dirigí a Halcyon. Tan pronto como estábamos lo suficientemente lejos, Lali soltó la risa que estaba tratando de contener con tanto esfuerzo.
—¡Oh, diablos! ¡Eso fue bastante divertido! Ese pobre muchacho te tenía un miedo de muerte, Peter. ¿Siempre le dices eso al aparcacoches? —preguntó mientras seguía riendo.
—¡Sí! Es mi chica. Ese camión significa mucho para mí. Le sirvió bien a mi abuelo en el rancho y me ha sido más que fiel desde el día que la tengo. Me encanta ese maldito camión —dije con un guiño mientras abría la puerta de la cafetería.
Habrías pensado que Lali nunca había puesto un pie en un lugar como este. Ella trabajaba en una cafetería, por amor de Dios. La vi mirando a todas partes. Fuimos andando hasta el mostrador para pedir y fue entonces cuando vi a Paula. No me jodas… ¿por qué demonios tenía que trabajar ese día? ¡Mierda! Tan pronto como me vio caminar hacia ella, se acercó y le dijo a la chica que estaba tomando pedidos que le cambiara el puesto… o al menos eso es lo que pareció. Le entregué a Lali un menú mientras estábamos en la línea de pedido.
—¡Oh, Dios mío, me encanta estar aquí! Gracias por traerme, Peter —dijo con emoción. Agarró mi brazo con su mano buena y rápidamente me dejé ir. Chico, iba a ser fácil ganarse a esta chica, sobre todo si algo tan simple la hacía tan feliz.
Nos trasladamos al mostrador y tomé una profunda respiración… Podía ver las dagas que Paula le estaba disparando a Lali. Dios mío, salí con esta chica una vez como un favor a Gas, ya que iba a una cita con su maldita amiga, Jemma, al menos creo que ese era su nombre. No fue más que una molestia todo el tiempo. Estuvo llamándome durante dos meses antes de que se diera cuenta de que no quería nada con ella y siguiera adelante.
—Hola, Peter, amor, ¿cómo estás? ¡Hacía tiempo que no te veía! —dijo Paula, inclinándose sobre el mostrador, tratando de exponer sus pechos más de lo que ya lo hacía. No me jodas… no lo había superado.
—Hola, Paula, ¿cómo te va? —le pregunté con la voz más desinteresado que pude poner.
—¡Me va bien… incluso mejor ahora que veo tu hermosa cara!
Miré de reojo a Lali, la cual estaba tratando muy duramente de seguir mirando hacia abajo, hacía el menú. Vaya mierda. Lo último que necesito es que esta zorra y rubia oxigenada me cause problemas.
—Lali, cariño, ¿ya sabes lo que quieres? —le pregunté, girándome para mirar su hermoso rostro y esos magníficos ojos azules que hacían que me derritiera por dentro.
—Eh, sí… Creo que voy a tomar un sándwich Turkey Pepper Jack Panini con patatas fritas y un mocha de caramelo, por favor —le dijo Lali con una sonrisa a Paula, que seguía mirándola como si quisiera saltar sobre el mostrador y atacarla.
—Bien. ¿Y tú qué, guapo? —dijo Paula con tal seducción que quise golpearla allí mismo en la cara.
—Quiero el mismo Panini que Lali y un chocolate espresso de martini. También una bandeja de s‟mores… para dos.
Paula me miró como si fuera una especie de monstruo. —Claro… Sí… Se los apuntaré. Por favor, asegúrense de quedarse aquí dentro, por sus s‟mores.
Lali miró a su alrededor después de que pagara para sentarnos. Me encargué de guiarla hasta la cabina de la esquina trasera. Gracias a Dios que estaba abierta, ya que la mayoría de las mesas estaban tomadas, excepto unas pocas mesas altas justo al lado de la barra.
Nos metimos en la cabina y Lali me miró y sonrió. Luego miró hacia donde se encontraba Paula, detrás de la barra. Eché un vistazo y me di cuenta de que nos estaba mirando fijamente. Miré a Lali, que se volvió para mirarme. Me dedicó una débil sonrisa y luego miró hacia otro lado.

Dios, esperaba que Lali no pensara que tenía algo que ver con Paula. Eso sería todo lo que me faltaba…

4 comentarios:

  1. massss ale masssss quiero otro cappppitulo que pasaraaaa

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  2. massss ahora tenia que aparecer otra chica para que Lali se sintiera peor oh por dios !!!!
    seguila !!

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  3. jjajajjaja
    seguila re tiern : mi chica awwwwwwwwww

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