Peter
¡Perros! Labradores de color chocolate… labradores de color
chocolate… nombre del labrador, Gus…
Oh, mierda, esto ya no funcionaba, porque
en lo único que podía pensar era en el maldito perro que Lali quería… mi Lali.
Caminé por el pasillo tras ella hasta su casillero y traté
de evitar que mi polla se pusiera más dura, pero era algo difícil. No podía
creer lo que oía cuando empezó a decir que quería vivir en el campo. Sentí que
todo el aire salía de mis pulmones. Dejé caer la mano que ni siquiera me había
dado cuenta de que tenía cogida y me quedé allí. Al escucharla describir la
vida que quería. La vida que yo quería… con ella. Eso fue todo. Sé que Gas dijo
que tenía que darle tiempo y ser paciente. Al diablo con eso. Era definitivo.
Iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para ganar el corazón de Lali. A
partir de ahora.
Tuve que mantener mis ojos en todas partes, excepto en ella.
Ella seguía inclinándose y esa falda de mierda seguía subiéndose aún más.
Mierda, tenía un buen cuerpo.
Bueno… el techo… mira hacia el techo, mira los otros
casilleros… perros… perros labradores de color chocolate llamados Gus corriendo
por el rancho con Lali y una pequeña niña de cabello castaño persiguiéndolo.
¡Espera! ¿Qué? ¿De dónde diablos ha venido eso? Oh, Jesús.
¿Qué me sucede? ¡Estoy de pie en un maldito pasillo en una escuela secundaria
soñando con un rancho y Lali teniendo a mi hijo y con un maldito labrador
llamado Gus!
Se está poniendo caluroso aquí.
—¿Peter? ¿Estás bien? Te ves pálido. ¿Te sientes bien? —dijo
Lali mientras cerraba la puerta del casillero y se agachaba para recoger la
bolsa que había llenado.
—Eh, sí, sí… Me siento genial, La. Déjame llevar eso. ¿Esto
es todo? ¿Dónde están todos tus libros?
Lali me entregó la bolsa, llena con sólo unos pocos
cuadernos, muñecos de peluche y algunos chismes.
—Oh… Rochi se los llevó todos hoy por mí cuando vino a por
los suyos. Quería llegar temprano para poder hacerlo, y luego trabajar en su
discurso de despedida. Creo que está bastante nerviosa. ¿Seguro que estás bien?
—preguntó Lali mientras me miraba de arriba abajo.
Tenía muchas ganas de decirle que no, que no estaba tan
bien. Que estaba soñando despierto sobre el desarraigo de su vida, haciéndola
mudarse a un lugar en mitad de la nada y… oh, sí, con dejarla embarazada de mi
hijo.
Respiraciones profundas, Peter… respiraciones profundas.
—Claro que sí. ¡Estoy bien! Creo que hace mucho calor aquí.
¿No te parece que hace mucho calor aquí? Está bien si vamos a Popsicle, ¿qué
dices? —le dije mientras trataba de recuperar un poco de sensibilidad en las
piernas.
—¡Sí! ¡Salgamos de aquí! —dijo Lali con una gran sonrisa en
su rostro.
Mierda, allí va mi corazón. Nos dirigimos de nuevo a mi
camioneta y eché su bolso en el asiento de atrás con sus otras cosas. Abrí la
puerta para ella y la ayudé a entrar. Nunca me cansaría de ver el rubor
arrastrarse hasta sus mejillas cada vez que lo hacía. No merecía nada menos que
ser tratada con el máximo respeto.
Caminé alrededor de mi camión y vi a Lali contestar su
teléfono. Su sonrisa y su mirada cayeron y miró directamente a los míos. Casi
me detuve en seco. Mi suposición era que el que llamaba era el idiota de Pablo.
¿Debía quedarme fuera del camión y darle privacidad? Al diablo con eso… Abrí la
puerta, subí y arranqué el camión.
—No, no es de tu incumbencia… No tengo que explicarte nada
más, así que, por favor, no me llames de nuevo —dijo Lali, terminando la
llamada. Inmediatamente me miró y allí estaba… esa maldita sonrisa que hacía
que todo mi interior se derritiera.
Maldita sea… esta chica era hermosa.
—¿Pablo? —pregunté mientras empezaba a conducir. No podía
creer que tuviera el coraje de llamarla, qué idiota.
—Eh, sí, supongo que pasó por mi casa y mi mamá le dijo que
no volví a casa ayer por la noche, así que sólo estaba tratando de averiguar
dónde había estado.
—Cariño, no debes explicarle todo lo que haces a ese maldito
idiota. ¿Lo entiendes? Perdió ese privilegio cuando se acostó con otra chica.
Por favor, no dejes que arruine nuestro día, ¿vale, La? Te gradúas mañana, y
luego es un comienzo totalmente nuevo para ti —dije mientras extendía mi mano y
cogía su mano izquierda. Me sorprendí cuando ella retiró su mano de la mía.
—Sé que no le debo ninguna explicación. Creo que estoy más
enfadada porque fue a mi casa y habló con mi madre. Ahora, sin duda, ella me
dirá que jodí esto igual que jodo todo lo que toco. Pero de todos modos…
Gracias, Peter, te agradezco que seas tan buen amigo —dijo Lali, manteniendo
sus ojos fijos en la carretera.
Bueno… lo entendí fuerte y claro. Así que ella me estaba
dando las gracias por ser un buen amigo, ¿eh? ¿Por qué esta chica cree que jode
todo lo que toca? Su madre, sin duda.
—Bueno, no creo eso ni por un minuto, Lali. Eres hermosa,
inteligente… la tercera de tu clase… y tienes un futuro muy brillante.
Cualquier cosa que te diga tu madre es pura mierda.
Lali dejó escapar una carcajada. —Todo el mundo me dice eso,
pero… De todos modos… No quiero hablar de mi madre o de Pablo. ¡No puedo
esperar para ir a Halcyons! ¡Nunca he estado allí, pero siempre he querido ir!
La miré. Realmente era una chica perdida e inocente. Había
tantas cosas que nunca había llegado a experimentar. Quiero ser el que comparta
todo con ella por primera vez.
Conducimos durante unos minutos buscando aparcamiento en la
acera. No hubo suerte. Terminé usando el aparcacoches. Era más fácil y estaba
malditamente cerca del precio del parking que se encontraba una manzana más
abajo.
Cuando ya había entregado las llaves, le di mi advertencia
normal…
—Amigo, es mi chica. Cualquier persona que maneja mal a mi
chica o la trata de una manera irrespetuosa, le pateo el culo. ¿Lo entiendes?
—El pobre chico me miró de arriba abajo.
—Eh, sí… sí, señor, lo tengo. Uh… Estamos hablando del
camión, ¿verdad? —preguntó mientras miraba a Lali, que ahora trataba de ocultar
su risa. Miré a Lali y luego a mi camioneta.
—Esto va para las dos —dije mientras le guiñaba un ojo.
Luego me volví hacia Lali, la agarré de la mano y me dirigí a Halcyon. Tan
pronto como estábamos lo suficientemente lejos, Lali soltó la risa que estaba
tratando de contener con tanto esfuerzo.
—¡Oh, diablos! ¡Eso fue bastante divertido! Ese pobre
muchacho te tenía un miedo de muerte, Peter. ¿Siempre le dices eso al
aparcacoches? —preguntó mientras seguía riendo.
—¡Sí! Es mi chica. Ese camión significa mucho para mí. Le
sirvió bien a mi abuelo en el rancho y me ha sido más que fiel desde el día que
la tengo. Me encanta ese maldito camión —dije con un guiño mientras abría la
puerta de la cafetería.
Habrías pensado que Lali nunca había puesto un pie en un
lugar como este. Ella trabajaba en una cafetería, por amor de Dios. La vi
mirando a todas partes. Fuimos andando hasta el mostrador para pedir y fue
entonces cuando vi a Paula. No me jodas… ¿por qué demonios tenía que trabajar
ese día? ¡Mierda! Tan pronto como me vio caminar hacia ella, se acercó y le
dijo a la chica que estaba tomando pedidos que le cambiara el puesto… o al
menos eso es lo que pareció. Le entregué a Lali un menú mientras estábamos en
la línea de pedido.
—¡Oh, Dios mío, me encanta estar aquí! Gracias por traerme, Peter
—dijo con emoción. Agarró mi brazo con su mano buena y rápidamente me dejé ir.
Chico, iba a ser fácil ganarse a esta chica, sobre todo si algo tan simple la
hacía tan feliz.
Nos trasladamos al mostrador y tomé una profunda
respiración… Podía ver las dagas que Paula le estaba disparando a Lali. Dios
mío, salí con esta chica una vez como un favor a Gas, ya que iba a una cita con
su maldita amiga, Jemma, al menos creo que ese era su nombre. No fue más que
una molestia todo el tiempo. Estuvo llamándome durante dos meses antes de que
se diera cuenta de que no quería nada con ella y siguiera adelante.
—Hola, Peter, amor, ¿cómo estás? ¡Hacía tiempo que no te
veía! —dijo Paula, inclinándose sobre el mostrador, tratando de exponer sus
pechos más de lo que ya lo hacía. No me jodas… no lo había superado.
—Hola, Paula, ¿cómo te va? —le pregunté con la voz más
desinteresado que pude poner.
—¡Me va bien… incluso mejor ahora que veo tu hermosa cara!
Miré de reojo a Lali, la cual estaba tratando muy duramente
de seguir mirando hacia abajo, hacía el menú. Vaya mierda. Lo último que
necesito es que esta zorra y rubia oxigenada me cause problemas.
—Lali, cariño, ¿ya sabes lo que quieres? —le pregunté, girándome
para mirar su hermoso rostro y esos magníficos ojos azules que hacían que me
derritiera por dentro.
—Eh, sí… Creo que voy a tomar un sándwich Turkey Pepper Jack
Panini con patatas fritas y un mocha de caramelo, por favor —le dijo Lali con
una sonrisa a Paula, que seguía mirándola como si quisiera saltar sobre el
mostrador y atacarla.
—Bien. ¿Y tú qué, guapo? —dijo Paula con tal seducción que
quise golpearla allí mismo en la cara.
—Quiero el mismo Panini que Lali y un chocolate espresso de
martini. También una bandeja de s‟mores… para dos.
Paula me miró como si fuera una especie de monstruo. —Claro…
Sí… Se los apuntaré. Por favor, asegúrense de quedarse aquí dentro, por sus
s‟mores.
Lali miró a su alrededor después de que pagara para
sentarnos. Me encargué de guiarla hasta la cabina de la esquina trasera.
Gracias a Dios que estaba abierta, ya que la mayoría de las mesas estaban
tomadas, excepto unas pocas mesas altas justo al lado de la barra.
Nos metimos en la cabina y Lali me miró y sonrió. Luego miró
hacia donde se encontraba Paula, detrás de la barra. Eché un vistazo y me di
cuenta de que nos estaba mirando fijamente. Miré a Lali, que se volvió para
mirarme. Me dedicó una débil sonrisa y luego miró hacia otro lado.
Dios, esperaba que Lali no pensara que tenía algo que ver
con Paula. Eso sería todo lo que me faltaba…
Maass ❤️❤️❤️
ResponderEliminarmassss ale masssss quiero otro cappppitulo que pasaraaaa
ResponderEliminarmassss ahora tenia que aparecer otra chica para que Lali se sintiera peor oh por dios !!!!
ResponderEliminarseguila !!
jjajajjaja
ResponderEliminarseguila re tiern : mi chica awwwwwwwwww