—De acuerdo, no preguntas, no objeciones. Tú vas a ir
—presionó Marissa.
Peter arrastró el teléfono de su oreja, suspirando. —No sé,
Marissa, he estado muy ocupado con el trabajo estos últimos días. —Ella no
necesitaba saber que estaba actualmente de vacaciones.
—Oh, Juan Pedro, vas a amarla. Conocí a Sali en mi clase de
yoga. Es hermosa, divertida. Cerca de tu edad. Realmente creo que te va a
gustar. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que has estado en una cita?
Mierda. La última cosa que quería hacer era ir a alguna cita
a ciegas, pero aún más que eso, no quería que Marissa se enojara con él porque
si lo hacía, era probable que viniera a darle problemas y luego se iba a
encontrar con Lali.
Marissa le estuvo insistiendo en usar sitios web de citas,
pero se había negado rotundamente. Preferiría conseguir un rápido polvo que ir
a sentarse y escuchar a una chica parlotear acerca de cómo su última manicura
se descascaraba después de sólo dos días —no es broma— esa fue la conversación
de su última cita.
Pero con su último amigo soltero se casó el verano pasado,
Peter empezaba a darse cuenta de que podría ser el momento de sentar cabeza.
Sólo que no era bueno en citas. No parecía responder a las expectativas mujeres
tenían. Era olvidadizo, no era romántico, y trabajaba mucho. No sabía de muchas
chicas que estarían con él conforme a eso, pero no quería ser el proyecto de
alguien. No iba a cambiar. Demonios, incluso Marissa estaba molesta son él y
era de la familia —se suponía que tenía que amarlo.
—Me las arreglé para que ustedes pudieran reunirse en lo de
Liam —dijo Marissa—. Tú estás allí cada fin de semana de todos modos, así que
¿cuál es el problema?
Marissa tenía razón. Su mejor amigo Liam poseía un pub
irlandés cerca de su apartamento. —Está bien, voy a ir —murmuró en el teléfono.
Desde que Marissa amenazaba con crearle un perfil de citas
en línea, de vez en cuando tenía que mantener su promesa de salir para
sacársela de encima—. Sali, ¿eh?
—¡Sí! Bueno, bueno ya arreglé todo. Ustedes tienen una cita
en dos semanas, el sábado a las siete para tomar unos tragos. Eso es todo.
Simple, ¿no?
—Está bien.
—¿Te mataría darle las gracias a tu hermana?
—Gracias, Rissa. —Rodo los ojos antes de terminar la
llamada. Faltaban todavía un par de semanas, tal vez podría encontrar una
manera de zafarse de ella.
Al día siguiente, antes de ir al gimnasio, Peter dejó Lali
en su cita de terapia que había sido pre-programada por el coordinador del
centro. Después de un entrenamiento vigoroso y una ducha rápida, Peter estaba
vestido y de vuelta en su camioneta, para recoger a Lali.
Entró en el consultorio del médico, se sentó en la zona de
recepción, y comenzó a hojear una revista. Unos minutos más tarde, la puerta de
la oficina se abrió y Lali salió con los ojos hinchados. Peter saltó a sus
pies.
El médico se dio la vuelta hacia Peter. —¿Este es él?
Lali asintió con la cabeza, con los ojos fijos en los de
Peter.
Cristo, esto no era bueno. Podría tener problemas con el
Departamento incluso por estar aquí con ella. El médico, a mediados de los
cuarenta con pelo canoso en las sienes, se dirigió hacia Peter y le tendió la
mano. —Soy el doctor White, pero me llaman Malcolm. ¿Te importa si tenemos una
charla, Peter?
Peter asintió. Era lo único que podía hacer, a pesar de que
estaba confundido y nervioso. ¿Qué le había dicho Lali al terapeuta acerca de
él?
Tan pronto como se hubieron sentado en su oficina grande,
Malcolm decidió cortar por lo sano—: Ella me dijo qué eras. Pero no te
preocupes, confidencialidad paciente/doctor y todo eso. Además, no me importa
para quién trabajas. Me da la sensación de que usted quiere ayudar a Lali, así
que quería ofrecer alguna orientación.
Peter se inclinó hacia delante, con las manos sobre las
rodillas, dispuesto a escuchar lo que el médico tenía que decir. Parecía que
estaban en la misma página. Esto era sobre Lali.
—Estas sesiones ayudarán, pero son sólo una vez a la semana.
Lali tiene que entrar en una rutina regular. Necesita cierta apariencia de Normalidad
en su vida.
Peter asintió con la cabeza. No jodas, doc. ¿Ese es el
consejo brillante por el que tenía que pagar trescientos dólares la hora?
—Parece tener un espíritu maternal.
Peter reconocía eso, le encantaba cocinar y parecía feliz de
darle de comer y quedarse en casa. Pero esperó, preguntándose a dónde se
dirigía esta conversación.
—Necesita a alguien o algo a quien cuidar. ¿Tiene animales
domésticos, plantas, cualquier cosa?
—Ah, no. —Peter se pasó una mano por la nuca.
—Así que parece que en este momento lo que está poniendo su
energía de cuidado es en usted. Eso me preocupa. —Malcolm frunció el ceño—.
Lali podría llegar a ser muy unida en este punto vulnerable de su vida. Tendrá
que tener cuidado.
Si el médico consideró que esto era necesario, le compraría
una planta, pero no veía cómo regar un cactus, una vez a la semana ayudaría.
Por no hablar de que disfrutaba de que Lali canalizara su energía de crianza en
él.
—¿Tiene algún consejo para mí? —preguntó Peter, se cambió al
sillón de cuero rígido. No le gustaba admitir que no tenía ni idea de lo que
hacía, pero necesitaba el consejo y desde que Lali ya le había dicho al médico
acerca de él, no tenía sentido fingir que no estaba involucrado.
El Dr. Malcolm White entrelazó sus dedos delante de su
redondeado estómago. —Tenga cuidado con los comportamientos impulsivos o
autodestructivos. Ella no tuvo la experiencia de un adolescente Normal, a pesar
de que es madura para su edad, es posible que pudiera pasar por una etapa rebelde
tardía, eso significa que quiera experimentar las cosas típicas de adolescentes
en las que no pudo participar.
—Está bien... —Peter no estaba seguro de lo que quería
decir, pero pensó en sus propios años rebeldes... ir a fiestas a escondidas,
beber demasiado, meterse en peleas y tontear con las chicas que no tenían
intención de citas. No podía ver a Lali comportarse así. Parecía demasiado
dulce, demasiado inocente.
—Y hay una cosa más... —El doctor tragó saliva y miró a los
ojos—. Ella no está preparada para cualquier tipo de relación romántica,
físicas o de otro tipo. No sé cuáles son sus intereses con ella, pero...
Peter levantó una mano y lo detuvo allí. —No tengo ningún
interés en iniciar una relación con ella. Y en cuanto a nada físico... ella es sólo
una niña.
El médico frunció el ceño.
—Yo no diría eso. Tendrá veinte en un par de meses, más de
la edad suficiente para una relación, pero no creo que esté lista todavía.
Tiene una gran cantidad de cosas que sanar primero.
Peter asintió.
—Escuche, como he dicho, no estoy interesado en eso con
ella.
—Es una chica atractiva. Tuve que sacar el tema.
Peter no respondió. No pudo. Su voz, junto con su confianza,
habían desaparecido. La verdad era que no tenía idea de lo que hacía con Lali.
Ni la más mínima idea. Pero sabía una cosa, sintió una necesidad imperiosa de
mantenerla a salvo. Sólo tendría que apagar cualquier atracción que sentía por
ella.
Aceptó una pila de libros de autoayuda del Dr. White, sin
saber si eran de Lali o para él, y salió de la oficina.
aww lali, materna!!!
ResponderEliminaraww peter esta un poco celoso cuando penso en la rebeldia...
aw el cactus ah re jjajasj
seguila
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!
ResponderEliminarMaaaaaaasssssssssssss
ResponderEliminarQuiero que le compré un perro no..una planta ?!..oh Lali maternal !!!
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