Lali y Peter habían dormido abrazados juntos, exhaustos y
agotados después de pasar la noche haciendo el amor.
Lali sonrió somnolientamente y se acurrucó contra su cuello.
—Buenos días —respiró contra su piel.
—Buenos días. —De repente fue consciente de que usaba una de
sus camisetas con nada debajo, y que él había dormido desnudo por primera vez
desde que Lali se había mudado. Los recuerdos de la noche anterior se reprodujeron
en los límites de su mente, la determinación de Lali para complacerlo, sus
diminutos gemidos y su piel ruborizada, la forma en que sujetó sus bíceps
cuando él se hundió en ella. Su polla despertó a la vida.
Él trazó con la punta del dedo su cadera, subiendo la
camiseta y sacándola de su camino. Lali se estremeció mientras la yema de su
dedo con suavidad la acariciaba. Su mano se movió abajo para cubrir su hueso
púbico, y dejó salir un gemido. Rodó sobre sí mismo, para que estuvieran
enfrentados el uno con el otro en el centro de la cama, las sábanas dispersadas
sobre ellos, proporcionándoles un capullo de calor.
Bajó su boca a la suya, besándola suavemente al principio.
Lali, siempre receptiva, gimiendo en voz baja contra sus labios. Enganchó su
pierna alrededor de su cintura, y se empujó más contra su cuerpo.
—No estás muy dolorida, ¿verdad?
—Creo que no.
No se había levantado y salido de la cama todavía, pero
Peter asintió. —Bien. —Su mano encontró su polla y él la acarició lentamente,
golpeando contra su muslo con cada caricia. Los ojos de Lali se abrieron más y
luego los lanzó abajo para ver sus movimientos. Se mordió el labio inferior y
gimió, sus manos bajaron para unírsele.
Una vez que sus manos calientes lo acariciaban, Peter llevó
sus manos al rostro de Lali. Sujetó su barbilla y la besó profundamente,
succionando su lengua en su boca.
Un sonido más allá de la puerta de su dormitorio capturó su
atención y se alejaron, respirando irregularmente.
—¿Qué demonios? —murmuró él—. Espera aquí. —Saltó de la cama
y se puso un par de pantalones de pijama antes de ir a investigar.
Marissa estaba en su cocina, tratando torpemente con la
máquina de café.
—¿Que estás haciendo aquí? —Se apuró para atar la cuerda de
su pantalón, el pánico ascendiendo porque Marissa sabría que durmió con Lali.
Pero a menos que hubiera comprobado el dormitorio y lo encontrara vacío, tal
vez su secreto se encontraba todavía a salvo.
Colocó el café para preparar y se volvió para enfrentarlo.
—Liam y yo dormimos aquí anoche. Espero que eso esté bien. Estábamos muy
borrachos para conducir.
Él giro alrededor de la sala de estar y encontró a Liam
todavía durmiendo en su sofá.
¿Dónde había dormido Marissa?
—Ambos dormimos en el sofá. No fue gran cosa.
Marissa no sabía. El alivio inundó su sistema. Él aún no
procesaba que Liam y su hermana compartieron el sofá.
—Sí, no hay problema. —Pasó una mano por su cabello en un
intento de alisarlo.
Lali salió del dormitorio, vestida en vaqueros y una de sus
sudaderas que colgaban cerca de sus rodillas.
—Tenía frío —explicó a las miradas de Marissa y de él. Peter
la estudió por pistas sobre cómo se sentía acerca de anoche. No podía creer que
él había permitido que las cosas fueran tan lejos. Pero la sonrisa de Lali
mientras revoloteaba a su lado y entraba en la cocina lo calmó ligeramente. Si
ella no se arrepentía, él tampoco lo haría. Además era difícil arrepentirse del
mejor sexo de su vida.
Coló escapó de la cocina, necesitando una ducha fría y
tiempo para reunir sus pensamientos.
Regresó quince minutos después, no más lejos de entender que
sucedía entre él y Lali. El olor de tocino friéndose deshizo sus preocupaciones
por el momento.
Como de costumbre, Lali había cocinado lo suficiente para
alimentar a veinte personas. Todavía no había dominado el control de las
porciones, habiendo cocinado para un recinto completo de personas en su pasado.
Ella colocó una fuente con muffins de arándanos caseros, una bandeja que
conservaba el calor que contenía huevos revueltos, y un plato lleno con tocino
frito en el centro de la isla, antes de dirigirse a verter el café de Peter.
La mirada de Peter fue a Marissa. Sus ojos seguían los
movimientos de Lali, mirándola mimar a Peter, agregando leche a su café, y
colocando su iPad en la encimera a su lado. Y también había estado observando
cuando Peter se había encargado del deber matutino, sacando a Cuddles para
hacer su asunto, y luego agregar un cucharada de comida en su cuenco en la
cocina. Ellos se movieron cerca del otro fácilmente, aún con obvio cuidado y
reverencia.
—Peter, ¿puedo hablar contigo? —preguntó Marissa.
Levantó la mirada de su iPad, una tira de tocino a mitad de
camino a su boca, y suspiró. —Por supuesto. —Sus ojos viajaron entre el cuerpo
de Marissa y el de Liam, estirándose en su sofá, luciendo malditamente
engreído. Necesitaba llegar al fondo de eso más tarde. Su hermana estaba fuera
de los malditos límites y Liam debería haberlo sabido mejor. Pero Peter se puso
de pie y siguió a Marissa al cuarto de lavado fuera de la cocina. Ella cerró la
puerta corrediza detrás de ellos.
—¿Quiero saber que sucedió entre tú y Liam anoche?
Sus labios se contrajeron mientras ella luchaba contra una
sonrisa. —Probablemente no.
—Mierda, Rissa. —Cruzó sus brazos sobre su pecho y la miró.
—Eso no es por lo que te traje aquí para discutir. —Sus
manos volaron a sus caderas—. Quiero hablar sobre lo que está pasando entre tú
y Lali.
Él sacudió su cabeza. No iría ahí con Marissa. Incluso no
iría allí en su propia mente, y no tenía sentido hablar sobre algo que incluso
él no entendía. —No hay nada que hablar. Necesitaba un lugar para quedarse, y
le di uno. Ya sabes eso. Fin de la historia.
—Peter, nunca has sido bueno en las relaciones.
—Exactamente. ¿Entonces cuándo vas a dejar de intentar
establecerme una?
Ella negó con su cabeza. —Eso no es lo que estoy diciendo.
Él esperó con impaciencia, golpeando un pie desnudo contra
el piso de madera.
—No puedes negar que eres diferente con Lali. Estás
sintonizado con sus emociones, sus necesidades. Nunca te he visto de esa forma.
Abrió su boca para responder, pero se encontró a sí mismo
sin habla. No podía negar que estaba en sintonía con Lali; conocía los anhelos
de su cuerpo, leía sus emociones mejor que las propias. Pero era solamente
porque ella estaba a su cuidado, y tomó esa responsabilidad seriamente. Quizás
se había ablandado en los últimos años observando a sus amigos casarse y tener
hijos. Y luego teniendo a Lali en su vida lo había empujado al límite. Tomó una
profunda respiración.
—Escucha, Lali tiene
un trabajo ahora, y está ahorrando para su propio apartamento. La estoy
ayudando, claro, pero esto es una situación temporal entre nosotros. —Incluso
cuando dijo las palabras, parte de él esperaba que no fueran ciertas.
Marissa frunció el ceño y negó con su cabeza. —Eso es lo que
me temía. —Le dio un golpecito en su pecho—. Tú, hermano, eres un idiota.
Peter permaneció sin habla en el centro del cuarto de lavado
cuando Marissa abrió la puerta y salió tranquilamente. Sacudió su cabeza y la
siguió de regreso a la cocina.
Perdon por no subir antes jajsj voy a seguir en "" maraton" hasta terminar la nove faltan pocos cal
wouu peter en vez de avanzar retrocede q boludo!!no quiero q termine la novela:(
ResponderEliminarpuchaaa, no quiero q termine es buenisima la noveeee
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarMasss
ResponderEliminarQue ?! No quiero que termine !!!
ResponderEliminarPero Peter avanza un paso y después retrocede dos pasos su hermana tiene razón !!
Seguila !!
Maaaas
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