Peter escuchó los suaves sonidos de su respiración,
preguntándose cómo se había permitido llegar a esta situación. Él no era de los
que se acurrucaban. Sin embargo, ahí estaba él, con su brazo entumecido y
dormido donde descansaba bajo la mejilla de Lali. Ella no tuvo ningún problema
en replantear su solicitud y sentirse cómoda en su cama, incluso si eso
significaba el uso de diversas partes de su cuerpo como almohada. Sus favoritos
parecían ser su pecho o el hombro. Aunque en este momento, sus bíceps eran un casi
tercer lugar.
No quería moverla, no quería despertarla de su sueño. Le
había prometido que estaría bien y se vio incapaz de romper esa promesa de
alguna manera. Si ella necesitaba estar cerca de otro cuerpo cálido mientras
dormía, ¿qué dificultad era para él? Aparte de la incómoda erección y el brazo
entumecido, viviría. Ella suspiró satisfecha y rodó más cerca, lanzando una
pierna sobre su cadera, lo cual no hizo nada para ayudar al flujo de sangre que
corría al sur.
Sabía que si cruzaba esa barrera física con Lali, él no
sería el amante gentil que ella merecía. La abrumadora sensación de deseo por
ella que se agitó dentro de él no permitiría eso. La follaría duro y rápido. Y
ya que estaba bastante seguro de que ella seguía siendo virgen, se merecía a alguien
que fuera cuidadoso, suave, y que se tomara su tiempo. Otra razón por la que él
no era el hombre para ese trabajo. Peter desplazó su rodilla para aliviar la
presión de su cálido muslo contra su entrepierna y trató de relajarse.
En momentos como este, su mente vagaba con frecuencia y no
podía dejar de recordar la primera vez que la vio. Ella había sido una pequeña
cosa asustada, acurrucada en un rincón, mirándolo con los ojos muy abiertos.
Incluso entonces, había despertado en él todo tipo de instintos de protección,
hizo que el macho alfa en su interior saliera de modo considerable. Y si su
actual estado acurrucado era una indicación, todavía lo hacía. Apretó su agarre
alrededor de ella de manera inconsciente, atrayéndola más cerca. Incluso si no
pudiera actuar sobre el deseo que sentía por la mujer en su cama, estaba seguro
como la mierda que no dejaría que nadie le hiciera daño.
Lali se retorció en su sueño, murmurando suavemente. Llevó
su mano libre hacia su cabello, alejando los mechones enredados de su frente
para tranquilizarla. Era demasiado vulnerable, tan dañada, lo cual era
exactamente el por qué tenía que dejar de pensar con su pene. Pronto.
jajja el macho alfa jaja
ResponderEliminarsubi el cap!!
me encantó !!!
ResponderEliminarPobre Pitt lo que se tiene que aguantar ..Jajaja