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miércoles, 27 de agosto de 2014

Capitulo: 29


La situación con Dillon había sido manejada mejor de lo que podía haber esperado. El nuevo trabajo por el que había dejado el recinto para continuar era tráfico de drogas. Idiota. Cuando Nico envió a los chicos a
recogerlo para interrogarlo, lo encontraron con suficiente marihuana en su coche para encerrarlo por un tiempo. Eso no significaba que su obsesión con Lali había terminado, pero por lo menos no sería capaz de llegar cerca de ella por un tiempo. Y cuando llegue el momento, Peter estaría allí para mantenerla a salvo. Su mano apretó la suya y Peter sonrió a la hermosa chica a su lado.
—Casi en casa —dijo. Casa. Se había sentido como un hogar desde que Lali se había instalado.
—No puedo esperar para ver a Cuddles.
Peter se detuvo en el estacionamiento de su complejo de apartamentos y sus ojos no podían procesar la escena frente a él. Paula estaba de pie en la acera, con los brazos cruzados sobre su pecho mirando el enfoque de su camioneta. Sus ojos brillaron con el reloj en su tablero. Mierda. Una maldición rasgó desde su pecho al verla allí. Había perdido su cita del domingo y ahora ella estaba aquí. Aquí. En su casa. Casa de Lali.
Consideró encender el motor y salir del aparcamiento, pero no tenía fuerzas para mentirle más a Lali. Su pasado estaba aquí —contemplando su futuro, rompiendo su corazón en un millón de diminutos pedazos.
Mirando a la frágil chica de cabello oscuro correr hacia Peter y lanzarse a sus brazos dejó sin aliento el pecho de Lali. Puso una mano contra el capó de la Tahoe para apoyarse a sí misma. Peter puso sus manos en los hombros de la chica, suavemente moviéndola lejos de su cuerpo. Sus ojos destellaron los de Lali, el pánico escrito por todo su rostro.
—Esta es Paula —dijo, pero no ofreció nada más.
Lali odió la familiaridad entre ellos —la forma en la que el cuerpo de Paula se inclinó hacia él y la forma en que sus dedos se habían calmado, a sabiendas bajo sus brazos mientras la apartaba. Paula se volvió para examinar a Lali, sus brillantes ojos azules ardiendo con curiosidad. Paula era delgada y bonita, con rasgos delicados. Estaba vestida casualmente en un par de jeans gastados y un top rosa que era demasiado grande en su pequeño cuerpo.
—¿Es ella? —le preguntó Paula.
Peter asintió. —Esta es Lali.
La mirada de Paula encontró la de Peter, pidiendo permiso, antes de tender una mano a Lali. Había cicatrices estropeando su muñeca interna y cuando la mirada de Lali se quedó en la arrugada carne blanca, Paula retiró su mano y la metió en su bolsillo. —Hola —ofreció Paula, sonriendo con cuidado—, Peter me habló mucho de ti.
Lali se quedó muda. Se sintió enferma. Humillada.
Paula se volvió hacia Peter, suavizando su expresión. —No te presentaste hoy, me preocupé. ¿Te molesta que venga aquí? —Llevó una mano a la mejilla de él, pero Peter agarró su muñeca.
Sus ojos brillaron de vuelta a Lali. Se estremeció, abrió la boca, luego volvió a cerrarla. No había nada que pudiera decir. La piel de Lali hormigueaba mientras la conciencia la inundaba. ¿Esta era con quien pasaba todos los domingos?
Las cicatrices en las muñecas de Paula, la forma necesitada en la que miraba a Peter como un niño separado de su madre, la golpearon como un porrazo en la cabeza —todas las veces que él la había mirado como si fuera inestable, el miedo en sus ojos que había vencido y perdido. ¿Tenía alguna extraña vocación para salvar a niñas necesitadas? Ella no era como esta chica, y resentía su cuidadosa vigilancia más que nunca ahora, porque significaba que los recuerdos de Paula todavía estaban allí en la superficie.
Él se volvió hacia Lali, entregándole las llaves. —¿Puedes ah, darnos un minuto?
Lali deseaba tener un lugar a donde ir —cualquier lugar excepto dentro de su casa. Quería huir a algún lugar lejos de aquí, pero aceptó las llaves y se aventuró por las escaleras, demasiado aturdida para llorar, demasiado sorprendida para procesar lo que acababa de enterarse.
Peter se había librado de Paula y se aventuró en el interior para hablar con Lali. Necesitaba decir la verdad acerca de todo —toda la verdad— sin evitar ningún detalle.
Encontró a Lali escondida debajo de la colcha en la habitación de invitados, susurrándole a una masa retorciéndose debajo con ella. La había defraudado y se refugió en el perro por consuelo. Era un pensamiento aleccionador.
Se sentó en silencio en el borde de la cama. Sus murmullos se detuvieron tan pronto como el colchón se sumergió con su peso.
—No tienes que hablarme. Sólo escucha, ¿de acuerdo? —Él lanzó un profundo suspiro, sabiendo que esta conversación era de hace mucho tiempo—. Conocí a Paula justo después de la universidad. Estaba rota, un proyecto para mí, alguien en quien podía enfocar mi energía ya que había sido tan impotente para evitar la muerte de mis padres. —Peter restregó sus manos sobre su cara. Era más difícil de lo que pensó que sería admitir todo esto en voz alta—. Paula se cortaba, lo que descubrí más tarde. Fue abusada cuando era niña. Era una ruina cuando empezamos a salir. Nuestra relación estaba llena de dudas, celos, y en ocasiones intensa pasión. —Peter deseaba poder ver la expresión de Lali, tener una idea de cómo lo tomaba. Pero la maldita colcha la cubría de la cabeza a los pies—. Salimos por dos años y eventualmente mejoró. Más tarde me di cuenta de que no estaba enamorado de ella, sólo había estado enamorado de la idea de salvar a alguien. Una vez que Paula estuvo bien, la intensidad detrás de nuestra relación casi desapareció.
Lali dejó caer las sabanas, su cara haciéndose visible. Esperaba que esté llorando, pero sus ojos se encontraba secos, curiosamente mirándolo, su cara se relajó.
—Traté numerosas veces terminar las cosas con ella, pero Paula se marginaría. Así que me quedé. Nosotros estuvimos en esa forma por otros seis meses, hasta que no pude soportar más el ciclo. Lo terminé para bien.
Cuddles retorció su camino fuera de las mantas y lamió la nariz de Lali. Ella recogió al cachorro a su lado y murmuró—: Sigue hablando.
—Rompí con ella y pensaba que había terminado. Por supuesto, no había esperado que Paula tratara de acabar con su vida. Pero ese mismo día, se había cortado las muñecas. Su compañera de cuarto la encontró y la llevó inmediatamente al hospital, y me llamó en el camino. Cuando vi lo verdaderamente rota que estaba, pálida y débil en esa cama de hospital, tubos corriendo por todos lados, sabía que era mi culpa. Me había prometido salvarla, y ahora estaba peor de lo que nunca había estado. Por mí. Me devoró, y sabía que no podía correr el riesgo de nuevo. No cuando ella era tan increíblemente frágil.
»Paula se quedó en el hospital durante unos días, había perdido mucha sangre, y cuando se recuperó físicamente del intento de suicidio, fue llevada a un centro psiquiátrico. Se quedó allí durante más de un año antes de que vuelva a su propio apartamento. Nunca reavivamos nuestra relación romántica, pero todo este tiempo, cerca de cinco años ahora, la he fielmente visitado cada semana, como un amigo, y como su manta de seguridad, supongo.
Las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de Lali mientras se sentaba estoicamente.
—¿Lali? Por favor, di algo —suplicó.

Lali agarró las llaves de su coche y se fue.


que les parecio el "gran secreto de peter" ?
Creo que faltan 2 o 1 cap para el final ;|
A la tarde les subo mas

10 comentarios:

  1. uhh ahora lali va a pensar cualquiera! va a pensar q esta con ella como con paula!!

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  2. Uh Lali se fue ?!
    corre Peter corre detrás de ella !!
    Seguila Porfis !!

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  3. peter va a tener que remarla, muchoooooooooooooooooooo jajaja
    passate por mi blog!: lecturalaliter18.blogspot.com

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  4. No tiene nada de malo pero peter debio haberselo contado antes

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  5. Maaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!

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