Peter creía que el yoga debía relajarle, razón por la cual
no podía entender por qué Lali había llegado a casa más enojada que un nido de
avispas.
Lanzó su tapete de yoga en el closet y luego se retiró a la
cocina. Peter se imaginó que se uniría a él en la sala para contarle todo sobre
su día, a hablar emocionadamente como hacía cada vez que vivía una nueva
experiencia. Miró su reloj. Hora de la cena… tal vez estaba ansiosa por
comenzar a cocinar. Pero no sonaba como si estuviera cocinando, más bien castigaba
a la vajilla.
—¿Lali? —Peter se asomó a la cocina, donde el estruendo de
ollas y cacerolas comenzaron a alarmarlo.
—¿Qué? —Se giró rápidamente, sosteniendo un gran cuchillo de
cocina.
—Woah. —Levantó las manos—. Sólo quería saber cómo había ido
el yoga.
Ella entrecerró los ojos, rehusándose a bajar el cuchillo.
—Bien —soltó en un tono cortante.
Él dio un paso atrás. —¿Pasó… um, algo? —Sus cejas se
arrugaron con preocupación.
—Nop. —Cortó a un tomate maduro con tanta fuerza que un
salpicón de semillas y jugos mancharon la encimera.
—¿Estás segura? —Se atrevió a dar un paso adelante—. ¿Te…
divertiste?
Aún estaba vestida para ejercitarse, un par de pantalones
ajustados negros que apretaban su trasero de una manera que lo distraía
completamente. Dios bendiga a quién inventó los pantalones de yoga. Su camiseta
sin mangas blanca estaba algo arrugada, mostrando un línea de su piel desnuda
en su cintura y espalda. Imágenes de él acariciando aquel trasero con sus
palmas, junto con los recuerdos del sabor de su piel, bailaron a través de su
subconsciente.
Dios santo, la deseaba.
Demasiado.
Había intentado evitar estar a solas con ella desde que se
había rendido y dado placer. Por más que quisiera repetirlo, no se había
atrevido a hacerlo. Durante toda la semana pasada, trabajó hasta tarde, iba al
gimnasio después del trabajo, iba al pub de Liam por una bebida, entonces
llegaba a casa y se metía en la cama mientras ella dormía. Claro, eso no había
hecho que dejara de enredar su cuerpo alrededor del suyo, soltando un pequeño
suspiro de felicidad sobre su pecho, o envolviendo sus brazo alrededor de ella
para que pudieran dormir de lado. Ciertamente no tenía vergüenza de tomar lo
que necesitaba cuando de afecto físico se hablaba, pero ninguno había hablado
sobre su relación, o lo que fuera esa cosa entre ellos.
Dejó caer el cuchillo, dejándolo sonar fuertemente contra la
tabla de picar, olvidando su tarea momentáneamente. —¿Divertirme? Hmm, veamos.
¿Fue divertido ver a la chica que trajiste a casa doblar su cuerpo en poses imposibles
durante noventa minutos? No. Supongo que no lo fue.
—Lali. —Su tono era seco, ella lo miró a los ojos.
—¿Qué, Peter? ¿Qué?
Él tragó y examinó el suelo entre ellos acercándose otro
paso. —Primero, entrégame el cuchillo. —Su agarre se cerró alrededor de su
muñeca y con su mano libre, deslizó el cuchillo lejos de ella, por si acaso.
Nunca la había visto tan exaltada. Estaban parados a unos pocos centímetros y
Peter podía sentir el calor irradiando de su cuerpo. Podía oler las dulces
notas florales de su champú violando su resolución. Se imaginaba inclinándose y
poseyendo su boca con un beso. Quería sentir sus llenos labios separándose para
él, aceptándolo, y recordar la forma en que su pequeña lengua se acariciaba
contra la suya hizo que sus bolas dolieran. Pero incluso mientras procesaba
todo eso, en lo que toma dos pálpitos de corazón, él sabía que no la besaría.
En vez de hacerlo, cerró los ojos con fuerza, obligando a su erección a ceder—.
Dime qué es lo que realmente te molesta.
Lali bajó la mirada, peleando consigo misma sobre qué decir
a continuación. ¿Qué podía decirle al hombre que la hizo sentir que le importaba
un minuto y la puso tan furiosa al otro? No quería parecer desagradecida, pero
alguien tenía que ceder. Ella necesitaba entender qué era lo que pasaba por su
cabeza. Había tenido problemas durante la lección de yoga de esa noche, odiando
tener que ver a la instructora con la que se había acostado, mover su flexible
cuerpo en todo tipo de posiciones. ¿Por qué la había traído a casa, la había
traído aquí a vivir con él en primer lugar? ¿Por qué pasar por todo eso si en
realidad no la quería?
—Si no me quieres,
¿por qué simplemente no me dejaste donde estaba? —Bajó la mirada, incapaz de
mirarlo a los ojos, pero aun así buscando desesperadamente una reacción.
—¿Dejarte allí? ¿Estás loca? Aquél imbécil de Benjamin
estaba loco. Deberías estar agradeciéndome por sacarte de allí.
—¿Agradecerte por destruir la única familia que conocía?
¿Por traerme aquí donde no puedo hacer nada más que sentarme, preocuparme y
reflexionar sobre todo lo que perdí? —Una simple lágrima se deslizó por su
mejilla antes de atraparla con el dorso de su mano.
—Tenía que sacarte de allí, y no me arrepiento de haberte
traído aquí, tampoco. —Suspiró—. Sé que debe haber cosas… personas, que
extrañas.
Ella tragó el nudo de su garganta, un nuevo ataque de
emoción cubriéndola. —Estaba así de cerca de lograr entrenar a Calista para que
usara su orinal. —Sostuvo sus dedos a un centímetro de distancia. Extrañaba a
aquella luchadora niña de dos años con una maraña de rizos rubios—. Me llamaba
Vannah porque no podía decir mi nombre. Y Melody, el miembro más viejo, era mi
única fuente de cordura. Era la única que podía hacer que Benjamin entrara un
poco en razón. Su pastel de arándanos era mi favorito. Tenía la teoría de que
solamente con su pastel podía resolver la mayoría de los problemas del mundo.
Peter sonrío y tomó su mano. —Recuerdo leer sobre Melody en
el archivo del caso. Vive con su hija adulta en Denver ahora.
El corazón de Lali saltó en su pecho. Melody y su hija se
habían peleado hace años. La puso feliz saber que se habían reunido. Sabía que
todos seguían con sus vidas, y necesitaba hacerlo, también. Pero era tan duro.
Odiaba no saber qué vendría para ella y Peter.
Lo miró desafiante, incitándolo a que dijera algo, cualquier
cosa que pudiera explicar lo que sucedía entre ellos, pero él permaneció en
silencio, su expresión cansada e insegura.
Perdido sin saber qué decirle a Lali para hacerla sentir
mejor, Peter dejó caer su mirada y deslizó una mano por su nuca. —Ve a
ducharte. Ordenaré la cena esta noche. —La dejó ir, y Lali se tambaleó,
alejándose con piernas temblorosas, por el entrenamiento de yoga o por el deseo
intensificándose entre ellos, no lo sabía con seguridad.
Respiró profundamente, intentando calmar sus agotados
nervios. Si las cosas se volvían más calientes, él echaría a arder. Buscó por
su teléfono móvil y ordenó comida china.
Cuando Peter fue a la cama esa noche, Cuddles se encontraba
desparramada en el medio. No podía evitar preguntarse si Lali había colocado al
perro en la cama para crear una pared física entre ellos. Levantó las sábanas y
tiró de la manta hacia él, sin ser generoso de no despertar al perro. Parte de
él esperaba que la maldita cosa caminara de vuelta a su caseta en el dormitorio
de huéspedes donde Normalmente dormía. La bestia era una pequeña aguafiestas.
Las siguientes semanas concluyeron en la misma clase de
evitación cuidadosa. Continuaron durmiendo juntos en la cama de Peter cada
noche, pero aparte de acurrucarse, nada físico había sucedido. Peter estaba
seguro que Lali no tenía ni idea de lo muchísimo que él la deseaba;
especialmente cuando andaba con esas hermosas y pequeñas bragas-cubre trasero
frente a él, o cuando salió del baño sólo vistiendo una toalla, todavía húmeda
y rosada, producto de su ducha. Tomó cada gramo de auto-control que poseía para
no levantarla, quitarle la toalla, y embestirla una y otra vez hasta que se
viniera.
Las cosas más pequeñas comenzaban a encenderlo y se
autosatisfacía más de lo que lo había hecho cuando era un adolescente. Aun así
le brindó poco alivio al deseo reprimido que albergaba por ella. Pero no la
follaría. Se merecía mucho más de lo que él estaba preparado para ofrecerle
Incluso con las tentaciones diarias, las semanas habían
transcurrido rápido. Lali se había graduado de su curso de conducción, y el
sábado pasado la había llevado a recoger su licencia.
Después de escoger un coche para Lali —un sedan plateado de
un año de antigüedad que fue capaz de negociar el precio— Peter firmó los
papeles y escribió un cheque para el pago inicial. El coche no era para nada
lujoso, pero nadie lo sabría al mirar a Lali. Después de terminar en el
interior, la encontró todavía sentada en el asiento del conductor,
inspeccionado cada parte del coche —encendiendo las luces, abriendo y cerrando
los diferentes compartimentos como si fuera la cosa más magnífica que alguna
vez hubiera visto.
Ella miró a Peter mientras él se aproximaba a abrir la
puerta del conductor. —¿Te gusta? —preguntó, a pesar que era obvio que le había
gustado.
—No sólo me gusta. Esto es amor. —Recorrió gentilmente con
su mano el tablero.
—Bien. Porque tienes que conducirlo a casa.
Sus ojos se llenaron de gratitud y asintió. —¿Podemos parar
de camino a casa e ir a comer? ¿Cómo una mini celebración?
Peter miró su reloj. —De hecho… tengo que ir a un sitio.
Ella frunció el ceño y jugueteó con las llaves. —Oh, claro…
es domingo.
Asintió sin decir alguna palabra, su boca se secó. Había
estado esperando a que le preguntara sobre el lugar al que iba cada domingo,
pero hasta el momento no lo había hecho. Y no había modo de que él ofreciera
esa información voluntariamente. Lali no dijo nada más; simplemente cerró la
puerta de su pequeño Sedan plateado y encendió el motor.
Peter se subió a su camioneta y ajustó su espejo retrovisor
para poder mirar hacia Lali. Se veía tan pequeña sentada en el coche, asomando
su cabeza encima del volante. Una punzada de pánico nervioso lo golpeó como una
ola. Resolvería todo esto. Tenía que. Pero primero tenía que ir a ver a su ex.
Apretó el volante y salió del estacionamiento.
Y empezamos !
+5
Hayy maraton ale mass
ResponderEliminarLo lee re mas tardecito porque ahora estoy de salida cuidate y avisame por twitter
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!
ResponderEliminarBuenicimaaaa
ResponderEliminarque deje a paula y que valla con lali!!!
ResponderEliminarseguila
Maaaaaaasssssssssssss
ResponderEliminarEstoy leyendo las noves anteriores !!!! Geniales !! espero el próximo.
ResponderEliminarGracias por subir !!!
Leti
Maaas
ResponderEliminarPero porque tiene que ver a su ex Paula ?!
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