Datos personales

martes, 19 de agosto de 2014

Capitulo: 12


Ya recuperado de la gripe de veinticuatro horas, Peter estaba de vuelta en el trabajo al día siguiente. Había pasado la semana trabajando en un nuevo caso, pero había alcanzado un momento de calma. Se estiró en su escritorio, su cuello sonando por el movimiento y decidió c
omprobar el caso del culto para ver si había algo nuevo. También quería aprender más acerca de Dillon.
Escribió la búsqueda en la base de datos y pulsó enter. Se enteró de que los catorce niños habían sido reunidos con sus madres —ninguno de los cuales fueron acusados en el caso. Sabía que haría feliz a Lali. Pensó en volver a casa al mediodía para ver cómo se encontraba, pero se convenció a sí mismo de ello.
No había nada sorprendente sobre Dillon. Lo habían seguido a Amarillo donde hacía trabajo manual. Le había dado la noticia de la muerte de su padre y también fue interrogado en ese momento, pero la entrevista no reveló mucho.
Peter siguió hojeando el archivo y se topó con una foto de Dillon. Era una foto de cámara oculta de su tiempo en el recinto, y también Lali estaba en la foto, sentada en su rodilla delante de un fogón rústico —con una amplia sonrisa en su rostro. La imagen lo devoró. Tal vez ella realmente era feliz viviendo allí. Claro, ella parecía estar adaptándose bien a quedarse con él, pero al ver la felicidad pura en su cara —bajo un cielo oscuro, lleno de estrellas, sentada con amigos y familiares a su lado—comenzó a darse cuenta que había más de su vida en el recinto de locos Benjamin.
Estudió la imagen más de cerca. Las manos de Dillon descansaban en la cadera de Lali y su rostro estaba cubierto con una estúpida sonrisa idiota. Si este bastardo siquiera puso un dedo en Lali, iba a castrar personalmente al hijo de puta. Consideró como crió Dillon a Lali para obtener más información acerca de su relación, pero decidió proceder con cautela. Lo hacía tan bien, él no quería molestarla. Lali había parecido un poco preocupada y dubitativa para discutirsobre Dillon, así que al menos por ahora, lo había dejado pasar. Lali estaba a salvo. Eso es todo lo que importaba.
Sabía que no podía mantenerla encerrada en el apartamento, incluso si lo quisiera. Notó que en las semanas en que Lali había estado quedándose con él, aún no salía de la casa, además de sus sesiones de terapia y pasear al perro. Era viernes por la noche, y decidió que esa noche eso iba a cambiar. Si Lali realmente iba a estar viviendo con él, quería hacer todo lo posible para ayudarla a volver a aclimatarse a su nueva vida. El primer paso para ganar algo de su confianza y la independencia era salir de su casa regularmente. Sus paseos para sacar a Cuddles tres veces al día no contaban, a pesar de que suponía que era un comienzo.
La llevaría a cenar —le daría un descanso de la cocina. Por supuesto que iba a necesitar algo de ropa, aunque sus sudaderas de gran tamaño y camisetas, en ella parecían cómodas.
Mirando hacia arriba desde la pantalla de su ordenador por un crujido a su lado, vio a la agente Amanda Larson arrastrando los pies a través de su cajón del escritorio. Realmente nunca le había prestado mucha atención antes. Rara vez trabajaron juntos, aunque sabía que era buena en su trabajo.
—Juan Pedro Lanzani —lo regañó—. ¿Estabas mirando mi trasero? —Se volvió hacia él, poniendo las manos en sus caderas. Sus ojos se dirigieron a ella. Lo había hecho, pero no por la razón que parecía pensar.
Parecía ser del mismo tamaño que Lali. —¿De qué talla eres?
Su sonrisa juguetona al instante se evaporó. —Nunca se pregunta a una chica su talla. Dios mío, no me extraña que todavía estés solo.
No estaba seguro de cómo conocía ese hecho de él, o exactamente qué, quería decir con la declaración —bueno, en realidad lo sabía— que era insensible. Y él no podía discutir eso. Pero la cosa era, que sabía que Lali lo cambiaba poco a poco.
—Tengo que comprar un regalo, y te ves de la talla adecuada. ¿Puedes ayudarme con esto?
—Está bien. —Frunció el ceño—. Talla cuatro pequeña de pantalones. Una pequeña o mediana en la parte superior.
Peter garabateó la información sobre un trozo de papel y lo metió en el bolsillo.
Cuando Peter llegó del trabajo, la casa se encontraba extrañamente silenciosa. Dejó las bolsas debajo de la mesa y buscó a Lali. Al no encontrarla a ella o a Cuddles, se aventuró a salir, sin molestarse en cambiarse la ropa de trabajo. Encontró a Lali, pero en absoluto como había esperado. Aunque supuso que sabía que no debía esperar nada Normal de ella.
Estaba sentada con las piernas cruzadas sobre el césped al lado del hombre de la unidad 4D, Levi algo u otro. Tenía la cabeza echada hacia atrás y el dulce sonido de su risa caía de sus labios.
¿Qué carajo?
Levi se apoyaba casualmente en su codo, tirando de una hoja del césped. Peter no podía oír lo que Levi decía, pero fuera lo que fuera, estaba seguro que nunca había visto tan despreocupada a Lali o reírse con tal abandono. Algo dentro de él se apretó con celos. Lali era suya. No sabía de dónde había venido ese pensamiento, pero ahí estaba, insistente y posesivo.
La cabeza de Levi se levantó cuando Peter se acercó, y la risa de Lali murió en sus labios cuando vio su expresión. Estaba seguro de que parecía a punto de matar a alguien. Pues no sólo alguien —al imbécil del 4D, en particular.
—Tranquilo, hombre FBI. —Levi se rió entre dientes, enderezando su columna vertebral con la amenaza implícita en la postura de Peter.
—¿Lali? —Su voz era baja, más áspera de lo que pretendía.
Lali se puso de pie. —¿Peter?
Cerró sus ojos y respiró hondo, obligándose a calmarse. Lali se acercó con cuidado y le puso una mano en el antebrazo, lo que hizo que se relajara.
—No estabas adentro —le espetó en tono cortante.
—Cuddles necesitaba ir al baño. —Ella levantó al perro en su cadera, sus ojos llenos de preocupación.
Asintió. —Todo está bien. —Le dio una palmadita en la coronilla a Cuddles, y frotó el pulgar por la mejilla de Lali. Viéndola reír y mirar a Levi había desencadenado algo en su interior. —Ve adentro. Tengo una sorpresa para ti esta noche. Las bolsas en el mostrador son para ti. Cámbiate. Vamos a salir.
—¿Afuera? —Se atragantó con la palabra.
Asintió. —Adelante. Estaré arriba en un segundo. —No podía calmar su mente acerca de salir por el momento, primero tenía tratar con Levi. Olfateaba a Lali como un maldito perro y estaba a punto de enterarse que eso no era correcto.
Lo único que sabía sobre Levi era que tenía veinte años de edad, fue a la universidad de la comunidad local y vivía con su madre, una mujer divorciada de cuarenta y tantos que había venido a Peter en más de una ocasión.
Una vez que Lali desapareció en el interior, Peter se volvió hacia Levi, dando un paso más cerca hasta que estuvieron pecho contra pecho.
La intensa mirada de Peter penetró a Levi y él negó con la cabeza lentamente. —Ella está fuera de los límites.
Levi no vaciló. —Es un poco joven para ti, ¿verdad?
—Eso no es asunto tuyo. Sólo voy a decir esto una vez. Mantente alejado de ella.
Levi se pasó una mano por la mandíbula cubierta de rastrojos. —Lo que digas hombre, relájate. Sólo hablábamos.
Peter soltó un bufido y se dirigió hacia el interior. Mierda. Tal vez no debería haber asustado a Levi. Lali podía tener amigos, después de todo. Pero había algo que no le cayó bien ante la idea de que tenga amigos varones. Sin embargo, sabía que no tenía derecho a estar enojado con Lali. Tendría que trabajar en eso.


Acabo salir de mi prueba de natu 😨
Si puedo les subo otro cap a las 4 o 5 


8 comentarios: