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viernes, 22 de agosto de 2014

Capitulo: 18



Peter se reunió con Marissa en el bar de Liam, después del trabajo para tomar una cerveza. Ella había estado molestándolo desde que conoció a Lali, y sospechaba que su visita no era una reunión de hermanos amistosa. Más bien una oportunidad de enterarse de los detalles sin interrupciones. Liam le llevó automáticamente una cerveza y a Marissa una copa de vino blanco.

—Gracias hombre. —Levantó la botella a Liam antes de llevársela a la boca.
—Así que... —Marissa comenzó a hablar, sonriéndole—. ¿Qué hay de nuevo?
—Nada.
—¿Cómo está Lali?
—Bien.
Ella hizo un mohín. Sabía que sus respuestas de una sola palabra no lo ayudaban, pero no le importaba. Ni siquiera entendía lo que pasaba entre él y Lali, y mucho menos iba a tratar de explicárselo a otra persona.
—¿Cómo estuvo tu cita con Sali?
—Estuvo bien. —Lo único que recordaba de su cita con Sali fue lo que pasó después con Lali. Los ardientes ojos oscuros que lo miraban follar a otra mujer fue probablemente la experiencia más erótica de su vida. Una oleada de calor se arrastró hasta el cuello por el recuerdo.
—¿Crees que volverás a verla?
¿A Sali? —No.
Marissa puso los ojos en blanco. —Peter. Habla conmigo. ¿Qué está pasando entre tú y Lali? ¿Tienes la intención de seguir manteniéndola, o va a conseguir un trabajo? No lo tomes a mal, porque me gusta mucho Lali, pero tú eres mi hermano. Es mi trabajo cuidar de ti.
Peter casi se echó a reír ante lo absurdo de su pregunta. —Lali no es así. No está detrás de mi dinero, no es que tenga mucho de todos modos; y sí, tengo planes de ayudarla durante el tiempo que lo necesite. —Tomó otro sorbo de su cerveza, con la agitación creciendo hacia dónde se dirigía la conversación. Esperaba que Marissa investigara sobre su vida amorosa, como solía hacerlo, no una advertencia para que se alejara de Lali.
—Eso es mucho para ti, Peter.
—Ella no es una carga, Rissa. —Todo lo contrario, de hecho—. Me gusta tenerla allí.
Una sonrisa cómplice se extendía a través de sus labios. —¿Qué es lo que realmente está pasando entre ustedes dos?
—Estaba completamente destrozada cuando la encontré. No voy a tomar ventaja de ella. Solo olvídalo.
Marissa se echó a reír. —Eres tan ciego como un maldito murciélago. He visto la forma en que te mira, Peter. No creo que se pueda tomar ventaja de la voluntad.
¿Qué significaba eso? ¿Cómo lo miraba Lali? —No me mira de ninguna manera. —¿O lo hacía?
Marissa volvió a reír, y tomó otro sorbo de su vino. —Te mira como si te quisiera probar. Y no me hagas que empiece a hablar de cómo cocina y limpia para ti, básicamente atiende todas tus necesidades.
—Estás yendo muy lejos con esto. —Lali hizo esas cosas porque le dieron algo que hacer, le permitía sentirse útil. Eso no tenía nada que ver con él, ¿verdad?
—Tú me llamaste en estado de pánico cuando tuvo esos calambres. ¿Tú no encontrarías eso... extraño?
Se encogió de hombros, negándose a contestar y se concentró en su cerveza. No había pensado que era extraño en ese momento, pero podía ver cómo probablemente pareció algo que un novio haría.
—Maldita sea Peter, ella no es la única que está destrozada, tú también lo estás. Juro que podrías estar enamorado de ella y con esa cabezota tuya ni siquiera lo sabes.
No lo creo. Peter pretendió reírse e ignorar el comentario, pero su boca se había secado completamente. Se tomó otro sorbo de su cerveza, rezando para que el líquido helado despejara su mente de todos los pensamientos imposibles.

—¿Qué piensas acerca de que consiga mi licencia de conducir? —preguntó Lali durante el desayuno de la mañana siguiente.
El café caliente se deslizó penosamente por el conducto equivocado. Peter luchó por despejar sus vías respiratorias, incapaz de hablar durante casi un minuto.
Lali puso la espátula al lado de la sartén con huevos, y con una mano en la cadera, le lanzó a un discurso. —He conducido antes. Un montón de veces. Aprendí en una vieja camioneta que teníamos en el recinto.
Poniendo su taza en la mesa y aclarándose la garganta, Peter asintió. —Está bien, Lali. Voy a hacer la cita para el curso de conducir.
Con las palabras de Marissa de la noche anterior animándolo, y el tema de su futuro ya abordado, Peter consideró cómo sobrellevar la idea de que Lali consiguiera un trabajo. No sabía si era lo correcto, infiernos, podría pagarle para cocinar y limpiar la casa, pero sabía que ese no era el por qué había hecho todas esas cosas y no quería lastimarla. Sabía que era buena con los animales, cocinando y horneando. Es cierto que había cosas que podía hacer, y tal vez incluso ir a la escuela si le interesaba. —Una vez que obtengas tu licencia, serás capaz de salir cuando yo esté en el trabajo. —Tomando la segunda rebanada de pan de plátano que Lali había puesto delante de él—. ¿Has pensado en lo que te gustaría hacer? —Se atrevió a lanzarle una mirada.
—Me gustaría trabajar con niños. Quizás de niñera, o tal vez en una guardería.
—Esa es una gran idea. —Se sorprendió Peter con la facilidad con que la conversación había ido. Quizás Lali estaba lista para más, algo más fuerte de lo que él había dado crédito. Se dirigió a su dormitorio para continuar preparándose para el trabajo, sintiéndose de alguna manera incómodo con la conversación que acababan de tener.
Por mucho que Lali quería admitir que Peter no le afectaba como él no parecía afectado por ella, no podía. Sobre todo porque al mirarlo con esa otra mujer le había roto el corazón en mil pedazos pequeños. Había empezado a enamorarse tontamente de él, sus demostraciones amables, su carácter bondadoso, su fuerte ética de trabajo, todo en él y desde que le vio hacer el amor con esa mujer , su cuerpo había unido fuerzas con el corazón, el dolor abarcaba todo, poseyéndola de adentro hacia afuera.
Lo echaba de menos cuando se encontraba en el trabajo. Extrañando su olor, su calor y el tener a alguien para compartir pequeñas cosas. Como cuando Cuddles saltó en el sofá, por primera vez, confundida en cómo había llegado hasta allí, o cuando por fin pudo lograr la receta de su pastel favorito que su amiga Melody hacía para ella.
Prácticamente lo atacaba cuando llegaba a casa del trabajo, desesperada por el contacto y la atención. Y él siempre lo permitió, pero nunca animó algo más entre ellos. Lali sabía que era hora de encontrarse un trabajo, tener algo a lo que dedicar su tiempo y atención, valdría la pena, más que cuidar de Peter hasta la muerte. A pesar de que nunca se quejaba.
Pero incluso mientras planeaba el futuro, no pudo evitar que sus pensamientos vagaran hacia Peter. La forma en que sus intensos ojos oscuros se sentían en su piel, sus roces casuales... dudaba que él tuviera alguna idea de lo loca que eso la ponía. La forma en que sonreía cuando tomaba el primer bocado de comida que había cocinado, el aspecto que tenía con la camisa arremangada al llegar a casa del trabajo. Ella encontró casi todo lo hacía sexy. Y no quería comenzar con su olor, cuando llegaba a casa del gimnasio, la piel brillante y los pantalones cortos que colgaban sueltos en las caderas. Le tomó toda la fuerza que poseía para no saltar sobre él.
Nunca había tenido sentimientos como estos antes, y no se trata de cualquier persona, finalmente, había reunido el coraje de hablar con su terapeuta al respecto la semana pasada. Él le había asegurado que sus sentimientos hacia el sexo opuesto era completamente Normales y de esperarse, ya que vivía en un lugar cerrado con alguien a quien se siente atraída. Pero le había advertido acerca de cómo involucrarse con Peter, diciéndole que si él no sentía lo mismo, saldría lastimada.
Lali se había desnudado para Peter, y no había terminado tan bien. Claro que le había tentado lo suficiente como para darle un beso en todos los lugares correctos hasta que se disolvió en placer, pero luego le había colocado las bragas en su lugar y se fue como si nada hubiera pasado entre ellos. Parecía que nada de lo que hacía lograba que la viera como una verdadera mujer. Aún veía a la chica asustada, la de vida cansada que había rescatado. Cuando por fin la besó —un beso lleno, sensual de boca abierta, pudo decir que eso si le afectó, sin embargo, no se dejaba ir con ella. Brevemente se había preguntado si tal vez era gay, pero sabía que aceptó los placeres simples del contacto entre ellos, incluso si eso era todo lo que era —el calor de otro cuerpo. Así que fue a una cita con Levi, y luego esta mañana habló con Peter para obtener su licencia de conducir y su propio trabajo. Había llegado el momento de pensar en su futuro, aunque podría ser bastante aterrador, no sólo porque significaba confiar sólo en sí misma, sino porque la idea de estar lejos de Peter se sentía como una pérdida que no podría manejar. Había estado enamorándose de él desde el primer momento en que lo había visto con el arma apuntando, y sus oscuros e inteligentes ojos arrasando la habitación donde ella se escondía.
Cuando Peter se fue a trabajar esa mañana, ella limpió la cocina, pulió las encimeras de granito negro, y luego se colocó en la mesa del comedor con su ordenador portátil. Comenzó a buscar trabajo y averiguar el costo de los apartamentos. Ya era hora de hacer un plan. No podía confiar en la generosidad de Peter para siempre.

Jajaja me encantan sus comentarios
Mañana como 


7 comentarios:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!

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  2. demasiado tarde...
    SE ENAMORARON!!!!!!! jajaja
    seguila

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  3. Hola!.
    Soy una nueva lectora!.
    Me encantaron las novelas que has subido!. Me enganché con todas las anteriores y ahora con ésta también!
    Espero el próximo cap!.
    Jenny :)

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  4. masssss dale peter aflojaaa y decile a lali lo q sentis!!!

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