Peter se reunió con Marissa en el bar de Liam, después del
trabajo para tomar una cerveza. Ella había estado molestándolo desde que
conoció a Lali, y sospechaba que su visita no era una reunión de hermanos
amistosa. Más bien una oportunidad de enterarse de los detalles sin
interrupciones. Liam le llevó automáticamente una cerveza y a Marissa una copa
de vino blanco.
—Gracias hombre. —Levantó la botella a Liam antes de
llevársela a la boca.
—Así que... —Marissa comenzó a hablar, sonriéndole—. ¿Qué
hay de nuevo?
—Nada.
—¿Cómo está Lali?
—Bien.
Ella hizo un mohín. Sabía que sus respuestas de una sola
palabra no lo ayudaban, pero no le importaba. Ni siquiera entendía lo que
pasaba entre él y Lali, y mucho menos iba a tratar de explicárselo a otra
persona.
—¿Cómo estuvo tu cita con Sali?
—Estuvo bien. —Lo único que recordaba de su cita con Sali
fue lo que pasó después con Lali. Los ardientes ojos oscuros que lo miraban
follar a otra mujer fue probablemente la experiencia más erótica de su vida.
Una oleada de calor se arrastró hasta el cuello por el recuerdo.
—¿Crees que volverás a verla?
¿A Sali? —No.
Marissa puso los ojos en blanco. —Peter. Habla conmigo. ¿Qué
está pasando entre tú y Lali? ¿Tienes la intención de seguir manteniéndola, o
va a conseguir un trabajo? No lo tomes a mal, porque me gusta mucho Lali, pero
tú eres mi hermano. Es mi trabajo cuidar de ti.
Peter casi se echó a reír ante lo absurdo de su pregunta.
—Lali no es así. No está detrás de mi dinero, no es que tenga mucho de todos
modos; y sí, tengo planes de ayudarla durante el tiempo que lo necesite. —Tomó
otro sorbo de su cerveza, con la agitación creciendo hacia dónde se dirigía la
conversación. Esperaba que Marissa investigara sobre su vida amorosa, como
solía hacerlo, no una advertencia para que se alejara de Lali.
—Eso es mucho para ti, Peter.
—Ella no es una carga, Rissa. —Todo lo contrario, de hecho—.
Me gusta tenerla allí.
Una sonrisa cómplice se extendía a través de sus labios.
—¿Qué es lo que realmente está pasando entre ustedes dos?
—Estaba completamente destrozada cuando la encontré. No voy
a tomar ventaja de ella. Solo olvídalo.
Marissa se echó a reír. —Eres tan ciego como un maldito
murciélago. He visto la forma en que te mira, Peter. No creo que se pueda tomar
ventaja de la voluntad.
¿Qué significaba eso? ¿Cómo lo miraba Lali? —No me mira de
ninguna manera. —¿O lo hacía?
Marissa volvió a reír, y tomó otro sorbo de su vino. —Te
mira como si te quisiera probar. Y no me hagas que empiece a hablar de cómo
cocina y limpia para ti, básicamente atiende todas tus necesidades.
—Estás yendo muy lejos con esto. —Lali hizo esas cosas
porque le dieron algo que hacer, le permitía sentirse útil. Eso no tenía nada
que ver con él, ¿verdad?
—Tú me llamaste en estado de pánico cuando tuvo esos
calambres. ¿Tú no encontrarías eso... extraño?
Se encogió de hombros, negándose a contestar y se concentró
en su cerveza. No había pensado que era extraño en ese momento, pero podía ver
cómo probablemente pareció algo que un novio haría.
—Maldita sea Peter, ella no es la única que está destrozada,
tú también lo estás. Juro que podrías estar enamorado de ella y con esa
cabezota tuya ni siquiera lo sabes.
No lo creo. Peter pretendió reírse e ignorar el comentario,
pero su boca se había secado completamente. Se tomó otro sorbo de su cerveza, rezando
para que el líquido helado despejara su mente de todos los pensamientos
imposibles.
—¿Qué piensas acerca de que consiga mi licencia de conducir?
—preguntó Lali durante el desayuno de la mañana siguiente.
El café caliente se deslizó penosamente por el conducto
equivocado. Peter luchó por despejar sus vías respiratorias, incapaz de hablar
durante casi un minuto.
Lali puso la espátula al lado de la sartén con huevos, y con
una mano en la cadera, le lanzó a un discurso. —He conducido antes. Un montón
de veces. Aprendí en una vieja camioneta que teníamos en el recinto.
Poniendo su taza en la mesa y aclarándose la garganta, Peter
asintió. —Está bien, Lali. Voy a hacer la cita para el curso de conducir.
Con las palabras de Marissa de la noche anterior animándolo,
y el tema de su futuro ya abordado, Peter consideró cómo sobrellevar la idea de
que Lali consiguiera un trabajo. No sabía si era lo correcto, infiernos, podría
pagarle para cocinar y limpiar la casa, pero sabía que ese no era el por qué
había hecho todas esas cosas y no quería lastimarla. Sabía que era buena con
los animales, cocinando y horneando. Es cierto que había cosas que podía hacer,
y tal vez incluso ir a la escuela si le interesaba. —Una vez que obtengas tu
licencia, serás capaz de salir cuando yo esté en el trabajo. —Tomando la
segunda rebanada de pan de plátano que Lali había puesto delante de él—. ¿Has
pensado en lo que te gustaría hacer? —Se atrevió a lanzarle una mirada.
—Me gustaría trabajar con niños. Quizás de niñera, o tal vez
en una guardería.
—Esa es una gran idea. —Se sorprendió Peter con la facilidad
con que la conversación había ido. Quizás Lali estaba lista para más, algo más
fuerte de lo que él había dado crédito. Se dirigió a su dormitorio para
continuar preparándose para el trabajo, sintiéndose de alguna manera incómodo
con la conversación que acababan de tener.
Por mucho que Lali quería admitir que Peter no le afectaba
como él no parecía afectado por ella, no podía. Sobre todo porque al mirarlo
con esa otra mujer le había roto el corazón en mil pedazos pequeños. Había
empezado a enamorarse tontamente de él, sus demostraciones amables, su carácter
bondadoso, su fuerte ética de trabajo, todo en él y desde que le vio hacer el
amor con esa mujer , su cuerpo había unido fuerzas con el corazón, el dolor
abarcaba todo, poseyéndola de adentro hacia afuera.
Lo echaba de menos cuando se encontraba en el trabajo.
Extrañando su olor, su calor y el tener a alguien para compartir pequeñas
cosas. Como cuando Cuddles saltó en el sofá, por primera vez, confundida en
cómo había llegado hasta allí, o cuando por fin pudo lograr la receta de su
pastel favorito que su amiga Melody hacía para ella.
Prácticamente lo atacaba cuando llegaba a casa del trabajo,
desesperada por el contacto y la atención. Y él siempre lo permitió, pero nunca
animó algo más entre ellos. Lali sabía que era hora de encontrarse un trabajo,
tener algo a lo que dedicar su tiempo y atención, valdría la pena, más que
cuidar de Peter hasta la muerte. A pesar de que nunca se quejaba.
Pero incluso mientras planeaba el futuro, no pudo evitar que
sus pensamientos vagaran hacia Peter. La forma en que sus intensos ojos oscuros
se sentían en su piel, sus roces casuales... dudaba que él tuviera alguna idea
de lo loca que eso la ponía. La forma en que sonreía cuando tomaba el primer
bocado de comida que había cocinado, el aspecto que tenía con la camisa
arremangada al llegar a casa del trabajo. Ella encontró casi todo lo hacía
sexy. Y no quería comenzar con su olor, cuando llegaba a casa del gimnasio, la
piel brillante y los pantalones cortos que colgaban sueltos en las caderas. Le
tomó toda la fuerza que poseía para no saltar sobre él.
Nunca había tenido sentimientos como estos antes, y no se
trata de cualquier persona, finalmente, había reunido el coraje de hablar con
su terapeuta al respecto la semana pasada. Él le había asegurado que sus
sentimientos hacia el sexo opuesto era completamente Normales y de esperarse,
ya que vivía en un lugar cerrado con alguien a quien se siente atraída. Pero le
había advertido acerca de cómo involucrarse con Peter, diciéndole que si él no
sentía lo mismo, saldría lastimada.
Lali se había desnudado para Peter, y no había terminado tan
bien. Claro que le había tentado lo suficiente como para darle un beso en todos
los lugares correctos hasta que se disolvió en placer, pero luego le había
colocado las bragas en su lugar y se fue como si nada hubiera pasado entre
ellos. Parecía que nada de lo que hacía lograba que la viera como una verdadera
mujer. Aún veía a la chica asustada, la de vida cansada que había rescatado.
Cuando por fin la besó —un beso lleno, sensual de boca abierta, pudo decir que
eso si le afectó, sin embargo, no se dejaba ir con ella. Brevemente se había
preguntado si tal vez era gay, pero sabía que aceptó los placeres simples del
contacto entre ellos, incluso si eso era todo lo que era —el calor de otro
cuerpo. Así que fue a una cita con Levi, y luego esta mañana habló con Peter
para obtener su licencia de conducir y su propio trabajo. Había llegado el
momento de pensar en su futuro, aunque podría ser bastante aterrador, no sólo
porque significaba confiar sólo en sí misma, sino porque la idea de estar lejos
de Peter se sentía como una pérdida que no podría manejar. Había estado
enamorándose de él desde el primer momento en que lo había visto con el arma
apuntando, y sus oscuros e inteligentes ojos arrasando la habitación donde ella
se escondía.
Cuando Peter se fue a trabajar esa mañana, ella limpió la
cocina, pulió las encimeras de granito negro, y luego se colocó en la mesa del
comedor con su ordenador portátil. Comenzó a buscar trabajo y averiguar el
costo de los apartamentos. Ya era hora de hacer un plan. No podía confiar en la
generosidad de Peter para siempre.
Jajaja me encantan sus comentarios
Mañana como
Jajaja me encantan sus comentarios
Mañana como
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!
ResponderEliminardemasiado tarde...
ResponderEliminarSE ENAMORARON!!!!!!! jajaja
seguila
Otrooo
ResponderEliminarme encantaaaaaaaa
ResponderEliminarHola!.
ResponderEliminarSoy una nueva lectora!.
Me encantaron las novelas que has subido!. Me enganché con todas las anteriores y ahora con ésta también!
Espero el próximo cap!.
Jenny :)
Maaaaaas!
ResponderEliminarmasssss dale peter aflojaaa y decile a lali lo q sentis!!!
ResponderEliminar