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viernes, 11 de julio de 2014

Capitulo: 64


Gaston
Observé mientras Peter y Lali se alejaban para su luna de miel. Me sentía tan feliz por ellos que casi no podía soportarlo. Lali lucía tan hermosa y tan jodidamente feliz.
Negué con la cabeza ante la idea de mi hermanita casándose. Supongo que era mi turno ser el siguiente. La idea de Kika y el bebé vino a mi cabeza. Joder, sabía que no había manera de que ese niño fuera mío. No me emborraché esa noche y el condón no se rompió. Por lo menos, juro que no se rompió.
Jenny se acercó a mí con una gran sonrisa en su rostro. Toqué mi bolsillo izquierdo para asegurarme de que todavía tenía el anillo de compromiso. Rochi lo sintió una vez cuando bailábamos, pero le dije que era la caja para el anillo de Lali.
—Hola, Gas, la cabaña está completamente lista para ti y Rochi. Lo mantuve simple, justo como lo pediste.
—Gracias. No soy exactamente igual que ese hijo de puta de mi mejor amigo.
Se rió y me dio un abrazo. —Gracias, Jenny, por todo lo que hiciste por mí, por Peter y Lali. La boda fue hermosa.
Sonrió y palmeó mi brazo. La vi alejarse mientras Rochi caminaba hacia mí con una sonrisa maliciosa en su rostro.
—Oye, tú… ¿te sientes un poco suertudo esta noche? —dijo aproximándose, y me mordí el labio inferior. Dejé escapar un pequeño gemido y sonrió.
—Sí. Tengo una pequeña sorpresa que nos espera en la cabaña —dije, acercándola más a mí. Dios, olía tan jodidamente bien.
—Bueno, entonces, creo que ahora que la novia y el novio se han ido, el padrino y la dama de honor también se pueden ir.
—Esa es la mejor jodida cosa que he oído en todo el maldito día, bebé.
Nos volvimos para salir y fuimos detenidos de repente por el padre de Rochi, Mark. ¡Jódeme!
—Creo que tenemos que hablar.
Rochi miró a su padre y le dio una mirada confusa. Él me miró y juré que si las miradas mataran, lo habría estado en ese momento.
—Ehm, ¿papá, es algo que pueda esperar? Quiero decir, los dos estamos cansados.
—No, he estado esperando para hablar contigo desde ayer. No quería arruinar la boda de Lali, pero ahora que ella y Peter se han ido tenemos un grave problema.
Santa mierda, ¿qué demonios pasaba?
—Papá, estás empezando a asustarme. ¿Qué ha sucedido?
—Ayer mi oficina recibió una orden de restricción en tu contra de una tal Kika Moore.
Santa mierda… Sentí que todo el aire dejó mi cuerpo en un segundo plano.
—¿Quién diablos es Kika Moore? No conozco a nadie con ese nombre, papi, te lo juro.
En ese momento, debió de haberlo comprendido. Se volvió hacia mí y estoy seguro que mi rostro lucía pálido como un fantasma.
—¡Dime que no es la misma Kika que follaste!
¡Santa mierda! ¡No puedo creer que acabara de decir eso delante de su padre!
—¡Jesús! ¿En serio? —dije mientras miraba a su padre.
—Escucha, Gas, no sé qué diablos está pasando. Hace dos semanas me pediste la mano de mi hija en matrimonio y me dijiste que tenías planeado pedirle que se casara contigo la noche de la boda de Lali. Entonces llega una niña loca alegando que teme por su vida debido a Rocio. ¿Qué diablos está pasando?
Puse las manos en mi cabello y las arrastré por mi cara. ¿Qué diablos? Acababa totalmente de contarle que planeaba pedirle que se casara conmigo esta noche. Esto no estaba sucediendo, joder.
—¡Espera! ¿¡Qué!? ¿Ibas a pedirme que me casara contigo esta noche? ¡Oh, por Dios! —gritó mientras saltaba a mis brazos. Luego se volvió hacia su padre—. ¿Por qué demonios acabas de arruinarme eso, papá?
—¿Quieres que le diga?
Negué con la cabeza. Creo que iba a vomitar.
—Entonces empieza a hablar.
Rochi nos miró a ambos. Parecía confundida, y no quería nada más que llevarla lejos de todo esto.
—¿Gas? ¿Qué diablos está pasando?
Miré a su padre y luego a ella. Aquí va. No estaba muy seguro de cómo reaccionaría cuando le dijera. Mierda, sólo quería saber si era cierto o no antes de decirle. Evitarle el dolor… no tenía otra opción ahora.
—Recibí una llamada la otra noche cuando estábamos en la casa del lago de los padres de Agus. Era de Kika, me dijo que está embarazada y que el bebé era mío.
Se apartó de mí y se puso una mano sobre la boca.
—Oh, Dios mío… Me engañaste… ¡con ella!
¿¡Qué!?
—¡Dios, no! Te juro que no he estado con nadie que no seas tú desde Acción de Gracias. ¡Lo juro por Dios!
—Entonces, ¿cómo mierda está embarazada de tu hijo?
Me pasé las manos por el pelo otra vez.
—Me dijo que está embarazada de siete meses. Me encontré con ella en Rebels, el fin de semana antes de Acción de Gracias y nosotros… nosotros, eh… —Miré a Mark y él me miraba. Mierda…
—¿La follaste? ¡Cuántas otras chicas van a comenzar a aparecer diciendo que las preñaste! ¡Me prometiste que usaste protección! ¡Me lo prometiste! —gritó tan fuerte que me hizo saltar.
—¡Lo hice! Usé condón, bebé. Afirma que se rompió, pero no me encontraba borracho cuando sucedió, y juro por mi vida que el condón no se rompió. ¡Te lo juro por mi vida!
Se apartó de mí, no… No, Jesús, no, por favor.
—¿Por qué no me dijiste que recibiste una llamada de ella? Debiste haberla recibido antes de que viniéramos. ¿Por qué no dijiste nada? —me gritó.
—Te lo iba a decir, lo juro por Dios, pero quería hablar con Kika en persona. Para ver si incluso me decía la verdad, porque no quería hacerte daño a menos que… a menos que…
—¿Qué? A menos que fuera cierto… bueno, ahora lo sé. Creo que tenemos que alejarnos y tomar un descanso.
Mierda, no… ¡No había manera de que la dejara alejarse de mí otra vez! Maldita sea, iba a luchar por ella con todo lo que tenía.
—¡No! Esto no cambia lo que siento por ti, bebé. Te amo, Rochi. Quiero casarme contigo, quiero tener hijos contigo, quiero…
Comenzó a llorar y a negar con la cabeza. Levantó una mano para que dejara de hablar.
—¿Sabes que hablaba con Lali acerca de esto el otro día? Le decía lo emocionada que me sentía de saber que un día… un día… —Su voz se rompió.
Hija de puta… Odiaba jodidamente a Kika Moore con todo lo que tenía en este momento.
—Un día, sería capaz de decirte que esperábamos un bebé. Quería ver tu cara, ¡quería ser la única que viera tu maldita cara cuando te dijera que ibas a tener un bebé! ¿Te gustaría que fuera un niño o una niña? ¿Te importaría? Quería ser la única que te dijera eso.
¡Bebé, quiero tener hijos contigo… más de lo que nunca sabrás! —Me acerqué y extendí la mano hacia ella.
—¡No me toques! Nunca seré la persona que tendrá tu primer hijo porque tienes alguna jodida puta preñada. ¡Ella va a ser la única que tenga tu primer hijo…! ¡No yo!
Miré al padre de Rochi, quien permaneció allí, luciendo desgarrado. Me miró con los ojos casi suplicantes. ¡Qué diablos se suponía que debía hacer!
—Te juro que voy a descubrir si este bebé es mío. La verdad es que no creo que lo sea, me voy a hacer cargo de esto, lo prometo.
—¡Bueno, ahora parece que vas a tener que esperar unos meses para descubrir eso, ¿no es así?! Hasta entonces no quiero verte ni hablar contigo.
—¿Qué?
—Rocio, no hagas nada basado en tus emociones en este momento, cariño. Deja que Gas hable con esta chica antes de hacer algo precipitado.
No podía creer que Mark estuviera de mi lado. Si fuera mi hija, le diría al hijo de puta que se fuera y no regresara nunca más.
Se volvió hacia su padre y lo miró. Dio unos pasos hacia atrás y giró para alejarse un poco.
Se dio la vuelta para mirarme. No podía perderla de nuevo. ¡No la perdería de nuevo!
Caí de rodillas frente a ella. —Rochi, por favor, no me hagas esto. Por favor, no me dejes otra vez… ¡Te lo suplico! —Sentí que las lágrimas corrían por mi cara y no me importó una mierda. Estaba demasiado seguro que ahora teníamos un público.
Ella lloraba cuando bajó la mirada hacia mí.
—Te amo, Gas, más que nada, pero no puedo manejar esto ahora mismo. Necesito tiempo… necesito estar sola y lejos de ti mientras resuelves esto. No te estoy dejando… yo… sólo necesito estar lejos de ti.
—Rochi… por favor, esta noche se suponía que cambiaría todo. Por favor.
—Voy a volver a la cabaña. Por favor, no vayas allí. Voy a irme a casa con Cande y Agus mañana. Por favor, sólo… sólo… déjame en paz por un tiempo, Gas. Si me amas, déjame en paz.
Se dio la vuelta y se alejó de mí. Me caí y enterré la cabeza en mis manos y simplemente lo perdí.
Sentí a alguien tratando de conseguir que me parara. Oí a Agus y a Nico diciéndome que me pusiera de pie. Apenas podía. Una vez que me levanté, la vi entrar en el jeep y conducir a la cabaña.

Hijo de puta… no de nuevo… me dejaba… otra vez.

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