Peter
Desperté a Lali con una bandeja llena de su desayuno
favorito. Panqueques, huevos, tocino y zumo de naranja. Pensaba que se habría
despertado con el ruido que hacía intentando cocinar todo en esa pequeña cocina.
Al verla sentada allí comiendo no podía quitar mis ojos de ella. Seguía viendo
ese anillo en su dedo y tuve que contener las lágrimas cada vez. Pronto iba a
ser mía.
Lali insistió en la limpieza de todas las flores, aunque le
dije que le pagué a Aaron y a Jenny generosamente para encargarse de todo.
Hicimos el amor dos veces más en la mañana y ni siquiera sabía que mi polla
fuera capaz de trabajar tanto las últimas doce horas, pero no iba a quejarme.
Después de que estuvimos limpiando a satisfacción de Lali,
hicimos nuestro camino hacia el Jeep. Saltó prácticamente todo el camino. El
verla tan feliz hizo que mi pecho se hinchara. Quería que se sintiera amada y
querida cada maldito minuto de cada día. En ese momento, Aaron y Jenny
llegaron, justo a tiempo. Lali empezó a saltar cuando Jenny se acercó a ella.
Jenny agarró su mano y miró el anillo, y ambas dejaron escapar un pequeño
grito. Luego se inclinó hacia ella para preguntarle algo. Lali se puso roja y
me miró. Se volvió y le dijo algo a Jenny que hizo que sonriera ampliamente.
Aaron se acercó y me entregó una caja enorme. Me senté en
los escalones del pórtico y llamé a Lali.
—Tengo un regalo más de Navidad para ti, cariño. —Lali se
volvió y miró la caja que sostenía. Se acercó, se sentó junto a mí y me sonrió.
—¿Qué es? —preguntó, llena de emoción.
—Bueno, la única manera de conseguir ver lo que hay adentro,
es quitando la tapa, bebé.
Se acercó y quitó la tapa y un cachorrito de siete semanas
asomó la cabeza. El pequeño individuo parecía como si hubiera estado durmiendo.
—¡Oh! ¡Oh, Jesús! ¿Es mío?
Me eché a reír. Diablos, era tan jodidamente linda.
—Sí, bebé, es tuyo.
Lo sacó de la caja y comenzó a abrazarlo. Aaron y Jenny
veían como olía cada centímetro de él y les dijo lo maravilloso que olía. Su
sentido del olfato y el mío eran claramente diferentes.
Miró la cinta atada alrededor del cuello. La nota que
escribí fue atada en la misma. La tomó y puso al perrito abajo. El pequeño
individuo salió y orinó en la hierba.
—Oh, por supuesto ahora el pequeño hijo de puta va al baño
en la hierba —dijo Aaron.
Lali empezó a leer la nota en voz alta.
—Querida mamá, estoy aquí para ayudar a papá a cuidar de ti,
protegerte y quererte como si no hubiera mañana. Con amor, Gus.
Volvió la cabeza para mirarme. Esos ojos azules se llenaron
de lágrimas mientras se inclinaba y me besaba. Se apartó de mis labios un poco
y sonrió.
—Gracias… lo amo y me encanta que recuerdes cada cosa que
digo. ¡Te quiero tanto!
—Te amo demasiado, Lali, más de lo que nunca sabrás.
Era las once de la mañana en el momento en que regresamos a
la casa del rancho. Lali parecía nerviosa mientras sostenía Gus en sus brazos.
El pequeño bastardo dormía en paz total. Perro afortunado.
—¿Qué sucede, cariño? Parece que acabas de ver un fantasma.
—¡Mierda, Peter! Tus abuelos van a saber que tuvimos… que
tuvimos… ¡Sexo!
Me eché a reír. Diablos, era tan linda.
—Lali, somos adultos, sabían lo que pensaba todo el tiempo.
Créeme, tuve una conferencia acerca de la protección antes de que te llevara a
la cabaña.
—Pero no quiero que piensen mal de mí por tener relaciones
sexuales contigo antes de casarnos.
Tuve que sonreír. Qué bueno era su corazón. Empujé un mechón
de su cabello detrás de su oreja.
—Lali, no dejes que esos dos te engañen. ¡Fueron a
escondidas al granero a los diecisiete años para tener relaciones sexuales! El
abuelo habla mucho cuando se emborracha.
Lali se puso la mano en la boca y comenzó a reír,
despertando al pequeño monstruo.
En ese momento, oí a Rochi y Gas. Levanté la mirada y los vi
caminando de la mano hacia el granero. Me sentía tan feliz porque Gas hubiera
recapacitado finalmente. Los dos parecían muy felices. No iba a decirle a Lali,
pero Gas pensaba pedirle a Rochi que se casara con él la noche de graduación.
Rochi vio a Lali y gritó. Gritó de nuevo cuando saltó del
Jeep, puso al cachorrito en el suelo y corrió hacia Rochi. Gas sonrió y se
alejó de ambas. Rochi tomó la mano izquierda de Lali y volvió a gritar.
Gus me miró como si supiera lo que era la sensación de no
estar en sus brazos. Pequeño bastardo, pensaba como yo… iba a amar a este
perro. Me agaché y lo recogí.
—Sí, amigo… también me ha encantado —dije mientras sostenía
a Gus en mis brazos.
—¡Madre santa! ¡Lo hiciste bien, Peter! ¡Diablos, es
hermoso! —Lali se dio la vuelta para mirarme con esa dulce sonrisa suya. Me dio
un guiño y ambas comenzaron a caminar al granero, pero no antes de que tomara
el perro de mis brazos y se lo diera Rochi, que se volvía loca por él.
Gas comenzó a caminar hacia mí. Ya le había pedido permiso
para casarme con Lali la semana pasada. Sabía lo mucho que la amaba y ella no
tenía un padre, así que sentí que era lo correcto.
Extendió una mano y me palmeó en la espalda. Duro.
—Jesús… ¿Por qué diablos me golpeas tan duro?
—Espero que lo hicieras especial para ella o te patearé el
trasero. Y maldición, lo del cachorro estuvo genial. Bien jugado.
Me reí.
—Espero que sí, Gas. De lo feliz que ha estado toda la
mañana, diría que hice un trabajo decente.
Gas me sonrió y negó con la cabeza.
—Sabes, Peter, si tenía que acabar con alguien, estoy
agradecido de que fueras tú. Veo lo mucho que amas a mi hermana y lo mucho ella
a ti. Por la expresión de su cara cuando regresaron hasta diría que hiciste más
que decente. Nunca he visto a mi hermana con un brillo como ese en el rostro.
Gracias. Gracias por lo especial que para ti. Ahora… No quiero hablar nunca
sobre el hecho de que hayas tenido relaciones sexuales por primera vez con mi
hermana pequeña en la noche que le pediste que se casara contigo. Si alguna vez
te emborrachas y me dices algo al respecto, voy a patear tu culo. ¿Lo
entiendes?
Me quedé ahí y lo miré fijamente. Dios, lo amaba como a un
hermano. Negué con la cabeza y se rió, luego me hizo una llave con la cabeza y
empezamos a luchar antes de escuchar al abuelo gritar.
—Basta ya… nos dieron un poco de vinculación masculina, al
desván chicos.
Tuvimos que dejarlo porque, en unos días, Gas y yo teníamos
un partido. Nuestro último partido como jugadores de fútbol americano universitario…
no lo podía creer.
Al día siguiente de preguntarle si quería casarse conmigo,
me levanté nervioso por hablar con ella acerca de la boda. Temía que se
molestara cuando le dijera que no podía soportar que se quedara en Austin
después de que nos casáramos. Me preocupaba por eso, pensaba que iba a decirme
que no quería casarse o que íbamos a tener que esperar hasta que terminara la
escuela, pero sólo sonrió.
—Peter, ya había decidido hace semanas que no iba a volver a
la universidad en otoño. Iba a venir al rancho, tanto si me hubieras pedido que
me casara contigo o como si no.
—Lali, ¿qué pasa con la escuela? Pensé que te molestaría que
te pidiera abandonarla para vivir aquí conmigo. ¿Segura de que esto es lo que
quieres?
Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. —¡Sí! Ya me lo
imaginé. Voy a tomar clases en línea y terminar mi carrera de negocios. De esa
manera puedo ayudarte a llevar el rancho cuando tomes el relevo de Garrett
algún día. —Me quedé sin palabras. Esta chica no dejaba de sorprenderme. La
amaba tanto. Me incliné y le pregunté si se sentía atrevida, sonrió y movió las
cejas de arriba abajo. Nos dirigimos al establo e hicimos el amor. Otra
primicia… aunque me pasé más tiempo empujandoa Gus lejos que cualquier otra
cosa, ese pequeño bastardo me ladraba todo el tiempo. Íbamos a tener que tener
una conversación de hombre a hombre y pronto.
Lali lloraba mientras se despedía de la abuela. Se habían
hecho tan cercanas, y habían estado escondidas todo el día de ayer con Rochi y
el perrito… Estoy seguro de que ya habían hablado de la boda. La abuela le
susurró algo al oído a Lali, que causó que se sonrojara. Rápidamente me miró y
sonrió. No creo que pueda ser tan jodidamente feliz. Nada volvería a superar
este sentimiento.
Junio…
—Peter… hombre, necesitas calmarte. Todo va a estar bien,
confía en mí… Vamos. —Agus me dio una cerveza y me llevó a la terraza que daba
al lago Travis. No quería una despedida de soltero, así que algunos de los
chicos decidieron tener una reunión en la casa del lago de los padres de Agus.
Gus tomó su posición normal a mis pies. Me sorprendió que viniera conmigo y no
se fuera con Lali. Lali amaba a esta mierda de perro y él a ella.
Lali y las chicas se encontraban en la casa del lago de los
padres de Rochi, que en realidad estaba a dos kilómetros por la carretera. Todo
lo que quería hacer era hablar con ella. Nos íbamos a casar en tres días y era
un manojo de nervios. Nos íbamos mañana al rancho. Lali parecía tan tranquila. Rochi,
Cande y Euge eran amigas increíbles para Lali. Ellas llevaban la planificación
y constantemente hablaban con Jenny, nuestra organizadora de bodas. Lo que
ayudó a Lali a no estresarse, así podía terminar la escuela.
La única interrupción que hubo de la escuela fue para la
boda de Agus y Cande el Día de San Valentín y las vacaciones de primavera
cuando todos fuimos al rancho. Gas y yo pasamos la mayor parte de las
vacaciones alistando su propiedad para los caballos que había comprado este
verano. Iba a destruir la pequeña casa del rancho y empezar de cero la
construcción. Pensó que Rochi quería algo grande, pero resulta que es sólo una
chica de campo que quería una casa estilo rancho. Se quedarían en la casa
existente hasta que construyeran la suya propia. Gas y yo habíamos estado trabajando
un montón de horas en la empresa en la que habíamos sido internos durante los
últimos dos años. Todavía me sorprende que nos pidieran que nos quedáramos en
calidad de asesores.
Aquí sentado y relajado, me sentía bastante bien. La
graduación había terminado y ahora era la boda. Gas llegó caminando y me dio
una palmada en la espalda mientras se pasaba la mano por el pelo. Se sentó y
dejó escapar un suspiro.
—¿Todavía está enojada? —le pregunté cuando tomó un trago de
su cerveza.
—Sí… ¡Dios, esa mujer será mi muerte!
Agus y yo nos reímos. Rochi no le había hablado desde la
noche de graduación, cuando no pudo hacer la gran pregunta. No sabía que se lo
pediría la noche de nuestra boda. Tenía a Jenny trabajando en esa parte. Pensé
que era bueno que le fuera a pedir que se casara con él en la misma cabaña en
el que se lo pedí a Lali. Los abuelos dijeron que era una
buena señal. Lali y yo íbamos a vivir en la cabaña hasta que
pudiéramos conseguir nuestra propia casa.
—¿Siquiera le dijiste que sabías que está enojada? —le
preguntó Agus con una sonrisa.
—No, está tan enojada que empezó a insultarme cuando
llegamos a su casa, así que me fui y volví a casa.
—Maldición, amigo. No es de extrañar que esté enojada
contigo. Será mejor que lo soluciones cuando se lo pidas este fin de semana
—dijo Agus mientras inclinaba la cerveza hacia atrás y se la terminaba.
—Mierda… creo que voy a enviarle un mensaje.
Gas se sentó y le escribió un mensaje de texto a Rochi
mientras Agus y yo hablábamos de lo que había que hacer antes de la boda.
—¡¿Ven?! ¡Sólo le envié un texto diciéndole que sabía por
qué se sentía molesta y que quería esperar hasta después de la boda de Lali! ¡No
sabe que será la noche de la boda!
El móvil de Gas comenzó a sonar y en un principio debió
haber pensado que era Rochi. Lo sacó y frunció el ceño cuando vio quién
llamaba.
—¿Qué quieres, Kika? —dijo sin ninguna emoción en su voz.
»Bueno, honestamente no veo por qué diablos íbamos a
necesitar almorzar. No tengo nada que hablar contigo. Joder, ni siquiera te he
visto desde… el noviembre pasado.
En ese momento, Gas dejó caer la cerveza que tenía en la
mano y se estrelló en el patio. La cerveza chorreó por todas partes y Agus se
levantó.
—¿Qué diablos, Gas?
El rostro de Gas se puso pálido. ¿Qué demonios pasaba?
—¿Estás jodidamente bromeando, Kika? ¡Es imposible, lo vi y
no se rompió! No, tú escúchame, te equivocas. No puedo hablar contigo ahora, te
llamaré la semana que viene. No. Te llamaré la semana que viene.
Gas permaneció allí, aturdido.
—Gas, ¿qué diablos sucedió?
—Jesucristo, parece como si estuvieras a punto de vomitar.
Hombre, no lo hagas aquí, o mis padres me van a matar.
Gas se volvió y me miró con lágrimas en los ojos. Oh, santa
madre.
—Está embarazada, ¿no es así?
SIIIIIIII SEGUROOOOOO
ResponderEliminarSEGUILAAAAAA
Maass
ResponderEliminarWoaa kika q hija pu!
Más mass
ResponderEliminarquiero más cap
ResponderEliminar!!! Porfa más cap
ResponderEliminarOh que tierno peter por regalarle un perrito
ResponderEliminarOdio a kikaa
ay no Kika embarazada??
ResponderEliminarponiéndome al día !!
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