Lali
Sufriran con este
—¡Jesús, María y José, afuera está helando, maldición! —dijo Rochi mientras se envolvía bajo una manta. Tenía que estar de acuerdo.
Hacía
frío y mi cabeza latía con todos estos malditos fanáticos del fútbol gritando
más de lo usual. Por supuesto, la universidad de Texas iba ganando y Peter y Gaston
jugaban genial, pero ahora mismo agradecía al señor porque no jugaría como
profesional. No podría hacer esto todas las semanas. Ya me enfermaba ver a
todas estas perras tirarse sobre los futbolistas. Siempre iba directo a los
casilleros, pero alguna que otra vez, vi a alguna porrista o alguna estúpida y
loca puta correr hacia él y colgársele del cuello.—¡Jesús, María y José, afuera está helando, maldición! —dijo Rochi mientras se envolvía bajo una manta. Tenía que estar de acuerdo.
Lo odiaba. Amaba los juegos locales porque, obviamente,
volvía a casa esa noche, pero detestaba observar a todas las chicas. Al menos
en los juegos de visitante no podía ver todo eso a través de la televisión.
Noté a una chica caminando por las líneas laterales; lucía
familiar, pero no podía ubicarla. Peter acababa de salir del campo y estaba
parado tomando un trago cuando ella se acercó y él se inclinó hacia abajo
mientras le decía algo. Él echó la cabeza hacia atrás y se rió. Ehh, hola… Eso
hizo que me enderezara en el asiento.
—¿A quién mierda le estás echando mal de ojo? —dijo Rochi
intentando mirar en la misma dirección que yo.
—Estoy intentando ver quién es la perra que está hablando
con Peter y con la que parece estar demasiado cautivado por su conversación.
—Confía en mí, no tienes nada de qué preocuparte. Si no
puedes ver cuánto te ama ese chico, entonces necesitas anteojos, perra.
Me encogí de hombros. Tal vez tenía razón; actuaba como una
perra celosa. Entonces la chica se volteó y supe exactamente quién era. Belen.
—Esa jodida puta, ¡¿cómo mierda llegó al campo?!
—¿Quién? ¿Quién es una jodida puta? —Rochi se enderezó, un
poco más interesada después de mi explosión.
—Belen… la puta que bailaba con él en Rebels la noche que me
fui y no hablamos por semanas. ¡Ella es! Sabía que me resultaba conocida. ¿Por
qué está hablando con ella?
Rochi se sentó y acercó sus rodillas al pecho en un intento
por encontrar calor.
—¿A quién le importa, La…? Es noticia vieja. No es como si
se estuviera colgando de ella, no tienes nada de que preocuparte. Sólo te
quiere a ti.
Entonces se inclinó y le dio un beso en la mejilla.
—O… tal vez si tengas algo de qué preocuparte —dijo cuando
vio lo mismo que vi. La perra le devolvió el beso, luego se abrazaron. ¡¿Qué
demonios?!
Peter se dio la vuelta, buscándome entre la multitud. Oh,
¿qué pasa, idiota? ¿Chequeando para ver si te vi besar a otra chica? Sus ojos
encontraron los míos y sonrió.
Estaba tan enojada que no le sonreiría a ese estúpido. Su
sonrisa se desvaneció y saludó con la mano. Así que hice lo que cualquier otra
novia haría en mis zapatos.
Le mostré el dedo medio y me levanté para marcharme.
—Espera… ¿a dónde vas? —dijo Rochi, luchando por salir
debajo de la manta.
—Me voy. Creo que he visto demasiado. —Di una última mirada
y todavía me miraba, completamente sorprendido.
No puedo creerlo, como es capaz… sabe que estoy sentada aquí
y que puedo ver todo. ¿Por qué haría eso?
Nunca serás querida por nadie…
Las palabras de mi madre resonaron en mi cabeza mientras
caminaba hacia mi coche.
—¡Cállate! —grité, poniendo las manos sobre mis orejas.
—¡Jesús, no dije nada!
Me detuve y miré a Rochi, confundida. —¿Qué?
—¿Qué de qué? ¿Por qué me gritaste que me callara? ¡Ni
siquiera hablé!
Sacudí la cabeza para aclarar mis ideas. ¡Mierda! Estaba
volviéndome loca.
—Mierda… Creo que estás estresada con la escuela, La.
Tomaste demasiadas clases y estás estresada por no ver a tu hombre lo
suficiente. Creo que necesitas vacaciones. ¡Como cierto rancho bajo cierto
roble! —dijo dándome un codazo mientras me guiñaba un ojo.
—¡Argh! Lo último que quiero es ir a algún sitio con ese
estúpido. Se puede llevar a Belen.
Comencé a caminar rápido. Necesitaba salir de ahí. No podía
respirar.
—Detente ahora mismo. ¡Lali! ¡Para! —gritó.
—¡¿Qué?!
—Bien, entiendo que estés enojada, pero mierda. Fue un beso
en la mejilla frente a cientos de personas, incluida tú… ¡Su novia! ¿Realmente
piensas que está engañándote con esta chica? ¿No piensas que puede ser algo
completamente inocente? Tal vez deberías, al menos, dejar que se explique antes
de explotar.
Comencé a calmarme un poco. Rochi tenía toda la razón. ¿Qué
demonios sucedía conmigo? No podía deshacerme de este sentimiento de que algo
malo estaba a punto de pasar. El piso se derrumbaría en cualquier momento y lo
sabía.
—Tienes razón, regresemos. —Di media vuelta y comencé a
caminar de regreso al estadio cuando vi a la putita salir. Había un chico que
no había visto cuando salí. Caminó directo a sus brazos y se besaron. Me detuve
completamente. Vaya… la perra sí que se mueve de chico a chico.
Justo entonces, Belen, la perra, levantó la mirada y nos
vio.
—¿Lali? ¿Eres tú? ¿La novia de Peter? —preguntó caminando
hacia nosotras.
Bueno, al menos sabía mi nombre esta vez y me llamó “la
novia de Peter” en lugar de la hermanita de Gaston.
Le sonreí y le presenté a Rochi.
—Es un placer. Este es Michael, mi prometido.
Vaya… ¿Qué dijo? Por supuesto que sabía que no podía contar
con Rochi en ese momento.
—Tu prometido, ¿eh? Entonces, ¿qué hacías en el campo de
fútbol?
Sutil, Rochi… muy sutil.
—Mi tío es uno de los entrenadores. Vine a despedirme de él
y de un par de chicos con los que estudié. No regresaré a la univerdad después
de este semestre. La compañía de Michael lo transfiere a Nueva York así que ahí
es a donde me dirijo.
Finalmente encontré mi voz. —Guau, eso suena excitante. Así
que, ¿sólo pasaste por casualidad a ver a Peter y te despediste?
Sonrió y sacudió su cabeza. —Sí, tienes mucha suerte. Te ama
mucho. No podía parar de hablar de ti todo el tiempo. Me alegro que las cosas
funcionaran entre ustedes —contestó, mirando a su prometido.
De acuerdo… Me sentí como una total idiota. Tal vez se
olvidaría de mí mostrándole el dedo. Una chica puede soñar, ¿no?
* * *
—¿Me vas a ignorar el resto de la noche? —le pregunté a Peter
mientras se sentaba y miraba televisión. Lucía exhausto y sabía que lo estaba.
Había jugado un partido bien largo y difícil, y llegó a casa listo para irse a
la cama. No parecía muy feliz cuando abrió la puerta y me encontró sentada,
esperándolo.
—Escucha, Lali, estoy cansado, ya no tengo ganas de ver
televisión y no estoy de humor para conversar… No estoy de humor para tu mierda
esta noche.
¿Mi mierda? ¡¿Qué demonios?! No he dicho una palabra.
Maldita sea, ¿aún estaba enojado por lo del dedo?
—Espera… No te he dicho nada aún. Te traje una cerveza, te
hice un emparedado y solo me senté ahí esperando hasta que llegaras del juego.
¿Por qué estás enojado conmigo?
Se pasó las manos por el cabello y suspiró. Se detuvo, me
miró y sacudió su cabeza. —¿Te quedas esta noche?
—¿Quieres que me quede? —le pregunté, mirándolo.
—Realmente me importa una mierda si te quedas o no. —Se dio
la vuelta y se fue a su habitación.
Sentí las lágrimas comenzar a quemar mis ojos. No lloraré…
No lloraré. Desearía que Gaston todavía estuviera despierto, pero tan pronto
como llegó a casa se fue directo a la cama. Vaya Acción de Gracias que resultó
ser esta. Me levanté lentamente y recogí el plato donde estaba el emparedado y
la botella de cerveza vacía y los puse en la mesada. Agarré las llaves y el
bolso y me dirigí a la puerta principal. Tenía que aguantarme lo suficiente
para llegar a mi coche y marcharme, solo entonces comenzaría a llorar.
Cerré la puerta despacio y prácticamente corrí hacia el
auto. Justo cuando abría la puerta, un brazo se cruzó en mi camino y la cerró.
Grité y giré, lista para patear a alguien en las bolas. Excepto que no vi a un
extraño asesino en masa, vi a Peter.
—¡¿Qué demonios?! ¡Me asustaste, idiota! —susurré, dándome
cuenta que era alrededor de la una de la mañana y mi grito probablemente
despertaría a un par de personas.
—Es tarde, no manejes a casa. Vuelve adentro —dijo con voz
cansada.
—Bueno, no debería importarte una mierda si manejo a casa o
no, ¿no es cierto?
Se desparramó el cabello con la mano… su señal de que estaba
frustrado o enojado. Dios, ¿por qué eso me excitaba tanto?
—Ahora, si no te importa, me voy a casa. Por favor, dile a
Emma que lo siento, pero no me uniré para la cena de Acción de Gracias de este
fin de semana.
Giré y agarré la manija de la puerta para abrirla, pero la
volvió a cerrar de golpe.
—Lali, entra, ahora.
Estaba tan enojada que comencé a temblar. ¡¿Cómo se atreve a
decirme que hacer?!
Giré y lo miré. —¡Jódete! —Intenté empujarlo lejos una y
otra vez, pero no cedía un centímetro el hijo de perra. Incluso intenté poner
el pie contra el coche para usarlo de palanca, y nada funcionó.
—¿Todavía no has terminado?
—¡No! ¡¿Cómo te atreves a decirme que hacer?! Estás actuando
como un estúpido, no me quedaría aquí aunque te tiraras al piso y me lo
rogaras.
Antes de darme cuenta, me había levantado y me cargaba hacia
la casa. De inmediato sentí su erección, lo cual me tomó por sorpresa. No podía
gritar porque era muy tarde y la verdad era que no quería terminar en la
cárcel.
Una vez adentro, comencé a luchar para que me soltara.
Jesús… era fuerte y yo no hacía progresos. Agarró mi bolso, lo lanzó al sofá y
me quitó las llaves a la fuerza, todo mientras me sujetaba. Estaba intentando
apretar mis piernas a su alrededor, pero creo que sólo lo excitaba más.
Se dirigió a su habitación. ¡Mierda! No podía gritar porque
despertaría a Gaston. Una vez que llegamos y cerró la puerta con su pie, lo
siguiente que supe fue que me estampó contra la pared y comenzó a besarme. Al
principio no hice nada, pero después de sentir su erección empujando contra mí
y el dulzor de sus labios, no me pude resistir. Agarré su cabello entre mis
manos y le devolví los besos.
Oh, Dios, se sentía tan bien, tan correcto. Ni siquiera
recuerdo por qué peleábamos. Oh, sí, estaba actuando como un estúpido. Comencé
a alejarme.
—Nena, siento tanto lo que dije. Por favor, perdóname. Es
que cuando me enseñaste el dedo, te levantaste y te marchaste, no tenía idea
por qué y después de eso jodió mi juego completo. Dejé caer dos malditas
pelotas y me hicieron mierda tres veces.
¡Oh, no! No tenía idea que haciendo eso lo jodería tanto.
Incliné la cabeza hacia atrás y la apoyé en la pared, cerrando los ojos.
—Oh, no tenía idea. Lo siento tanto. Fue un malentendido y
no quiero hablar de eso. Regresé al estadio, ¿no me viste? ¡Estuve ahí todo el
juego!
—No, una vez que tú y Rochi se marcharon asumí que era
definitivo. No me molesté en levantar la mirada otra vez.
Oh, me sentí como un gran pedazo de mierda.
—Tienes que confiar en mí, Lali —dijo, besando mi cuello. Mi
cuerpo comenzó a temblar de nuevo.
—Sí confío en ti, siento ser tan insegura. Te amo más que a
nada.
—Por mucho que quiera seguir con esto, La, estoy exhausto
—dijo, llevándome hasta su cama. Se durmió tan pronto como puso su cabeza en la
almohada. No estoy segura de cuánto tiempo lo observé dormir. Deverdad lo
amaba, pero tenía este rarísimo sentimiento. Algo estaba a punto de suceder,
podía sentirlo.
nooooooooooooooooooooooooooo...... pobre lali...
ResponderEliminarseguila
ya subi un nuevo cap en : lecturalaliter18.blogspot.com
Hayy noo no quier q pase nada!, esta todo taan bn!!
ResponderEliminarQuiero saber q paso con gas y rochi!!!
Ayyyyyy que suerte se arreglaron..
ResponderEliminarPero que es eso que presiente Lali ?!
Seguila porfis!!
Hola gracias por la novela!
ResponderEliminarno por que quieres que suframos!!! lo peor es que se que lo haras y no en este!!
ResponderEliminarhay dios lali muy mal y mas por que se fue yo me esperaria para reclamarle y lo peor es que a peter lo golpearon por eso :(
ResponderEliminarMaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!
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