Peter me hizo prometer
que no iría
a trabajar la
mañana siguiente, después
de quedarnos hablando
hasta las tres.
El sol estaba más brillante y mis
pequeñas persianas blancas no
hacían mucho para
bloquear la luz.
Me estiré y
me levanté. Eché
un vistazo a la habitación de Jessica, ella ya estaba
despierta. Cuando entré en la
cocina, estaba poniendo un tazón de cereales. Frunció el ceño.
—Será mejor que no pierdas
este trabajo por
exceso de sueño.
De todos modos, ¿A qué hora
llegaste?
Ya era hora
de contarle lo
de Peter. Quería
que lo acompañara
a un acto benéfico
la semana siguiente
y debía contárselo
a Jessica. No
sabía por dónde empezar, así que me senté en la mesa.
—Tenemos que hablar de algo.
Se sentó con su plato en la mesa.
—Chica, si me dices que estás embarazada, me da algo.
Me reí.
—Eso no va a pasar. Y, no, no es sobre eso.
Jessica ladeó la cabeza.
—¿Eso responderá mi
pregunta sobre la
hora en que
llegaste anoche?
Asentí.
Me hizo un gesto con
la cuchara para que continuara y luego
tomó un gran bocado de sus cereales. Tomé una respiración profunda.
—No estoy segura de por dónde empezar.
Jessica se detuvo con la cuchara en el aire.
—¿Quieres decir que esto va a ser así de bueno?
Rodé mis ojos.
A veces deseaba
que ella fuera
una madre normal, pero entonces yo no sería normal,
¿Por qué esperar que ella lo fuera?
—Bueno, cuando trabajabas
para los Lanzani,
¿Sabías para quién trabajabas?
Ella asintió con la cabeza.
—Por supuesto, el
roquero adolescente Peter Lanzani. No
podía pasar por alto sus fotos
por las paredes.
Suspiré, aliviada de que al menos supiera eso.
—Bueno, estoy saliendo con él. —Me detuve y esperé.
Tragó el bocado y dejó caer su mandíbula.
—Ni hablar.
Esperaba una respuesta
más profunda de
ella. Pero entonces,
la profundidad no era realmente una de las características de Jessica.
—Hemos estado viéndonos
durante un par
de semanas y
bueno, tiene que ir
a Hollywood para
un acto benéfico
la semana que
viene y quiere que lo acompañe
como su cita.
Eso captó la atención de Jessica.
—¿Él quiere llevarte a Hollywood?
Asentí con la cabeza y mordió su cereal en pocos
segundos.
—No creo que sea buena idea —dijo finalmente.
No había esperado que le importara si me iba o no.
—¿Puedo preguntar por qué?
Se echo hacia atrás en el asiento y suspiró.
—Lali, hasta Peter Lanzani, nunca habías
salido con nadie.
Eres hermosa, pero eres
joven e ingenua.
Su mundo no
es algo para
lo que estés lista. Claro, salir
con él aquí es una cosa, pero entrar en su mundo es otra.
Sé que no
soy la mejor
madre del mundo,
pero te amo
y voy a decirte
que no, para protegerte. No estás lista para eso, y el dolor que esto te va
a causar no
se puede comparar con
nada de lo
que hayas experimentado. Una
relación con él,
con cualquier cantidad
razonable de tiempo, es
imposible. Sólo vas a enamorarte de él, y él se va a ir. Tiene que hacerlo. No
puede ser Peter Lanzani en Sea Breeze, Alabama.
Quería discutir, pero sabía que tenía razón.
—Yo ya estoy enamorada—susurré.
Se puso de
pie, caminó hacia
mí, puso sus
manos sobre mis hombros y apretó.
—Ah, bebé, estás
a punto de
descubrir realmente lo
que el amor duele. —Me besó la cabeza y salió por la
puerta trasera.
No podría ir y eso me decepcionó, pero de alguna manera sabía
que sería lo mejor.
Yo no encajaba
en su mundo
en Hollywood. Ni
siquiera podía manejar algo tan simple como la secundaria.
**
Peter no tomó bien
la decisión de
mi madre, pero
la aceptó. Decir adiós, aunque sea por un momento, hizo
que me doliera el pecho. Le tuve pavor
todo el día.
Si esto era
lo que sentía
al verlo irse
durante poco tiempo, ¿Cómo
de peor sería
en septiembre? Lo
oí caminar detrás
de mí antes de que dijera algo.
Me levanté de mi trabajo con las rosas y me volví hacia él.
Parecía alguien sacado
de una revista,
luché contra en impulso
de extender mi mano
y apoderarme del Peter
a quién
yo amaba, no del
desconocido delante mio.
Extendió la mano, tomando la mía y me quitó el guante de
jardín.
—Ya te echo
de menos —dijo,
mientras empezaba a
besar mis dedos—. Estos van a ser
dos días muy largos.
Me obligué a sonreír.
—Se acabarán antes de que nos demos cuenta.
Frunció el ceño y me acercó más a él.
—Que Dios me ayude si
me piden que cante una canción de amor. No sé si seré capaz de recordar las
letras.
Sonreí y extendí
mi mano para
pasar los dedos
por su grueso
y oscuro pelo.
—Vas a tener a todos comiendo de la palma de tu mano. Todo
lo que tienes que hacer es sonreír.
Sonrió abiertamente.
—Creo que eres un poco tendenciosa.
Me eché a reír.
—No, no lo
soy. Te he
visto hechizando una
habitación llena de chicas con sólo una sonrisa.
Frunció el ceño y se
inclinó para besar mi mejilla, y luego besó
un camino a mi
oreja antes de
susurrar: —Tú eres
la única a
la que me interesa hechizar.
Suspiré.
—Bueno, no te preocupes, estoy completamente hechizada.
Se echó hacia atrás y metió la mano en su bolsillo.
—Tengo algo para
ti, pero en
realidad es para
mí. Necesito que lo
tomes, así seré capaz de estar tranquilo mientras estoy fuera.
Sostenía un teléfono plano en su mano.
—Por favor mantenlo contigo en todo momento, así podré oír
tu voz cuando lo necesite.
—De alguna manera
se las arregló
para decir las únicas palabras que me harían aceptar un
regalo como este de él.
—No sé si puedo usarlo. Parece complicado.
Sonrió.
—Es una pantalla
táctil. Al tocar
la pantalla, todos
los botones necesarios aparecen.
Seguí las instrucciones y la pantalla cobró vida.
—Es como el iPod que me diste.
—Eso es porque es un iPhone.
Lo puse en mi bolsillo.
—Solo estoy a una llamada de distancia. —Peter sonrió con
tristeza.
—Odio esto. —No
quería hacer las
cosas más difíciles
para él, así que me obligué a sonreír—. Volverás
pronto.
Se acercó y se inclinó para besarme.
No quise cerrar los ojos. Quise verlo mientras hacía girar
mi mundo.
En el momento en que su mano trazó mi cara, perdí toda la
concentración y simplemente disfruté de estar en sus brazos. Dio un paso atrás
y rompió el beso.
—Regresaré tan pronto como pueda —dijo con voz ronca.
Me gustó saber que nuestro beso le había afectado.
—Lo sé.
Me dio una sonrisa más
y se fue. Lo observé hasta que
estuvo casi fuera de mi vista. Él
se dio la vuelta y se
detuvo a mirarme.
Se llevó dos dedos a la
boca y sopló
un beso hacia
mí antes de
dar la vuelta
a la esquina. El
pequeño teléfono en
mi bolsillo me
recordó que me
llamaría pronto y oiría su voz. Tendría que ser suficiente para
soportarlo.
***
Gas me llevó a
casa después del
trabajo. Peter había dejado
un coche para que me llevara a casa, pero no me atreví a ir en su auto,
sin él.
—¿Qué tengo que
hacer para hacerte
sonreír? —preguntó, cuando nos detuvimos junto al apartamento.
Suspiré y forcé una sonrisa.
—Nada.
Se recostó en su asiento y cerró los ojos.
—Espero que sepa lo que tiene.
Miré a mi amigo, sin saber qué decir. Dejé caer mi mano de
la puerta del coche. Al parecer, quería hablar.
—Yo soy la única que se ha llevado algo especial. Peter no es como las personas piensan.
Es un chico
maravilloso, es amable,
educado y dulce. Me hace reír y es feliz solo con
tenerme. En sus brazos me siento segura. Es como si al final hubiera encontrado
el lugar al que pertenezco.
Gas dejó escapar una breve y fuerte risa.
—Lali, tenerte no es una dificultad para él, puedo
prometértelo. ¿Y cómo sabes que
no puedes encontrar
todas esas cualidades
en otra persona? Peter no es el
único tío en la tierra amable, educado y dulce.
—Estoy segura de que tienes razón. Pero ningún chico de los
que he conocido ha hecho que el corazón me vaya a mil por hora y que entre tal
hormigueo con sólo entrar en la habitación. De algún modo, él es el único que
ha sido capaz de tocar mi alma.
Gas suspiró y sacudió la cabeza.
—Tienes razón, no es algo que cualquiera pueda hacer por ti.
Es sólo que apesta que Peter Lanzani sea el único que haga que te estremezcas.
Dejé escapar una pequeña risa.
—Siempre lo amaré. Pero sé que pronto, tendré que aprender a
vivir sin él y seguir adelante. Sólo que ahora mismo no es el momento.
Gas asintió.
Abrí la puerta y salí.
—Gracias por traerme.
Sonrió.
—Cuando haga falta.
Caminé adentro. Gas era un gran tipo y si yo no
amara tanto a Peter, tal vez
podría sentir algo por él. Pero mi alma ya estaba tomada.
No quería quedarme
dormida por miedo
a perderme la
llamada de Peter. Barrí la cocina
y fregué el baño antes de finalmente tomar una ducha.
Dejé el teléfono en el lavabo por si el teléfono sonaba.
Cuando terminé, me puse el camisón y entonces volví a la cama, luchando contra
el impulso de acurrucarme.
Sabía que si lo hacía, caería dormida. Cerrar los ojos
estaba fuera de cuestión
a pesar de
lo mucho que
me pesaban. Me
senté en el borde
de la cama
y pensé en la verosimilitud
de que él
me llamara esta noche.
Casi me había
convencido de que
no llamaría cuando
oí a Peter cantando Wanted
Dead or Alive.
No esperaba un
tono de llamada
como este y me reí mientras contestaba el teléfono.
—Hola.
—Hola, preciosa.
—¿Puede ser que
tenga la única
versión grabada de Peter
Lanzani cantando Wanted Dead or Alive de tono de llamada? —le pregunté, incapaz
de detener la sonrisa tonta de mi cara.
—Sí, así es. Cuando pensé en una canción para que sonara
cuando te llamara, me di cuenta de que nunca había grabado una canción que te
gustase, así que fui a mi
estudio en casa y
grabé lo único que
sabía que disfrutarías.
Sonreí y puse las piernas estilo indio en mi cama.
—Resulta que me
he convertido en
una fan obsesionada.
Podrías haber puesto cualquiera de tus canciones y habría sido feliz.
—¡Ah! ¿Sí? Ojalá me hubieras dicho que eras una fan. Habría
dejado abierta mi puerta
para que pudieras
colarte y echar
perfume en mi almohada.
Me reí en voz alta y entonces me cubrí la boca para que
Jessica no se despertase y
viniera. No había
vuelto a discutir
con ella por Peter
y esperaba no hacerlo.
—Yo no uso perfume.
—¿Quieres decir que hueles así de bien sin ayuda?
—Supongo que sí.
—Hmm…bueno, que te parece si te firmo un autógrafo en una
parte de tu cuerpo…yo elijo. —Se rió entre dientes en el teléfono.
Me sonrojé y la sonrisa tonta se quedó en mi cara.
—Bueno, quizá no
estoy tan loca
como una fan,
pero soy una. Escucho tu música todas las noches
mientras me duermo.
Gimió.
—Lali, ¿Tenías que
recordármelo? Ya me es bastante difícil cerrar los ojos para dormir. No
necesito imágenes de ti acurrucada en tu cama, con el pelo suelto, escuchándome cantarte al
oído.
—Lo siento, pero
no quiero que
pienses que prefiero
el trabajo de Jon Bon Jovi al tuyo.
—Gracias.
—De nada.
—Te echo de menos.
—Yo también te echo de menos.
—Duérmete. Te veré pronto.
Suspiré y deseé tener un póster suyo en la pared.
—Buenas noches,Peter.
—Buenas noches,Lali.
Le di a colgar
y me metí
en las sábanas
con Peter sonando
en mis oídos.
***
La Sra. Mary estaba
de pie sobre
Henrietta, que parecía
estar haciendo pan, cuando entré en la
cocina, a la mañana siguiente.
—Ahora la Sra. Lanzani
dice que necesita que sea
integral, pero lo
quiere suave y esponjoso, no pesado.
Henrietta asintió con la cabeza y continuó amasando la masa
frente a ella. Sonreí y
pasé junto a
ellas hacia la
sala de lavandería
para cambiarme. El día de hoy no iba a ser
fácil sin Peter, pero al menos estaba en su casa, cerca de sus cosas. Era mejor
que nada. Me puse mi uniforme y volví a la cocina.
—Adelante y agarra un
poco de pan fresco de
por allí. Henrietta
lo hizo para el almuerzo de hoy, pero está realmente bueno con un poco de mantequilla mientras aún está
caliente.
No tenían que decírmelo
dos veces. Mi
estómago gruñó. Corté
un pedazo y le puse mantequilla.
El pan fresco
hecho en casa
derretía mi boca.
—Oye, no te comas todo lo bueno. —Gas me dio un codazo en
las costillas y tomó el cuchillo para rebanarse un pedazo también.
Le sonreí.
—Buenos días a ti también.
Sonrió y le dio un mordisco a su pan. Gas cerró los ojos y
gimió en voz alta y la pobre Henrietta saltó.
La Sra. Mary puso los ojos en blanco.
—Muchacho, ¿No puedes comer en silencio?
Con una sonrisa, sacudió la cabeza.
—No.
Me limpié las manos
en una servilleta
de papel y
me giré hacia
la Sra. Mary.
—¿Qué tiene hoy para mí?
Sonrió y señaló la despensa.
—Te necesito para que
revises y compruebes
todas las fechas
de caducidad. Tenemos que tirar todo lo
que esté viejo y remplazarlo.
Asentí y me fui directa a trabajar. Con Peter cantando en
mis oídos, la mañana pasó volando.
Gas se unió a mí a la hora de comer.
—¿Cómo te va? —Me sonrió y se sentó con su plato lleno de
comida.
—Bien, gracias, ¿Y a ti?
Gas se encogió de hombros.
—Lo mismo de siempre, supongo.
Me estudió, como esperando que yo dijera algo.
—¿Qué? —Le pregunté, antes de tomar otro bocado de mi
Sándwich .
—Nada, sólo que pensaba que podrías
estar un poco
enfadada. No has hablado mucho esta mañana y me figuré
que ya lo sabías.
Fruncí el ceño y bajé mi vaso.
—¿Qué? —Parecía que intentaba
decidir si contestarme
o no—. ¿Y
bien?
—Um, ¿Por qué no salimos fuera y comemos… y hablamos?
Un nudo nervioso se formó en mi estómago, pero quería saber
lo que Gaston sabía y yo no. Cogí mi comida y lo seguí al mirador.
—Está bien, dime de qué se trata.
Gas no se sentó. Se
acercó al borde
del mirador y apoyó
una cadera contra la barandilla.
—Amanda está subscrita por e-mail
a varios sitios
web de noticias
adolescentes. Esta mañana vino
corriendo a mi cuarto antes
de irme, preguntándome si aún estabas saliendo con Peter.
Le dije que
sí y me enseño
el Teen Star
Follower. Salían fotos
de Peter, tomadas
ayer por la noche
en la ciudad con la actriz Paula Reca.
Mi estómago se estremeció, pero esto me había pasado antes
con Peter y sabía que él no podría hacer nada con las fotos publicitarias y
como la noticias se reportaban.
Forcé una sonrisa.
—No es gran cosa.
Tiene que dejarse
tomar esas fotos
por razones publicitarias. No estoy preocupada.
Gas suspiró y metió la
mano en el bolsillo trasero para sacar
unos papeles.
—Las imprimí.
Tome los papeles de sus manos y me dejé caer en el asiento
con las imágenes de Peter sosteniendo las manos de una hermosa chica de cabello
oscuro. Una foto le mostraba inclinándose hacia abajo y riéndose de lo que ella
estaba diciendo.
La otra lo mostraba con su brazo alrededor de los hombros de
ella, señalando hacia algo y sonriendo. No quería leer las palabras pero me vi
a mí misma leyéndolo de todos modos:
—Anoche Peter Lanzani
fue visto por primera
vez en las últimas semanas de brazo
de Kirk Baily
(The Dream Date
y Winter Way).
Ambos parecían muy interesados
el uno en el otro.
Suponemos que los rumores de que Peter
ha estado escondiendo a una nueva chica,
con suerte, son falsos ya que parece muy interesado en la
Señorita Kirk.
Le entregué los papeles a Gas y me levanté.
—No tengo hambre. Tengo que volver al trabajo.
Me agarró del brazo cuando pasé a su lado.
—Él no te merece.
No quería que viera
mi cara, porque
las lágrimas amenazaban con caer en cualquier momento.
—Yo no soy parte de su mundo. Él tiene una vida fuera de su
vida de aquí conmigo —me ahogué en un susurro. Me solté y empecé a regresar a
la casa.
Gaston se colocó detrás de mí y me agarró la mano.
—Detente, Lali.
Me detuve, pero no
me di la vuelta. Las lágrimas
rodaban por mis
mejillas y no quería humillarme.
—Sé que he dicho esto antes, pero tú vales más de lo que él te da. Eres
hermosa, inteligente, amable, y divertida, y no te importa si tú cabello está hecho un
desastre o si se te rompe una
uña. No estás
demasiado ocupada para jugar
al ajedrez con un anciano y estás
manteniendo a tu madre
y nunca te
quejas. —Suspiró, tomó mi rostro, y lo
giró hacia él—. ¿Por qué no te das
cuenta de lo especial que eres?
Mantuve baja la mirada. Limpió mis lágrimas.
—Debería patearle el culo por hacerte llorar.
Negué con la cabeza.
—Elegí esto. Es mi elección. Yo lo elegí. No
puedo evitar lo
que mi corazón siente.
Gas apretó su mandíbula y asintió con la cabeza antes de
dejar caer las manos y dar un paso atrás como si lo hubiera quemado. Era un buen tipo. Odiaba que la verdad lo
lastimara tanto.
Cerré la brecha que él había creado y extendí una mano para
tocarle la cara.
—Tú también eres especial y un día alguien va a robarte el
corazón y convertirse en una chica con suerte. —Dejé caer la mano y me di la
vuelta para alejarme.
—Pero, ¿Y si ella
ya lo ha hecho,
pero su corazón está tomado?
—preguntó en un ronco susurro.
Cerré los ojos y respiré hondo, entonces me di la vuelta
para mirarlo.
—Entonces es que ella no es la correcta.
Caminó hacia mí en una larga zancada.
—¿Pero qué pasa si ella está equivocada? —preguntó, justo
antes de que su boca cayera sobre la mía.
Me sorprendió al principio
y a continuación
entré en pánico.
No podía estar haciendo
esto. Puse mis
manos sobre su
pecho y lo empujé antes de girar
y correr. Corrí directamente
a mi bicicleta y pedaleé
hacia casa lo más rápido que pude.
El teléfono sonó. Acababa de llegar a mi calle y estaba sin
aliento por haber pedaleado tan rápido. Me detuve, dejándome caer contra un
árbol y respiré hondo. Necesitaba responder a esto. Hablaría con él sobre la
actriz cuándo llegara a casa,
pero no sacaría
conclusiones mientras él no estuviera
aquí para defenderse.
Incluso aunque las
imágenes fueran bastante incriminatorias.
—Hola —contesté.
—¿Dónde estás? —La voz de Peter sonaba fuerte y tensa.
—Uh… —Me di cuenta de que eran las dos de la tarde, y estaba
casi en casa. ¿Cómo podría
explicar eso?—. Bueno,
estoy parada junto
a la carretera hablando contigo —dije en el tono
más suave que pude reunir.
—¿Por qué no estás en mi casa? —Su tono sonaba un poco menos fuerte, pero aún tenso.
—Bueno, eh…—No quería mentir,
pero tampoco quería decir
la verdad. Al menos, no por teléfono—.
Me voy a casa temprano.
Hizo una pausa durante un minuto.
—¿Vas a decirme por qué?
—¿Tengo que hacerlo?
—Sí, creo que debes.
—Me duele la cabeza. —No era mentira.
—Pablo me acaba de llamar.
Vio algo desde su
ventana hará unos treinta minutos.
Suspiré y apoyé la cabeza contra el árbol.
—Esto es algo que quería esperar y discutir cuando llegaras
a casa.
—No puedo esperar. Dijo que
estabas llorando y dijo que…dijo
que Gaston te beso.
La última parte sonó tan fuerte y enojada que temí por Gas.
—Hay mucho más que eso.
—Entonces dime.
Sabía que esto no terminaría hasta que le contara todo.
—La hermana de Gaston, Amanda, vio en internet unas fotos
tuyas de anoche con Paula Reca y tú estabas realmente muy simpático y delicado en
ellas. Parecías feliz. Pasé
un mal trago
con las fotos,
y Gas dijo
algunas cosas de nuestra relación que yo no quería oír y lloré un poco. Él me detuvo y
trató de consolarme
y empecé a
dejarme llevar de
nuevo y me… me besó.
Peter no dijo nada durante lo que parecía toda una
vida.
—Está despedido y ahora voy en un avión de regreso a casa.
—¡Peter, no! Él, él…creo que está enamorado de mí.
Peter dejó escapar una risa firme.
—Lo sé.
—Bueno, sólo estaba preocupado
por mí y trataba de convencerme
de que alguien como él sería un mejor partido para mi.
Peter siseó.
—¡Ahora está despedido! Te dije
que no lo despediría a menos
el dijera algo en tu contra y lo hizo.
Trató de convencerte de que no te amo.
Suspiré. No podía soportar esto. Todo era por mi culpa.
—Yo no le devolví
el beso y lo aparté
rápidamente. No ha pasado nada.
—Sé que no lo hiciste y que lo empujaste. Pablo lo vio todo. También te vio correr
a toda prisa.
Me llamó y
me lo dijo
inmediatamente. Salí de una sesión de
fotos y llamé a mi piloto. Ahora voy de camino a ti.
—Ya me has explicado lo de las fotos. Pero no estaba
preparada para verlas de primera mano, y
leer las palabras
de los periodistas
no fue divertido. Traté de manejarlo sin molestarte.
Peter suspiró.
—Cada una de esas fotos fueron tomadas anoche por su
publicista.
Va a salir en
una nueva película
y necesitan la propaganda.
Me dijeron que hacer en cada una de las fotos.
El alivio apartó un poco el dolor, pero la culpa todavía
pesaba en mí, ya que Gas iba a perder su puesto de trabajo.
—Gracias por explicármelo todo.
Se rió otra vez y ese fue el sonido cálido que tanto me
gustaba.
—Espérame. Te veré pronto.
—Lo haré.
--------------
se los iba a dejar con intriga pero ya que firmaron harto :D
no hay problema naara todos los comentarios son bien recibidos :)
¿Maraton?
Siiii quiero maratón !!! Genial la nove !
ResponderEliminarBesos