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viernes, 17 de enero de 2014

Capitulo:15



Peter me  hizo  prometer  que  no  iría  a  trabajar  la  mañana  siguiente,  después  de  quedarnos  hablando  hasta  las  tres.  El  sol estaba más brillante y mis pequeñas persianas blancas no

hacían  mucho  para  bloquear  la  luz.  Me  estiré  y  me  levanté.  Eché  un  vistazo a la  habitación de Jessica, ella ya  estaba  despierta. Cuando entré  en la cocina, estaba poniendo un tazón de cereales. Frunció el ceño.
—Será  mejor  que  no  pierdas  este  trabajo  por  exceso  de  sueño.  De  todos modos, ¿A qué hora llegaste?
Ya  era  hora  de  contarle  lo  de  Peter.  Quería  que  lo  acompañara  a  un acto  benéfico  la  semana  siguiente  y  debía  contárselo  a  Jessica.  No  sabía por dónde empezar, así que me senté en la mesa.
—Tenemos que hablar de algo.
Se sentó con su plato en la mesa. 
—Chica, si me dices que estás embarazada, me da algo.
Me reí. 
—Eso no va a pasar. Y, no, no es sobre eso.
Jessica ladeó la cabeza. 
—¿Eso  responderá  mi  pregunta  sobre  la  hora  en  que  llegaste  anoche?
Asentí.
Me hizo un  gesto con la  cuchara para que continuara y luego tomó un gran bocado de sus cereales. Tomé una respiración profunda. 
—No estoy segura de por dónde empezar.
Jessica se detuvo con la cuchara en el aire. 
—¿Quieres decir que esto va a ser así de bueno?
Rodé  mis  ojos.  A  veces  deseaba  que  ella  fuera  una  madre  normal, pero entonces yo no sería normal, ¿Por qué esperar que ella lo fuera? 
—Bueno,  cuando  trabajabas  para  los  Lanzani,  ¿Sabías  para  quién  trabajabas?
Ella asintió con la cabeza. 
—Por  supuesto,  el  roquero  adolescente  Peter Lanzani.  No  podía  pasar por alto sus fotos por las paredes.
Suspiré, aliviada de que al menos supiera eso.
—Bueno, estoy saliendo con él. —Me detuve y esperé.
Tragó el bocado y dejó caer su mandíbula. 
—Ni hablar.
Esperaba  una  respuesta  más  profunda  de  ella.  Pero  entonces,  la profundidad no era realmente una de las características de Jessica.
—Hemos  estado  viéndonos  durante  un  par  de  semanas  y  bueno, tiene  que  ir  a  Hollywood  para  un  acto  benéfico  la  semana  que  viene  y quiere que lo acompañe como su cita.
Eso captó la atención de Jessica. 
—¿Él quiere llevarte a Hollywood?
Asentí con la cabeza y mordió su cereal en pocos segundos. 
—No creo que sea buena idea —dijo finalmente.
No había esperado que le importara si me iba o no.
—¿Puedo preguntar por qué?
Se echo hacia atrás en el asiento y suspiró. 
—Lali,  hasta  Peter Lanzani, nunca  habías  salido  con  nadie.  Eres hermosa,  pero  eres  joven  e  ingenua.  Su  mundo  no  es  algo  para  lo  que estés lista. Claro, salir con él aquí es una cosa, pero entrar en su mundo es  otra.  Sé  que  no  soy  la  mejor  madre  del  mundo,  pero  te  amo  y  voy  a  decirte que no, para protegerte. No estás lista para eso, y el dolor que esto te  va  a  causar  no  se  puede  comparar  con  nada  de  lo  que  hayas experimentado.  Una  relación  con  él,  con  cualquier  cantidad  razonable  de tiempo, es imposible. Sólo vas a enamorarte de él, y él se va a ir. Tiene que hacerlo. No puede ser Peter Lanzani en Sea Breeze, Alabama.
Quería discutir, pero sabía que tenía razón. 
—Yo ya estoy enamorada—susurré.
Se  puso  de  pie,  caminó  hacia  mí,  puso  sus  manos  sobre  mis hombros y apretó. 
—Ah,  bebé,  estás  a  punto  de  descubrir  realmente  lo  que  el  amor duele. —Me besó la cabeza y salió por la puerta trasera.
No podría ir y eso me decepcionó, pero de alguna manera sabía que sería  lo  mejor.  Yo  no  encajaba  en  su  mundo  en  Hollywood.  Ni  siquiera podía manejar algo tan simple como la secundaria.
**
Peter no  tomó  bien  la  decisión  de  mi  madre,  pero  la  aceptó.  Decir adiós, aunque sea por un momento, hizo que me doliera el pecho. Le tuve pavor  todo  el  día.  Si  esto  era  lo  que  sentía  al  verlo  irse  durante  poco tiempo,  ¿Cómo  de  peor  sería  en  septiembre?  Lo  oí  caminar  detrás  de  mí antes de que dijera algo. Me levanté de mi trabajo con las rosas y me volví hacia él.
Parecía  alguien  sacado  de  una  revista,  luché  contra  en impulso  de extender  mi  mano  y  apoderarme  del  Peter a  quién  yo  amaba,  no  del desconocido delante mio.
Extendió la mano, tomando la mía y me quitó el guante de jardín. 
—Ya  te  echo  de  menos  —dijo,  mientras  empezaba  a  besar  mis dedos—. Estos van a ser dos días muy largos.
Me obligué a sonreír. 
—Se acabarán antes de que nos demos cuenta.
Frunció el ceño y me acercó más a él. 
—Que Dios me ayude  si me piden que  cante una canción de  amor. No sé si seré capaz de recordar las letras.
Sonreí  y  extendí  mi  mano  para  pasar  los  dedos  por  su  grueso  y oscuro pelo. 
—Vas a tener a todos comiendo de la palma de tu mano. Todo lo que tienes que hacer es sonreír.
Sonrió abiertamente. 
—Creo que eres un poco tendenciosa.
Me eché a reír. 
—No,  no  lo  soy.  Te  he  visto  hechizando  una  habitación  llena  de chicas con sólo una sonrisa.
Frunció  el ceño y se inclinó para besar mi mejilla, y luego besó  un camino  a  mi  oreja  antes  de  susurrar:  —Tú  eres  la  única  a  la  que  me interesa hechizar.
Suspiré. 
—Bueno, no te preocupes, estoy completamente hechizada.
Se echó hacia atrás y metió la mano en su bolsillo. 
—Tengo  algo  para  ti,  pero  en  realidad  es  para  mí.  Necesito  que  lo tomes, así seré capaz de estar tranquilo mientras estoy fuera.
Sostenía un teléfono plano en su mano.
—Por favor mantenlo contigo en todo momento, así podré oír tu voz cuando  lo  necesite.  —De  alguna  manera  se  las  arregló  para  decir  las únicas palabras que me harían aceptar un regalo como este de él.
—No sé si puedo usarlo. Parece complicado.
Sonrió. 
—Es  una  pantalla  táctil.  Al  tocar  la  pantalla,  todos  los  botones necesarios aparecen.
Seguí las instrucciones y la pantalla cobró vida.
—Es como el iPod que me diste.
—Eso es porque es un iPhone.
Lo puse en mi bolsillo.
—Solo estoy a una llamada de distancia. —Peter sonrió con tristeza.
—Odio  esto.  —No  quería  hacer  las  cosas  más  difíciles  para  él,  así que me obligué a sonreír—. Volverás pronto.
Se acercó y se inclinó para besarme.
No quise cerrar los ojos. Quise verlo mientras hacía girar mi mundo.
En el momento en que su mano trazó mi cara, perdí toda la concentración y simplemente disfruté de estar en sus brazos. Dio un paso atrás y rompió el beso.
—Regresaré tan pronto como pueda —dijo con voz ronca.
Me gustó saber que nuestro beso le había afectado. 
—Lo sé.
Me dio una sonrisa más  y  se fue. Lo observé hasta  que  estuvo casi fuera de mi vista. Él  se  dio la vuelta y  se  detuvo  a  mirarme.  Se llevó dos dedos  a  la  boca  y  sopló  un  beso  hacia  mí  antes  de  dar  la  vuelta  a  la esquina.  El  pequeño  teléfono  en  mi  bolsillo  me  recordó  que  me  llamaría pronto y oiría su voz. Tendría que ser suficiente para soportarlo.

***

Gas me  llevó  a  casa  después  del  trabajo.  Peter había  dejado  un coche para que me llevara a casa, pero no me atreví a ir en su auto, sin él.
—¿Qué  tengo  que  hacer  para  hacerte  sonreír?  —preguntó,  cuando nos detuvimos junto al apartamento.
Suspiré y forcé una sonrisa.
—Nada.
Se recostó en su asiento y cerró los ojos. 
—Espero que sepa lo que tiene.
Miré a mi amigo, sin saber qué decir. Dejé caer mi mano de la puerta del coche. Al parecer, quería hablar. 
—Yo soy la única que se ha llevado algo especial. Peter  no es como las personas  piensan.  Es  un  chico  maravilloso,  es  amable,  educado  y  dulce. Me hace reír y es feliz solo con tenerme. En sus brazos me siento segura. Es como si al final hubiera encontrado el lugar al que pertenezco.
Gas dejó escapar una breve y fuerte risa. 
—Lali, tenerte no es una dificultad para él, puedo prometértelo. ¿Y cómo  sabes  que  no  puedes  encontrar  todas  esas  cualidades  en  otra persona? Peter no es el único tío en la tierra amable, educado y dulce.
—Estoy segura de que tienes razón. Pero ningún chico de los que he conocido ha hecho que el corazón me vaya a mil por hora y que entre tal hormigueo con sólo entrar en la habitación. De algún modo, él es el único que ha sido capaz de tocar mi alma.
Gas suspiró y sacudió la cabeza. 
—Tienes razón, no es algo que cualquiera pueda hacer por ti. Es sólo que apesta que Peter Lanzani sea el único que haga que te estremezcas.
Dejé escapar una pequeña risa. 
—Siempre lo amaré. Pero sé que pronto, tendré que aprender a vivir sin él y seguir adelante. Sólo que ahora mismo no es el momento.
Gas asintió.
Abrí la puerta y salí. 
—Gracias por traerme.
Sonrió. 
—Cuando haga falta.
Caminé adentro. Gas era un gran tipo  y si yo no  amara  tanto a Peter, tal vez podría sentir algo por él. Pero mi alma ya estaba tomada.
No  quería  quedarme  dormida  por  miedo  a  perderme  la  llamada  de Peter. Barrí la cocina y fregué el baño antes de finalmente tomar una ducha.
Dejé el teléfono en el lavabo por si el teléfono sonaba. Cuando terminé, me puse el camisón y entonces volví a la cama, luchando contra el impulso de acurrucarme.
Sabía que si lo hacía, caería dormida. Cerrar los ojos estaba fuera  de  cuestión  a  pesar  de  lo  mucho  que  me  pesaban.  Me  senté  en  el borde  de  la  cama  y  pensé  en  la  verosimilitud  de  que  él  me  llamara  esta noche.  Casi  me  había  convencido  de  que  no  llamaría  cuando  oí  a  Peter cantando  Wanted  Dead  or  Alive.  No  esperaba  un  tono  de  llamada  como este y me reí mientras contestaba el teléfono. 
—Hola.
—Hola, preciosa.
—¿Puede  ser  que  tenga  la  única  versión  grabada  de  Peter Lanzani cantando Wanted Dead or Alive de tono de llamada? —le pregunté, incapaz de detener la sonrisa tonta de mi cara.
—Sí, así es. Cuando pensé en una canción para que sonara cuando te llamara, me di cuenta de que nunca había grabado una canción que te gustase, así que fui  a  mi  estudio  en casa  y  grabé  lo único  que  sabía  que disfrutarías.
Sonreí y puse las piernas estilo indio en mi cama.
—Resulta  que  me  he  convertido  en  una  fan  obsesionada.  Podrías haber puesto cualquiera de tus canciones y habría sido feliz.
—¡Ah! ¿Sí? Ojalá me hubieras dicho que eras una fan. Habría dejado abierta  mi  puerta  para  que  pudieras  colarte  y  echar  perfume  en  mi almohada.
Me reí en voz alta y entonces me cubrí la boca para que Jessica no se  despertase  y  viniera.  No  había  vuelto  a  discutir  con  ella  por  Peter y esperaba no hacerlo.
—Yo no uso perfume.
—¿Quieres decir que hueles así de bien sin ayuda?
—Supongo que sí.
—Hmm…bueno, que te parece si te firmo un autógrafo en una parte de tu cuerpo…yo elijo. —Se rió entre dientes en el teléfono.
Me sonrojé y la sonrisa tonta se quedó en mi cara.
—Bueno,  quizá  no  estoy  tan  loca  como  una  fan,  pero  soy  una. Escucho tu música todas las noches mientras me duermo.
Gimió. 
—Lali, ¿Tenías que  recordármelo? Ya me es bastante difícil cerrar los ojos para dormir. No necesito imágenes de ti acurrucada en tu cama,  con el pelo suelto, escuchándome cantarte al oído.
—Lo  siento,  pero  no  quiero  que  pienses  que  prefiero  el  trabajo  de Jon Bon Jovi al tuyo.
—Gracias.
—De nada.
—Te echo de menos.
—Yo también te echo de menos.
—Duérmete. Te veré pronto.
Suspiré y deseé tener un póster suyo en la pared. 
—Buenas noches,Peter.
—Buenas noches,Lali.
Le  di  a  colgar  y  me  metí  en  las  sábanas  con  Peter  sonando  en  mis oídos.

***

La  Sra.  Mary  estaba  de  pie  sobre  Henrietta,  que  parecía  estar haciendo pan, cuando entré en la cocina, a la mañana siguiente. 
—Ahora  la  Sra.  Lanzani dice  que  necesita  que  sea  integral,  pero  lo quiere suave y esponjoso, no pesado.
Henrietta asintió con la cabeza y continuó amasando la masa frente a  ella.  Sonreí  y  pasé  junto  a  ellas  hacia  la  sala  de  lavandería  para cambiarme. El día de hoy no iba a ser fácil sin Peter, pero al menos estaba en su casa, cerca de sus cosas. Era mejor que nada. Me puse mi uniforme y volví a la cocina.
—Adelante  y  agarra  un  poco  de  pan  fresco  de  por  allí.  Henrietta  lo hizo para el almuerzo de hoy,  pero está realmente  bueno con un  poco de mantequilla mientras aún está caliente.
No  tenían  que  decírmelo  dos  veces.  Mi  estómago  gruñó.  Corté  un pedazo  y  le  puse  mantequilla.  El  pan  fresco  hecho  en  casa  derretía  mi boca.
—Oye, no te comas todo lo bueno. —Gas me dio un codazo en las costillas y tomó el cuchillo para rebanarse un pedazo también.
Le sonreí.
—Buenos días a ti también.
Sonrió y le dio un mordisco a su pan. Gas cerró los ojos y gimió en voz alta y la pobre Henrietta saltó.
La Sra. Mary puso los ojos en blanco. 
—Muchacho, ¿No puedes comer en silencio?
Con una sonrisa, sacudió la cabeza. 
—No.
Me  limpié  las  manos  en  una  servilleta  de  papel  y  me  giré  hacia  la Sra. Mary. 
—¿Qué tiene hoy para mí?
Sonrió y señaló la despensa. 
—Te  necesito  para  que  revises  y  compruebes  todas  las  fechas  de caducidad. Tenemos que tirar todo lo que esté viejo y remplazarlo.
Asentí y me fui directa a trabajar. Con Peter cantando en mis oídos, la mañana pasó volando.
Gas se unió a mí a la hora de comer. 
—¿Cómo te va? —Me sonrió y se sentó con su plato lleno de comida.
—Bien, gracias, ¿Y a ti?
Gas se encogió de hombros. 
—Lo mismo de siempre, supongo.
Me estudió, como esperando que yo dijera algo.
—¿Qué? —Le pregunté, antes de tomar otro bocado de mi Sándwich .
—Nada,  sólo  que pensaba  que  podrías  estar  un  poco  enfadada.  No has hablado mucho esta mañana y me figuré que ya lo sabías.
Fruncí el ceño y bajé mi vaso. 
—¿Qué?  —Parecía  que  intentaba  decidir  si  contestarme  o  no—.  ¿Y bien?
—Um, ¿Por qué no salimos fuera y comemos… y hablamos?
Un nudo nervioso se formó en mi estómago, pero quería saber lo que Gaston sabía y yo no. Cogí mi comida y lo seguí al mirador. 
—Está bien, dime de qué se trata.
Gas no  se  sentó.  Se  acercó  al  borde  del  mirador  y  apoyó  una cadera contra la barandilla. 
—Amanda  está  subscrita  por  e-mail  a  varios  sitios  web  de  noticias adolescentes.  Esta  mañana  vino  corriendo  a  mi  cuarto  antes  de  irme, preguntándome  si  aún  estabas  saliendo  con  Peter.  Le  dije  que  sí  y  me enseño  el  Teen  Star  Follower.  Salían  fotos  de  Peter,  tomadas  ayer  por  la noche en la ciudad con la actriz Paula Reca.
Mi estómago se estremeció, pero esto me había pasado antes con Peter y sabía que él no podría hacer nada con las fotos publicitarias y como la noticias se reportaban.
Forcé una sonrisa. 
—No  es  gran  cosa.  Tiene  que  dejarse  tomar  esas  fotos  por  razones publicitarias. No estoy preocupada.
Gas suspiró  y  metió  la  mano  en  el  bolsillo  trasero  para  sacar unos papeles. 
—Las imprimí.
Tome los papeles de sus manos y me dejé caer en el asiento con las imágenes de Peter sosteniendo las manos de una hermosa chica de cabello oscuro. Una foto le mostraba inclinándose hacia abajo y riéndose de lo que ella estaba diciendo.
La otra lo mostraba con su brazo alrededor de los hombros de ella, señalando hacia algo y sonriendo. No quería leer las palabras pero me vi a mí misma leyéndolo de todos modos: 
—Anoche  Peter Lanzani fue  visto  por  primera  vez  en  las  últimas semanas  de  brazo  de  Kirk  Baily  (The  Dream  Date  y  Winter  Way).  Ambos parecían  muy  interesados  el uno  en  el otro.  Suponemos  que los  rumores de  que  Peter ha  estado  escondiendo  a  una  nueva  chica,  con  suerte,  son falsos ya que parece muy interesado en la Señorita Kirk.
Le entregué los papeles a Gas y me levanté. 
—No tengo hambre. Tengo que volver al trabajo.
Me agarró del brazo cuando pasé a su lado. 
—Él no te merece.
No  quería  que  viera  mi  cara,  porque  las  lágrimas  amenazaban  con caer en cualquier momento.
—Yo no soy parte  de  su mundo. Él tiene una vida fuera  de  su vida de aquí conmigo —me ahogué en un susurro. Me solté y empecé a regresar a la casa.
Gaston se colocó detrás de mí y me agarró la mano. 
—Detente, Lali.
Me  detuve,  pero  no  me  di  la  vuelta.  Las  lágrimas  rodaban  por  mis mejillas y no quería humillarme.
—Sé que he dicho esto antes, pero tú vales más de lo que él  te  da. Eres hermosa, inteligente, amable, y divertida, y no te importa si tú cabello está  hecho  un  desastre  o  si  se  te  rompe  una  uña.  No  estás  demasiado ocupada  para  jugar  al  ajedrez  con  un  anciano  y  estás  manteniendo  a  tu madre  y  nunca  te quejas.  —Suspiró, tomó mi rostro, y lo giró hacia  él—. ¿Por qué no te das cuenta de lo especial que eres?
Mantuve baja la mirada. Limpió mis lágrimas. 
—Debería patearle el culo por hacerte llorar.
Negué con la cabeza. 
—Elegí  esto.  Es  mi  elección.  Yo  lo  elegí.  No  puedo  evitar  lo  que  mi corazón siente.
Gas apretó su mandíbula y asintió con la cabeza antes de dejar caer las manos y dar un paso atrás como si lo hubiera quemado.  Era un buen tipo. Odiaba que la verdad lo lastimara tanto.
Cerré la brecha que él había creado y extendí una mano para tocarle la cara. 
—Tú también eres especial y un día alguien va a robarte el corazón y convertirse en una chica con suerte. —Dejé caer la mano y me di la vuelta para alejarme.
—Pero,  ¿Y  si  ella ya  lo  ha  hecho,  pero su  corazón  está  tomado?  —preguntó en un ronco susurro.
Cerré los ojos y respiré hondo, entonces me di la vuelta para mirarlo. 
—Entonces es que ella no es la correcta.
Caminó hacia mí en una larga zancada. 
—¿Pero qué pasa si ella está equivocada? —preguntó, justo antes de que su boca cayera sobre la mía.
Me  sorprendió  al  principio  y  a  continuación  entré  en  pánico.  No podía  estar  haciendo  esto.  Puse  mis  manos  sobre  su  pecho  y  lo  empujé antes  de  girar  y  correr.  Corrí  directamente  a  mi bicicleta  y  pedaleé  hacia casa lo más rápido que pude.
El teléfono sonó. Acababa de llegar a mi calle y estaba sin aliento por haber pedaleado tan rápido. Me detuve, dejándome caer contra un árbol y respiré hondo. Necesitaba responder a esto. Hablaría con él sobre la actriz cuándo  llegara  a  casa,  pero  no  sacaría  conclusiones  mientras  él  no estuviera  aquí  para  defenderse.  Incluso  aunque  las  imágenes  fueran bastante incriminatorias.
—Hola —contesté.
—¿Dónde estás? —La voz de Peter sonaba fuerte y tensa.  
—Uh… —Me di cuenta de que eran las dos de la tarde, y estaba casi en  casa.  ¿Cómo  podría  explicar  eso?—.  Bueno,  estoy  parada  junto  a  la carretera hablando contigo —dije en el tono más suave que pude reunir.
—¿Por qué no estás en mi casa?  —Su tono sonaba un poco  menos fuerte, pero aún tenso.
—Bueno,  eh…—No  quería  mentir,  pero  tampoco  quería  decir  la verdad. Al menos, no por teléfono—. Me voy a casa temprano.
Hizo una pausa durante un minuto. 
—¿Vas a decirme por qué?
—¿Tengo que hacerlo?
—Sí, creo que debes.
—Me duele la cabeza. —No era mentira.
—Pablo me  acaba  de  llamar. Vio  algo  desde  su ventana  hará  unos treinta minutos.
Suspiré y apoyé la cabeza contra el árbol.
—Esto es algo que quería esperar y discutir cuando llegaras a casa.
—No  puedo  esperar.  Dijo  que  estabas  llorando y  dijo  que…dijo  que Gaston te beso.
La última parte sonó tan fuerte y enojada que temí por Gas.
—Hay mucho más que eso.
—Entonces dime.
Sabía que esto no terminaría hasta que le contara todo. 
—La hermana de Gaston, Amanda, vio en internet unas fotos tuyas de anoche con Paula Reca y tú estabas realmente muy simpático y delicado en  ellas.  Parecías  feliz.  Pasé  un  mal  trago  con  las  fotos,  y  Gas  dijo algunas cosas de nuestra relación que yo no quería oír y lloré un poco. Él me  detuvo  y  trató  de  consolarme  y  empecé  a  dejarme  llevar  de  nuevo  y me… me besó.
Peter no dijo nada durante lo que parecía toda una vida. 
—Está despedido y ahora voy en un avión de regreso a casa.
—¡Peter, no! Él, él…creo que está enamorado de mí.
Peter dejó escapar una risa firme. 
—Lo sé.
—Bueno,  sólo  estaba  preocupado  por  mí  y  trataba  de  convencerme de que alguien como él sería un mejor partido para mi.
Peter siseó. 
—¡Ahora  está  despedido!  Te  dije  que  no  lo  despediría  a  menos  el dijera algo en tu contra y lo hizo. Trató de convencerte de que no te amo.
Suspiré. No podía soportar esto. Todo era por mi culpa. 
—Yo  no  le  devolví  el  beso  y  lo  aparté  rápidamente.  No  ha  pasado nada.
—Sé que no lo hiciste y que lo empujaste. Pablo  lo vio todo. También te  vio  correr  a  toda  prisa.  Me  llamó  y  me  lo  dijo  inmediatamente. Salí de una sesión de fotos y llamé a mi piloto. Ahora voy de camino a ti.
—Ya me has explicado lo de las fotos. Pero no estaba preparada para verlas  de  primera  mano,  y  leer  las  palabras  de  los  periodistas  no  fue divertido. Traté de manejarlo sin molestarte.
Peter  suspiró. 
—Cada una de esas fotos fueron tomadas anoche por su publicista.
Va  a  salir  en  una  nueva  película  y  necesitan  la  propaganda.  Me  dijeron que hacer en cada una de las fotos.
El alivio apartó un poco el dolor, pero la culpa todavía pesaba en mí, ya que Gas iba a perder su puesto de trabajo.
—Gracias por explicármelo todo.
Se rió otra vez y ese fue el sonido cálido que tanto me gustaba.
—Espérame. Te veré pronto.

—Lo haré.
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se los iba a dejar con intriga pero ya que firmaron harto :D
no hay problema naara todos los comentarios son bien recibidos :)
¿Maraton? 

+1cm

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