Me guiñó un ojo y sonrió.
—Sí, lo haría, pero estoy preparado.
Metió la mano en el asiento y abrió un compartimiento. Me
tomó toda mi fuerza de voluntad no inclinarme y husmearlo, olía tan bien. Lo había
visto antes, pero no tanto como lo hacía ahora, a tan corta distancia. Se echó
hacia atrás en su asiento, y compuse mi rostro en una sonrisa curiosa. Se puso
una gorra de béisbol negra con la letra A en la parte frontal, que reconocí
inmediatamente como el logotipo de la Universidad de Alabama.
—Un buen toque —le dije sonriendo ante su intento de ir de
incógnito.
Luego se deslizó unas gafas tintadas.
—¿No está un poco oscuro para ellos?
Él sonrió. —En realidad estos sirven para la noche. Son
vidrios utilizados para ver, no para dar sombra al sol, así que puedo no
sobresalir demasiado.
Sus pantalones vaqueros de diseño y la camiseta negra se
aferró a su pecho musculoso y brazos.
Fruncí el ceño. —No, vas a llamar la atención en esa camisa.
Bajó la mirada hacia sí mismo. —¿Eso crees?
Traté de no tartamudear por la conmoción que mi sistema sacó
de su sonrisa.
—Lo sé. Cualquier
chica en un radio de diez millas va a mirar hacia abajo si la usas. Es
imposible no hacerlo.
Una enorme sonrisa estalló
en su rostro.
—¿Quieres decir que te
gusto en esta camisa? ¿Soy imposible de
perder?
Suspiré y me senté un poco
más erguida.
—Soy madura para mi edad, Peter,
no ciega.
Se echó a reír y abrió de
nuevo el compartimiento debajo del asiento.
—Por mucho que me guste la idea de que no
puedas quitarme los ojos de encima, no quiero llamar la atención, así que ¿Qué
tal esto? —Se deslizó en una vieja, azul desteñida, camisa de jean. Cubría su
cuerpo de una manera impresionante.
—Mejor —le aseguré, al
tiempo que el enorme vehículo utilitario se detuvo.
Peter deslizó la pared de vidrio hacia abajo.
—Kane, no abras las puertas y ve al parque de estacionamiento. Quiero parecer
normal, por lo que sólo debes pasar el rato en el coche. -Kane frunció el ceño
y asintió. —Vamos de compras.
Peter saltó, tomó mi mano,
y yo salí detrás de él. Caminamos en silencio hacia la entrada de la tienda de
comestibles.
De repente, los nervios me
asaltaron. ¿Qué pasaba si la gente lo reconocía y lo bombardeaban? Yo no quería
que su intento de ser agradable fuera arruinado por locas fans adolescentes.
Entramos en la tienda, y me volví para ver a Kane detrás de nosotros. Se detuvo
y se quedó fuera de la ventana de cristal. Al parecer, estaría montando guardia
en caso de una loca carrera de fans. Debí haber imaginado que aquel gigante
hacía las veces de guardaespaldas.
—¿Dónde primero? —preguntó
Peter, sonriendo mientras sacaba una cesta de compra y caminábamos dentro.
—Pareces muy entusiasmado
con la compra de alimentos —dije en voz baja, no queriendo que ninguno de los
que nos rodeaban me oyeran.
—No he estado en un
supermercado desde que era un niño colgado en el carro de mi mamá, pidiendo
goma de mascar.
Sentí lástima por el niño que se perdió de
cosas tan simples como los supermercados. —Bueno, entonces, vamos a hacer de
esta compra memorable. Si eres bueno, te voy a conseguir un poco de Big League
Chew.
—¿Todavía las hacen?
Me encogí de hombros. —Claro,
esto es el Sur, Peter. Las cosas no cambian aquí a menudo. El tiempo como que
se detiene.
Él asintió con la cabeza. —Lo sé, es una de
las razones por las que me encanta estar aquí. Nadie tiene prisa.
Yo caminaba adelante, y él me seguía con el
carrito. Me avergoncé un poco cuando me di cuenta de que sería testigo de mis
compras de ganga. No había pensado en el hecho de que iba a ver cuánto me
preocupaba el precio del pan. No podía salir de esto ahora. También podría
tragarme mi orgullo y obtener lo que necesitaba. Tomé una barra de la
panadería. No quería enfrentarme a él, pero sabía que me miraba. Me acerqué a
las carnes frías y elegí el picadillo que Jessica adoraba. Odiaba perder dinero
en carnes caras, pero si no lo hacía, me vería obligada a escuchar los gemidos
de Jessica durante una semana.
Un susurro salió de detrás
de nosotros. —No, mamá, ¡Sé que es él! —Y me volví para ver a una niña de la
edad de nueve años, estudiando a Peter. Él le sonrió, y su rostro se iluminó.
Ella se fue del lado de su
madre y su madre extendió la mano para agarrar su brazo, pero falló.
—Lo siento, ella está
convencida de que eres Peter Lanzani.
Peter sólo sonrió y se
encogió de hombros, y luego se puso en cuclillas, a su nivel.
—Hola —dijo en un tono
que, juro, podría derretir la mantequilla.
—Eres Peter Lanzani, ¿No
es así?
Miró a la madre y de nuevo
a la niña y puso un dedo sobre su boca. —Sí, lo soy, pero ¿Puedes guardar el
secreto?
Su carita se iluminó y
sonrió de oreja a oreja. La madre parecía aturdida. Peter metió la mano en el
bolsillo de sus pantalones vaqueros y sacó una tarjeta
—Aquí, esto tiene mi
número de teléfono y dirección de correo electrónico. ¿Tienes una pluma,Lali?
Yo estaba tan fascinada
como la niña. Me tomó un segundo para registrar lo que pedía. Agarré mi
mochila, saqué un bolígrafo y se lo entregué. Lo firmó y le preguntó su nombre.
—Megan Jones —contestó
ella.
Él sacó otra tarjeta y
escribió su nombre en ella. —Ahora, Megan, dile a tu madre que llame a mi
agente. Estará esperando una llamada de una Megan Jones. Voy a estar parando en
Pensacola, Florida, durante mi gira este otoño, y esto te dará asientos de
primera fila y un pase a bastidores.
La niña empezó a chillar,
y Peter volvió a poner un dedo sobre sus labios. Ella asintió vigorosamente y
se tapó la boca.
—Sólo guarda el secreto de
que estoy aquí, ¿De acuerdo?
Ella asintió y él la besó
en la frente antes de levantarse. Los ojos de la madre brillaban con lágrimas.
Me di cuenta que las lágrimas también quemaban la parte de atrás de mis ojos.
La madre sonrió a través de sus lágrimas.
—Gracias, yo no, quiero decir, no puedo… —respiró hondo y sonrió—.Estás en
todas las paredes de su habitación. —Más lágrimas comenzaron a derramarse por
su rostro, y ella las secó—.Siento estar siendo tan tonta, pero este año no ha
sido fácil para ella. Su padre fue asesinado en Irak, y las cosas han sido
difíciles —se le escapó un pequeño sollozo, y negó con la cabeza,
sonriendo—.Muchas gracias.
La niña corrió hacia su
madre y le entregó la tarjeta. Se volvió a Peter, puso su dedo meñique en la
boca y sonrió. Él se inclinó y le sopló un beso. La mano de la pequeña se
acercó, tomó el beso invisible, y lo puso sobre sus labios. Mi corazón se
derritió mientras las veía alejarse, la niña mirando hacia atrás y sonriendo
hasta que se perdieron de vista.
Me sequé las lágrimas de
mi cara. —Sí, eso me tuvo también.
Se acercó a mí, me limpió
una lágrima de la mejilla, y metió un mechón de cabello detrás de mí oreja.
—Sin embargo, no fue mi intención hacerte llorar. Sólo tengo una debilidad por
mis fans más jóvenes.
—No, me encantó poder verte con ella. Fue
precioso. Fuiste tan dulce con ella, y yo pude ver el mejor momento de su vida.
Peter sonrió.
—Dudo que sea el mejor.
Levanté las cejas y
respondí: —Bueno, te equivocas. Cuando ella tenga treinta años, hablará acerca
de la noche en la que conoció a Peter Lanzani en una tienda de comestibles.
Peter sonrió
maliciosamente. —Si te doy pases para el backstage y te soplo un beso, ¿Será el
punto culminante de tu vida?
Me las arreglé para evitar
ser hipnotizada por sus increíbles ojos que se centraron en mí con tanta
atención.
—No, sólo funciona con las
fans.
Frunció su entrecejo y
colocó su mano sobre su corazón. —Ouch.
Me reí y me giré hacia el
pasillo de los cereales, dejándolo detrás para que me siguiera. Nos las
arreglamos para encontrar el resto de las cosas que necesitábamos sin ningún
otro encuentro. Peter mantuvo su mirada al piso. Parecía estar muy interesado
en las cosas de nuestro carrito, a los ojos de algún observador casual. Sin
embargo, yo sabía que no quería hacer contacto visual con nadie. Tomó un gran
paquete de Reese's Peanut Butter Cups, mientras yo encontraba su Big League
Chew en la cola hacia la caja, y lo agregaba a nuestro carro cuando él no
prestaba atención. Una vez que las compras estuvieron hechas, él las puso en el
carrito y caminamos fuera. Kane se detuvo esperando por nosotros, y luego
caminó detrás lentamente. El vehículo profirió un pequeño “bip” y las luces se
encendieron mientras nos aproximábamos. Peter comenzó a colocar nuestras
compras en la cajuela de este, sin darse cuenta, o ignorando a Kane, cernido
detrás nuestro.
—Yo lo haré —dijo Kane,
con una voz profunda y áspera. Peter miró de vuelta al gigante y sonrió.
—Yo me encargo. Tú solo
conduce.
Kane asintió, dio un paso atrás y dejó que Peter
terminara, pero no se movió hasta que abrió la puerta para nosotros. Peter suspiró
e hizo un ademán para que pasara primero. Él se deslizó hacia adentro detrás de
mí, sentándose a mi lado, en vez de enfrente, esta vez.
—Está determinado a no
dejarme impresionarte con mi caballerosidad, y se está llevando toda la gloria
—dijo sonriendo.
Ya no lo veía como una persona artificial y
egoísta. No después de la escena de la cual había sido testigo en la tienda de
alimentos. Nunca olvidaré la expresión de la pequeña niña cuando Peter besó su
mano, mientras siga con vida.
—¿Vas a compartir esos
profundos pensamientos conmigo?
Me encogí de hombros. —Sólo estoy recordando
la expresión de la pequeña niña. Lo que hiciste fue muy amable. No te imaginaba
de esa forma.
Él frunció su entrecejo. —¿De
qué forma?
—Bueno, supongo que no
creí que fueras a notar a la pequeña niña, o siquiera que le fueras a hablar,
tú hiciste su sueño realidad. Es decir, pudiste haberla rechazado pretendiendo
que no eras Peter Lanzani. —Dejé de hablar y miré en su dirección, ya que su
boca había formado una sonrisa torcida—.¿Qué? —pregunté.
Ligeramente, pasó su dedo
desde mi oído hasta mi mentón. —Creo que eres la única chica que he conocido
que está impresionada por mi amabilidad con los niños.
Mi corazón retumbó en mi pecho con su tacto. Llenar
mis pulmones de aire me resultó muy difícil. —Bueno, realmente necesitas ser
más selectivo sobre con quién pasas el tiempo, entonces. —Me las arreglé para
decir, sin sonar completamente sin aliento.
Echó su cabeza hacia atrás
y rió, haciéndome imposible no sonreír. —Tienes razón, Lali, debería hacerlo, y
creo que he encontrado alguien con quién quiero pasar el tiempo, una persona
que tiende a llorar por niñas que no conoce y que han perdido a su padre en la
guerra.
No quería pensar en la
dulce niña sin padre. Si lagrimeaba de nuevo, iba a lucir ridícula. —Te
cansarás de mí rápidamente. Soy aburrida — admití en voz alta, antes de que
pudiera darme cuenta.
Él deslizó un dedo en mi
mentón, levantando mi cabeza. —Nada sobre ti es aburrido. El sólo verte pensar
es entretenido.
Fruncí el ceño, entonces
él besó mi cabeza, de la misma forma que lo había hecho con la pequeña niña, y
río suavemente.
—No frunzas el entrecejo,
hermosa. Tú me fascinas.
Mi cara comenzó a
calentarse, y mi corazón latió tan fuerte en mi pecho, que creí que en
cualquier momento se saldría fuera de este. No era justo que con tan poco
esfuerzo, él pudiera afectarme de tal forma.
El vehículo se detuvo, haciendo que notara que
estábamos fuera de mi apartamento. Lo miré ceñuda. —Nunca te dije cómo llegar.
Sonrió y abrió mi puerta. —Trabajas
para mí,Lali. Me tomé el trabajo de conseguir tu dirección y dársela a Kane
antes de salir.
—No había pensado en eso
—murmuré.
Salió del vehículo y me ofreció su mano. Deslicé
mi mano en la suya y descendí.
—¿Puedo llevar las bolsas
dentro por ti? —preguntó.
— ¡No! —Pensar en que Jessica pudiera verlo o,
incluso peor, pensar en lo que ella estuviera usando, me aterrorizaba—.Um, yo…
es sólo que mi mamá no está muy a favor de la compañía humana estos días.
Abrió la cajuela del auto.
—Bueno, al menos déjame cargarlas hasta la puerta.
—De acuerdo. —Caminé a su
lado hasta la puerta, tomando las bolsas de sus brazos una vez allí. Entonces
me acerqué y tomé la goma de mascar. No sabía qué decir, así que se la alcancé
y, al hacerlo, su rostro se iluminó. La sonrisa, que recordaba de sus fotos de
pequeño, apareció en él.
Era una sonrisa de la cual
las revistas jamás habían conseguido un vistazo.
—Tomaré esto como una
señal de que lo he hecho bien.
—Gracias, otra vez, por la
compañía y el viaje —dije, asintiendo.
—Cuando quieras —contestó,
haciendo una reverencia en broma.
Lo miré por última vez y
entré. Cerré la puerta y me apoyé en ella.
Peter Lanzani acababa de sacudir mi
mundo, y no estaba segura de qué hacer al respecto.
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Les dejo hasta ahi nomas porque no les quiero pinchar la emocion y porque ya es muy tarde, perdon por la hora pero es el unico rato libre que tengo y esta semana creo que va a andar todos los dias del mismo modo :/
:) Gracias por leer :)
Holaaa :) me re atrase porque no estuve entrando en blog ultimamente jejeje peeero yaa me pongo al diaa me encanta esta novela :D y obbvioo que la leeeo siempre y si me pierdo retomo y la releo :D quiero mucho mas
ResponderEliminarAmo la Lali de esta novela se hace la NOMEIMPORTAPETERLANZANI yyyyy en realidad se le quiere lanzar encima como cualquier adolescente normal :D ahi Lali lali jajajaja :D quiero maaas besitooss
ResponderEliminarPASATEE :D
http://casijuegosca.blogspot.com.ar/
http://amorencopos.blogspot.com.ar/
a me encanto más tierno el quiero masssssss besos Naara
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