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miércoles, 22 de enero de 2014

Capitulo: 21



Sam no  pudo  dormir  por  la  noche.  Dormía  maravillosamente durante  el  día  mientras  yo  trabajaba,  pero  por  las  noches se quedaba  despierto.  Jessica  parecía  estar  en  algún  tipo  de depresión, y
cuando llegué a la puerta, ella me entregó a Sam y se fue a su habitación  y  lloró.  La  Sra.  Mary  dijo  que  era  normal.  Jessica  sufrió  un cambió  en  su vida, así que no  me  preocupo por eso,  demasiado,  excepto que  yo  no  estaba  consiguiendo  nada  de  sueño.  Jessica  durmió  toda  la noche,  y  si  trataba  de  despertarla,  ella  rompía  en  llanto.  Cuando  ella lloraba, Sam lloraba, así que sólo la dejaba sola.
Él y yo nos unimos durante este tiempo. Hablé con él acerca de todo lo que no le podía decir a nadie más. Le hablé sobre la vida con Jessica y cómo  él  la  amaría,  pero  que  no  espere  nunca  una  mamá  normal.  Le aseguré  que  él  estaría  bien,  porque  yo  siempre  estaría  ahí  si  me necesitaba. Le hablé de Peter. Vacié mi alma a un bebé recién nacido, pero hizo más fácil respirar libremente de nuevo cuando hablaba sobre él. Sam, calmado, sonrió y dio una patada. A él le gustaba que yo hablara, así que lo hacía. Yo lo hacía feliz, y me ayudó a sobrellevar la situación.
No  importa  qué  tan  especial  eran  estos  tiempos  en  las  primeras horas de la mañana, todavía transcurrían en mi. Luché contra el impulso de  arrastrarme a  un rincón en  el trabajo  y dormir.  Algunas noches,  Sam dormía  dos  horas seguidas,  si  lo  ponía  al  lado  de mi  cama.  Esas  noches siempre  funcionaba  mejor  teniendo  por  lo  menos  5  horas  de  sueño. Jessica y  yo no hablabamos mucho.  Cuando llegaba a  casa, ella se iba  a su cuarto a llorar y  escuchar música de los 80’s. Siempre tomaba  a Sam antes de irme cada mañana, lo alimentaba, le ponía un pañal limpio y su ropa para el día. La llamé desde el trabajo y le recordé acerca de la hora de comer  porque  no  parecía  tenerlo  junto.  Estaba  empezando  a  ponerme nerviosa acerca de dejarlo en casa con ella, pero me recordé que ella era la mamá, no yo.
La  escuela  comenzó  de  nuevo.  Gas  se  había  ido  dos  semanas antes,  y  yo me  quedé  en  el  jardín, saludándolo  con  la  mano  mientras  se alejaba.
  Al  principio,  me  entró  el  pánico  porque  me  preocupaba  lo  que pasaría si me encontrara de nuevo en la manta oscura. Pero entonces me acordé de Sam, y el comportamiento inestable de Jessica, y supe que ese escenario no podría suceder. Tenía alguien a quien cuidar ahora. No podía perder de nuevo. Mi vida ya no me pertenecía.
A  veces,  parecía  que  mi  tiempo  con  Jax  pasó  en  otra  vida.  Pero  el recuerdo de su sonrisa y su risa me recordó lo cerca que había estado de la  felicidad.  Suspiré,  agarré  mi  mochila  y  bajé  la  mirada  hacia  Sam, profundamente dormido. Dejé mi puerta abierta y lo dejé en la cuna junto a mi cama. Abrí la puerta de Jessica y ella se giró, mirándome con los ojos rojos e hinchados.
—Llegaré  tarde si  no me  voy.  Lo alimenté hace  una  hora y trae  un pañal  limpio.  Está  durmiendo  en  mi  habitación.  —Me  detuve  ahí  y  me obligué a no darle ninguna instrucción sobre el cuidado de su hijo.
Bostezó  y  se  estiró.  —De  acuerdo.  Gracias,  Lali.  Sé  que  te  he necesitado  mucho  últimamente.  Parece  que  no  puedo  lograrlo  sola.  —Sonaba casi herida.
Asentí  y  la  dejé  ahí.  No  sabía  qué  decirle  porque  lo  que  yo  quería decir era: “¡Crece! ¡Tienes un bebé!” y sabía que no podía, así que sólo me fui.
Mi  paseo  en  bicicleta  a  la  escuela  era  corto  y  estaba  ahí  y  en  el edificio con  un  montón de tiempo para encontrar mi nuevo casillero  y  mi primer periodo de clases. La gente me miraba, y unas cuantas susurraban, pero  no  les  hice  caso  y  me  centré  en  mi  tarea.  Recibí  un  casillero  en  la parte  superior  este  año  en  medio  del  pasillo.  Al  parecer,  a  los  de  último año les daban una mejor ubicación de casillero.
—Oye,  extraña  —dijo  una voz  familiar  detrás  de mí  y  me  giré para ver a Amanda. No había pasado mucho tiempo con ella porque no quería pasar el rato con su hermano y sus amigos.
—Hola, Amanda, ¿Cómo estás?
Ella  sonrió  y  se  encogió  de  hombros.  —¡Genial!  ¡Finalmente  somos de último año!
Sonreí y deseé que me importara. —Sip, finalmente de último —dije, fingiendo entusiasmo.
Sus  ojos  parecían  simpáticos.  —Lo  siento  por  todo  lo  que  pasó. Gas me  dijo  algo  de  eso  ante  de  que  se  fuera  porque  él  quería  que tuviera un ojo en ti y llamarlo si lo necesitabas.
No pude evitar sonreír ante sus palabras. —Tu hermano es un muy buen amigo a quien no merezco —admití y me giré a poner el resto de mis libros en mi casillero antes de correr tarde a clase.
Se echó a reír. —Si, bueno, eso sería porque desea que te preocupes por  él  como  lo  haces  por  Peter Lanzani.  —Se  congeló  y  se  mordió  el  labio mientras  me  veía  hacer  una  mueca  de  dolor—.  Lo  siento  mucho,  yo... Gasarcus me dijo que no hablara sobre Peter.
Negué con la cabeza. —No, está bien. La gente va a hablar de él y voy a aprender a lidiar con ello.
Ella  asintió,  pero  no  parecía  muy  segura.  —Bueno,  será  mejor  que vaya  a  clase.  Tal  vez  te  vea  por  ahí  más  tarde.  Puede  ser  que  tengamos algunas clases juntas.
Sonreí y asentí. —Eso estaría bien.
Ella sonrió y se volteó para irse, pero se detuvo y miró hacia mí.  —Yo,  bueno...  es  eh...  bueno  no  sé  si  esto  está  fuera  de  los  límites  para hablar, pero ¿Es “Don’t Cry” sobre ti?
Mi garganta se cerró al recordar la canción que había escuchado en innumerables  ocasiones,  me  acurruqué  mientras  los  recuerdos  pasaban sobre mí. Últimamente, había dejado de escucharla porque me ponía de un humor del  cual no  podía escapar.  Sam me  necesitaba y  no podía  hacerle eso  a  él.  Quería  creer  que  la  canción  era  para  mí,  pero  no  lo  sabía  con certeza. Conocía los acordes en los que había trabajado cuando estábamos juntos. Pero no estaba segura de si eso tenía algo que ver conmigo.
Me encogí de hombros. —No lo sé.
Ella  suspiró  tristemente  y  se  fue.  Me  tomó  un  momento  para calmarme mientras las palabras llenaban mi cabeza. Tuve que controlarme y llegar a clase. Después de varias respiraciones profundas, me di la vuelta y  fui  al  salón  223.  Empecé  mi  día  libre  este  año  con  trigonometría.  Qué emocionante.
Después  de  dos  clases  con  personas  haciéndome  preguntas  sobre Peter que yo no quería contestar, la idea de ir a la cafetería en donde iba a ser la fuente principal de información sobre Peter Lanzani me hizo temblar. Me quedé en mi casillero más de lo necesario y luego fui a la biblioteca en su lugar.  Podría  comer  cuando  llegara  a  casa.  Empezaría  con  mi  tarea.  Me puse en las mesas, saqué mi libro de trigonometría, y comencé a trabajar.
Mis  ojos,  sin embargo,  tenían  dificultad  para  mantenerse concentrados y tenía que luchar para evitar que se cerraran.
—¡Lali! ¡Despierta! ¡Lali! —Levanté mi cabeza para ver a Amanda frunciendo el ceño hacia mí—. ¿Todo bien? —preguntó, recordándome a su hermano mayor.
Me froté los ojos y asentí. —Si, supongo que tengo que dormir más. —Sabía  que  necesitaba  dormir  más.  Pero  no  iba  a  hacerlo  hasta  que consiguiera dormir a Sam durante la noche.
—Bueno,  vamos,  estás  tarde  para  Literatura  y  el  señor  Harris  casi no  me  dejó  venir a buscarte. Le  dije  que  pensabas que  tu  próxima  clase era Español y accedió a que viniera a encontrarte.
Sonreí ante su imaginación. —Gracias.
Tomó mis libros y tiró de mi brazo. —No me lo agradezcas ahora. Es posible  que estemos  en  problemas  si  no te  das  prisa.  Y  deshacerse de  la mirada de “me acaba de despertar”. Hará volar mi encubrimiento.
Me froté la cara y asentí.
Primero tuvimos que ir a mi casillero y cambiar mis libros.
—¿Por qué estabas en la biblioteca de todos modos? —preguntó ella mientras tomaba los libros correctos.
—Porque  no  quería hacerle  frente  al almuerzo  y a las  preguntas de todos —murmuré.
Ella asintió. —Bueno, ya te lo perdiste. La única razón por la que no fuiste bombardeada en la biblioteca fue porque en el momento en que todo el mundo se dio cuenta dónde estabas, ya se había acabado el almuerzo.
Suspiré  y  cerré  la  puerta  de  mi  casillero.  —Quiero  volver  a  ser invisible —me quejé y disminuí el paso con Amanda.
Amanda frunció el ceño y sacudió la cabeza. —No va a pasar. Tienes que  prepararte.  El  baile  de  graduación  es  el  próximo  mes,  y  vas  a  ser golpeada por un gran tiempo con peticiones para llevarte.
Eso ni siquiera era una opción. No iba a salir con nadie. Me negué a ir a ningún baile.
—Bueno,  ayúdame  a  correr  la  voz  de  que  yo  no  bailo  —murmuré mientras abría la puerta del salón y entramos.
 Por suerte, el señor Harris solo me dio una mirada severa, pero no dijo nada. Me deslicé en la única mesa  libre,  detrás  de  un  chico  alto  y  de  cabello  oscuro  cuya  cabeza bloqueaba mi vista del pizarrón. Me inclinaba para escribir los números de las páginas que se suponía que íbamos a leer de tarea cuando el chico alto delante de mí se giró.
—Eres Lali Esposito, ¿No? —preguntó sonriendo.
Asentí deseando poder mentir y decirle que NO.
Se aclaró la garganta.  —Soy Dameon Wallace.  —Le di una pequeña sonrisa  amable  y  busqué  la  página  que  se  suponía  que  estábamos leyendo—. ¿Hablas o tienes algo contra mí?
Suspiré  y  levanté  la  mirada.  Liberó  lo  que  él  suponía  que  era  una sonrisa  encantadora.  No  estaba  mal  realmente.  Era  lo  suficientemente atractivo.  Sus  ojos  azules  carecían  de  la  intensidad  de  acero  de  los  ojos azules de Peter. Su sonrisa no parecía muy sincera. Tal vez más seguro de si mismo y arrogante.
—Estoy  tarde  para  la  clase  y  trato  de  ponerme  al  día.  —Me  dedicó una sonrisa torcida que al parecer también pensaba que era linda.
—No  te  preocupes,  no  te  perdiste  de  mucho.  Así  que,  ¿Soltera  de nuevo?  —En  mi  estómago  se  formó  un  nudo.  Le  di  una  sonrisa  tensa  y asentí  antes de volver a mi  libro—. ¿Cuáles son tus planes para después de la escuela? Estaba pensando en que podríamos ir a tomar algo y bajar a la playa.
Sonaba  tan  seguro  de  si  mismo  y  de  su  oferta,  que  tuve  que recordarme a mi misma que yo era una buena persona y no maliciosa.
Esbocé una sonrisa y dije—: Trabajo después de clases, lo siento. —Regresé a tratar de leer mi página.
—¿Después del trabajo? —Ahora parecía un poco inseguro.
—Lo siento, pero tengo que ir directamente a casa, hacer mi tarea y ayudar a mi madre con mi pequeño hermano. —Quería agregar: “No voy a estar saliendo con nadie, así que déjame en paz”, pero me contuve y volví a mi lectura.
Me observó unos segundos más y luego lo oí suspirar y darse vuelta en su asiento. Traté de comprender lo que estaba leyendo, pero no podía concentrarme en las palabras. Odiaba sentirme como si fuera un elemento para  ser  estudiado  en  un  estante  de  exhibición.  Todo  el  mundo  quería observar y ver lo que haría.
Una vez que la campana sonó, tomé mis libros y me dirigí a la puerta tan rápido como era humanamente posible. Tenía que escapar. Lejos, muy lejos.
—Oye, Lali, espera —llamó Amanda detrás de mi.
Fui más lento y me giré para verla corriendo por alcanzarme.
—¿Qué te dijo Dameon Wallace? —Casi gritó de alegría.
Fruncí el ceño y traté de recordar nuestra unilateral conversación. —Bueno, me invitó a salir, dije que no, y eso fue todo. —Mantuve mis ojos en el pasillo y no pensé en la gente que me miraba.
—¿Él  te  invitó  a  salir?  —preguntó,  con  una  reverencia  silenciosa. Simplemente asentí—. Dios mío, absolutamente es el chico más caliente en Sea Breeze. Sabes que es un mariscal de campo, y no sólo eso, tiene varias escuelas de la SEC. interesadas en él.
No  tenía  idea  y  no  me  importaba.  Me  encogí  de  hombros  y  abrí  mi casillero para sacar mi bolso.
—Eso es genial. Bien por él —contesté.
Se quedó mirándome con la boca abierta. —No puedo entender cómo le  dijiste  que  no.  nadie  le  dice  que  no.  Las  chicas  sueñan  con  él  por  las noches. Él es hermoso. ¿Has visto sus brazos? —Se echó aire—. Guau —agregó para un efecto extra.
Rodé los ojos. —En realidad, Amanda, si te gusta tanto, entonces sal con él. Simplemente no estoy interesada.
Amanda suspiró y se inclinó contra el armario. —Si él supiera de mi existencia, entonces lo haría. Pero, hasta hoy, nunca lo he visto interesado en una chica de esta escuela. Sale con chicas universitarias.
Me puse el bolso sobre mi hombro. —Bueno, al parecer ha cambiado de opinión —murmuré.
—Es tan lindo. No sé cómo lo rechazaste —siguió diciendo Amanda.
Me caía bien Amanda, pero no estaba de humor para esto. No estaba interesada en este chico.  —Tengo que ir a trabajar. Gracias de nuevo por despertarme.
Ella  asintió  y  me  dirigí  a  la  salida.  Mi  primer  día  de  regreso  y  ya estaba  odiando  la  escuela.  Si  tan  solo  pudiera  camuflarme  y  pasar desapercibida, esto sería soportable. Levanté la mirada para ver a Dameon dirigiéndose a mi camino y aceleré el paso. Me pregunté cuán obvio sería si corriera  a  mi  bicicleta.  Mi  ritmo  acelerado  al  parecer  le  alertó  de  que  no estaba de humor para hablar, porque no corrió tras de mi. Tenía que ir a trabajar, pero antes quería llamar y comprobar a Sam.
La  primera  semana  completa  no  fue  muy  bien.  La  única  buena noticia  era  que  Dameon  había  tomado  la  indirecta  y  me  dejó  sola.  Sin embargo, después de quedarme dormida de nuevo en la biblioteca durante el  almuerzo,  me  di  cuenta  de  que  iba  a  tener  que  dejar  de  ir  allí.  Me obligué a hacerle frente a la multitud del almuerzo. En realidad, no había sido tan malo como pensaba. Amanda me guardó un asiento a su lado, y me  gustaban  sus  amigos.  Dylan  McCovey  quería  rememorar  un  poco demasiado  su fiesta del cuatro de  julio,  pero,  aparte  de eso, estaba bien.
La mayoría de los días, me senté a la mesa y los escuché hablar. De vez en cuando,  alguien  me  hacía  una  pregunta  o  intentaba  que  me  uniera  a  la conversación, pero mis insuficiencias sociales, mezcladas conmigo estando agotada, no contribuían a un buen conversador.
El  viernes,  Dylan  finalmente  tuvo  el  valor  de  preguntarme  sobre “Don’t Cry” y estaba orgullosa de la forma en que lo manejé. Me las arreglé para hablar claro a través del nudo en mi garganta. Mi respiración no llegó a ser demasiado apretada.
En todas las apariencias  externas,  parecía  normal  e  imperturbable.
Con éxito respondí—: No sé sobre quién es. Nunca la cantó para mí. —Sin ahogarme una vez.
El lunes, pasé a través de mi primer periodo sin quedarme dormida, que  resultó  ser  un  milagro  porque  Sam  todavía  no  podía  lograr  obtener ajustados  sus  días  y  noches,  ni  siquiera  un  poco.  Incluso,  ya  le  había llamado  a  la  Sra.  Mary  y  le  pregunté  qué  debía  hacer  y  me  dijo  que teníamos  que  mantenerlo  más  despierto  durante  el  día.  El  problema  con eso fue cuando Jessica  quería  que  estuviera  durmiendo,  así  ella  no  tenía que lidiar con él. Odiaba admitirlo a mi misma, pero mi madre no estaba siendo  una  mamá  muy  buena  para  Sam.  Principalmente  lo  ignoraba,  y todavía lloraba con frecuencia. No podía explicarle todo eso a la Sra. Mary porque haría que Jessica sonara mal, y no me atreví a echarla abajo ante los ojos de nadie. Ella parecía tan frágil.
De  todas  formas,  aún  estaba  logrando  mantenerme  despierta  en  la escuela,  y  después  de  luchar  contra  mis  pesados  párpados  durante  una conferencia  muy  aburrida,  me  dirigí  directamente  al  baño  y  poder salpicarme  agua  fría  en  el  rostro  para  despertar.  Tuve que  luchar  contra este  adormecimiento.  No  iba  a  sacar  las  notas  para  una  beca  si  no  me podía mantener despierta en clases. Di un paso alrededor de un grupo de chicas para pasar por el congestionado vestíbulo, y una de ellas me señalo.
Estaba acostumbrada a eso, lo ignoré y mantuve mis ojos en el baño.
Sin embargo, una se dio la vuelta. —¿Lali Esposito?
Me detuve y consideré mentir sobre mi nombre, diciendo que no, que de hecho era Ivana, una estudiante de intercambio que no hablaba bien el inglés.  Pero  en  cambio,  me  di  la  vuelta  para  ver  a  la  pequeña  pelirroja a quien había conocido en la fiesta del 4 de julio. De inmediato me di cuenta de ese brillo hostil en su mirada.
—Hola,  soy  Mary  Ann  Moore.  Nos  conocimos  en  la  casa  de  Dylan este  verano,  pero  dudo  que  te  acuerdes  de  mí,  después  de  todos  los  que conociste  esa  noche.  —Hizo  una  pausa,  como  si  tuviera  que  decir  algo, pero  continué  mirándola  fijamente,  a  la  espera  de  lo  que  ella  quería conmigo—. Si, bueno, um, tengo la nueva edición de Teen Follower, y hay una foto de Peter Lanzani con su nueva novia, Alana Harvey. Ella va a estar en su nuevo video musical... ya sabes, el que se llama “Don’t Cry.”
Entendí  lo  que  esta  chica  quería  ahora,  y  no  sabía  qué  le  había hecho para odiarme tanto. Mi garganta  se  secó  y  se  empezó  a cerrar. Así que  decidí  no  responder.  Ella  sonrió  como  si  estuviera  contenta  con  mi reacción y me entregó la revista.
—Las estrellas de rock son criaturas tan volubles. Uno nunca sabe a quién  van  a  querer  después.  Toma  la  revista,  yo  no  la  necesito.  —Y  con eso,  chasqueó  los  dedos  y  el  grupo  que  la  rodeaba  la  siguió  como  una escuela de peces.
Traté de tragar, pero no sirvió de nada. No lo podía manejar. El dolor volvió de nuevo y no tenía la fuerza para detenerlo. Me giré para correr, y Amanda estaba ahí bloqueando mi camino.
—Ella  sólo  está  siendo  mala  contigo  por  Dameon.  Ahora,  ven conmigo, te ayudaremos a recobrar la compostura en el baño.
Caminé obedientemente detrás de ella. —¿Qué tiene que ver Dameon con  esto?  —le  pregunté,  tendiéndole  la  revista  que  ella  había  puesto  en mis manos.
Amanda me llevó al baño y tomó la revista por mí. —Dameon y Mary Ann salieron este verano. Cuando se enteró de que él estaba interesado en ti, entonces te convertiste en su enemiga. Incluso, cuando se enteró de que tú lo echaste a volar. Creo que eso hace que no le agrades más.
Fruncí el ceño. —¿Por qué?
Amanda  humedeció  una  toalla  de  papel.  —Porque  tú  ignoraste  lo que  ella  quiere  tanto.  Mira,  la  cosa  es  que  Dameon  salió  con  ella  este verano  y,  bueno,  después  de  algunas  semanas,  él  dejó  su  apartamento. Ella  lo  quiere  de  vuelta,  ya  que  salir  con  Dameon  la  haría  la  chica  más popular de la escuela.
Suspiré  y  cerré  los  ojos.  —La  preparatoria  es  tan  estúpida  —murmuré.
Amanda  movió  su  mano  y  limpió  mi  cara  con  una  toalla  de  papel húmeda  y fría.  —Tienes que  conseguir  control sobre  ti  misma.  Si todo  el mundo  piensa  que  puede  llegar  a  ti  mostrándote  fotos  de  Peter  con  otras chicas, serás atacada por ellos.
Me  acerqué  a  la  descartada  revista  y  la  levanté  en  contra  de  mi voluntad. Ahí, en la página que tenía delante de mi, estaba Peter en los Teen Choice  Awards  y  en  su  brazo  estaba  una  hermosa  rubia  con  el  cabello rizado. Inhalé profundamente y me desplomé contra la pared.
—Maldición,  Lali,  ¿Qué  estás  buscando  en  eso?  —Amanda  fue  a quitármela, pero negué con la cabeza y me aferré a ella con firmeza.
—No, déjame leerlo. —Sabía que lo que habían escrito en estas cosas no era verdad, pero de alguna manera quería hacerme más daño.
—¡No!  —dijo  Amanda  firmemente  y  bruscamente  la  quitó  de  mis manos.
Lo dejé pasar.
Ella  la  volteó.  —Joder,  por  lo  menos  tus  rizos  son  naturales  —dijo antes de lanzar la revista a la basura.
Cerré los ojos ante el dolor y me senté en el suelo. El manto oscuro parecía  venir  por  mí,  y  sabía  que  iba  a  tener  que  luchar  más  para  evitar que llegara a mí. Había paz en el vació, pero luego no sería capaz de cuidar a  Sam  si  entraba  en  ella,  y  Sam  me  necesitaba.  Sacudí  la  cabeza  y  me levanté  rápidamente,  antes  de  que  me  alcanzara.  Me  concentré  en  mi reflejo en el espejo y calmé mis funciones hasta que la mirada atormentada dejara mis ojos. Amanda vino detrás de mí y me tomó del brazo.
—Sólo fue una foto publicitaria —dijo en voz baja.
Asentí porque  ella había  tenido razón. La foto de él con la chica no había  sido  tan  difícil  como  verlo  tan  feliz  en  ella.  Yo  también  quería  ser feliz. Él podía ser feliz. ¿Por qué no iba a serlo? Porque yo había sido la que amó  demasiado.  Sólo  me  llevaría  más  tiempo  que  él  sonreír  con  tanta intensidad.  Tenía  que  trabajar  en  ello.  Pensando  en  los  que  me  rodean, quienes  me  aman  tenían  que  ser  el  primer  lugar  para  empezar.  Luego estaba  Sam,  quien  me  necesitaba.  Tenía  que  aprender  a  ser  fuerte.  Una vez había creído que era muy fuerte. Ahora, tenía que encontrar ese yo de nuevo.
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Subo otro??

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