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jueves, 23 de enero de 2014

Capitulo: 23


Estuve en el hospital otra semana, pero no me importó. Tener a Peter  conmigo  todo  el  día  hacía  que  los  días  pasaran  más rápido.  Una  vez  que  me  permitieron  tener  más  visitas,  el señor Greg vino y
jugamos ajedrez. Me dejó ganar, y no se dio cuenta que ya  yo  sabía  lo  que  intentaba  hacer.  Varias  veces  hablé  con  Jessica  por teléfono,  y  parecía  feliz  y  más  como  sí  misma.  También  ella  quería  ver  a Sam  desesperadamente. En verdad  no se le  hacía nada fácil  lidiar con lo que  le  había  hecho.  Peter  me  aseguró  que  también  recibiría  ayuda  por  la culpa que sentía. 
La Sra. Mary me trajo deditos de pollo con puré de papas y un pie de manzana,  lo  cual  fue  un  gran  respiro  de  la  comida  del  hospital.  Peter continuaba  cantándome.  Las  enfermeras  se  asomaban  por  la  puerta  y suspiraban  cuando  lo  veían.  Lo  entendía.  El  chico  que  amaba  también tendía  a  ser  el  rompecorazones  más  famoso  del  mundo.  Ya  lo  había aceptado. 
Peter se negaba a dejarme regresar a mi apartamento, y la Sra. Mary se  negaba  a  permitir  que  Peter  me  llevara  a  casa  con  él.  Así  que  terminé yéndome a casa con ella. Me encontraba ansiosa por ver a Sam. Él había logrado enterrar su pequeño ser en mi corazón. Tenía que recordarme a mí misma el rol que cumplía en su vida cada vez que comenzaba a pensar en su futuro y a preocuparme por cosas de las que no debía preocuparme, ya que  ése  no  era  mi  lugar.  Todo  mejoró  al  sostenerlo  de  nuevo,  y  permitir que sus deditos gorditos se apretaran fuertemente alrededor de mi dedo. 
Peter  se  sentó a  mi  lado en  el  sofá  de la Sra.  Mary  y  bajó la mirada hacia Sam.
—Es un niño adorable. Tiene tus ojos. 
Le  sonreí  y  asentí.  —Aparentemente,  Jessica  tiene  unos  genes bastante fuertes. 
Peter  tocó  suavemente  la  nariz  de  Sam.  —Bueno,  amigo,  entonces serás uno de los chicos más lindos que alguna vez he visto. 
Me reí, y también la Sra. Mary. 
—De  acuerdo,  ya  lo  has  visto,  ahora  necesitas  despedirte  de Peter  y descansar un poco.  —Miró a Peter—. Has estado con ella por dos semanas enteras. Necesita un descanso. 
Comencé  a  discutir, pero  Peter  sacudió  la cabeza.  —No,  tiene  razón. Necesitas descansar. El lunes ya podrás regresar a la escuela, y te quiero bien descansada para entonces. 
No creo que pueda estar mucho más descansada de lo que ya estoy. He estado en la cama por dos semanas. 
—Está bien, de acuerdo —murmuré y me hundí en el sofá. 
Peter rió y se inclinó para besarme la frente. —Cancelé dos conciertos de  mi  gira,  y  tengo  que  reprogramarlos.  No  me  quedaré  mucho.  Sólo necesito ir a casa y lidiar con las mil llamadas que he estado evitando. 
No quería que se fuera, pero sabía que había renunciado a todo para poder  estar  a  mi lado  en  estas  dos  semanas.  —De  acuerdo.  —Forcé  una sonrisa. 
Suspiró. —Vamos, Lali, no pongas esa cara. Me lo haces todo más difícil.  Tienes escuela  el lunes,  y yo  voy a  estar en  un avión  hacia Nueva York mañana por la tarde. 
Sabía  esto.  Ya  habíamos  hablado  sobre  su  programación  para  los próximos meses. No le iba a hacer esto aún más difícil. Me había jurado a mí misma que le haría las cosas tan fáciles como pudiera. 
—Lo sé, tienes razón. No voy a hacer más pucheros, lo prometo. 
Se  rió,  inclinó  su  cabeza  y,  esta  vez,  besó  mis  labios.  Respondí de inmediato, él gimió y rompió el beso. 
—Vamos, no me hagas eso en la casa de la Sra. Mary. Toda la culpa será mía si nos descubre. 
Sonreí. —Lo siento. 
Levantó las cejas y sonrió satisfecho. —Sí, seguro que lo sientes. 
Se  levantó  y  caminó  hasta  la  puerta,  donde  se  detuvo  y  dijo:  —Regresaré tan pronto como pueda. Mientras tanto, duerme, cuando regrese podremos hablar sin tener a la Sra. Mary sobre mí todo el tiempo. 
Asentí,  y  me  lanzó  un  beso,  luego  se  giró  y  continuó  caminando hacia la salida. 
Nuestro último día junto  se  fue  súper  rápido.  Antes  de  darme cuenta, Peter  se había ido  de nuevo, y  yo me preparaba para regresar  a la escuela.  Me desperté antes que el sol saliera y tomé una ducha. Enfrentarme a  la  secundaria  luego  de  estar  tanto  tiempo  con  Peter  era  deprimente.
Cuando estuve vestida y entré a la cocina, la Sra. Mary ya tenía un plano de panqueques y tocino puesto en la mesa. 
—Te levantaste bastante temprano. ¿Qué te tomó tanto tiempo? Ven a comer antes de que se enfríe. 
Nunca  nadie  me  había  tenido  el  desayuno  caliente  antes  de ir a la escuela.  No  pude  evitar  sonreírle  a  pesar  de  mi  tristeza. 
—Gracias,  Sra.  Mary. Lamento que me haya tomado tanto tiempo. 
No dije nada más, y ella se giró del lavado y colocó una mano llena de  jabón  en  su  cadera.
 —Bueno,  sé  que  extrañas  a  ese  chico.  Puedo entenderlo completamente. Sin embargo, ya le prometiste que disfrutarías tu último año de secundaria, y no vas a lograrlo si sigues lloriqueando por ahí. —Su ceño de tía Bee había vuelto, y asentí. 
—Tienes razón, por supuesto. Tengo tantas cosas por las cuales ser feliz. Comenzando contigo. 
Sus mejillas  se sonrojaron y ondeó  una mano llena  de jabón en mi dirección. —Oh, vas y dices como esas como esas. Eres especial, chica, de eso no hay duda. 
Se giró y terminó de lavar los platos.  Me  comí  la  mayoría  del  desayuno  mientras  pude  y  llevé  al  plato hasta el lavado. 
—Bien, ahora ve y ten un buen día. 
Asentí  y  recogí  mi  mochila.  Sam  lloriqueó  y  caminé  hasta  él,  me incliné y besé su dulce cabecita calva. 
—Pórtate  bien  con  la  Sra.  Mary,  pequeño.  Te  veré  después  de  la escuela. 
Sus  brazos  gorditos se  alzaron,  y  dio pataditas. Era  su  pasatiempo favorito. Caminé hasta la cocina y me despedí mientras salía por la puerta.
Kane  se  encontraba  inclinado  contra  la  Hummer.  Cuando  me  vio, miró  la  hora  en  su  reloj,  como  si  ya  fuera  tarde.  Dejé  de  moverme, confundida por su presencia aquí. Fue entonces cuando mi teléfono sonó.
Busqué en mi bolsillo y lo saqué. 
—¿Hola? 
—Buenos  días,  hermosa.  Ahora,  quiero  que  me  hagas  un  favor  y entres  al  vehículo  con  Kane.  No  discutas  conmigo.  Sucede  que  tengo órdenes del doctor que dicen que no podrás manejar tu bicicleta durante al menos dos meses. 
Me quedé  en mi lugar mirando al  ahora sonriente Kane.  —Órdenes del  doctor,  ¿ah?  Por  casualidad  no  le  habrás  pagado  al  doctor  para conseguir esa orden, ¿verdad?
Rió. —Nunca, ahora entra en la Hummer antes de que Kane haga lo que se le instruido. 
Me  congelé  y  miré  al  gigante  frente  a  mí.  —¿Cuáles  fueron  esas instrucciones? 
—Lograr meterte en ese vehículo sin importar qué.
Sonreí,  me  encogí  de  hombros,  derrotada,  y  caminé  hasta  la Hummer.  Kane  abrió  la  puerta,  y  tuve  que  apoyarme  en  su  mano  para poder subir. —De acuerdo, Estrella de Rock, estoy dentro de tu Hummer. 
—Gracias.
Había  estado  esperando  su  respuesta  engreída,  así  que  ese  simple gracias hizo que mi corazón se acelerara. 
—De nada. 
—Te extraño —dijo con suavidad. 
—También te extraño. 
—Tengo un concierto el jueves por la noche, y luego otro el sábado, pero después, volveré a casa por el domingo, al menos. 
—Te estaré esperando. 
—Diviértete  hoy  en  la  escuela  por  mí,  por  favor.  Recuérdalo,  estás experimentando la secundaria por los dos. 
Suspiré. —Tendré eso en mente cuando me molesten en los pasillos y coma la horrible comida de cafetería. 
Rió  y  luego  su  voz  se  tornó  bastante  seria.  —Si  alguien  te  molesta, amenázalos conmigo. 
Esta  vez  me  reí  a  carcajadas.  —Seguro,  eso  me  ayudará  a  encajar perfectamente. 
—Te amo, Lali. 
Mi  corazón  todavía  se  aceleraba  cuando  decía  esas  palabras.  —También te amo. 
—Voy a dejarte porque Kane ya debe estar por llegar a la escuela. 
Miré por la ventana y me di  cuenta que tenía razón.  —Sí, acaba  de llegar. Adiós, que tengas un buen día. 
—También tú, nos vemos. 
Terminé la llamada y suspiré. Alcancé mi mochila justo cuando Kane abría mi puerta. 
Sonriendo, le dije: —Gracias, Kane.
Asintió,  y  puedo  jurar  que  vi  una  sonrisa.  Me  dirigí  hasta  mi casillero.  Iba  a  tener  un  montón  de  trabajo  con  el  que  ponerme  al  día. Necesitaba vaciar mi mochila para que pudiera caber todo allí.
—Lali, me alegro que hayas regresado a la escuela. Es una pena lo que sucedió. —Dylan McCovey llegó a mi lado. Miró hacia Kane yéndose y sonrió—. De veras que tienes un mucho más dulce par de ruedas ahora. 
Tuve que esforzarme muy duro para no rodar los ojos. En vez de eso, asentí.
—No puedo manejar mi bici por un tiempo. 
Dylan rió.  —Sí, bueno, dudo que vayas a conducir tu bici de nuevo. Todo el pueblo está hablando de que Peter Lanzani se quedó en tu habitación del  hospital  y  te  cantó  hasta  que  saliste  de  coma.  Luego,  que aparentemente  no  podía  dejarte  por  un  minuto.  El  chico  suena enamorado. 
Sonreí  a  las  palabras  de  Dylan,  pero  no  respondí.  Entramos  al edificio de la escuela. 
—Debo  ir  a  clases.  Te  veo  después,  Dylan  —dije  sobre  mi  hombro mientras me alejaba de él. No quería discutir mi vida privada con nadie. 
En el momento en que puse un pie en el pasillo, la gente se detuvo y me  miraron fijamente. Quería  devolverme y correr  hacia  afuera. En lugar de  eso,  obligué  mis  pies  a  caminar  hasta  mi  casillero.  No  hice  contacto visual  con  nadie,  pero  no  pareció  importar.  Antes  de  poder  dar  cinco pasos, las personas comenzaron a atacar. 
—Me alegra mucho que estés mejor, Lali. 
—Lali, ¿es verdad que Peter Lanzani estuvo contigo en el hospital? 
—¿Era esa la Hummer de Peter que te trajo a la escuela? 
—¿Estás viviendo con él? 
—¿PeterLanzani se va a mudar para acá? 
Quería colocar las manos sobre mis oídos y gritarles que se  fueran. Más  voces se  escucharon, y  la  gente comenzó  a  hacer más  pregunta que no quería contestar, ya que no era de su incumbencia. 
—¡Muévanse! Todos tienen clases, así que les sugiero que se vayan a ellas —llamó el Director Farmer por encima de los buitres. 
Se movieron, pero todos lo hicieron sin muchas ganas. Me giré hacia mi casillero y busqué lo que necesitaba. 
—Señorita  Esposito,  nos  alegramos  que  haya  regresado  y  que  se encuentre bien —dijo el señor Farmer detrás de mí. 
Me giré y le sonreí. —Gracias.
Asintió y aclaró su garganta. —Quiero que sepa que si necesita algo, o  si  está  experimentando  cualquier  problema  como  el  que  me  acabo  de encontrar,  puede  hacérmelo  saber,  y  yo  lo  arreglaré.  Quiero  que  su experiencia aquí en la Secundaria Sea Breeze sea placentera. 
Nunca antes me había hablado, así que su súbito deseo de que me encontrara feliz era un poco extraño. 
—Gracias, señor —dije, a pesar de mi confusión. 
—Sí,  bueno,  también  quiero  que  sepa  que  si  su,  um,  novio  quiere asistir a alguna de nuestras instalaciones aquí, nos encantaría tenerlo. Es más que bienvenido. 
Entonces todo tuvo sentido, y quise echarme a reír. El señor Farmer sólo  estaba  tan  asombrado  por  la  estrella  como  todos  los  demás.  No confiaba  en  que  podría  hablar,  así  que  simplemente asentí  y me  dirigí  a clases. Probablemente ya iba tarde. 
El almuerzo en la cafetería fue una especie de mezcla entre pasta y tomates  que  era  difícil  de  tragar.  Hice  lo  mejor  que  pude  pero  luego  de algunos bocados, me resigné a tomarme sólo mi agua. Encontré a Amanda y  me  había  sentado  con  ella.  Estábamos  rodeadas  por  sus  amigos  y personas que querían saber sobre Peter. No dije mucho. Me las arreglé para ignorar  las  preguntas  de  todos,  y  Amanda  intentó  todo  lo  que  pude  para mantenerlos lejos de mí. 
—Entonces,  ¿quién  está  listo  para  el  Baile  de  Bienvenida  este viernes? —preguntó Amanda, intentando distraer la mente de todos hacia otra cosa.
—Encontré el vestido más lindo en Mobile la semana pasada. —Saltó una  chica  frente  a  Amanda.  Algunas  otras  chicas  hablaron  sobre  sus vestidos y cómo planeaban arreglarse el cabello. Yo sólo escuché, pero no tuve nada que añadir a la conversación, ya que no iba a asistir. 
—Lali,  ¿vas  a  ir  al  juego?  —preguntó  Amanda  antes  de  darle  un mordisco a su manzana. 
Comencé a responderle que no, pero luego recordé mi promesa a Peter y sus ganas de que fuera a los juegos de fútbol americano.
—Um, no lo sé —dije por encima de mi botella de agua. 
Amanda  tragó.  —Por  favor,  ven  conmigo.  Después voy  a  ir  al  baile con  Jeff  Garner,  pero  él  está  en  el  equipo,  así  que  no  voy  a  tener  cita durante el juego. 
Eso sonaba bien para mí. Podría ir al juego y contarle a Peter, y tal vez satisfacerlo por un tiempo. 
—Seguro, suena bien.
Amanda  sonrió  feliz.  —¡Genial!  ¡Puedes  venir  a  mi  casa  después  de la escuela, y podremos jugar con esos rulos increíbles de los que estoy tan celosa, y encontraremos un modo de arreglarte el cabello, y luego puedes ayudarme con mi cabello tan recto como una tabla!
Fruncí el ceño.  —Um, ¿importa cómo se ve mi cabello para el juego de fútbol? 
Sonrió  y  asintió.  —Sí,  porque  no  vas  a  tener  tiempo  de  hacer  nada más que cambiarte para el baile.
—Oh,  bueno,  no  voy  a  ir  al  baile,  así  que  no  hay  que  hacer  gran cosa. 
Amando me frunció el ceño. —¿Por qué no? 
Bueno, porque no quería ir al baile  sin  Peter. Me  encogí de hombros en vez de decirle la verdad. 
Se  inclinó  sobre  mí  y  susurró.  —Si  quieres  una  cita,  lo  único  que tienes que hacer es llamar con tu dedo y cada chico vendrá corriendo. 
Sacudí la cabeza. —No, no es eso. Simplemente no quiero ir. 
Suspiró.  —Así  que  vas  a  dejarme  sola.  Pensé  que  dijiste  que  Peter quería que disfrutaras todas las experiencias de la secundaria. 
Asentí sin muchas ganas. 
—Bueno, noticia de última hora, el Baile de Bienvenida es la mayor experiencia del año. 
Exhalé. Tenía razón.  Él había mencionado los bailes. Podría venir  e irme en un rato. —De acuerdo, vendré. 
Amanda sonrió. —¡Perfecto! ¿Quieres una cita? 
Sacudí la aveza. —No, voy a ir sola. 
Suspiró y se encogió de hombros. —Como sea. Sólo estoy feliz de que vayas. 

***

Ganamos  el  juego  de  bienvenida,  así  que  el  baile  era  una  loca celebración.  Las  animadoras  usaban  sus  trajes  de  porristas,  y  los jugadores  vestían  sus  uniformes  sin  las  almohadillas.  Estaban  sucios  y sudorosos, y me pregunte como Amanda bailaría de cerca con Jeff oliendo así. Arrugué la nariz con ese pensamiento. 
El Dj comenzó a poner la música cuando todos empezaron a entrar, y  ya  me  encontraba  observando  el  reloj  para  poder  hacer  mi  escape.
Amanda  intentó  convencerme  de  ir  a comprar un vestido nuevo con ella, pero lo aseguré que ya tenía uno que podría usar. Hizo un pozo de baba a su  alrededor  cuando  vio  el  vestido  azul  que  Peter  me  había  regalado.  Le permití jugar con mi cabello, ya que disfrutaba tanto hacerlo, pero al final, simplemente lo usé suelto. Era mucho más fácil de esta manera. 
—Lali, ¿bailarías conmigo?
Me  giré  para  mirar  a  Daemon,  y  por  supuesto,  tenía  puesto  su sudado uniforme. No quería bailar con nadie más que Peter. Daemon podría estar limpio y apuesto, pero aún así no querría bailar con él.  Comencé  a sacudir la cabeza cuando Mary  Ann se acercó y  deslizó su brazo dentro del suyo.
—Hola, Lali. ¿Sola esta noche? 
Le  sonreí,  porque,  de  verdad,  ella  simplemente  era  una  chica  muy insegura.
—Sí, lo estoy —le aseguré. 
Miró  a  Daemon  como  si  hubiese  ganado  un  premio  súper importante. —Una vez más, pareces ser rechazada por tu famoso amigo —ronroneó y jaló del brazo de Daemon—. Vamos a bailar. 
Él  me  miró  como  queriendo  decir  algo,  pero  me  giré  para  hacerle saber que no estaba interesada. Mary Ann lo jaló una vez más, y ambos se alejaron.  Exhalé  aliviada.  Amanda  me  saludó  desde  la  pista  de  baile,  le sonreí y le devolví el saludo. 
El reloj me dijo que ya había estado allí veinte minutos. Y le prometí a Peter que me quedaría al menos unos treinta. Todavía me quedaban diez minutos.  Me  volteé  para  buscar  algo  de  tomar,  y  me  congelé  cuando escuché la canción que salía de los altavoces. Era mi canción. Vi como las parejas  en  la  pista  de  baile  disminuían  sus  ritmos  y  se  acercaban  aún más. Escuchar su voz me hacía sentir menos sola. 
—Disculpa, pero, ¿bailarías conmigo? 
Mi  corazón  se  aceleró.  Tragué,  y  recé  porque  no  me  estuviese imaginando todo esto. Me giré, y Peter se encontraba allí, sonriéndome con la mano extendida. 
—Peter —dije sin aliento, y luego me lancé hacia sus brazos. Rió en mi oído  y  me  abrazó  con  más  fuerza—.  ¿Qué  estás  haciendo  aquí?  ¿Cómo? ¡Mañana en la noche tienes un concierto en Detroit! 
Rió y se inclinó para besarme suavemente.  —No podía permitir que vinieras a un baile sin mí. 
Descansé mi cabeza contra su pecho, e inhalé su aroma. —¿Por qué no me dijiste que vendrías? 
Me sostuvo más fuerte. —Porque quería sorprenderte. 
Sonreí. Me gustaban este tipo de sorpresas.
—Y no me encontraba completamente seguro de poder mantenerme alejado.  Esta  mañana  cuando  hablamos  por  teléfono,  sonabas  tan  triste que  decidí  que  no  importaba más  nada.  Encontré  la  manera.  Tú siempre serás más importante. 
Besé  su  pecho,  y  luego  miré  sus  intensos  ojos.  —Me  he vuelto  tan egoísta. Todo lo que me importa es que estás aquí. 
Se  rió,  tomó  mi  mano, y  la  besó.  —Está  bien. Conmigo  puedes ser todo lo egoísta que quieras. Soy tuyo. 
Suspiré y escuché los latidos de su corazón. 
Se inclinó para hablarme al oído. —Ven a la playa conmigo. 
Asentí,  y  tomó  mi  mano.  Caminamos  en  silencio  hasta  el estacionamiento de la escuela, y luego bajamos la colina que llevaba hasta la playa. 
—Quiero abrazarte por un rato más, lejos de toda esa audiencia que teníamos allí dentro. 
Se detuvo, y se sentó con la misma gracia en que lo había hecho la primera  vez  que  vinimos  a  la  playa  juntos.  Me  senté,  y  frunció  el  ceño. Apuntó hacia la arena justo a su lado. 
—Ven aquí —dijo, sonriendo maliciosamente. 
Me  reí  y  me arrimé  tanto  como  pude. Luego  se  inclinó hacia  atrás, con una  mano  detrás de  su  cabeza y  la otra  estirada  a su lado.  —Ahora, recuéstate aquí —dijo, señalándome su brazo. 
Me acosté  sobre  su  brazo.  Me abrazó  más  cerca  y luego  comenzó  a jugar con mi cabello. 
—Esto es mucho más difícil de lo que me imaginé —murmuró en la oscuridad. 
Suspiré. —Estar alejado de tu “aire” nunca es sencillo.  
Sonrió.  —No  me  digas.  Esta  semana  me  ha  costado  muchísimo respirar. No quiero nada más que decirte que olvides todo esto y te vayas conmigo, Pero no puedo hacerlo. Quiero que tengas todo esto. Y yo estaré aquí lo más que pueda. Quiero experimentar todas las cosas que me perdí, contigo.  Simplemente  quiero  que  sepas  que  no  hay  minuto  que  pase  en que no te extrañe o piense en ti, ni que desee estar abrazándote. 
Me  apoyé  en  mi  brazo  y  lo  miré.  —Cuando  todo  se  acabe  y  me gradúe, ¿qué pasará entonces?
Sonrió. —Entonces te secuestraré, y nunca te devolveré. 
Me reí bajito.
Su  rostro  se  volvió  serio.  —¿Qué  quieres  que  suceda  cuando  esto acabe? 
Pensé  en  la  universidad,  y  mi  deseo  de  ser  mucho  más  de  lo  que Jessica había sido. Quería tener un propósito en la vida.
 —Siempre pensé que iría la universidad. Pero ahora…  
Peter  se  apoyó  sobre  sus  codos.  —La  universidad  es  buena,  Lali. Hay  muchísimas  universidades  en  California.  —Hizo  una  pausa—.  ¿O pensabas quedarte cerca de casa?
Pretendí  estar  pensándolo.  —Um,  bueno,  supongo  que  podría  ir  a algún lugar en California, eso es, si me aceptan. 
Levantó  las cejas.  —¿Aún  no te  has dado  cuenta  que puedo  mover hasta montañas? 
Reí  y  sacudí  la  cabeza.  —No  vas  a  mover  montañas  para  que  me acepten en una universidad. 
Se sentó y me llevó consigo, luego tomó mi rostro en sus manos. —Haré lo que sea que tenga que hacer para estar contigo. No voy a mentir. Éste  año  será  el  año  más  difícil  de  mi  vida.  Pero  cuando  acabe,  quiero tenerte cerca de mí. 
También quería eso. Mi futuro era Peter. Sí, quería ir a la Universidad, pero quería estar con Peter más que nada. Si puede lograr que ambas cosas sucedan, no iba a permitir que mi terquedad se interpusiera en el camino. 
—Quiero  estar  contigo.  —Mis  palabras  produjeron  una  enorme sonrisa en su hermoso rostro. 
—Tú eres mi presente y mi futuro, Lali, usaré cualquier poder que tenga para hacerte feliz. 
Se inclinó y tocó con sus perfectos labios los míos, y mi corazón se detuvo. Nunca me cansaré de sus besos.
Peter Lanzani era mi todo.

FIN
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Para la proxima novela les voy a poner las votaciones mañana o mas ratito depende si puedo encontrar buenos formatos 

PD: pregunta esto es importante para la PROXIMA novela, a ustedes les molestaria si son un poco zarpadas las novelas? no son muy zarpadas si no que alla rockanroll  laliter? porque las que he suido no hay y no se si a ustedes les gustaria o las incomodaria?

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5 comentarios:

  1. Para mi está bien ajjaja me gustan las novelas donde se mezcla el genero erotico y romantico es mejor porque se mezcla todo y nunca sabes que pasara :D ajjaja como sabras mis dos novelas son así :P okis okis pasate
    http://casijuegosca.blogspot.com.ar/
    http://casijuegosca.blogspot.com.ar/

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  2. http://amorencopos.blogspot.com.ar/ -.- tiro cualquier cosa jajajaja

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  3. Me encanta tu idea Ale la verdad lo zarpado con el romanticismo es una combinación SUPER GENIAL espero la próxima nove con entusiasmo BESOS
    Naty

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  4. Hola pasó rapidito =P termine de leer los capítulos me encanto me encanto Gracias por subir esta hermosa nove con respecto a tú pregunta ya leer todas las noves que subas eso seguro! Besos Naara

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  5. No la verdad que no me incomodaria y no pensé que la nove terminaría tan rapido

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