Tan pronto como bajé los escalones del autobús, le marqué a
mi mamá. Contestó al segundo timbre.
A pesar de que ella no me podía ver, una amplia sonrisa
apareció en mi rostro.
—Oye, mamá. Solo
quería llamar y
ver cómo te
fue en la
cita con tu médico.
—Aunque nunca lo
admitiría ante ella,
me había preocupado
hasta la muerte por ella. Hace
tres años, nos enfrentamos a una crisis cuando un examen de rutina de mamá
encontró un tumor. Ella había estado a través de la gama de quimioterapia y
radiación, junto con
una mastectomía. Afortunadamente, sin embargo, había estado fuerte y saludable
desde entonces. Solo tenía que regresar para exámenes de rutina y análisis de
sangre.
—Oh, muy bien. Todo está bien. No hay de qué preocuparse.
—¿Estás segura? Suenas cansada.
Ella se echó a reír.
—Es solo porque algunas de las chicas me convencieron para
bailar otra vez. Me sobrepasé pensando que tenía veinte y no cincuenta años.
Tiempo atrás, mi
mamá había sido
una bailarina de
formación clásica. Aunque su
sueño era serlo
en Julliard, ella
también viajó y
se fue de gira
concompañías locales. Una vez que fue demasiado vieja para bailar, abrió
un estudio de baile. Fue financieramente exitoso para ella y exitoso para mí desde
que conocí y cautivé los tutus de un buen número de bailarinas.
Negué con la cabeza. A pesar de que ella estaba tratando de
dejarlo fuera me di cuenta de que había más.
—Podría volver a casa si me necesitas.
—Juan Pedro, estoy bien. Lo que necesito que hagas ahora es
mantenerte al día con las obligaciones de tu banda. Hay un montón de personas
que dependen de ti.
Mi madre era una de las pocas personas a las que les
permitía llamarme por mi nombre de pila.
—Está bien, de acuerdo. Pero tú sabes que yo estaría allí en
un instante si me necesitaras.
Podía oír el placer en su voz cuando dijo:
—Por supuesto que sí. Pero, ya sabes, papá está solo calle
abajo, y el resto de la familia. Solo preocúpate por ti.
Fue entonces cuando las puertas del autobús se abrieron.
Perdiéndose el último escalón, Lali salió rodando del autobús, y tuve que
correr hacia adelante para
atraparla antes de
que cayera. Ella
agarró mi bíceps
para estabilizarse a sí misma.
—Vaya, qué momento de chica rubia —murmuró, su rostro
ruborizado de vergüenza—. Gracias, Peter.
Le sonreí y luego le guiñé un ojo.
—Menos mal que pude salvarte de estampar la cara.
Lali me dio
una pequeña sonrisa
antes de apresurarse
lejos de mí y desaparecer
en el asiento del pasajero de la Tahoe esperando para llevarnos a cenar.
Nicolas y Vico salieron seguidos de Poli.
—¿Peter? —La voz
de mi madre
finalmente me trajo
de vuelta de mis
pensamientos de lo bien que se sintieron sobre mí las manos de Lali y lo
delicioso que olía.
—Lo siento, mamá. Pequeña crisis femenina.
—¿Esa era Paula?
—Con solo esas
pocas palabras, el
tono de mi
madre señaló su desprecio por cualquier participación que tuviera con la
diosa de cabellos oscuros que viajaba de vez en cuando con su padre que era un
roadie de la banda.
Mamá odiaba el hecho de que Pula se presentara en todo el
país solo para estar conmigo.
—No, no era ella. Su nombre es Lali. Y antes de que puedas
preguntar, no, no es una groupie. —Entonces le di a mi madre una rápida
explicación.
—Suena adorable.
Puse los ojos, pero no pude evitar reírme.
—Sí, estoy seguro que para ti lo es. Para mí es una maldita
pesadilla, una supuesta virgen que
no me va
a dejar meterme
en sus pantalones
sin unas mandíbulas de vida. Ella
no está intimidada por mí. Por no hablar de que tiene dirección y ambición no
solo en el mundo de la música, sino con enfermería. Y para colmo, viene de
antecedentes increíblemente religiosos.
—¡Juan Pedro Lanzani! ¡No puedo creer que hayas hablado de
entrar en los pantalones de una chica delante de mí! —me reprendió mamá.
—Lo siento —contesté, tímidamente—. Creo que he estado con
los chicos por mucho tiempo.
Ella se echó a reír.
—Por favor, dime que no estás actuando como un completo
animal y que muestras algo del respeto que infundía en ti, sobre todo a esta Lali.
—Yo trato... y voy a tratar con ella también.
—¿Es bonita?
Sin perder el ritmo, respondí:
—Ella es hermosa, justo como un ángel. —Me estremecí al
momento en que las palabras
pensadas escaparon de
mis labios. ¿Qué
demonios me estaba pasando?
—Mmm-hmm
—murmuró mamá conocedoramente en
el teléfono—. Podría ser buena
para ti si le dieras una oportunidad.
—¡Vamos, Peter! —gritó POli.
—Mamá, tengo que irme. Estamos tomando una cena temprana.
—Está bien cariño. Hablaré contigo pronto.
—Te amo —proclamé.
—Yo también te amo —respondió ella. Justo antes de que
pudiera colgar, dijo—: ¿Juan?
—¿Sí?
—Lo digo en serio acerca de darle a Lali una oportunidad. El
destino tiene una manera divertida de intervenir en la vida de las personas.
Sabía lo que ella no estaba diciendo cuando mencionó al
destino. Se refería a Dios. Ella y Lali se llevarían muy bien con su fe, algo a
lo que nunca había sido muy apegado, para gran decepción de mi mamá.
—Sí, lo que sea.
Ella se echó a reír.
—Ahí está la terquedad, el peor rasgo que heredaste de mí.
—Tengo un montón de buenos rasgos de ti.
—Sí, así como de tu padre.
Gruñí en el
teléfono ante la
mención de él. Mi mamá
era una santa absoluta, que había sido capaz de
perdonar a ese bastardo por dejarla por su joven, guapa y poco inteligente
secretaria cuando tenía diez años. Yo, en cambio, todavía tenía problemas con
él y mi madrastra.
Nuestro roadie principal, Frank, hizo sonar la bocina,
haciéndome saltar.
—Lo siento mamá, me tengo que ir. —Después de otra ronda de
“te amos” colgué y me apresuré a subir a la camioneta. Inclinándome hacia
adelante, le di golpecitos a Frank—. Entonces, ¿dónde vamos a comer?
Se volvió hacia mí y me sonrió.
—El equipo quería ese lugar de pizza que vimos bajando un
poco por la carretera.
Miré a los
otros chicos que
hicieron caras y
fruncieron sus narices. Habíamos estado viviendo de pizza y
Subways los últimos días que estuvimos en el Nation Rock.
Desde que habíamos
estado en el desierto, no
hubo una mierda alrededor por kilómetros, lo que
significaba que la elección de alimentos era muy limitada.
—El GPS dice que hay un bar/restaurante deportivo a unos cinco
minutos de la carretera. Un punto caliente para los turistas y camioneros.
Me eché a reír.
—Si es un favorito de los camioneros, entonces debe ser
bueno, ¿eh?
—Solo quiero una hamburguesa del tamaño de mi cabeza
—declaró Vico.
Poli se humedeció los labios.
—Nah, un gran y jugoso filete con papas al horno untadas con
mantequilla y crema amarga.
Atrapando la mirada de Lali, incliné la cabeza hacia ella—¿Camionero
está bien para ti, Ángel?
A pesar de
que trató de
ocultarlo, me di
cuenta de que
estaba muy incómoda ante la idea.
Ante la sonrisa curvando mis labios, puso los ojos en blanco.
—Suena encantador.
—Estoy seguro que no es la calidad a la que estás
acostumbrada.
Girando en su asiento, ella me miró.
—Todavía no lo entiendes,
¿verdad? He comido
casi todos los
animales imaginables, y la calidad ciertamente no había sido aprobada
por la USDA. Una vez más, el
estilo de vida
misionero es duro.
No llegas a
las personas que se
hospedan en el hotel Hilton. Es la selva, la selva virgen y los barrios
marginales.
Puse los ojos en blanco.
—Sí, sí, has
vivido una dura
y golpeada vida
misionera. ¿Quieres una medalla o algo así?
—¡No, solo estaba haciendo un punto en que no soy la prima
donna que crees que soy!
—Bueno, has estado en los Estados Unidos desde que tenías
doce. Por no mencionar que tu padre es pastor de una de las cinco iglesias más
grandes en Texas, estoy seguro que
hace un bonito
y buen sueldo
con el diezmo
de los muchos miembros.
Las rubias cejas de Lali se dispararon.
—¿Cómo sabes eso?
Le sonreí.
—Hice un poco
de investigación en mi
iPad mientras estábamos descansando.
—No voy a negar que tenemos una bonita casa y cosas buenas
ahora. Pero más que todo se remonta al ministerio, incluso los niños dan mucho
de su salario. Es la forma en que crecemos. Pero incluso si mi padre tenía un
BMW y mi madre se vistió de bling, no importa cuánto te esfuerces, todavía voy
a ganar, Peter. ¡Puedes apostar tu dulce culo en ello!
Vico y Poli se disolvieron en carcajadas mientras Frank
apartaba la vista de la carretera para mirar a Lali con sorpresa. Quitando una
mano del volante, se la ofreció a ella.
—¿Puedo darle la mano a la única chica que he visto poner en
su lugar a Peter Lanzani?
Lali se rio y estrechó la mano de Frank.
—Tengo tres hermanos mayores, así que estoy acostumbrada a
ello.
—No nos han presentado anteriormente porque estos cabezas de
chorlito parecen haber olvidado sus modales. Soy Frank Patterson.
—Lali Esposito. Encantada de conocerte.
—Lo mismo digo. —Él hizo un gesto con la cabeza hacia atrás
en dirección a mí—. Ese
pequeño sabelotodo es
como un hijo para mí,
pero necesita ser derribado de vez en cuando.
—Sigue hablando, Frank —murmuré.
Él se rio entre dientes mientras encendía el intermitente
para girar en el restaurante. Como supuse
por lo lleno
del estacionamiento, probablemente
era mejor que la mayoría de los lugares en que nos detuvimos en el
camino. Con todas las dieciocho ruedas estacionadas a lo largo del estacionamiento
con el brillante cromado de algunas motocicletas en la delantera, eso también
tenía un aire de mala muerte. La mayoría de las veces, los lugares de mierda
estaban en lo alto en nuestra lista porque no tendríamos necesariamente que ser
reconocidos. Había mucho que apreciar en la posibilidad de cenar en paz sin
fanáticos empujando objetos en frente de ti para firmar o estampándote tu
fotografía.
Frank se detuvo en un lugar de estacionamiento, pero mantuvo
el motor al ralentí.
—Voy a regresar a la carretera y ver a los chicos. Mándenme
un mensaje cuando estén listos para salir, y vendré a recogerlos.
—Gracias hombre. Asegúrate de que los chicos consigan lo que
quieran, pero vigila el alcohol —di instrucciones.
Frank me miró y me guiñó un ojo.
—No te preocupes. Siempre lo hago.
Le dio una palmadita en el hombro antes de saltar de la
camioneta.
Sin pensarlo abrí la puerta de Lali. Ella apartó la mirada
de Frank para mirarme con sorpresa. Le tendí la mano.
—Me di cuenta después de tu última caída, que debería
asegurarme de que llevas todo bien. No quiero
enviarte a tus hermanos toda
magullada. —Bajo mi aliento,
murmuré—: Bueno, al menos sin disfrutarlo.
Ella inclinó la
cabeza hacia mí,
mientras las comisuras
de sus labios
se volvían una media sonrisa.
—Escuché tu insinuación sobre tenerme magullada a través
de... Bueno, ya sabes.
Me eché a reír.
—Ahora estoy siendo
un completo caballero
como solicitaste. Donde quiera que vayan mis comentarios en tu
pequeña mente sucia, es asunto tuyo.
Tomando mi mano entre las suyas, se rio.
—Está bien, entonces.
—Una vez que sus
botas vaqueras estaban firmemente sobre el pavimento, soltó
mi mano—. Gracias, Peter
—De nada.
Mientras
comenzamos a caminar
por el comedor,
una vez más
abrí la puerta para ella y
sonrió.
—¿Puedo decir que una
chica podría acostumbrarse a esto?
—Bueno, era mi madre con quien estaba hablando por teléfono.
Se aseguró de recordarme actuar como si tuviera educación a tu alrededor.
—Ni siquiera la he conocido y ya me gusta. —Se acercó a mí, su aliento cerniéndose sobre
mi mejilla—. Y muy dentro
de ti, está el hombre
que estoy segura ella trabajó
duro para criar. Solo tiene que salir más a menudo.
—¿Es eso cierto?
—Mmm-hmm. —Sus ojos
azules me dieron
una mirada fija—.
Porque cuando el caballero Peter sale, te hace muy irresistible.
Algo en la forma en que dijo esas palabras hizo que tuviera
un escalofrío.
Tratando de recuperarme, mi mano fue a la parte baja de su
espalda para empujarla a la mesa.
—Sí, bueno, simplemente no te aferres a él, Ángel.
Poli gritó ante su entusiasmo.
—¿Qué me dices de hacer un dueto tú y yo en un rato? ¿Probar
quién es la voz detrás de la batería?
Ella inclinó la cabeza.
—¡Me encantaría!
Fue entonces que una muy caliente camarera, con poca ropa y
un frente fabuloso paseó hacia
nuestra mesa, y
al instante mi
polla se movió
en mis pantalones, alejando las
ideas de ser un buen niño. —¿Qué puedo
ofrecerles?
Recostándome en la silla, dejé que mi mirada recorriera su
cuerpo.
—Hmm, es una pregunta capciosa —respondí sugestivamente.
Ella me guiñó un ojo antes de decir:
—Quedémonos con el menú por ahora cariño.
Sonreí.
—Está bien si es lo que tenemos que hacer. Queremos cinco cervezas…
—Cuatro. Quiero una Coca-Cola Zero —interrumpió Lali.
La camarera, cuya etiqueta de nombre, si no miente, decía
Billie Jean, ni siquiera miró a Lali. En cambio, ella apretó los labios brillosos
fuertemente hacia mí.
—No tenemos Coca-Cola Zero aquí.
Apartando mis ojos,
prácticamente podía ver
el vapor saliendo
de sus oídos.
—¿Otra cosa para ti, Ángel?
—Soda de dieta entonces —refunfuño
Ladeé mi cabeza hacia Billie Jean.
—Ángel tendrá una
soda de dieta, y el
resto quiere una cerveza.
Quizá deberías solo traer una jarra o dos.
—Lo que sea
para ti —respondió
con un guiño.
Ella garabateó en su cuaderno—.
¿Algún aperitivo?
—Sí, tomaremos una muestra de todos sus aperitivos — replico
Poli.
Mientras Billie Jean
se iba para
informar nuestras ordenes,
Lali jadeó hacia Poli.
—¿Hablas en serio sobre ordenar después de pedir todos esos
aperitivos?
Él sonrió.
—Tienes que ver cuando realmente tengo hambre, Ángel.
—Con mis hermanos, no debería esperar menos, ¿cierto?
—Puedes apostar.
Nicolas tocó el menú de Lali.
—Ordena todo y lo que
sea que quieras. La cena
va por mí cuenta esta noche.
—No, no tienes que hacer eso.
Él sonrió.
—No tengo que hacerlo, pero quiero.
—Está bien, entonces. Lo aceptare esta vez —respondió.
Billie Jean regresó
con nuestras cervezas
y la soda
de dieta de Lali y empezó a tomar nuestras órdenes.
—Tomaré la
hamburguesa doble con queso,
papas fritas y una orden de alubias a un lado —dijo Lali antes de
extender su menú a Billie Jean.
—¿En serio vas a comer todo eso? — pregunté.
Ella sonrió.
—Estoy muriendo de hambre. Incluso, también, podría ordenar
postre.
Cuando Poli empezó a abrir su boca para decir algo que podía
imaginar era algo sugestivo sobre Lali y el postre, ella lo señaló con su
dedo.
—Ni siquiera te atrevas. Ahora es tiempo de tú, yo y el
karaoke.
Él se rio.
—Soy bueno con eso. —Poli saltó de su silla y siguió a Lali
al escenario.
Solo otros hombres
mayores, en su
mayoría camioneros, estaban
sentados en nuestra sección,
tomando cerveza y comiendo hamburguesas. Lucían como si no les importara una
mierda sobre la presentación de Poli y Lali.
Mientras él empezaba a ir a través de la selección de
canciones del libro,
Poli hizo una mueca.
—Amigo, esta mierda es como todo de los 70’s y 80’s —gruñó.
—Con la apariencia
de este lugar,
¿de verdad esperabas
que alguna de nuestras cosas estuviera ahí? —grité.
Poli me lanzó una mirada de muerte antes de regresar al
libro de canciones.
—Ooh, ¿qué sobre esta? —sugirió Lali mientras señalaba con
su dedo en el libro.
Las oscuras cejas de Poli se arrugaron.
—Islands in the Stream. ¡Tienes que estar jodiendo!
—Por favor. Amo a Dolly Parton y Kenny Rogers. —Ella hizo un
puchero hacia Poli antes de decir—.
Parte de mí se supone
que sea cantante
de country, ¿recuerdas? Está en
mi sangre.
—Bueno, yo amo las canciones de Dolly Parton… —Poli empezó
antes de que Lali juguetonamente lo golpeara en el brazo.
—¡La próxima vez que te pegue será en las bolas!
Él alzo sus manos en rendición
—Bien, bien, me detendré. ¡No quiero que me estés pegando en
las bolas, más que en el brazo!
—Gracias.
—Así que por ti, Ángel, Islands in the Stream será, pero voy
a estar leyendo todo de la pantalla excepto el coro.
—Está bien —respondió
Lai, asintiendo hacia el DJ. Luego le pasó un micrófono a Poli antes de tomar
un ella—. Bien, Poli. Sorpréndeme.
Él le dio un guiño.
—Oh, planeo hacerlo.
La música empezó, y Poli miró hacia la pantalla para empezar
a cantar su apertura.
—Baby, when I met you there was peace unknown.
I set out to get you with a fine tooth comb.
(Nena, cuando te conocí hubo una paz desconocida. Me propuse
conseguirte con un buen combo de dientes. )
Mientras su voz hacía eco a través de la habitación, las
cejas de lali se alzaron y su
boca cayó abierta,
y podía decir
que estaba sorprendida
como el infierno de que él
pudiera realmente cantar y no la hubiese engañado. Entonces empezó a armonizar
con él cuando la parte de Dolly vino. Cuando llegaron al coro el cual era
familiar para poli, sobre todo porque solíamos improvisar para el remix de
Mya/JZ Ghetto Superstar, él se acercó a lali.
Poli tenía un don para improvisar, y realmente estaba metiéndose en el papel de
cantar sobre hacer el amor con Lali.
Ella poseía el
mismo don que
él, y estaba
impresionado con su
habilidad para actuar, incluso en
el sucio bar de karaoke. Tenía escrito por todo ella futura estrella.
Varios de los camioneros sentados alrededor de nosotros se
dieron cuenta de su actuación.
Bueno, supongo que debería
decir la mayoría
tomó nota de
la pequeña y caliente chica en el
blanco vestido veraniego entrelazada con el cretino con el que estaba cantando.
No disfrutando de la manera en que me estaba sintiendo con
respecto a lo que veía, salté fuera de mi silla.
—Necesito tener un escape —murmuré antes de huir hacia el
baño. ¿Qué demonios estaba mal conmigo?
¿Por qué me importaba una mierda
sobre Lali actuando con Poli?
Quiero decir, ella dejó bastante claro que no iba a darnos la hora del día a
ninguno de nosotros.
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+1
¿a alguna le gustaria que le avisara por twteer?
Mass
ResponderEliminarYo @teenlovelaliter
ResponderEliminarAyy me encantaaaa!!!
ResponderEliminarMaass
Me llamo belen :)
Yo @EScuncio
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