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martes, 25 de febrero de 2014

Capitulo: 14



Solo podía empujar la comida alrededor del plato después de que Peter se negó a sentarse en mi mesa. Traté de razonar que no era, realmente, un desprecio hacia mi.
 Tal vez necesitaba un poco de espacio después de la excavación d
e Poli sobre nuestra sesión de escritura o tal vez quería tiempo con los del equipo y la tripulación. Obviamente se había abierto a mí mucho más  que  con cualquier  otra persona,  así  que  supongo  que  necesitaba tiempo para procesar todo. Tenía que recordar que iba a ser una perra total si ponía demasiada falta en él, teniendo en cuenta que estaba pasando por el infierno ahora mismo con la enfermedad de su madre.
Apenas nos conocíamos desde hace veinticuatro horas, así que no me debía nada. Pero en el fondo, su comportamiento  atravesó mi corazón picando mi alma.
Si  me  lo  permitía,  realmente  podría sentir  algo  por él,  algo  más  que simpatía  o compasión. Podría, incluso, tal vez llegar a... gustarme.
Cuando vi a Peter volar fuera de la silla y salir como tormenta de la cena, tomó todo de mí no ir tras él. En su lugar, intenté centrarme en las historias de Nico sobre sus hijos o como los padres de Vico casi lo habían repudiado después de que renunciara a su fondo Ivy-League para perseguir su vida con la banda. Poli se mantuvo llamativamente silencioso, y de vez en cuando, volvía mis ojos para atraparlo mirándome fijamente.
Mientras empezamos a volver al autobús, me agarró del brazo. Cuando me di vuelta, su expresión era de dolor.
—Te está empezando a gustar Peter ¿No es así?
—¡No! ¿Por qué preguntas una cosa así?
Las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa. 
—Digamos que es mi intuición Latina.
—Espera, pensé que  era intuición Irlandesa.
—¿Estás diciendo que los Mexicanos no la podemos tener también?
Una risita de alivio se escapó de mis labios. 
—Sí, supongo que pueden.
Poli se echó a reír. 
—Sea lo que sea, quise decir lo que dije. —Cuando empecé a protestar, él levantó la mano—. Sabes, es una locura, pero después de que te conocí, pensé que podría  ser  el  intento  de  hombre  de  una  sola  mujer  por  un  tiempo.  Ver  si  tu naturaleza angelical  podría dominarme.  —Guiñó un ojo a lo que rodé  los míos, pero reí a pesar de mí misma.
—Pero  después  de  anoche  y  esta  mañana,  me  di  cuenta  de  que  no  hay ningún punto. —A medida que el viento agitaba los largos mechones de mi cabello en mi cara, Poli se acercó y los apartó. 
—Yo podría ir todo medieval y pelear por ti, pero no tiene sentido. Tú y Peter parecen tener esta atracción magnética.
Antes de que pudiera detenerme, le di una risa amarga. 
—Sí,  bueno,  yo  le  llamo mierda  a  tu  pequeña  teoría  magnética, considerando que él se dirigió directo por delante de mi mesa esta mañana. Por no hablar  de  que  dejó  que  la  camarera  de  la  cafetería…  —La  calidez  inundó  mis mejillas cuando me di cuenta de que había dicho demasiado.
Poli negó con la cabeza. 
—Esta mañana fue mi culpa por darle mierda a Peter sobre la composición de las canciones. Y la camarera… bueno, lo tienes trabajando y estoy seguro de que ella estaba más que dispuesta a cuidar de él porque él es Peter Lazani de Runaway Train,  no  porque  sea  Peter,  este  tipo  bien  parecido  que  tiene  un  montón  de demonios poco atractivos a los que se está enfrentando.
Bajando la mirada, raspé las botas contra el pavimento desigual.
—Mira Poli, agradezco tu honestidad, pero no creo que nada pase conmigo y Peter  —antes de que  él pudiera decir  nada más, levanté  mi mano—, y no está pasando  nada  contigo  tampoco.  Quiero  que  nos  quedemos  como  amigos,  ¿De acuerdo?
—Por  supuesto  Ángel.  Todo  lo  que  quieras.  —Luego  envolvió  su  brazo alrededor de mi hombro,  y me llevó al autobús.  Frank y Nico estaban  en la cocina, mientras que Vico estaba tumbado en el sofá.
 —Está  bien,  voy  a  hacer  un  pequeño  recuento  de  comestibles,  y  luego vamos a volver a la carretera —dijo Frank. Pasando la mirada por el interior del autobús—. ¿Dónde está Peter? ¿Pensé que le gustaría ir conmigo?
—No lo sé. No lo he visto desde el desayuno —respondió Nico.
Frank hizo una mueca. 
—Déjame ir a buscarlo.
Nico intercambió una mirada de complicidad con Frank. 
—Iré contigo.
Mientras iban en busca de Peter, Poli  me miró 
—¿Quieres jugar algún video juego, Ángel?
Arrugué mi nariz. 
—No, gracias, creo que estoy bien. Voy a hacer algo de estudio.
—Haz  lo  que  quieras.  —Poli    empujó  las  piernas  de  Vico  del  sofá—. ¿Quieres conseguir que azote tu culo, amigo?
—Si claro, idiota. Sabes que limpio el piso con cada uno de ustedes cada vez —contestó Vico.
A medida que se instalaban en un estridente maratón de Calls of Duty, me dirigí por el pasillo hasta el dormitorio. Saqué mi paquete gigante de estudio para el examen de enfermería, junto con algunos de los libros de mi maleta. Volví a la sala de estar y me dejé caer. Descansé en el sofá, balanceando mi libro abierto de Anatomía y Fisiología en mis rodillas mientras Poli y Vico gritaban obscenidades al personaje del otro.
Quince minutos pasaron antes de que apareciera Nico con la cara roja y  sin  respiración.  Caminó  por  las  escaleras,  murmurando  algo  entre  dientes. Después de dejarse caer a mi otro lado, alzando una revista de la mesa con manos temblorosas, me di cuenta de que estaba enojado por algo.
Fue entonces cuando  Peter se tambaleó por  las escaleras del autobús con una diosa de piernas largas y cabello oscuro. No pude evitar jadear cuando el dolor  se entrecruzó a través de mi pecho. La visión  de él con otra chica, una con la que yo no podía competir cuando se trataba de atractivo sexual, hizo que lanzara unas cuantas respiraciones desesperadas. 
Sentía que el cuchillo que estaba metido en mi pecho se retorcía aún más ante la visión de él tan desperdiciado. El Peter balanceándose delante de mí, no era el Peter que sostuve mientras lloraba, o con el que había hecho música esta mañana.
Pero le dolía tan mal que se había olvidado de mi propia existencia. Casi demasiado rápido para creer, había cimentado un respaldo de cualquiera de sus paredes que yo me las había arreglado para romper.
Buena esa, Lali. ¿En realidad pensabas que consolar a Peter y escribir una canción con él, por arte de magia lo haría un tipo diferente? No hay una maldita posibilidad allí. Peter Lanzani solo quiere una cosa de las mujeres, y eso es sexo. Él es como el Sexual de las Ligas Mayores, y tú no eres ni de un equipo de granja.
Me sacudo de mi monólogo de autocrítica interior por el brazo de la diosa que serpenteaba la cintura de Peter mientras su lengua lamía su cuello. La mirada de él parpadeó sobre la mía antes de que volviera hacia los chicos. 
—Pido el dormitorio.
—Tuviste el dormitorio ayer —argumentó Poli.
—Tranquilo, gruñón. No lo voy a necesitar tanto tiempo —respondió Peter, con una sexy sonrisa curvada en sus labios.
—Subestimas tu resistencia, bebé —respondió la chica de cabello oscuro.
No pude evitar el chirrido  que se escapó de  mis labios cuando su mano  dejó  su cintura para ahuecar su bragueta, trabajando a Peter sobre sus jeans.
—Llévalo a la habitación. Hay una dama presente —espetó Nico por encima de su revista.
Cuando la protuberancia comenzó a crecer, Peter llevó sus ojos  vidriosos hacía mí de nuevo. Me sonrojé y enterré mi cabeza en mi libro. 
—Eres  bienvenida  a  unirte  a  nosotros,  Ángel.  A  Paula  no  le  importa compartirme, ¿Verdad?
Tiré mi cabeza en alto. Así que esta era Paula, la groupie con la que él me había confundido en su cama. Ella me miró y se encogió de hombros. 
—Siempre y cuando yo baje, no me importa.
Pero su lenguaje corporal me decía  que era todo acerca de mantener a Peter para ella, y me arañaría los ojos como me atreviera tocar a Peter.
—¿Qué  puedo  decir?  ¿Quieres  que  te  rompa  en  uno  realmente  rápido? ¿Mostrarte lo que se siente estar por fin con un hombre? —farfulló Peter.
Di  un  grito  ahogado  de  horror  mientras  Poli  se  disparaba  del  sofá.  Un gruñido brotó de su garganta antes de que empujara a Peter con todas sus fuerzas,
Enviándolo  tambaleándose hacia atrás. 
—¡Eres un idiota borracho! Te estás pasando por encima de la línea con Lali, por no hablar de tu trato con ella.
—¿En serio? —replicó Peter.
Poli arqueó sus cejas. 
—Sí, sobre todo después de anoche, por no hablar de esta mañana.
Los  pensamientos  de  lo  que  había  ocurrido  entre  nosotros  parecieron volver  a  Peter  un  poco  sobrio,  y  su  sonrisa  se  desvaneció.  Una  combinación  de remordimiento y vergüenza entró en su rostro.
Le acaricié el brazo a Poli que estaba temblando de ira. 
—Detente,  no  pasa  nada.  Aunque  aprecio  la  ferocidad  machista,  puedo cuidar de mí misma. —Me levanté de mi silla, luego me puse delante de Peter—. Muchas gracias por tu oferta, pero tu vil sugerencia de “romperme”, así como elestado  de  embriaguez  en  el  que  actualmente  estás,  no  solo  me  dan  ganas  de vomitar, sino que me pone la piel de gallina también. Confía en mí en que serías el último hombre en la tierra que alguna vez dejaría ser mi primero.
Peter me frunció el ceño antes de tirar de Pula adelante por el pasillo y luego  cerró la puerta del dormitorio.
—Puede ser un cretino —se quejó Vico desde el sofá.
Tratando de no mostrar lo herida que estaba, añadí rápidamente: 
—Sí, pero él se está lastimando mucho ahora con lo de su mamá.
Poli levantó las manos con exasperación. 
—¿Así que eso lo excusa por emborrachar su culo antes del mediodía  y por cómo te trató a ti como un sórdido idiota?
Forcé  una  tranquilizadora  sonrisa  en  mis  labios  al  ver  su  escéptica expresión. 
—Está bien. En serio.
Pero luego se hicieron muy claros los ruidos en la habitación, así que no estaba bien. Gemidos y gritos resonaron en la cabina desde la habitación. Un rubor caliente se vertió en mis mejillas y avanzó lentamente por mi cuello. Agarré los bordes de mi libro con fuerza, deseando desesperadamente meterme en un agujero y morir en lugar de escuchar los sonidos de Peter follando a Paula. También estaba el  hecho  de  que  los  chicos  parecían  totalmente  inafectados  por  los  ruidos provenientes de la habitación.
—Aquí. Estos parecen ayudar —sugirió Poli, y me entregó dos tapones para los oídos.
Los miré cuando Peter dio otro largo gemido. 
—¡Oh sí, chúpame más duro, nena!
—Uhm, pensándolo bien, creo que voy a ir a buscar un poco de aire fresco. —Me arrastré fuera del sofá y corrí por el pasillo. En el momento en que me bajé del autobús, exhalé ruidosamente
. Agachándome, apoyé los codos en mis rodillas y  traté  de  despejar  mi  mente  de  lo  que había oído. Una vez  que me recuperé comencé  a  poner  la  mayor  distancia  entre  mi  persona  y  el  autobús  como  era posible.
Mi  mente  giraba  con  los  pensamientos  fuera  de  control.  
¿Qué  estaba pensando aceptando quedarme en el autobús con tres perfectos desconocidos y un inimaginable, insensible, idiota mujeriego? No puedo hacer esto. No puedo mirar a Peter de nuevo, y menos quedarme en el autobús con él. Voy a ceder y perder la apuesta.
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les dijeque guardaran los insul

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