Solo podía empujar la comida alrededor del plato después de
que Peter se negó a sentarse en mi mesa. Traté de razonar que no era, realmente,
un desprecio hacia mi.
Tal vez necesitaba un poco de espacio después de la
excavación d
e Poli sobre nuestra sesión de escritura o tal vez quería tiempo
con los del equipo y la tripulación. Obviamente se había abierto a mí mucho
más que
con cualquier otra persona, así que
supongo que necesitaba tiempo para procesar todo. Tenía
que recordar que iba a ser una perra total si ponía demasiada falta en él,
teniendo en cuenta que estaba pasando por el infierno ahora mismo con la
enfermedad de su madre.
Apenas nos conocíamos desde hace veinticuatro horas, así que
no me debía nada. Pero en el fondo, su comportamiento atravesó mi corazón picando mi alma.
Si me lo
permitía, realmente podría sentir
algo por él, algo
más que simpatía o compasión. Podría, incluso, tal vez llegar
a... gustarme.
Cuando vi a Peter volar fuera de la silla y salir como
tormenta de la cena, tomó todo de mí no ir tras él. En su lugar, intenté
centrarme en las historias de Nico sobre sus hijos o como los padres de Vico casi
lo habían repudiado después de que renunciara a su fondo Ivy-League para
perseguir su vida con la banda. Poli se mantuvo llamativamente silencioso, y de
vez en cuando, volvía mis ojos para atraparlo mirándome fijamente.
Mientras empezamos a volver al autobús, me agarró del brazo.
Cuando me di vuelta, su expresión era de dolor.
—Te está empezando a gustar Peter ¿No es así?
—¡No! ¿Por qué preguntas una cosa así?
Las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa
maliciosa.
—Digamos que es mi intuición Latina.
—Espera, pensé que
era intuición Irlandesa.
—¿Estás diciendo que los Mexicanos no la podemos tener
también?
Una risita de alivio se escapó de mis labios.
—Sí, supongo que pueden.
Poli se echó a reír.
—Sea lo que sea, quise decir lo que dije. —Cuando empecé a
protestar, él levantó la mano—. Sabes, es una locura, pero después de que te
conocí, pensé que podría ser el
intento de hombre
de una sola
mujer por un
tiempo. Ver si tu naturaleza
angelical podría dominarme. —Guiñó un ojo a lo que rodé los míos, pero reí a pesar de mí misma.
—Pero después de
anoche y esta
mañana, me di
cuenta de que
no hay ningún punto. —A medida
que el viento agitaba los largos mechones de mi cabello en mi cara, Poli se
acercó y los apartó.
—Yo podría ir todo medieval y pelear por ti, pero no tiene
sentido. Tú y Peter parecen tener esta atracción magnética.
Antes de que pudiera detenerme, le di una risa amarga.
—Sí, bueno, yo
le llamo mierda a tu pequeña
teoría magnética, considerando
que él se dirigió directo por delante de mi mesa esta mañana. Por no hablar de
que dejó que
la camarera de
la cafetería… —La
calidez inundó mis mejillas cuando me di cuenta de que había
dicho demasiado.
Poli negó con la cabeza.
—Esta mañana fue mi culpa por darle mierda a Peter sobre la
composición de las canciones. Y la camarera… bueno, lo tienes trabajando y
estoy seguro de que ella estaba más que dispuesta a cuidar de él porque él es Peter
Lazani de Runaway Train, no porque
sea Peter, este
tipo bien parecido
que tiene un
montón de demonios poco
atractivos a los que se está enfrentando.
Bajando la mirada, raspé las botas contra el pavimento
desigual.
—Mira Poli, agradezco tu honestidad, pero no creo que nada
pase conmigo y Peter —antes de que él pudiera decir nada más, levanté mi mano—, y no está pasando nada
contigo tampoco. Quiero
que nos quedemos
como amigos, ¿De acuerdo?
—Por supuesto Ángel.
Todo lo que
quieras. —Luego envolvió
su brazo alrededor de mi
hombro, y me llevó al autobús. Frank y Nico estaban en la cocina, mientras que Vico estaba
tumbado en el sofá.
—Está bien,
voy a hacer
un pequeño recuento
de comestibles, y
luego vamos a volver a la carretera —dijo Frank. Pasando la mirada por
el interior del autobús—. ¿Dónde está Peter? ¿Pensé que le gustaría ir conmigo?
—No lo sé. No lo he visto desde el desayuno —respondió Nico.
Frank hizo una mueca.
—Déjame ir a buscarlo.
Nico intercambió una mirada de complicidad con Frank.
—Iré contigo.
Mientras iban en busca de Peter, Poli me miró
—¿Quieres jugar algún video juego, Ángel?
Arrugué mi nariz.
—No, gracias, creo que estoy bien. Voy a hacer algo de
estudio.
—Haz lo que
quieras. —Poli empujó
las piernas de Vico del
sofá—. ¿Quieres conseguir que azote tu culo, amigo?
—Si claro, idiota. Sabes que limpio el piso con cada uno de
ustedes cada vez —contestó Vico.
A medida que se instalaban en un estridente maratón de Calls
of Duty, me dirigí por el pasillo hasta el dormitorio. Saqué mi paquete gigante
de estudio para el examen de enfermería, junto con algunos de los libros de mi
maleta. Volví a la sala de estar y me dejé caer. Descansé en el sofá, balanceando
mi libro abierto de Anatomía y Fisiología en mis rodillas mientras Poli y Vico
gritaban obscenidades al personaje del otro.
Quince minutos pasaron antes de que apareciera Nico con la
cara roja y sin respiración.
Caminó por las
escaleras, murmurando algo
entre dientes. Después de dejarse
caer a mi otro lado, alzando una revista de la mesa con manos temblorosas, me
di cuenta de que estaba enojado por algo.
Fue entonces cuando Peter
se tambaleó por las escaleras del
autobús con una diosa de piernas largas y cabello oscuro. No pude evitar jadear
cuando el dolor se entrecruzó a través
de mi pecho. La visión de él con otra
chica, una con la que yo no podía competir cuando se trataba de atractivo
sexual, hizo que lanzara unas cuantas respiraciones desesperadas.
Sentía que el cuchillo que estaba metido en mi pecho se
retorcía aún más ante la visión de él tan desperdiciado. El Peter balanceándose
delante de mí, no era el Peter que sostuve mientras lloraba, o con el que había
hecho música esta mañana.
Pero le dolía tan mal que se había olvidado de mi propia
existencia. Casi demasiado rápido para creer, había cimentado un respaldo de
cualquiera de sus paredes que yo me las había arreglado para romper.
Buena esa, Lali. ¿En realidad pensabas que consolar a Peter
y escribir una canción con él, por arte de magia lo haría un tipo diferente? No
hay una maldita posibilidad allí. Peter Lanzani solo quiere una cosa de las
mujeres, y eso es sexo. Él es como el Sexual de las Ligas Mayores, y tú no eres
ni de un equipo de granja.
Me sacudo de mi monólogo de autocrítica interior por el
brazo de la diosa que serpenteaba la cintura de Peter mientras su lengua lamía
su cuello. La mirada de él parpadeó sobre la mía antes de que volviera hacia
los chicos.
—Pido el dormitorio.
—Tuviste el dormitorio ayer —argumentó Poli.
—Tranquilo, gruñón. No lo voy a necesitar tanto tiempo
—respondió Peter, con una sexy sonrisa curvada en sus labios.
—Subestimas tu resistencia, bebé —respondió la chica de
cabello oscuro.
No pude evitar el chirrido
que se escapó de mis labios
cuando su mano dejó su cintura para ahuecar su bragueta,
trabajando a Peter sobre sus jeans.
—Llévalo a la habitación. Hay una dama presente —espetó Nico
por encima de su revista.
Cuando la protuberancia comenzó a crecer, Peter llevó sus
ojos vidriosos hacía mí de nuevo. Me
sonrojé y enterré mi cabeza en mi libro.
—Eres bienvenida a
unirte a nosotros,
Ángel. A Paula
no le importa compartirme, ¿Verdad?
Tiré mi cabeza en alto. Así que esta era Paula, la groupie
con la que él me había confundido en su cama. Ella me miró y se encogió de
hombros.
—Siempre y cuando yo baje, no me importa.
Pero su lenguaje corporal me decía que era todo acerca de mantener a Peter para
ella, y me arañaría los ojos como me atreviera tocar a Peter.
—¿Qué puedo decir?
¿Quieres que te
rompa en uno
realmente rápido? ¿Mostrarte lo
que se siente estar por fin con un hombre? —farfulló Peter.
Di un grito
ahogado de horror
mientras Poli se
disparaba del sofá.
Un gruñido brotó de su garganta antes de que empujara a Peter con todas
sus fuerzas,
Enviándolo
tambaleándose hacia atrás.
—¡Eres un idiota borracho! Te estás pasando por encima de la
línea con Lali, por no hablar de tu trato con ella.
—¿En serio? —replicó Peter.
Poli arqueó sus cejas.
—Sí, sobre todo después de anoche, por no hablar de esta
mañana.
Los pensamientos de
lo que había
ocurrido entre nosotros
parecieron volver a Peter
un poco sobrio,
y su sonrisa
se desvaneció. Una
combinación de remordimiento y
vergüenza entró en su rostro.
Le acaricié el brazo a Poli que estaba temblando de
ira.
—Detente, no pasa
nada. Aunque aprecio
la ferocidad machista,
puedo cuidar de mí misma. —Me levanté de mi silla, luego me puse delante
de Peter—. Muchas gracias por tu oferta, pero tu vil sugerencia de “romperme”,
así como elestado de embriaguez
en el que
actualmente estás, no
solo me dan
ganas de vomitar, sino que me
pone la piel de gallina también. Confía en mí en que serías el último hombre en
la tierra que alguna vez dejaría ser mi primero.
Peter me frunció el ceño antes de tirar de Pula adelante por
el pasillo y luego cerró la puerta del
dormitorio.
—Puede ser un cretino —se quejó Vico desde el sofá.
Tratando de no mostrar lo herida que estaba, añadí
rápidamente:
—Sí, pero él se está lastimando mucho ahora con lo de su
mamá.
Poli levantó las manos con exasperación.
—¿Así que eso lo excusa por emborrachar su culo antes del
mediodía y por cómo te trató a ti como
un sórdido idiota?
Forcé una tranquilizadora sonrisa
en mis labios
al ver su
escéptica expresión.
—Está bien. En serio.
Pero luego se hicieron muy claros los ruidos en la
habitación, así que no estaba bien. Gemidos y gritos resonaron en la cabina
desde la habitación. Un rubor caliente se vertió en mis mejillas y avanzó
lentamente por mi cuello. Agarré los bordes de mi libro con fuerza, deseando
desesperadamente meterme en un agujero y morir en lugar de escuchar los sonidos
de Peter follando a Paula. También estaba el
hecho de que
los chicos parecían
totalmente inafectados por
los ruidos provenientes de la
habitación.
—Aquí. Estos parecen ayudar —sugirió Poli, y me entregó dos
tapones para los oídos.
Los miré cuando Peter dio otro largo gemido.
—¡Oh sí, chúpame más duro, nena!
—Uhm, pensándolo bien, creo que voy a ir a buscar un poco de aire fresco. —Me arrastré fuera del sofá y corrí por el pasillo. En el momento en que me bajé del autobús, exhalé ruidosamente
. Agachándome, apoyé los codos en mis rodillas y traté de despejar mi mente de lo que había oído. Una vez que me recuperé comencé a poner la mayor distancia entre mi persona y el autobús como era posible.
Mi mente giraba con los pensamientos fuera de control.
¿Qué estaba pensando aceptando quedarme en el autobús con tres perfectos desconocidos y un inimaginable, insensible, idiota mujeriego? No puedo hacer esto. No puedo mirar a Peter de nuevo, y menos quedarme en el autobús con él. Voy a ceder y perder la apuesta.
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les dijeque guardaran los insul
Maaaaasssssss
ResponderEliminarSubii Mass
ResponderEliminarOtrooo
ResponderEliminarhace unos días encontré el blog y me encanto la novee subi mas
ResponderEliminarHaaa maass 😭
ResponderEliminarMassdd
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