—Sí, pero no como lo imaginas.
—Ya veremos —murmuró él antes de darme un guiño.
—¿Entonces, qué es lo tuyo, Ángel? —preguntó Poli.
Mis cejas se arrugaron en confusión.
—¿Lo mío?
—¿Por qué estabas en Rock Nation? ¿Solo estabas viendo el
panorama para pasar el rato con tus hermanos o qué?
Abrí mi boca para responder cuando Peter sarcásticamente
replicó:
—Ella obviamente está en el negocio. Vino con una guitarra,
idiota.
—Bueno, sí y
no, sobre estar
en el negocio
y pasar el
rato con mis hermanos. Se supone que estaré
encabezando la gira con ellos en el otoño. Bueno, al menos con Jaime y Leon. Gas
está planeando renunciar después de casarse en agosto.
—Guau, encabezar la gira es bastante grande —declaró Nicolas.
Asentì.
—Ni que lo digas. Hacer la gira con ellos la última mitad
del verano es más o menos como un pretexto para ver si realmente quiero
hacerlo. Si no, los chicos estarán reclutando a alguien más o seguir como un
dúo.
Peter resopló con desprecio hacia mí.
—¿Tienes la oportunidad de tu vida a tus pies, y no estás
segura de querer hacerlo?
—No es que
no lo aprecie.
Es solo que
he pasado los
últimos tres años estudiando para ser enfermera. Estaba a
punto de ir a través de las prácticas. —A su todavía expresión exasperada, agregué—:
A la larga, pienso que salvar vidas y ayudar a personas quizá sea un poco más
importante que entretener.
Él arqueó las cejas perforadas hacía mí.
—¿No crees que la música salve personas?
—Bueno, yo…
—Una canción en particular puede significar la diferencia
entre la vida y la muerte para alguien que está en depresión o con ganas de
suicidarse. La música puede inspirar y dar esperanza. Puede mostrar adoración y
alabanza al amor y a las personas. —Él me dio una mirada mordaz—. Incluyendo a
Dios.
Parpadeé varias veces en sorpresa a la pasión con la que él
expresaba sus palabras.
—Tienes razón. La música puede alterar y cambiar la vida.
Peter señaló hacia la guitarra.
—Entonces tócanos algo.
—¿En serio? —pregunté, mirando de Peter a los otros chicos.
Poli sonrió.
—Sí, mi amor (en
español)
Puse mis ojos en blanco.
—Suficiente con el Español.
—Pero te dije cuan caliente me pone escucharlo de tus
labios.
Con una sonrisa seca, respondí: —Pero no estoy interesada en calentarte.
Un coro de “Ooohs” sonaron a través de la cabina de Peter y
Vico hacia Poli, quien solo sacudió la cabeza.
—Hombre quemado —bromeó Vico con una sonrisa.
—Bien, pienso que
ahora es un buen momento
para establecer algunas reglas para nuestra apuesta —dije.
—¿No estás acobardándote, cierto? —preguntó Peter.
Arrugué mi nariz.
—Ew, odio esa
palabra. —Cuando él
empezó a repetirla,
le mostré el dedo—. Me quedaré en este autobús una
semana y ganaré la apuesta, pero habrá unas
cuantas reglas, o supongo que
debería decir algunas cortesías que
espero ustedes sigan.
—Estoy de acuerdo con Lali —dijo Nico.
—Tú dirás —murmuró Peter.
—Primero, necesitan
respetarme a mí y a mis
límites. De momento, no estoy
aquí para ser ninguna de sus cosas de una noche, así que apreciaría si dejan de
ligar conmigo.
La expresión jovial de Poli se desvaneció.
—¿Quieres decir que no piensas que soy ardiente?
Desde que él parecía casi herido, tuve que considerar mi
estrategia.
—Poli, eres un
chico muy apuesto.
Ya puedo sentir
que tienes un
gran corazón y un increíble sentido
del humor. Cualquier chica estaría
ciega por no quererte.
—Cuando él sonrió
y sacó el
pecho a los
otros chicos, yo
levanté la mano—. Pero pienso que
ambos sabemos que, al final del día, no estás buscando una relación conmigo,
¿cierto? Solo estás tratando de meterte en mis bragas.
Un sonido extraño vino de la parte de atrás de su garganta
ante la mención de mi ropa interior.
—Sí, lo estoy —admitió finalmente con una sonrisa inocente.
Regresé su sonrisa mientras mi mirada vagaba sobre Peter y
Vico.
—Así que, como
estaba diciendo, apreciaría
si me mostraran
algo de respecto, también, no
coqueteándome o, al menos, tratando de bajar el tono del lenguaje e
insinuaciones sexuales. En
algún lugar profundo
dentro de ustedes tienen el potencial de ser
caballeros, y solo están esperando para tratar a las mujeres como algo más que
solo juguetes deseables, ¿verdad?
Con una sonrisa, Peter respondió:
—No sé nada de eso.
—Oh, si tu madre estuviera en este autobús, ¿actuarías de la
misma forma en que los estás haciendo ahora?
Él frunció el ceño.
—No, no lo haría.
—Bien. Entonces todos estamos de acuerdo en que vas a
tratarme como un caballero. ¿Algo que te gustaría pedirme?
Peter se acercó hasta que estuvo inclinado sobre mí, y tuve
que luchar con la urgencia de alejarme de él.
—Si vamos a
actuar como caballeros,
entonces también necesitas asegurarte que tu guardarropa no
sea… tentador.
Eché un vistazo a mi vestido de verano. Ya que llegaba por
debajo de mis rodillas y a menudo lo usaba en la iglesia, encontré su petición
chocante.
—¿Hay algo malo con esto?
Cuando miré hacia él, la mirada hambrienta de Peter se había
posicionado en mi escote. Aclaré mi garganta a lo cual él replicó:
—Estás mostrando demasiada piel con los tirantes delgados y
las piernas, así que sugeriría jeans y camisetas de ahora en adelante, mientras
más anchos mejor
—Bien. Voy a estar feliz de cumplir —repliqué.
—Y eso va también
para la ropa de dormir.
Ninguna camisola con esos
pantaloncitos cortos.
Mordí mi labio cuando pensé en los pijamas que tenía en mi
equipaje.
—Uhm, está bien.
Puedo intentarlo. Pero
podría tener que
hacer una parada en Wal-Mart o
Target antes de esta noche para conseguir algunos pijamas y camisetas
La cara de Peter se extendió en una sonrisa.
—Estoy contento de escuchar que estás deseando trabajar
con nosotros. Después de
todo, ¿qué de bueno
puede salir de
tener a un
grupo de hombres cachondos todos excitados?
Él lamió sus labios lascivamente, y yo apreté mis dientes
antes de replicar:
—Absolutamente nada.
—Bien. —Luego Peter
se volteó y
me trajo el
estuche de mi guitarra—. Ahora, por favor, regálanos a todos
tu estilo de canto.
—Estaría feliz de hacerlo. —Me incliné y abrí las cerraduras
de mi estuche.
Cuando saqué mi guitarra, Peter la miró sorprendido—. ¿Qué
hay de malo con ella?
—Nada. Es solo que yo esperaba…
—¡Vas a tener que saber que esta es una Gibson Hummingbird
que costó tres grandes! ¡Trabajé muy duro para pagarla!
Él sonrió.
—Ángel, es una guitarra increíble. Y lo que estaba a punto
de decir antes de que me interrumpieras era solo que esperaba que fuera toda
brillante como la de Taylor Swift.
Sacando mi púa,
la agité hacia
él y le
guiñé un ojo.
Echó un vistazo
al brillante púrpura antes de lanzar la cabeza hacia atrás y reírse a
carcajadas.
—Oh Ángel, estoy contento de ver eso. Tú no decepcionas.
Una vez que ajusté la guitarra en mi regazo, incliné mi
cabeza a los chicos.
—Hum, ¿y qué es lo que quieren que toque?
—Danos lo que hiciste para los ejecutivos de la disquera.
Obviamente los impresionaste si iban a dejar que un desconocido encabezara
una gira —sugirió Vico.
Asentí con la cabeza.
—Está bien, toqué la guitarra en vez del piano, una versión
de Someone Like You de Adele.
Las cejas de Peter se alzaron por la sorpresa.
—¿Adele?
Por su tono,
me di cuenta
de que pensaba
que no había
manera en el infierno
de que yo
tuviera una voz
que se acercara
de ningún modo
a la suya.
Apreté los labios.
—Sí, Adele —respondí.
Cruzó los brazos sobre el pecho y siguió dándome una mirada
escéptica.
—Muy bien, entonces. Asómbranos, Ángel .
Puse los ojos en blanco antes de aclararme la garganta y
tocar unos acordes
de calentamiento. Entonces empecé la melodía de apertura de
la canción.
“I heard
that you're settled
down”.
Quería impresionar a
los chicos, pero
tenía muchas ganas de mandarla fuera de lo tranquilo para poner la
sonrisa de imbécil de Peter en su lugar.
Así que hice lo único que
sabía hacer a la hora de
una actuación, me desconecté de
ellos. Se trataba de mí, la guitarra, la música y la melodía. A medida que mi
voz hizo eco a través de los lugares cerrados de la cabina, cerré los ojos,
viviendo y respirando la letra.
Derramé mi alma para alcanzar
las notas altas y bajas, mientras
mis dedos recogían los acordes familiares.
Cuando terminé el coro, mis ojos se abrieron de golpe, y
dejé de cantar.
Seguí tocando los acordes mientras miraba alrededor a los
chicos. No pude evitar reírme de sus expresiones.
—¿Entonces? —pregunté.
Poli sonrió.
—Tú cantas como un ángel.
Solté un bufido.
—Canto como un ángel, ¿eh? Supongo que es una buena
descripción ya que ustedes siguen llamándome así.
Cuando miré a Vico, estaba sacudiendo su cabeza.
—Maldita sea, chica, no me extraña que reventaras a esos
ejecutivos. Eres como una mini Adele.
El calor inundó mis mejillas.
—¿En serio?
—¡Demonios sí! Más pequeña y más bonita, sin embargo. —Vico
golpeó mi espalda entrañablemente como lo haría a uno de los chicos.
Un poco demasiado duro, ya que me causó que gritara. Sus
ojos se abrieron.
—Oh, lo siento. Olvidé que eres tan delicada.
Me eché a reír.
—No soy tan frágil, pero no soy uno de ustedes tampoco.
Al siguiente que miré fue a Nicolas quien tenía una
expresión de genuina admiración.
—Eso fue absolutamente increíble. No solo tienes una voz
poderosa, sino la emoción que pones en ella. —Él cerró los ojos por un
momento—. Inspirador.
Incapaz de evitar
que una sonrisa
se mostrara en
mi cara, dije efusivamente:
—Ah, gracias.
Por último, me atreví a mirar a Pter. Estaba apoyado contra
la encimera de la cocina, con los brazos cruzados sobre su pecho.
—¿Y? —pregunté, finalmente.
Su sonrisa registrada se curvó en sus labios.
—Después de esas buenas críticas, ¿realmente te
importa una mierda lo que yo tenga que decir?
—Por supuesto que
sí. Después de
todo, eres el
cantante principal de Runaway Train.
—Uh, Nic y yo cantamos también —respondió Poli.
Me eché a reír.
—Lo que sea.
Peter se pasó la mano por la barbilla.
—¿Has tenido clases de canto?
Mis cejas se fruncieron.
—Cuando mis hermanos entraron en escena, mis padres me
dejaron tener algo de entrenamiento. Antes de
eso, realmente no podíamos
permitírnoslo. En ocasiones, algunas personas del ministerio trabajaban
con nosotros.
Él asintió con la cabeza.
—Justo como lo esperaba.
—¿Qué?
—El verdadero talento dado por Dios —respondió con un guiño.
Su respuesta me sorprendió, y solo me senté allí, con la
guitarra todavía en mi regazo, mirándolo fijamente. Él se apartó de la mesa y
se acercó a mí.
—Hay gente que puede gastar miles de dólares en clases de
canto y nunca, nunca exudar ni una pequeña onza del talento que acabas de
mostrar en un autobús apestoso rodando por la autopista.
—Gracias —chillé.
—Creo que podrías
darle a Adele
un plazo para
su dinero en
cualquier momento.
Una risa nerviosa escapó de mis labios.
—Ah, bueno, yo no sé nada de eso.
Peter se puso
en cuclillas delante
de mí, y
yo traté de
ignorar cómo mi cuerpo
vibraba en respuesta
a su cercanía.
Nunca, jamás, había
experimentado nada como esto en mi vida. Era como si cada molécula de mi
cuerpo cobrara vida, y cuanto más cerca estaba de mí más me emocionaba. Vaya.
¿Cómo podría estar teniendo una reacción hacia él? ¡Era un idiota egocéntrico!
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dias locos por aca por eso no he subido
peerrrooo.... un comentario y les subo otro
Subii mass
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