-Estás loca? —explotó Jaime en mi oído. Su voz se alzó una octava desde
que había tomado
el teléfono de Nicolas e informado sobre la apuesta. Me
alejé de los chicos regresando a la habitación de donde había huido hace no
menos de veinte minutos.
Una vez que sentí que estaba lo suficientemente fuera del
alcance del oído, respondí.
—No, estoy perfectamente cuerda, muchas gracias.
Estaba en alta voz con todos los chicos, otra vez, porque Leon
fue el siguiente que se dirigió a mí.
—Mira, Lali, todos sabemos cuándo tu temperamento consigue
lo mejor de ti y estás haciendo el acto de niña chiquita malcriada de “Estoy
acostumbrada a hacerlo a mi manera”. Pero no es con uno de nosotros con quien
estás peleando. ¡Este es un mega idiota estrella del rock! Confía en mí, no le
debes una maldita cosa a Peter Lanzani. Ni siquiera lo verás otra vez después
de hoy, así que te aconsejo que olvides esta tonta idea de apuesta y ¡salgas
del maldito autobús! ¡Ahora!
—¿Por qué, Leon
Esposito, no me dices
por qué estás con
las maldiciones ahora? ¿Y
con algunas de tus infames
hazañas con chicas
dentro y fuera de la gira como eso es diferente a Peter? Quiero decir, ¿qué
dirían mamá y papá? —reprendí hacia el teléfono.
—¡No te pongas descarada conmigo, Mariana Elizabeth Esposito!
—contraatacó él. Inhalé ruidosamente y me incliné hacia atrás contra la
pared.
—Vamos chicos. Una gira
es una gira.
Todo esto es
una experiencia de aprendizaje, así que,
al final, pienso que será una gran oportunidad para mí.
Leon gruñó.
—¿Una oportunidad para qué? ¿Para ser degradada, observada
con lujuria y potencialmente, seducida a una o más de sus camas infectadas con
enfermedades de transmisión sexual?
Poniendo los ojos en blanco, repliqué.
—No, pienso que será bueno ver el trabajo interno de otra
banda. Y pienso que estás siendo muy injusto y moralista con respecto a los
chicos. —De acuerdo, quizá él estaba en lo correcto con respecto a todos ellos
excepto Nicolas pensado de esa forma, pero no cedería y le dejaría saber eso a Leon,
nunca terminaría con la sentencia.
—Lali, eres una virgen de veintiún años que no tiene experiencia con hombres
fuera de las dos relaciones que has tenido con jóvenes líderes de grupos, los
cuales probablemente nunca han pasado de la primera base contigo.
—Ja. ¡Te informo que fui a segunda base con Paul! —Al
momento que las palabras salieron de mis labios, hice una mueca. La última cosa
que necesitaba era a mis hermanos sabiendo sobre mí pasado sexual… o la falta
de él.
—Creo que mis ojos necesitan blanqueador con las imágenes
mentales que ahora tengo —gimió Jaime.
—Lo que sea —refunfuñé.
Leon resopló.
—A pesar de lo que has hecho o no, y puesto que somos chicos
y tenemos pollas, creo que sabemos un poco más sobre lo que Runaway Train está
pensando sobre ti ahora mismo, y todos
ellos, quizá no
él que está
casado, ¡quieren joder contigo! —espetó él.
Jadeé al mismo tiempo que escuché un golpe al otro lado de
la línea.
—No hables así enfrente
de ella —le
reprendió Gaston. Estaba feliz
de finalmente escuchar su voz. Él era el
más tímido de los chicos, un gran pensador, y el único con un tierno corazón y
un alma tan profunda como el océano.
—¿Qué sobre ti, Gasti? —pregunté.
Él suspiró profundamente.
—Mientras que comparto algo del recelo de los chicos,
también trato de ver esto como un
gran esquema de los acontecimientos. Eres una
luz brillante Lali, y quien sabe el bien que
podrías hacer con esos chicos en el poco tiempo que tendrás con Runaway Train. —Exactamente.
Quiero decir, mamá y papá nos enseñaron a darle
a las personas de todos los tipos de vida y
circunstancias una oportunidad ¿cierto?
Antes de que Gas pudiera replicar, Leon se rió
maniáticamente.
—Sí piensas por un minuto que papá va a estar bien contigo
en un autobús con cuatro rockeros hard-core, has perdido la cabeza.
La mención de nuestro padre apagó mi confianza. Oh cielos, ¿qué
había hecho? Él iba a matarme.
Con veintiuno años o sin ellos, padres sobreprotectores
nunca veían a sus hijas como mujeres adultas.
A mi silencio, Gas dijo:
—No te preocupes, Lali. Yo hablaré con él y trataré de
aliviar las cosas. Al final del día, todos sabemos tú verdadero carácter.
Sabemos que eres capaz de hacer esto y no sucumbir a la tentación. ¿Cierto?
—Bueno, duh, por supuesto.
—Entonces estoy esperando verte en una semana.
—Yo también, Gasti.
Él exhalo ruidosamente en el teléfono.
—Pero no pienses ni por un minuto
que no estaré
llamando para chequearte cada día, quizá dos veces.
Me reí.
—No esperaría menos de ti.
—Te quiero, pequeña.
—También te quiero. —Cuando los otros
chicos estuvieron en silencio, agregué—: ¡Y también los quiero, Jaime
y Leon, incluso aunque sean unos idiotas!
Una profunda risa vino de Leon.
—Sabes que te queremos, La. Has sido un dulce dolor en el trasero desde el momento en que mamá te
trajo a casa del hospital.
—Muchas gracias —me quejé.
—Sí uno de esos cretinos se atreve a ponerte un dedo encima,
totalmente me olvido del dicho de poner la otra mejilla, y patearé su trasero,
¿lo entiendes? —gruñó Jaime.
Sonreí mientras sacudía la cabeza.
—Sí, me aseguraré de pasar tu mensaje.
—Me alegra escucharlo.
—De acuerdo, entonces. Supongo que esto es la despedida por
ahora.
Un profundo coro de “Adiós” hizo eco alrededor de mí antes
de colgar el teléfono. Haciendo eco en mi pecho, un temblor pasó a través de mí cuando lanmensidad de lo que había hecho
finalmente se hundió en mí. Había hecho una apuesta con el notorio mujeriego y cantante
líder de Runaway
Train para quedarme en su autobús de gira
por toda una
semana. ¿Qué demonios
estaba pensando? Dejé salir un frustrado
respiro. Bueno, no hay tiempo para preocuparse sobre ello ahora. Como mi mamá
diría, hice mi cama, y ahora tengo que acostarme en ella.
Gemí al pensamiento de los arreglos para dormir. Quiero
decir, ¿dónde iba a dormir? Esperaba, por Dios bendito, que no fuera a tener
que estar con uno de los chicos. Miré alrededor de los catres contándolos en mi
cabeza. Había dos extras si uno de los chicos dormía en la recamara. Gracias a
Dios, bien, al menos no estaré compartiendo una cama con el Sr. Brazos de Pulpo
Lanzai.
Tomando un profundo respiro, me empujé de la pared y me
dirigí al pasillo. Los chicos estaban descansando alrededor de la mesa cuando
me acerqué.
—¿Está todo bien? —preguntó
Nicolas, su expresión
con profunda preocupación.
—Uhm, bueno, tan bien como puede estar considerando que mis
hermanos piensan que he perdido la cabeza por aceptar una apuesta para quedarme
en un autobús con un grupo
de completos extraños, sin mencionar
que son rockeros
bastante hard-core. —Forcé una sonrisa en mis labios—. Pero aparte de eso,
estoy magnifica.
Nicolas asintió.
—Puedo entender cómo se
sienten. Tengo dos
hermanas pequeñas también y una hija de ocho meses.
—Aw, ¿puedo ver una foto de ella?
Felizmente, él saco el teléfono de su bolsillo y me lo
extendió. Su fondo de pantalla era una hermosa bebé de cabello y ojos oscuros
sonriendo al igual que un niño rubio con ojos azules.
—Esa es Melody Lane. Y ese es Jude Paul, él tiene cuatro.
—Déjame adivinar. ¿De casualidad eres gran fan de los
Beatles? —pregunté con una sonrisa.
Peter gruñó al lado de nosotros.
—Más como que Nico está obsesionado con los Beatles. Le
gusta pensar que es Paul McCartney.
Nicolas solo sacudió su cabeza afablemente a la información
de Peter.
—Hago muchas composiciones como Paul,
y soy un excepcional guitarrista.
Sonreí hacia él.
—Bueno, también adoro a los Beatles. Son los favoritos de
mis padres, así que me crie con ellos.
—¿Canción favorita? —preguntó Nicolas.
—Sin duda alguna, Let it Be.
Él choco sus manos alegremente.
—¡La mía también! Y por supuesto escrita por el fabuloso
Paul McCartney.
Me reí.
—Exactamente. —Me
quedé mirando a la foto otra vez—. Tus hijos son absolutamente adorables, Nicolas.
Jude tiene escrito rompecorazones sobre todo él.
—Sí, él se parece a mi esposa, y Melody, bueno, es la viva
imagen mía.
—Ella ya es hermosa a los ocho meses. Vas a estar en muchos
problemas dentro de doce o trece años.
Él hizo una mueca.
—Y que lo digas. Incluso
seré más sobreprotector con ella que con
mis hermanas.
Asentí.
—Puedo imaginarlo, porque mi
papá es incluso
más loco que
mis hermanos. Ser la pequeña no es
fácil, especialmente con la diferencia de edad. Los
gemelos, Jaime y Leon , tienen veintiséis, y Gaston
veintiocho.
—Debes de ser realmente
mimada —indicó Peter con
una sonrisa de suficiencia.
Sacudí mi cabeza hacía él.
—Sí, pero no como lo imaginas.
—Ya veremos —murmuró él antes de darme un guiño.
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hOLA
cielo me los voy a leer uando termine con el que estoy ahora el chico que se escabulle por la ventana de mi habitacion fue la segunda adaptacion que subi :D es Muy bueno :) (y) a mi me re encanto
gracias por firmar yeni y cielo¡¡
nos leemos luego :D 😜✌✌✌✌
pD;q que dia se celebra san valentin???
Más por faaaa
ResponderEliminarSubii mass
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