Vaya. ¿Cómo podría estar teniendo una reacción hacia él?
¡Era un idiota egocéntrico!
Su mirada se dirigió a mi guitarra.
—Así que tocas algunas baladas. ¿Puedes hacer algo más?
Apretando mis labios
ante su desafío,
empecé tocando la
apertura de Highway to Hell de AC
/ DC. Peter inmediatamente rompió a reír.
—Maldita sea, Ángel,
justo cuando empiezo
a subestimarte, vas
y me pruebas que estoy equivocado.
Aun tocando, bromeé:
—Y yo aquí
te subestimé pensando
que nunca podrías
admitir cuando estabas equivocado
en algo.
—Normalmente no lo hago. Pero tengo la sensación de que voy
a hacer una excepción contigo en un montón de áreas. —Ante su malvada sonrisa,
supe exactamente lo que quería decir.
—Sueña —murmuré.
—Fantasear es saludable, ya sabes. Tal vez deberías probarlo
más.
Cerrando mis ojos, seguí tocando
Highway to Hell
. Me lamí los labios.
—Hum, sí, tienes razón. Fantasear es agradable.
—¿Acerca de qué
estás pensando, Ángel?
—preguntó Peter, su
aliento flotando cerca de mi mejilla—. ¿O debería decir en quien estás
pensando?
—En ti —susurré. Mis
ojos se abrieron para fijarme en su expresión de sorpresa.
—¿En serio?
—Mmm…hmm —contesté un poco sin aliento para dar énfasis. Él
arqueó las cejas con expectación—. ¡Estoy fantaseando sobre lo que sería
pegarte en las bolas de nuevo por ser un cerdo egoísta!
La risa de
los otros chicos
se hizo eco
a mí alrededor,
mientras Peter se limitaba a sacudir la cabeza. Con una
sonrisa, respondió:
—Sin embargo, admítelo. Todavía estabas pensando en mis
bolas.
—Eres imposible.
Antes de que Peter pudiera darme otra respuesta ingeniosa,
mi estómago rugió tan fuerte que casi se hizo eco por toda la habitación. La
expresión de Peter se volvió preocupada cuando su mirada apuntó a mi abdomen.
—¿Por qué no nos dijiste que estabas tan hambrienta?
Una risita avergonzada escapó de mis labios.
—De alguna forma ha pasado demasiado para ir a prestar mucha
atención a mi estómago.
—¿Te gustan las tortillas? —preguntó él mientras se
levantaba de un salto.
—Sí, claro.
—Entonces, una tortilla sale.
—Uhm, gracias. —Mi
mandíbula cayó abierta
mientras veía a Peter
encaminarse a la
cocina y sacar
los suministros necesarios
para hacerme un desayuno tardío. Puse suavemente mi
guitarra en su estuche.
—¿Ustedes chicos quieren
una? —preguntó por
encima de su
hombro mientras comenzaba batiendo los huevos.
—No, creo que
voy a comerme
esas sobras de
la pizza —respondió
Poli, haciéndolo a un lado en la nevera.
Vico arrugó la nariz.
—Eres repugnante. —Él asintió con la cabeza hacia Peter—.
Voy a tomar una.
—¿Nico? —preguntó Peter.
—Nah, voy a prepararme un sándwich cuando regrese. Es casi
la hora de mi charla en Skype con Euge.
Cuando se dirigió a la habitación, Peter resopló.
—No hagas nada obsceno con Euge ahora que Ángel está en el
autobús.
Nicolas se dio la vuelta para dispararle a Peter una mirada
de muerte.
—¡Tú sabes muy
bien que Jude
y Melody siempre
están ahí para
mis llamadas, imbécil!
Con una risita,
Peter volvió a
trabajar en sus
obras maestras culinarias mientras Brayden cerraba de golpe
la puerta del dormitorio. Poli se acercó a la mesa con una caja de Domino’s y
comenzó a empujarse varios pedazos fríos de pizza de peperoni.
—¿Estás siquiera masticando eso? —pregunté.
Él me guiñó un ojo y dijo:
—Tengo un gran apetito, Ángel.
Moví el dedo hacia él.
—Los modales, ¿recuerdas?
Sin apartar sus ojos de los míos, tomó una servilleta de la
mesa y se limpió delicadamente las comisuras de la boca.
Sonreí.
—No es el sucio de afuera lo que me preocupa, pervertido.
Poli echó la cabeza hacia atrás y rugió.
—Maldita sea, Lali, de seguro que estoy emocionado por
tenerte en el autobús con nosotros. Vas
a ser divertida como el infierno.
—Espero que sí. No quiero ser un jamelgo. —Ante el tintineo
travieso en sus ojos oscuros, yo negué con la cabeza.—Ni siquiera vayas allí.
—¿Qué quieres decir?
—No digas algo
cursi como “Ooh
nena, tú puedes
cabalgarme toda la noche… ¡dos o tres veces!”
Los ojos oscuros de Poli se ensancharon mientras su porción
de pizza caía sobre la mesa.
—Está bien, es realmente espeluznante cómo puedes leer mi
mente, pero de nuevo... ¡joder! ¡Es tan ardiente que puedas pensar como un
hombre!
Me eché a reír.
—Hermanos mayores, ¿recuerdas?
Una amplia sonrisa se extendió en su rostro.
—Recuérdame agradecerles algún día por educarte bien, Ángel.
Vico se pasó la mano por el cabello despeinado.
—Hablando de tus hermanos, vi parte de su espectáculo. No
son malos.
—¿No son malos? —resoplé indignada.
El color rosa tiño sus mejillas.
—Bueno, tú sabes lo que quiero decir... para rockeros
ligeros.
Poli asintió con la cabeza.
—Sí, cuando se presentaron, de algún modo me esperaba alguna
mierda a lo Jonas Brothers. Pero ellos son realmente duros para ser rockeros
cristianos.
Apoyando mis codos sobre la mesa, miré a Poli y Vico.
—¡Mis hermanos son
músicos fantásticos! Quiero
decir, ¿ustedes dos pueden tocar varios instrumentos?
—Bueno, no… —comenzó Vico.
Les sonreí antes de cruzar los brazos sobre mi pecho.
—A pesar de que probablemente él es el menos inclinado a la
música, Jaime es un demonio de baterista, y puede escribir una canción como
nadie en el negocio. Gas puede tocar la guitarra, el bajo, el banjo, el
dulcimele y el piano, por no hablar de que tiene una voz increíble para la
armonización. Y Leon… él toca el bajo, el
violín y canta
también. Junto con Jaime, han
estado escribiendo sus
propias canciones y componiendo su propia música desde que tenían diez
años.
Vico levantó sus manos en señal de derrota.
—Reconozco mi error, Ángel. ¡Tus hermanos son completos y
totales patea traseros!
Peter volcó una tortilla en un plato y añadió:
—Y su hermana es bastante dura también.
Me eché a reír.
—Gracias, por todos los elogios sobre patear traseros, en
general, del ADN de mi familia.
Después de guiñarme, Peter arrastró los pies a la nevera y
sacó un cartón de jugo de naranja.
—Preferiría una Coca-Cola Zero, si tienes.
Él me ignoró mientras servía dos vasos grandes antes de
entregarme uno.
—JN es mejor para ti.
Vico sacudió la cabeza.
—Dice el chico que tiene una cerveza en el desayuno casi
todos los días.
—Cállate,
idiota. —Mirándome, dijo—:
Tú pasaste hace
unos treinta minutos de un nivel
bajo de azúcar en la sangre, ¿recuerdas?
—Tienes razón. —Me tomé un largo trago de mi jugo de
naranja, y tuve que admitir que estaba bueno—. Gracias.
—De nada, Ángel.
Di un suspiro de frustración.
—¿Por qué todos insisten en llamarme así?
Peter hizo un gesto a mi vestido.
—Por un lado, estás toda cubierta de blanco.
—Pero es solo un vestido de verano.
Equilibrando tres platos, Peter se acercó a la mesa y sirvió
nuestras tortillas.
—En segundo lugar, apareciste de la nada como un ángel caído
del cielo.
—Qué poético —lo corté.
Poli sonrió.
—Por no hablar de que eres una de las 180 chicas que están
por lo general en este autobús.
—Definitivamente
—contestó Peter. Inclinando
la cabeza, me
clavó la mirada—. Y luego tienes
la más hermosa aura de luz sobre ti, pura y exquisita.
Casi me atraganté con mi jugo de naranja con la sinceridad
de sus palabras.
—¿En serio?
—Sí, la tienes.
—Después, sentándose frente a mí, Peter añadió—: Y, por último, te
sentías como el paraíso absoluto pegada a mí en la cama.
Y así, el momento perfecto se hizo añicos.
—Por favor —dije, agarrando mi tenedor. Cuando mordí la
tortilla, cerré los ojos del
éxtasis que experimentó
mi estómago—. Guau,
esto está realmente bueno
—Soy bueno en un montón de cosas, además de cantar y tocar
la guitarra —respondió Peter.
Abrí un ojo para mirar hacia él.
—Hay más hermosas insinuaciones allí para mí, ¿no es
así?
Peter sonrió mientras tomaba el vaso para servirme más jugo
de naranja.
—No, estoy siendo un buen chico.
—Lo dudo seriamente.
La mesa quedó en silencio ya que todos nos engullimos
nuestra comida.
Nicolas salió de la habitación con una sonrisa de oreja a
oreja.
—¿Supongo por tu expresión que la llamada ha ido bien?
—pregunté.
Sonrió.
—Melody dijo “papá” hoy y me lanzó besos. Nunca había hecho
eso antes.
—Aw, eso es dulce —contesté.
La expresión de Nicolas se oscureció.
—Odio que vayan a pasar dos semanas más hasta que llegue a
verlas. Jude se hace más grande y más grande cada vez que lo veo.
—Tal vez deberías
pensar en traerlos
a lo largo
de la gira
de nuevo —sugirió Peter.
Lo miré con asombro.
—¿Te gustan los niños?
Él me dio su sonrisa de firma.
—Claro que sí. Especialmente Jude y Melody. También me gusta
tener a Euge alrededor porque ella cocina para nosotros y limpia.
Nicolas lanzó una servilleta a Peter y lo golpeó en la cara.
—Mi esposa no es tu cocinera y mucama, idiota.
—Ya lo sé,
twatwaffle. Pero más
que nada, me
gusta la forma
en que tenerlas a tu alrededor te
pone de buen humor. Cuando tienes a tus hijos alrededor y te vas lejos a
menudo, esa mierda corre más suave para todos nosotros.
Apretando la mandíbula, Nico cerró de golpe la puerta del
refrigerador.
—En algún momento esa declaración fue decente y redentora,
pero como siempre tienes que malograrla —se quejó, llevando su comida de la
mesa.
Elevé los brazos por encima de mi cabeza, bostecé.
—¿Cansada ya de
nosotros, Ángel? —preguntó
Peter con una
sonrisa divertida.
—No, es solo que no dormí mucho anoche. Los nervios y todo.
Luego tuve que levantarme al amanecer para llegar al aeropuerto para mi vuelo.
Con expresión de preocupación, Nico se inclinó hacia adelante
en su silla.
—¿Por qué no vas a descansar un rato?
Miré alrededor a los chicos.
—¿No les molesta?
Poli negó con la cabeza.
—Nah, probablemente vamos a chocar de nuevo entre nosotros
mismos. Tuvimos una semana consecutiva
de conciertos antes
del Rock Nation,
así que nuestros culos se
arrastran.
—Oh, está bien.
Dramatizando con la mano en el pecho Peter dijo
galantemente:
—Te dejaré tener el dormitorio
—Eso es muy amable de tu parte, pero siempre puedo tomar uno
de los catres.
Con un brillo en sus ojos, Peter respondió:
—Insisto.
—Gracias, entonces.
Cuando me levanté de mi asiento, él hizo lo mismo. Tomando
mi maleta, Peter la hizo rodar por el
pasillo hasta el dormitorio. Eché un vistazo
atrás a los chicos y vi sus boquiabiertas expresiones, con los ojos
abiertos de incredulidad.
Poniendo un pie delante del otro, me arrastré detrás de él.
Una vez que Peter giró mi maleta en el interior, se dio la vuelta.
—Todo tuyo, Ángel.
Nos aseguraremos de
despertarte para la cena. Probablemente nos detendremos un poco
más temprano de lo normal debido a que las tortillas no nos van a mantener por
mucho tiempo, y estamos casi sin alimentos.
—Oh, está bien, gracias.
Peter no se movió de la puerta, así que tuve que ir más allá
de él. Nuestros cuerpos se apretujaron entre sí, y peleé con el familiar
cosquilleo que erizó mi piel al
estar tan cerca
de él. Era
una sensación a
la que no
estaba acostumbrada a experimentar con nadie. Una vez que estuve
dentro, me volví hacia él.
—Es muy amable de tu parte que me dieras el dormitorio. La
privacidad es agradable.
Él se acercó más a mí.
—Bueno, solo para
advertirte, la cerradura
está rota. Así
que, si me necesitas para vigilar la puerta mientras
te cambias a algo un poco más cómodo, me encantaría. Ya sabes, para que los
chicos no echen un vistazo a tu mercancía.
—¡Qué dulce de tu parte!
—Me di cuenta
que me movía delante de él.
Llevando la mano
a su pecho,
le di un
empujón, mandándolo a
volar hacia el pasillo—. Me aseguraré de poner mi
equipaje en frente de la puerta por si acaso—Con una
sonrisa enfermiza, dulce,
añadí—: Y gracias
otra vez por
ser tan considerado cuando se
trata de mi mercancía.
Detrás de Peter,
los chicos soltaron
una carcajada. En
lugar de la
ira, la diversión brillaba en sus
ojos azul cielo.
Él movió su dedo.
—Voy a llegar
a ti en
algún momento, Ángel.
Voy a romper
todas las paredes que has
construido a tu alrededor.
—Tendremos que esperar y ver, entonces. —Con eso, le cerré
la puerta en las narices.
Me sacudí despertando. Mis párpados se abrieron. Cuando miré
a mi oscuro alrededor, el pánico
se apoderó de mí. Espera,
¿dónde diablos estaba?
Mirando alrededor de la habitación ennegrecida, intenté conseguir
orientarme.
—Ugh —murmuré cuando
todos los eventos del día se agolparon en mi mente.
Cuando la lámpara de la mesita de noche se encendió, salté
de mi piel. Peter se sentó en el borde de la cama, prácticamente encima de
mí.
—¿Q…qué demonios estás
haciendo? —Chillé, apretante
la sábana alrededor de mí.
Puso los ojos.
—No permitas que
tus bragas se
revuelvan, Ángel. No
estoy aquí para repetir
la actuación de
esta mañana. —Con
un movimiento de
un zapato, él añadió—: Lamento haber interrumpido tu
sueño de belleza, pero toda mi mierda está aquí.
—Oh, lo siento —murmuré.
—Además de eso, vamos a parar para la cena, así que pensé
que sería mejor despertarte.
—Gracias.
Él arqueó las cejas traspasándome.
—¿Sabías que roncas?
Mis ojos se abrieron con horror.
—¡No lo hago!
—Sí, lo haces.
Cubriendo mi boca, dije:
—Oh Dios, ¿lo hago?
Peter sonrió, asintiendo con la cabeza.
—Es un poco lindo, sin
embargo. No hay nada como el fuerte ronquido que los chicos hacen.
—Que mortificante.
—Te avergüenzas con demasiada facilidad,
Ángel. ¿Cómo harás
durante una semana con nosotros, si por roncar un poco te sales de
quicio?
—Voy a estar bien, gracias.
Poli asomó la cabeza por la puerta
—Oigan, tengo que recoger mis cosas.
—Adelante.
—Lancé la sábana—.
Ahora, si me
disculpan, voy por
mis cosas e iré al cuarto de baño para poder vestirme para la cena.
Peter abrió los brazos antes de caer de espaldas sobre la
cama.
—Adelante. —Al ver
que no me
movía, gruñí con frustración. Justo cuando empecé a saltar por encima de Peter,
Poli tiró la puerta del armario abierta para conseguir su ropa. Ya que estábamos
en el tan estrecho dormitorio del bus, no pude moverme. Para mi horror
absoluto, me caí a horcajadas sobre Peter.
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Esto es como una marton extendida
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Esto es como una marton extendida
Subii mass
ResponderEliminarJajaja q genial
ResponderEliminarNueva lectoraa :)
Maaass
Ahahahhahhaha ......... me encantó ......... maaaaasssssss
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