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jueves, 27 de febrero de 2014

CAPITULO: 16


Un  largo  gemido  surgió  de  mis  labios  mientras  mis  ojos  se pusieron en blanco por el placer. Paula me estaba montando como una vaquera enloquecida.
Sus dedos se clavaron en mis caderas, enviando sus uñas acrílicas a arañar a través de mi piel. Rebotó y se movió dentro y fuera de mí mientras empujaba para satisfacer sus frenéticos movimientos. 
—Mierda —dije mientras ella apretaba sus paredes a mí alrededor. Si había una cosa que Paula sabía, era cómo complacerme y darme el mejor sexo, junto con el mejor sexo oral que jamás había tenido en mi vida.
Pero cuando abrí mis ojos, no vi la espalda de Paula arqueada en éxtasis. En su  lugar,  Lali  estaba  sentada  a  horcajadas  sobre  mí;  su expresión  de  ojos  muy abiertos con asombro. Ella miró hacia mí con amor, no con los ojos entrecerrados de lujuria como Paula siempre hacia. 
—¿Ángel? —Cuando ella no respondió, murmuré—: Lali. —A lo que ella sonrió.
Me levanté para tomar su pecho balanceándose en mi boca. Le chupaba el pezón haciéndola gemir.
—¡Sí, más duro, Peter! —la voz de Paula rugió a través de la habitación.
Parpadeé, tratando de borrar la imagen de Lali de mi mente. Esta vez, cuando volví a mirar, ya no era Lali, pero Paula arañaba sus uñas duramente por mi  pecho  mientras  me  montaba.  Afectado  por  lo  que  había  alucinado,  traté  de centrarme en la forma de Paula retorciéndose. ¿Qué demonios me estaba pasando?
Tenía una diosa del sexo exprimiendo mis sesos, y yo estaba fantaseando con una virgen ruborizada. Un gruñido escapó de mis labios cuando volteé a Paula sobre su espalda y comencé a golpear con fuerza.
—¡SI PETER! ¡Sí, así! —gritó Paula, golpeando mi culo.
Chupé  uno  de  sus  pezones  en  mi  boca  y  bromeando  lo  mordí.  Gritó  y agarró sus piernas más fuerte a mí alrededor. Pero cuando levanté la cabeza del pecho de Paula, Lali me miraba.
—Oh, he deseado hacer el amor durante tanto tiempo, Peter. Me alegro de que  seas  el  primero.  ―Parpadeé  un  par  de  veces,  pero  aún  así  era  Lali sonriéndome. Su cara asumió una expresión de súplica—. Ningún hombre me ha hecho venir antes. Por favor sé el primero. —El escuchar esas palabras en sus labios fue mi perdición, y sentí que empezaba a temblar.
—¡Lali! ¡Oh Dios, Lali, sí, sí! —chillé cuando me vine duro en ella.
La habitación se convirtió en un misterioso silencio.
—¿Qué demonios fue lo que dijiste? —exigió Paula. Antes de que pudiera terminar de bajar de lo alto, me empujó fuera de ella—. ¡Desgraciado!
—¿Cuál es tu problema? —jadeé, tratando de recuperar el aliento.
—Me has llamado Lali, ¡imbécil!
Oh mierda... lo había hecho. No solo había fantaseado con Lali follando, sino que en realidad  había dicho su nombre cuando me vine.
Paula sacudió la cabeza. 
—Jodidamente no puedo creer esto. ¡Me pareció escucharte decirlo antes, pero ahora sé que lo hiciste! ¿Qué demonios, Peter? 
—No sé por qué lo hice. Estoy borracho. —Pasé los dedos por mi cabello, intentando calmar mis nervios. No era como que le debía una explicación a Paula, no era más que una  fan que follaba con frecuencia. Era más que estaba tan asustado de mí mismo por lo que había hecho que quería racionalizarlo.
—¡Eso no es una excusa!
Hablando en voz alta mis pensamientos, murmuré: 
—Ella me consoló anoche acerca de mi madre. Tal vez por eso es que estaba pensando en ella. 
—¡Sí, pensando en ella mientras me estabas follando! —gritó Paula, tirando su vestido por la cabeza. 
—Estás  haciendo  un  gran  problema  por  nada.  Nosotros  no  somos exclusivos,  por  lo  que  somos  libres  para  follar  o  fantasear  con  quien  queremos.       —Luego esquivé por poco el tacón que lanzó hacia mí—. ¿Estás loca? —le grité.
—¡Vete al infierno, Peter! —gritó antes de salir de la habitación, dejando el tacón negro que casi me golpea en la cabeza.
—Necesito un trago —murmuré antes tambalearme por el pasillo.
Por las miradas con los ojos abiertos de horror que los chicos me estaban dando, sabía que escucharon lo que había hecho. Sin decir una palabra, Paula salió corriendo del autobús.
Poli se inclinó hacia delante. 
—Amigo, ¿en serio acabas de gritar el nombre de Lali?
Gemí y me dirigí a la nevera. Agarré una cerveza y tomé dos largos tragos. Cuando  siguieron  mirándome  detenidamente  con  expectación,  me  encogí  de hombros. 
—Tal vez lo hice. No me digan que nunca han dicho algo loco cuando se venían.
—Seguro  como  el  infierno  que  nunca  he  llamado  a  una  chica  con  el nombre equivocado —respondió Poli. Nico asintió en acuerdo.
Cuando miré a Vico, me dio una sonrisa tímida. 
—En mi defensa, fue un trío. Perdí un poco la cuenta de quién era quién. 
Rodé mis ojos. 
—Mira,  no  es  nada.  Paula  pasó  los  últimos  meses  tratando  de  tener  sus garras en mí. Va a ser mejor si encuentro alguien para follar después del show.
Un bajo gruñido vino de la garganta de Nico. 
—Canallas como tú me ponen triste por mi dulce, inocente niña en casa  —refunfuñó mientras se dirigía hacia el baño.
Una vez que cerró la puerta, Poli se inclinó hacia adelante en su asiento. 
—Entonces,  ¿no  te  parece  que  tal  vez  quieras  tomar  un  segundo  para
pensar en por qué la llamaste Lali?
Vico asintió. 
—¿Estabas como fantaseando con ella cuando lo hiciste?
Terminé la cerveza y tiré la botella a la basura. Sin dudarlo, agarré otra.
—Cálmate  hombre.  Saldremos  esta  noche  para oír  tocar  a  la  banda  del primo de Nico, ¿recuerdas? —advirtió Poli.
Ignorándolo, tomé un largo trago de la espumosa cerveza.
Cuando  pensé  en  cómo  me  había  imaginado  a  Lali  montándome  y pidiéndome hacerla venir, me estremecí. ¿Cómo alguien que no era mi tipo podía tenerme tan caliente?
—¿Así que lo hiciste? ¿Fantaseaste con ella? —preguntó Vico, una sonrisa de complicidad en su rostro.
—¿Y qué si lo hice? —respondí.
Él resopló. 
—Estás loco si crees que puedes seducir a Lali como a Paula o una de tus otras fans.
Poli sonrió. 
—Vico tiene razón hombre.
Cerrando la brecha entre nosotros, le pregunté: 
—¿Es eso un reto?
La expresión de Poli se oscureció.
—No, desde que luego no. Y voy a patearte el puto culo si intentas algo con ella.  —Cuando  entrecerré  los  ojos,  se  me  acercó  poco  a  poco—.  ¿No  crees  que después de tu pequeña actuación de anoche, podría haberme preguntado sobre lo que podría ser seguir adelante con ella? Tener sus piernas alrededor de mi cintura y esos labios en los míos. —Tomó una respiración irregular, mientras un temblor se  extendió  sobre  él.  Una  vez  que  salió  de  su  fantasía,  sacudió  la  cabeza salvajemente hacia atrás y adelante—. Pero eso es todo lo que va a ser para mí, un pensamiento.  Lali  es  la  clase  de  chica  relación/casamiento.  Y  seguro  como  el infierno que no puedo darle eso en estos momentos. La respeto demasiado como para tratar de poner movimientos en ella, y no quiero verla lastimada. 
—Tengo que admitir que va para mí también —añadió Vico.
Rodé mis ojos a los dos equivocados caballeros de brillante armadura. 
—La  última  cosa  en  el  mundo  que  quiero  es  empezar  algo  con  ella, ¿entendido? —susurré.
Vico sacudió su cabeza. 
—Sigue diciéndote eso, hombre. Ya te estás ahogando en ella y cuanto más tiempo esté ella en este autobús, más profundo vas a entrar.
Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar las palabras de Vico. ¿Estaba en lo cierto? Estaba viendo a Lali mientras estaba follando a Paula, ¿algún extraño doble  sentido  de  que  después  de  unas  breves  veinticuatro  horas  me  estaba empezando  a  gustar? Mi mente volvió  a ella  abrazándome  mientras  lloraba,  las curvas  blandas  de  su  cuerpo  presionado  contra  mí,  sus  palabras  de  ánimo susurradas.
¡No, no, no! Esto no puede suceder. No lo permitiré. 
—Ugh, voy a regresar a la habitación. Despiértenme cuando sea la hora de irse.  —Antes  de  que  pudieran  protestar,  agarré  una  botella  de Jack  Daniels  del gabinete,  esperando  desesperadamente  limpiar  los  pensamientos  sexuales,  o cualquier período de pensamientos, de Lali Esposito de mi mente.
Después  de  tomarme  la  mitad  de  la  botella  de  Jack,  debí  haberme desmayado  porque  lo  siguiente  que  supe  fue  que  Poli  estaba  de  pie  sobre  mí, sacudiendo mis hombros.
—Despierta, estúpido
Gemí y me froté los ojos. 
—¿Qué hora es?
—Las 6:00. El grupo de Cade es a las 7:00, así que tenemos que darnos prisa. 
Echando un vistazo al reloj digital, me di cuenta de que no habría tiempo para  ducharme.  Tendría  que  salir  oliendo  como  una  mezcla  de  alcohol  y  Paula.
Cuando  balanceé  mis  piernas  a  un  lado  de  la  cama,  la  habitación  giraba  a  mí alrededor.
—Jesús, Peter. Estás completamente borracho —se lamentó Poli mientras me suavizaba con alguna colonia.
—No lo estoy —me quejé, tambaleándome en mis pies.
Cuando me tambaleé hacia adelante y tuve que aferrarme a su cintura para evitar desmayarme, él gruñó con frustración antes de llegar a estabilizarme.
—¿Por qué te haces esta mierda a ti mismo hombre? Susan odiaría verte así. 
Enderezándome de golpe, puse un dedo en su pecho. 
—No saques el tema de mi madre —gruñí. 
Cuando eché un vistazo al rostro de Poli en la oscuridad, tenía una expresión de lástima en lugar de molesta. 
—Lo siento, amigo. Sabes que la quiero y te quiero —murmuró.
Mis hombros cayeron en derrota. Cristo, no necesito esto ahora. Tratar de lidiar con mi madre era una cosa. Arrojé lo que había sucedido con Paula y Lali, junto con Poli poniéndome  todo sentimental, era demasiado. 
—Mira, también te quiero, pero solo puedo controlarme hasta cierto punto  sin perder absolutamente mi puta cabeza. 
—Está bien. Entiendo. 
—Diablos, mi cabeza está a punto de explotar. ¿Regresó Frank de la tienda con el Advil?


—Sí, él y Lali regresaron hace un rato. —Al oír el nombre de Lali, me tensé cuando me di cuenta de lo que le había dicho y hecho antes con Paula.
—Uhm, ella también... ya sabes, ¿Paula y yo?
Poli arqueó sus cejas oscuras y cruzó los brazos sobre su pecho. 
—Por  supuesto  que  te  escuchó.  Todos  tus  gruñidos  y  gemidos avergonzaron el infierno fuera de ella, pero finalmente se asustó y salió corriendo del autobús en tu línea “chúpame más fuerte’’.
Me avergoncé. Tenía un don especial para follar alrededor de Lali, estaba malditamente  seguro.  Probablemente  me  odiaba  ahora.  ¿A  quién  estaba engañando? Ella me había odiado desde el momento en que nos conocimos, y ayer por la noche y esta mañana fue solo una parte de compasión. Negué con la cabeza.
Espera, ¿por qué  me  preocupa  si  me  odia  o  no?
 No,  no podía preocuparme por Lali, no de ninguna manera que no fuera sexual.
Con la espalda de Poli girada, agarré la botella de Jack de la mesita de noche y  comencé  a  beber.  Apretando  mis  ojos  cerrados,  dejé  que  el  fuerte  alcohol quemara  un  rastro  ardiente  en  mi  estómago.  Mi  borrachera  fue  bruscamente cortada cuando la botella fue arrebatada de mí.
—¡Maldita  sea Peter! ¡Ya eres un desastre!  ¿Cómo  diablos vas a  salir esta noche así? 
—Vete  a  la  mierda  —refunfuñé  antes  de  tambalearme  fuera  de  la habitación.
El aroma de tomates y especias golpeó mi nariz e hizo que mi estómago lleno del alcohol se revolviera.
¿Alguien  realmente  había  cocinado?  Miré  detenidamente  delante  de  mí para poder ver a Vico y Nico relajarse en la mesa con platos vacíos de lo que debió haber sido chili en frente de ellos.
Cuando me encontré con los ojos de Vico, negó con la cabeza. 
—Amigo, te ves como el infierno.
—Gracias idiota. Me siento como el infierno.
Lali  estaba  de espaldas a mí en la cocina. El sonido de  mi  voz la hizo girarse. Con el cabello recogido en una cola de caballo, sostenía una espátula en su mano lo cual resultaba sorprendente, ya que no sabía que teníamos utensilios de cocina en el autobús.
Sus  ojos  azules  se  agrandaron  mientras  se  fijaba  en  mi  apariencia,  pero luego rápidamente se alejó de mí. Tuve que mirar dos veces porque ella parecía casi asustadiza frente a mí, algo que nunca antes había hecho.
—¿Qué te pasa? —exigí.
—¡Déjame en paz! —escupió desde su lugar en la cocina.
—Ah, ahí está mi chica guerrera.
Girando alrededor, la expresión de Lali se ensombreció. 
—¡No te atrevas a llamarme tu chica después de las cosas que me dijiste e hiciste esta mañana!
—¿Tienes un problema conmigo?
—¡Guau, realmente debes estar más borracho de lo que pensé si tienes que preguntar eso! —dijo bruscamente.
—Confía en mí, él está totalmente borracho. El idiota tomó dos cervezas con media botella de Jack —respondió Nico, sacudiendo la cabeza.
Poli apareció detrás de mí. 
—No empecemos, ¿de acuerdo? Tenemos un show por ver. Vamos a salir por la puerta sin más problemas. 
Lali levantó las manos. 
—Yo no he empezado nada. Desde luego, no he hecho nada malo.
Un bufido escapó de mis labios. 
—¿No lo entiendes, Ángel? Tú eres lo que está mal. 
—Peter —advirtió Poli.
Sus ojos se abrieron mientras movía su mano sobre su corazón.
—¿Yo?
—Sí, tú. —Me lancé hacia adelante lo que la hizo dar un vacilante paso atrás—. Eres tú con esas sexys como el infierno botas vaqueras que quiero sentir hundirse en mi culo mientras te follo hasta que grites mi nombre. Y esas perfectas tetas... —Me lamí los labios ante la sola idea de mi boca en ellas. Sin embargo, en esa  pausa,  mis  pensamientos  nublados  se  desviaron  en  una  dirección  diferente, menos  perversa—.  Es  la  forma  en  que  el  hoyuelo  sale  en  tus  mejillas  cuando realmente sonríes y la forma en que te ruborizas cuando coqueteo contigo.
Aspiré  una  bocanada  de  aire  cuando  un  recuerdo  borroso  de  la  noche anterior cayó sobre mí. 
—Es la forma en que tus dulces, suaves manos secaron mis lágrimas y la forma de tu cuerpo apenas curvado en el mío cuando me dejaste abrazarte. Todo esto me hizo sentir, por un instante, que todo realmente iba a estar bien. Nunca nadie me ha consolado así... excepto mi madre. —¿Qué carajo? ¿Acabo de decir todo esto en voz alta?
Negué con la cabeza furiosamente de un lado a otro mientras la habitación empezaba a girar como un remolino en la feria del condado de vuelta a casa.
Lali  agarró  mis  hombros  para  sostenerme.  Parpadeé  tratando  de concentrarme en su imagen borrosa, pero hermosa. 
—Sobre todo, quiero que alguien como tú me quiera, solo a mí, no a Peter Lanzani  el  cantante  de Runaway  Train. —Golpeé mi  mano  con  fuerza  contra  mi pecho—. Por lo que realmente está dentro de mí.
Lali se quedó sin aliento. 
—Oh, Peter, yo…

Ella nunca tuvo la oportunidad de decir lo que yo esperaba oír, porque mi estómago  revuelto  eligió  ese  preciso  momento  para  tambalearse,  haciéndome vomitar todo el inmaculado vestido de tirantes de Lali…
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Bienvenida anonimo!!!! No te salude en el anterior porque estaba subiendo apurada

Ay alguien? Les ago mini  antes de #laliCam 😋😋😆😄  #ansiosa, ¿quieren?
Alguien mas la va a ver??


+3 y subo

7 comentarios: