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martes, 18 de febrero de 2014

Capitulo: 10


Cuando  me  encierro  en  el  sucio  cuarto  de  baño  lucho  para mantener  mis  emociones  bajo  control.  Me  sentí  como  si estuviera  en  un  carrusel  defectuoso.  En  un  minuto  Peter  está mostrando interés en
mí y en el próximo se engancha con una camarera al azar.
¿Cuál demonios era su problema? Supongo que la mejor pregunta era cuál era mi problema.  ¿Por  qué  en  todo  el  mundo  iba  a  remotamente  interesarme  en  un imbécil que haría eso? Tendría que ser una ilusa para pensar que alguien como Peter Lanzani estaría en realidad interesado en mí o en estar dispuesto a renunciar a su existencia de mujeriego.
—¡Soy tan estúpida! —exclamé.
Una vez que terminé en el baño, respiré hondo antes de salir. Casi esperaba que Peter estuviera esperando por mí para tratar de hablar o explicarse a sí mismo, pero una vez más, me decepcionó. En su lugar, estaba sentado en la mesa con la barbilla apoyada en una mano, mientras que los otros chicos hablaban y reían.
Mientras  fácilmente  me  senté  en  la  mesa,  no  me  atreví  a  mirarlo.  Era demasiado  embarazoso.  Intenté  ocuparme  con  mi  teléfono.  Pero  sentí  sus  ojos ardiendo  en  mí.  A  continuación,  el  calor  de  su  cuerpo  se  acercó  mientras  se inclinaba, haciendo que contuviera la respiración. 
—Ángel, lo que pasó allá atrás…
Fue  interrumpido  por  el  teléfono.  Una  mirada  en  el  identificador  de llamadas y se paró de la silla.
—Amigo, ¿qué va mal?
—Es Sally —respondió Peter antes de salir del restaurante.
A pesar de que me odiaba a mí misma por ello, pregunté: 
—¿Quién es Sally?
—Su  tía  —respondió  Poli  con  una  mueca.  Luego  bebió  lo  último  de  su cerveza antes de añadir—: Espero que no signifique que algo está mal con su mamá. 
Entonces  seguí  a  los  chicos  fuera  del  restaurante.  Frank  aún  no  había llegado, así que nos quedamos bajo el toldo esperándolo. Mirando hacia la noche, vi  la  forma  de  Peter.  Su  teléfono  presionado firmemente en la oreja  mientras  se paseaba por el estacionamiento. Con su mano libre, gesticulaba frenéticamente.
Fuera  lo  que  fuera  que  su  tía  estaba  diciendo  estaba  obviamente  muy  molesto.
Apenas terminó la llamada telefónica, la familiar camioneta negra entró chillando en el estacionamiento.
—¡Peter! —llamó Poli.
Sin responder, llegó a nosotros. Esta vez no se molestó en abrirme la puerta o ayudarme a entrar. En cambio, desapareció en el asiento de atrás sin decir una palabra a nadie.
Me subí y luego me mordí el interior de la mejilla. ¿Debía olvidar lo idiota que había sido antes y por lo menos ver cómo está? Aunque una parte de mí quería decirle dónde podía irse, finalmente me tragué el orgullo y me volví en mi asiento para mirarlo. Su expresión era oscura, mientras miraba hacia adelante. 
—¿Todo bien? —pregunté tentativamente.
—Bien —murmuró él
Al darme cuenta de que no estaba de humor para hablar, me acomodé en mi asiento y miré a través del parabrisas.
Mientras  que  los  chicos  fueron  ruidosos  y  bulliciosos  en  el  camino  de regreso, Peter no dijo una palabra. Una vez que la camioneta se detuvo en la parte delantera del autobús, saltó y golpeó los escalones de la entrada.
—¿Me pregunto, qué bicho le picó el culo? —preguntó Vico antes de salir.
Todos los chicos se habían bajado de la camioneta cuando Frank me tocó el hombro. Me volví hacia él, sorprendida. 
—Lali, conozco a Peter, y por la forma en que actuaba, me preocupa que algo malo le haya sucedido su familia. Él no se abre con facilidad, pero si puedes, por favor trata de averiguar lo que está pasando.
—Pero viste que no me dijo ni dos palabras antes. 
—Lo sé. Pero, por favor, sigue intentándolo.
—Está  bien,  lo  intentaré.  —Salí  de  la  camioneta  y  me  dirigí  hacia  el autobús. Mientras que los otros chicos estaban descansando alrededor de la sala de estar, Peter estaba notablemente ausente. Estiré el cuello para ver si se había metido en el cuarto de baño.
—¿Dónde  está  Peter?  —les  pregunté  mientras  el  conductor  del  autobús ponía en marcha el motor.
—Él agarró su iPod y se fue a la cama. 
Una mirada al reloj del microondas demostró que eran solo las ocho. No me podía imaginar a alguien como Peter yéndose a la cama tan temprano. Decidí mejor cambiar de tema. 
—Hablando de eso, ¿dónde voy a estar durmiendo esta noche?
—Es mi  noche  en  la  cama,  pero voy a  dártela  totalmente  a ti  —ofreció Vico.
—No, no, no quiero ningún trato especial. Dije en serio lo de la apuesta, y lo de experimentar todos los aspectos de la vida en la carretera. He dormido en un gallinero antes, y puedo hacerlo de nuevo. 
Poli sonrió. 
—Déjame adivinar. Prefieres una cama de abajo.
Asentí con la cabeza. 
—Sí, me gusta estar cerca de la tierra. Un par de años atrás, estaba en la litera de arriba cuando tuvimos una tormenta de granizo. El autobús se deslizó por las carreteras resbaladizas y me caí.
―Entonces la primera litera de abajo es tuya, Lali —dijo Nicolas con una sonrisa.
—Gracias. 
Él hizo un gesto hacia el sofá. 
—Estábamos a punto de ver una película si deseas unirte a nosotros. 
—Nada para mayores de 17 espero —bromeé.
Nico rio. 
—No, tal vez un poco de comedia con Will Ferrell. ¿Estaría bien?
—Si se trata de Ricky Bobby, tienes un trato. 
—Las grandes mentes piensan igual.
—Deja que me cambie. —Cuando entré a la habitación, me detuve afuera del lugar de Peter—. ¿Peter? —pregunté tentativamente. Cuando no respondió, seguí adelante. Aunque empujé mi equipaje y la caja de la guitarra contra la puerta, me quité mi vestido a una velocidad récord. Entonces me puse mi andrajosa camiseta de Jacob’s Ladder y pantalón de yoga. Deslicé mi cabello en una cola de caballo y luego volví a salir.
La apertura de la película ya estaba reproduciéndose cuando me acomodé al lado de Nicolas en el sofá. A pesar de que probablemente todos hemos visto la película  un  millón  de  veces,  nos  estábamos  riendo  histéricamente.  Tuve  que admitir que fue divertido pasar el rato con los chicos sin Peter. Su ausencia parecía
llevarse  la  presión,  y  Poli y Vico  se  comportaron  como  hermanos,  en  lugar  de amantes potenciales.
Después de que pusieron Step-Brothers, el agotamiento del día, junto con la calma del autobús, me dio sueño. Mis ojos se pusieron más y más pesados hasta que  finalmente  me  quedé  dormida.  Cuando  me  desperté,  la  película  estaba terminando, y tenía la cabeza en el hombro de Nicolas. Me aparté de él. 
—¡Oh, lo siento tanto! 
Sonrió. 
—Está bien. Estabas cansada. —Miró a los otros chicos—. Probablemente deberíamos llevar el culo a la cama. Mañana será otro largo día de viaje antes del próximo show.
Una vez que todos nos turnamos para ir al baño, nos instalamos en nuestros refugios. Miré mi teléfono y contesté algunos textos de los chicos. Gracias a Dios, mis padres estaban en una conferencia con eventos, por lo que los chicos tuvieron que  darles  la  noticia  hasta  dentro  de  unas  horas  después  de  mi  equivocación.
Debido  a  que  era  tan  tarde,  no  había  tenido  una  llamada  llena  de  ira  como normalmente hubieran hecho.
En  cambio,  fue  una  descarga  de  textos  intensos  de  mi  padre  que  si  no hubiera  sido  ministro  se  habrían  equiparado  a  "¿Qué  diablos  crees  que  estás haciendo  en  un  autobús  con  un  grupo  de  rockeros  calientes?"  Mi  mamá,  que siempre  era  la  pacifista,  fue  incluida  en  los  mensajes  e  intentó  razonar  con  mipadre,  era  bastante  divertido  teniendo  en  cuenta  que  estaban  en  la  misma habitación.
Finalmente, fui a la yugular diciéndole que como ministro no debería ser tan sentencioso. Después de una larga pausa, finalmente respondió con: 
Estás en lo cierto, Lali. Sabemos que tienes una buena cabeza sobre tus hombros. Solo asegúrate de que dejas a tu conciencia y a tu brújula moral guiarte.
Luché contra el impulso de poner los ojos en blanco por el épico viaje de culpabilidad establecido a mis pies. En su lugar, rápidamente escribí de nuevo: 
Por supuesto que lo haré. Los veré en una semana.

Mis padres estarían volando a ver mi primer concierto con los chicos. Se suponía que debía haber tenido esta semana como preparación, pero ahora estaría bajando  del  autobús  y  directo  para  mi  primer  show.  Me  tragué  la  bilis  por  el pensamiento.
Después de decirles buenas noches, puse mi teléfono abajo y me establecí en la estrechez. Mientras cerraba los ojos, un largo gemido vino de cerca de mi cabeza. Me tomó cerca de dos segundos para descifrar que estaba demasiado cerca de Peter para mi mayor comodidad. Cada vez que empezaba a dormirme, Peter hacía un ruido, y me despertaba de nuevo.
Acomodé mi almohada, por lo que parecía la enésima vez y traté de ignorar los sonidos que provenían de la litera de Peter. El calor inundó mi cara cuando los quejidos y gemidos aumentaron.
¡Por Dios, suena como algo de una película porno!
Con mis hermanos, tuve una muy buena idea de lo que estaba haciendo, y eso me enfureció, especialmente después de lo que había sucedido antes con Billie Jean.
Todos ellos me juraron que serían perfectos caballeros si me quedaba en el autobús.
 En silencio, echaba chispas.
¿Qué clase de maníaco sexual era Peter que tiene que hacer eso de nuevo justo después de lo del restaurante?
No  me  importa  si  necesita  aliviar  algo  de  estrés  después  de  la  llamada
anterior. ¡Esto es una mierda!
Dándome la vuelta en el colchón, crucé mis brazos sobre mi pecho antes de que un frustrado gruñido escapara de mis labios.
—¿No puedes dormir, Ángel? —La profunda voz de Poli preguntó detrás de mí cortina.
Abrí la pesada tela. Estaba recostado en su cama, hojeando una revista de deportes. 
—No, no puedo dormir con todo el escándalo que pasa a mi lado. 
Se encontró con mi mirada y sonrió. 
—No  dejes  que  las  sexys  bragas  de  encaje  con  las  que  sueño  que  estás usando consigan una sacudida. No se está masturbando. 
—Eso no es lo que estaba pensando. 
—Sí, claro —resopló con un guiño.
Como si fuera una señal, Peter dejó escapar un largo gemido. Negué con la cabeza. 
—Uhm bueno, si no está haciendo eso, entonces, ¿él está bien? 
—Ha estado teniendo muchas pesadillas últimamente. Trato de ignorarlo, dejo que mantenga la fachada y que no se vea como un cobarde.
Puse los ojos en blanco. 
—¿Te has parado a pensar que tal vez deberías preguntarle si algo le está pasando?
Poli arqueó las cejas hacia mí.
—Si empiezo a ponerme todo sensiblero y cosas así, Peter me preguntará cuando me creció una vagina. 
—Bueno,  creo  que  alguien  debería  ver  cómo  esta.  Quiero  decir,  suena como si tuviera dolor físico y emocional.
Cuando Poli  no  se  movió,  lancé un  suspiro  exasperado  y  salí  fuera  de  mi litera.  No  podía  creer  que  después  de  todo  lo  que  había pasado  con  Peter  en  las últimas doce horas, todavía me quedara una pizca de atención para él. Pero había visto algo en su interior, algunos atisbos de decencia, que me hizo preocuparme y cuidar de él, incluso cuando no debería.
Lancé a Poli una mirada asesina a la que levantó las manos. 
—Mira,  mi  amor,  lo  chicos  no  hacemos  la  mierda  sentimental,  ¿de acuerdo? Si despierto a Peter en este momento para abrazarlo, se súper enojaría.
No le hice caso y de puntillas fui hasta Peter. Con manos temblorosas, abrí la pesada cortina de su lugar de descanso.
Peter  tenía  la  sábana  torcida  alrededor  de  su  cintura.  Una  capa  de  sudor cubría su pecho tatuado. Su frente se arrugó, y su boca se curvó en una mueca. Mi mano vaciló por encima de su hombro. Por último, lo sacudí con suavidad. 
—Peter, despierta —insistí en voz baja.
Su cuerpo se sacudió antes de que sus salvajes ojos se abrieran de golpe y barrieran en la parte superior de la litera.
—Shh, está bien —murmuré.
La mirada frenética de Peter recorrió la mía, mientras abría la boca y jadeaba en busca de aire.
Le di una sonrisa tranquilizadora mientras le frotaba el hombro. 
—Estabas teniendo una pesadilla
Peter  continuó  respirando  ruidosamente.  Me  eché  hacia  atrás  mientras balanceaba sus piernas fuera de la cama y se ponía de pie en la alfombra.
Sentado en el borde de la cama, se inclinó hacia adelante y puso su cabeza entre las manos. 
—Lo siento, te desperté —respondió él.
Con  mi  lado  protector  a  toda  marcha,  me  acerqué  más  a él,  llevando la mano a su cabello. Suavemente,  le pasé los dedos por los mechones  oscuros, manchados de sudor, empujándolos fuera de sus ojos.
—No me despertaste. Estaba preocupada por ti. 
Su cabeza se sacudió mientras la sorpresa inundaba su rostro. 
—¿En serio?
Asentí con la cabeza. 
—Parecías un poco mal después de tu llamada telefónica con tu tía. Luego, con la pesadilla. —Miré a Poli que curiosamente nos observaba—. Sé que la mayoría de los chicos no son lo suficientemente hombres como para manejar las emociones y los problemas…
Poli resopló.
—Esas son tus palabras, no las mías.
—De  todos  modos,  solo  quería  que  supieras  que  estoy  aquí  para  ti.  Si necesitas hablar de algo o si solo necesitas a alguien para sentarse contigo hasta que puedas volver a dormir, entonces estoy aquí.
Con los ojos muy abiertos y la boca abierta, Peter me miró por un momento como si me hubieran crecido cuernos.
Al darme cuenta de que no estaba llegando a ningún lado con él, levanté mis manos. 
—O puedo dejarte solo y volver a dormir. Cualquier cosa está bien. 
Cuando me di la vuelta para irme, Peter me agarró la mano. 
—Espera —me ordenó con voz ronca.
—Bien. 
—Es una oferta muy dulce, Ángel. Me hace sentir como un idiota. Necesito decirte cuánto siento lo de antes. Eso fue un verdadero movimiento idiota. No es que importe, pero ella  vino a mí. Pero debería  haber dicho que  no y realmente pretender lo que te dije.
No me esperaba una disculpa de él, así que me tomó un minuto antes de que pudiera procesar mis pensamientos, menos aún reconocer lo que había dicho. 
—Gracias.  —Cuando  me  dio  una  sonrisa  avergonzada,  suspiré—.  Por mucho que aprecio escuchar eso, no es lo que realmente te molesta, ¿verdad? 
Negó con la cabeza. 
—Es solo que... —Se aclaró la garganta—. Mi tía Sally estaba llamando por mi madre. Dijo que mamá no quería que me preocupe en medio de la gira y se negó a decir la verdad de lo que estaba pasando... 
—¿Qué pasa? —insistí.
Su pecho subía y bajaba con fuerte respiraciones. 

—Después de haber estado en remisión durante tres años, el cáncer de mi madre  ha  vuelto  a  aparecer.  Tía  Sally  dice…  —Su  rostro  se  contorsionó  en agonía—.  Ella  dice  que  no  hay  nada  que  puedan  hacer  esta  vez,  no  hay  más tratamientos.  Le  están  dando  la  medicina  para  que  esté  cómoda  en  sus  últimos meses...
Di un grito ahogado. 
—Oh, Peter, lo siento tanto. —Tomé sus manos entre las mías y las apreté.
La expresión de su rostro era uno de pura  angustia y desolación,  y mi pecho se contrajo por el dolor que sentía que irradiaba de él.
Las lágrimas brotaron de sus atormentados ojos azules. 
—Es solo que... —Hizo un gesto hacia las literas—. Puedes preguntarles a los otros chicos cuan absolutamente niño de mamá soy. Después de que mi padre se fue con su secretaria y se volvió a casar, yo era su mundo. Ella es todo para mí. Ni siquiera puedo pensar en... —Sus palabras se ahogaron por la emoción, y luego se  puso  a  llorar.  Bueno,  era  más  estridente,  los  sollozos  estremecían  su  cuerpo.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, tirando de él hacia mí. Enterró su cara en mi estómago, su cuerpo agitado y temblando por sus gritos
Su llanto atrajo a Nico de su lugar de descanso, mientras que Vico salió tambaleándose  de  la  habitación.  Ambos  se  quedaron  mirando  a  Peter  con incredulidad como si fuera una forma de vida alienígena. No sé si fue el llanto o el hecho de que estaba envuelto en mis brazos. Cuando miré hacia Poli, su expresión era  de  shock,  pero  también  había  dolor  en  sus  ojos.  Después  de  todo,  él  había crecido con Peter y conocía muy bien a su madre.
Le di una mirada empática a Poli. 
—Susan no —dijo suavemente. Se apretó los ojos con fuerza, y sabía que estaba luchando por no llorar—. Hijo de puta —murmuró en voz baja.
Lo siguiente que supe fue que caí hacia atrás cuando Peter se sentó en sus rodillas  en  el  piso  del  autobús.  Tirando  de  mis  caderas,  me  tiró  a  su  lado, envolviéndome en un abrazo de oso. 
—Shh, todo va a estar bien —le canté al oído.
Sacudió la cabeza violentamente hacia atrás y hacia adelante.
—No, no lo estará. Si no hubiera sido tan malo, la tía Sally nunca habría llamado.  —Mi  cuerpo  se  sacudió  tan  fuerte  con  sus  sollozos  que  mis  dientes resonaron juntos—. Oh Dios, no puedo soportar esto, Ángel. Voy a morir sin ella.
A  pesar  de  que  había  crecido  viendo  a  mis  padres  manejar  feligreses emocionales a diario, me sentí completa y totalmente indefensa cuando se trataba de  consolar  a  Peter.  Traté  de  encontrar  las  palabras  correctas  para  consolarlo mientras le frotaba en amplios círculos la espalda.
—Escucha, voy a llamar a mis padres y les voy a decir que la pongan en su lista de oración. ¡Quiero decir, que no llaman a la iglesia de mi padre, la cabeza de Dios por nada! Y tal vez hay otro médico que  la pueda ver. Ya sabes, tener una segunda opinión o algo así. —Mi mente daba vueltas con pensamientos mientras trataba de pensar en algo que hacer o decir para consolar a Peter ya que continuaba sollozando incontrolablemente. Tan pronto como pensé en otra, le espeté—: Oye, uno de los diáconos de nuestra iglesia está en la junta directiva de un centro de tratamiento contra el cáncer. Podemos conseguirle a tu mamá una cita allí.
Los  sollozos de  Peter comenzaron  a disminuir,  pero mantuvo  sus brazos firmemente a mí alrededor. Su voz, ronca por el llanto, llegó amortiguada contra mi pecho. 
—Te lo agradezco, Ángel. Pero tía Sally lo dejó muy claro. El cáncer ha vuelto, y no hay una maldita cosa que yo pueda hacer, salvo verla morir.
 Pasándole los dedos por el cabello, me incliné para susurrarle al oído.  
—Lo siento tanto. Daría cualquier cosa si pudiera quitarte el dolor. 
—Gracias  —murmuró.  Se  echó  hacia  atrás  para  mirarme.  Las  lágrimas brillaban  en  sus  ojos  azules,  mientras  que  su  expresión  seguía  contraída  en  la miseria—.  Realmente  quieres  decir  todo  eso,  ¿no?  —Cuando  arrugué  las  cejas, confundida, respondió—: El querer tomar mi dolor y lo que harías por mi mamá.  
—Por supuesto que sí. 
Siguió observándome con una mirada de incredulidad como si pensara que en  cualquier  momento  podría  desaparecer,  como  si  fuera  una  ilusión.  Su  mano temblorosa descansó en mi mejilla.  
—Realmente eres un ángel, ¿no es así?  
Sonreí.  
—No, solo soy alguien que se preocupa por ti y tu madre.  
—Pero,  ¿no  lo  ves?  Nunca  he  conocido  a  una  chica  que  realmente  se preocupara por mí y no porque soy Peter Slater de Runaway Train. 
—Y eso es triste porque a pesar de algunos de tus fallos, realmente vale la conocerte y preocuparse por ti.  
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