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martes, 25 de febrero de 2014

Capitulo:15


 No puedo hacer esto. No puedo mirar a Peter de nuevo, y menos quedarme en el autobús con él. Voy a ceder y perder la apuesta.

Estirando mi cuello, traté de descifrar si éste sería un lugar bastante bueno para quedarme cuando el autobús  se fuera. Fruncí el ceño cuando me di cuenta de que estábamos en el medio de la nada y, probablemente, a kilómetros y kilómetros de distancia del aeropuerto más cercano. Dudaba seriamente que los Taxis vinieran aquí tampoco.
Una camioneta negra chilló a mi lado. Afortunadamente la ventanilla bajó para revelar a Frank. 
—Hola Ángel, ¿Qué estás haciendo aquí?
—Oh, yo, uhm, solo necesitaba un poco de aire fresco.
Me dio una sonrisa de complicidad. 
—¿Peter consiguió un retozón con Paula?
Me sonrojé mientras agachaba la cabeza. 
—Se podría decir que sí.
Rió entre dientes.
—Vamos  entonces.  Puedes  ir  a  la  ciudad  conmigo  y  conseguir  algunas provisiones. ¡Juro que esos chicos pasan por la comida más rápido de lo que puedo comprarla!
—Suena como mis hermanos —le respondí con una sonrisa—. ¿Seguro que no te importa?
—Será un placer.
—Está bien, vamos entonces. —Abrí la puerta de la Tahoe y salté dentro.
Después de abrochar mi cinturón de seguridad. Frank me dio un guiño.
—Sabes que mi motivos no eran sinceros, Ángel.
—Oh, ¿en serio?
Sonrió mientras ponía el pie en el acelerador.
—Sí,  supongo que el viaje será más rápido  si te pongo a trabajar con la lista.
Me reí. 
—Ya me lo imaginaba.
A medida que aceleramos saliendo del estacionamiento de autobuses y a la carretera, mi curiosidad acerca de Paula sacó lo mejor de mí.
Inquietándome en mi asiento, me dirigí a Frank. 
—Entonces, ¿Qué pasa con Peter y Paula?
Él exhaló ruidosamente.
—Esa chica no es más que problemas,  y lo último que Peter necesita son más problemas en su vida. Es decir, una parte de mí siente lastima por ella. No es como si tuviera lo mejores padres del mundo.
—¿Oh?  —le  pregunté  casualmente,  tratando  de  incitarlo  por  más información.
—¿Todavía no has tenido el placer de conocer a su padre?
—¿Trabaja en Runaway Train?
—Sip.  Lyle  es  un roadie  al  igual  que  yo.  —Frank  frunció  la  nariz  con disgusto—. Bueno, se podría decir que él solo ha crecido usando a Pula para llegar a los rockeros.
Di un grito ahogado.
—¿ En serio? ¿Él es como… el proxeneta de ella?
Frank se rio entre dientes. 
—Oh  Ángel,  no puedo  creer que  hayas dicho  eso.  —Me  miró—. No es como si oficialmente la estuviera prostituyendo. Ella siempre ha ido complaciendo a nuestros chicos y se ofreció a sí misma. Ella  se une a Lyle a lo largo de las paradas, de alguna manera tiene  el dinero para viajar  tanto como lo hace. Últimamente, tiene el ojo en un rockero en particular, y nadie más lo hace, lo que podría hacer feliz a papá.
De repente, un nudo se formó en mi garganta, y me odié a mi misma por ello. 
—¿Peter?
Asintió. 
—Por supuesto, Peter realmente no se preocupa por ella, nunca se preocupa por ninguna de las chicas que han estado con él desde que la banda se hizo grande. Son solo  objetos para poder  cumplir  con sus necesidades.  —Me  dio  una sonrisa irónica—. Y ese chico siempre tiene necesidades.
Mi  mente  fue  asaltada  por  el  terrible  retroceso  de  las  payasadas  en  el dormitorio de Peter. 
—Sí, lo hace. Lástima que eso se interponga en su camino para realmente ser un tipo decente.
Frank sacó la mirada de la carretera para darme una mirada sorprendida. 
—No me digas que te estas enamorando de los encantos de Peter.
Me retorcí en mi asiento. 
—Solo dije que no era un total imbécil. —Frank obviamente se preocupaba por Peter, así que no era como si pudiera decir lo que sentía por él, que consistía principalmente en lo total y completo idiota que era Peter. Así que  para poner un freno a mi lengua traté de concentrarme en el desglose de Peter anoche y nuestra sesión de composición de canciones en lugar de su comportamiento con Paula—. Quiero decir, cualquier persona que ama y adora tanto a su madre, no puede ser totalmente terrible con todas las mujeres ¿No? —Es evidente que él puede, por la forma  en  que solo  fingió estar  interesado  en  ti  y  luego  te  arrojó  a  un  lado  por alguien que le dará lo que realmente quiere, sexo.
—Me alegro de que tú puedas ver a través de su dura fachada al verdadero hombre en su interior. Quiero decir, yo lo quiero como si fuera uno de mis hijos, y no podría hacer eso, si no conociera cómo es realmente él.
Recorrimos  la  carretera  en  silencio  durante  unos  minutos  antes  de  que Frank se aclarara la garganta. Por la forma en que se removió en su asiento, sabía que iba a traer algo que lo ponía más allá de incómodo.
—Ya sabes, Peter podría necesitar a una chica como tú.
Lo miré con sorpresa. 
—Me  reiría,  pero  no  estás  bromeando,  ¿no?  —Cuando  él  negó  con  la cabeza, murmuré para mis adentros—: Primero Poli y ahora tú.
—¿Qué?
—Nada.
—Soy  más  que  serio  acerca  de  lo  que  dije.  Peter  está  pasando  por  un momento tan difícil justo ahora, y lo que está por venir es aún peor. No necesita la oscuridad de Paula. —Se giró para sonreírme—. Necesita luz, y vaya si tú no tienes una hermosa luz sobre ti, Ángel.
—Sí, bueno, ¡teniendo en cuenta que me pidió que lo acompañara a él y a Paula para tener sexo hace diez minutos, no creo que realmente le preocupara nada de mi luz a menos que esté entre mis piernas!
Mientras sus ojos se desorbitaban con horror, Frank tomó aliento. 
—Oh Dios —murmuré antes de agachar la cabeza ante su mortificación. ¿En realidad, yo solo le dije a Frank eso? Veinticuatro horas en un autobús con un grupo  de  chicos  obscenos  se  había  hecho  cargo  por  completo  de  todas  las costumbres que mis padres me habían inculcado—. Lo siento mucho. Eso estuvo totalmente fuera de lugar.
—Yo, eh… —balbuceó.
El calor llenó mis mejillas. 
—Lo que debería haber dicho es que aunque aprecio el sentimiento, Peter nunca  va  a  estar  interesado  en  una  chica  como  yo.  Somos  muy  diferentes  yqueremos cosas diferentes de las personas con las que nosotros salimos. —Hice una mueca—. Quiero decir, Peter no tiene citas.
Frank tomó un momento para absorber mis comentarios. 
—Él podría, si le dieras la oportunidad.
Solté un bufido despectivo.  —¿Estamos hablando del mismo chico aquí?
—¿Por qué tengo la sospecha de que tus sentimientos y reacciones podrían haber sido un poco diferentes si hubieras tenido esta conversación esta mañana?
Antes de que pudiera morderme el labio o mantener mi lengua, espeté:  —No  estoy  siendo  una  perra  rencorosa.  No  sabes  cuánto  duele  que  me ignorara durante toda la mañana y luego eligiera a  Paula, ¿De acuerdo?
—Aw, Ángel, lo siento. No debería haber dicho nada.
—Está  bien.  Solo  estabas  tratando  de  velar  por  Peter.  Pero  incluso  si  no hubiera hecho lo que hizo y en realidad me hubiera dado el momento del día por más de un minuto, no sé si podría hacer frente a las Paulas de la vida de Peter.
Frank se detuvo en un estacionamiento de Wal-Mart repleto. Después de que estacionó la camioneta,  la apagó y se giró hacia mí. 
—Mira, cuando se trata de lo correcto, a fin de cuentas, soy un viejo viudo que no conoce mucho más que el amor de mi vida de la secundaria, pero he visto la forma en que Peter te mira. —Cuando abrí la boca para protestar, él levantó su mano—. Y no, eres más que un pedazo de carne que quiere devorar. —Sonrió—. Él ha visto más allá del bonito envasado de afuera para ver la belleza interior. Te garantizo que lo que estaba haciendo con                Paula esta tarde ha sido algo más que sus necesidades. Quería sacarte de su mente. —En mi continua aprehensión, balanceó las llaves de ida y vuelta en su dedo—. Así que hazle a un hombre viejo un favor y mantén una mente abierta con un corazón  perdonador extra  cuando se trata de Peter. ¿De acuerdo?
Jugueteé con la manija de la puerta, tratando de evitar la intensa mirada de Frank.
—Puedo intentarlo, pero no voy a hacer ninguna promesa.
Una amplia sonrisa curvó el rostro de Frank. 
—Bueno, me alegro de oír eso. Y si no funciona, tengo un hijo no mucho mayor que tú.
Me eché a reír 
—¿Alguna vez te detienes con lo de ser casamentero?

—No. —Abrió su puerta—. Vamos, vamos  a conseguirles a los chicos un poco de comida

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