—¡Poli, date prisa con la maldita puerta ! —le espeté.
Él echó un vistazo alrededor y resopló de risa.
—Ups, mi culpa.
Suspiré con exasperación.
—Cualquier día, Poli.
—En el momento en que lo dije, sabía que se iba a tomar todo su tiempo,
haciendo cualquier cosa para mantenerme
en la precaria situación con Peter.
—No tienes que
irte, Ángel. Estoy
seguro de que
esto podría ser
una situación ganar-ganar para los dos —bromeó Peter.
Lo miré por un momento antes de lanzarme de nuevo al otro
lado de la cama. Negué con la cabeza hacia él.
—¿Por qué tiene que hacer eso?
—¿Hacer qué?
—Actuar
constantemente como un
prostituto que solo
ve a las
mujeres como objetos sexuales.
Peter arqueó una ceja.
—Oh, lo siento. ¿Acabo de objetivarte?
—Sí —susurré antes
de reducir los
ojos en él—.
¿Es mucho pedir
que llevemos una conversación civilizada sin siempre tener que decir
algo que tenga que ver con nosotros haciéndolo?
Las cejas de Peter se arrugaron.
—¿Y hay algo de malo en eso?
―Para mí lo
hay. ―Le di
una mirada puntiaguda—.
Y para nuestra apuesta.
Él se dio la vuelta en su lado de la cama, ahora estábamos
cara a cara.
—No voy a perder esta apuesta, Ángel.
—Entonces empieza a jugar según las reglas. —Con la sonrisa
más dulce que pude reunir, moví mis pestañas hacia él—. O voy a empezar a caminar por aquí en ropa interior.
Su boca se abrió.
—¡No te atreverías!
—Pruébame, muchachote. Mi sostén y bragas deportivas son
básicamente un bikini, ¿por qué no?
Mirándome sin hablar, Peter tomó un aliento desigual.
—Nunca voy a intimidarte, ¿verdad?
Me encogí de hombros.
—Nop.
—Maldición. No sé cómo diablos voy a tomarte, Ángel.
—¿Por qué tienes que “tomarme”? ¿No puedes hablarme como lo
harías con cualquier chica?
Con una mueca de desprecio, respondió: —Si hago eso, no nos va a ayudar.
Apoyé mi cabeza en mi codo.
—¿Cuándo fue la última vez que realmente tuviste una
conversación con una mujer, además de tu madre, que no implicara hablar sucio?
—No tengo ni idea —respondió
—Ya me lo imaginaba.
—Espera un segundo... —Él chasqueó los dedos—. En realidad,
el martes. Hablé con mi hermanita por teléfono.
Mis cejas se alzaron por la sorpresa.
—¿Tienes una hermana?
—Bueno, ella es mi media hermana. Mi padre y mi madrastra cada uno tenían un
hijo cuando se
casaron. Luego tuvieron
a Allison. Ella
está en sus carcomidos y consentidos quince.
Sonreí a la sinceridad en su voz cuando hablaba de su
hermana.
—Apuesto a que idolatra a su hermano mayor.
Acostándose en su espalda, Peter deslizó sus manos bajo su
cabeza y sonrió.
—Sí, lo hace. Quiero decir, ella siempre pensó que yo era
muy genial, pero aún más desde que llegué a lo grande. —Su expresión se
oscureció lentamente—. Algunos imbéciles dan pena al respecto, como tratar de
ser sus amigos solo para ver lo que pueden obtener de ella. No me gusta eso.
—Pobrecita. A veces debe ser difícil tener un hermano
famoso.
Peter frunció el ceño.
—Trato de hacer las paces con ella todo el tiempo
regalándole mierda.
Me eché a reír.
—Por lo tanto ¿por qué ella es la pequeña hermana mimada?
—Supongo. Demonios, los chicos y yo estaremos tocando en sus Dulces
Dieciséis en pocas semanas.
—Oh, eso es
tan dulce. —Le
di un codazo
juguetonamente—. Quién supondría
que eres un buen tipo en el fondo, enterrado profundamente.
Poli cerró la puerta del armario.
―Bien, listo.
—Finalmente —murmuró Peter mientras se levantaba de la cama.
Señalando a sus jeans y camisa polo, Poli dijo:
—Oye, dame un poco de crédito. No es fácil cambiarse detrás
de la puerta del armario para proteger a la señorita de ojos inocentes de allá.
Me reí cuando me levanté hasta quedar sentada.
—Un minuto estás tratando de hacer que te vea desnudo, y
luego me estas protegiendo.
AJ me guiñó un ojo.
—Solo sé que yo haría
cualquier cosa, y me refiero a cualquier cosa, por ti, mi amor.
Agarré mi vestido y las botas vaqueras de la cómoda.
—Muchas gracias
---
Peter
Tan
pronto como Lali desapareció en el
cuarto de baño, Poli arqueó las cejas inquisitivamente hacia mí.
—Es mejor que estés malditamente feliz de que fui yo y no
Nicolas el que regresó aquí.
—¿Qué se supone que significa eso? —pregunté mientras me
deslizaba en un par de jeans limpios.
—Dijiste que ibas a venir aquí a conseguir tu mierda y a
despertar a Lali, y en lugar
de eso estés
de vuelta en
la cama con ella. Demonios,
ella estaba montándote.
—Eso fue culpa
tuya, no mía,
abriendo la puerta
del armario como
lo hiciste.
—Mmm… mmm —respondió, alzando las cejas sugestivamente.
Me encogí de hombros.
—Confía en mí, no estaba contenta conmigo estando en la cama
con ella.
—¿Pero tú lo estabas?
Me congelé a mitad de camino de tirar una camisa con olor
más fresco por encima de mi cabeza. Echando un vistazo a través del cuello de
la camisa, le disparé una mirada a Poli.
—Sé realista, amigo. No estoy interesado en Lali.
Sonrió.
—Sigue diciéndote eso. —Él se dirigió hacia la puerta, pero
luego se volvió hacia mí—. Así que si no estás interesado, ¿te importaría que
haga una jugada por ella?
Por razones que no podría entender, mi mandíbula se apretó
ante la idea de Lali y Poli. Al mismo tiempo, mis puños se apretaron a mis
costados.
—Ella no es
estúpida. Sabe exactamente
lo perros que
somos los tres cuando se trata de mujeres.
—Podría tratar de cambiar su idea.
—Sí, buena suerte con eso —murmuré mientras pasaba a su
lado.
Usando mi puño que aún seguía apretado por el comentario de Poli,
golpeé la puerta del baño.
—¿Sigues allí, Ángel?
A algunos del
resto de nosotros
nos gustaría un tiempo con el espejo.
—Ya voy, ya voy —murmuró mientras desbloqueaba la cerradura.
Cuando abrió la puerta, contuve el aliento ante la vista de ella. De alguna
manera en los pocos minutos que Lali había estado en el cuarto de baño había
logrado no solo vestirse, sino también
refrescarse. Su largo
cabello rubio caía en ondas
por su espalda mientras también
se había vuelto a aplicar un poco de maquillaje. Sus labios llenos brillando
con brillo me rogaban que los alcanzara y pusiera los míos sobre ella.
—¿Qué? —preguntó mientras colocaba las manos en sus caderas.
Tratando de encubrir a mis lujuriosos pensamientos, le
sonreí
—Nada. Solo que te limpias rápido.
Una risita escapó de esos suculentos labios suyos.
—Sí, viene de crecer con un cuarto de baño, seis personas, y
la mayoría de las veces sin un montón de agua caliente. Deberías ver algunas de
las condiciones en las que he tenido que estar lista antes.
Pasó junto a mí y
luego sobre Poli que estaba jugando con
el sistema de entretenimiento.
Mientras mi mirada instantáneamente se afilaba en el suave
meneo de sus caderas mientras caminaba por el pasillo del autobús, Vico me
esquivó entrando al baño.
—¡Oh, demonios no, amigo! ¡Yo estaba aquí primero!
Él me lanzó una sonrisa maliciosa
—Estabas
demasiado ocupado comiéndote
con los ojos
el culo de Lali
para preocuparte por el cuarto de baño.
—Yo no estaba
comiéndome su culo con los
ojos —susurré en voz
baja mientras le empujaba fuera del camino.
Comenzamos a darnos codazos entre nosotros por el tiempo en
el espejo cuando la música sonó de repente por todo el sistema de altavoz del
autobús. Él y yo intercambiamos una mirada antes de que ambos gimiéramos al
unísono:
—¡Poli, no esa mierda mexicana otra vez! —grité.
De vez en cuando, Poli insistía en torturarnos con el tipo
de música de Banda y Cumbia con el que creció hasta que le dábamos suficiente
mierda para apagarla.
Asomé la cabeza por la puerta del baño.
—Amigo, en serio, no puedo tomar…
Antes de que pudiera darle más quejas por la música, la
vista de Poli bailando con Lali me sorprendió en silencio. Bueno, no era el
baile tradicional o del tipo haciendo el coito, al que yo estaba acostumbrado
en los clubes y conciertos.
Era el tipo que solía ver cuando iba a las fiestas
familiares de Poli.
Poli podría seriamente poner en vergüenza a los tipos de
Bailando con las Estrellas. Había nacido con un ritmo natural que mejoró con su
forma de tocar la batería. Por no hablar de que cuando bailaba tenía sin esfuerzo toda esa cosa del meneo y
balanceo de caderas del latino que hacía que las bragas de las mujeres se derritieran.
Pero por el momento, no estaba tan preocupado con los movimientos de Poli como
lo estaba con los de Lali. Apoyado en la puerta, vi como Lali bailaba tan
fácilmente como Poli. A pesar de los pasos más difíciles, se mantenía,
igualando sus fluidos movimientos.
Estaba asistiendo a un gran
espectáculo de pista considerando el dobladillo de su
vestido que provocativamente giraba hacia atrás y adelante.
Rascándome la barba
a lo largo
de mi mandíbula, no
pude evitar preguntarme si podía hacer todo eso
con sus caderas cuando estaba
de pie, qué podría hacer de
espaldas.
Poli atrapó mi mirada y me hizo un guiño.
—Es algo natural, ¿verdad?
—Oh sí, ella puede moverse.
Olvidándome
potencialmente de afeitarme,
y menos aún
de fijar mi cabello, me acerqué a ellos.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso, Ángel?
Sin perder el paso, Lali respondió:
—A lo largo
de los años,
hemos vivido en
varios lugares de
México: Guadalajara, Ciudad de
México. Yo era solo una niña, pero fui a un montón de fiestas. Todo el
mundo quería enseñar a bailar a la pequeña gringa rubia. —Ella se rio—. Y ya
que mis hermanos eran mayores que yo y querían impresionar a las chicas, me
reclutaron como pareja. Así que, al final, aprendes las cosas.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
—Estoy
seriamente impresionado. Eres
una verdadera triple
amenaza: cantas, tocas la guitarra y bailas.
Poli osciló a Lali a través del sucio piso del autobús.
—Ella es una
amenaza cuádruple, ¡porque
está buena como
el infierno también!
Lali puso los ojos en
blanco, pero todavía dejó que Poli le diera vueltas alrededor y luego la inclinara
mientras la canción llegaba a su fin.
Mientras yacía recostada en sus brazos, le pregunté:
—Dime, ¿hay algo que no puedes hacer, Ángel?
—Hmm, ¿tal vez aprobar mis exámenes de enfermería o encontrar a un chico decente?
Poli gimió.
—¡Tienes uno justo aquí, mi amor! Di la palabra y podemos
recrear toda esta escena después... en el dormitorio.
Lali lo golpeó en el pecho juguetonamente.
—Me prometiste parar
con toda esta
cosa del sexo.
Un caballero, ¿recuerdas?
—Sí, sí —murmuró con tristeza mientras tiraba de ella hacia
arriba.
Ella se echó a reír mientras se alisaba el cabello y
acomodaba los tirantes de su vestido de verano.
—Honestamente, Poli, nada te detiene, ¿verdad? Quiero decir,
yo escojo Los Caminos De La Vida de tu colección en español, porque sé que es
la canción menos sexy del mundo. Se trata de un tipo preocupándose por su madre
muriendo por amor de Dios.
Mi pecho se tensó ante la mención de la muerte de una madre,
y mi mano se dirigió inmediatamente a mi bolsillo donde descansaba mi
teléfono.
—Oigan, me encontraré con ustedes afuera, ¿de acuerdo?
Lali asintió mientras Poli decía:
—Voy a reunirme con NicolAS Y VICO.
—Me parece bien.
—Tan pronto como bajé los escalones del autobús, le marqué a mi mamá.
Contestó al segundo timbre------------------------
BIENVENDASSS :
elisa y vsyasabs_laliter : (¿COMO TE LAMAS?)
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