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jueves, 20 de febrero de 2014

Capitulo: 13

:(

No podía soportar estar con Lali un minuto más. Su sola presencia había enviado diminutas grietas por mi muro cuidadosamente construido de emociones. Ella estaba llegando a mi tan rápido y tan pronto.

Ninguna mujer, excepto mi madre, había visto alguna vez a través de mi yo real, y no estaba cerca de dejar a Lali entrar.
Así que bajé hecho una furia los escalones del autobús y comencé a caminar rápido por el estacionamiento.
―¿Peter? ―llamó Nico.
―Debe haberse enojado o algo así ―contestó Vico.
Ignorándolos, abrí de un tirón la puerta del restaurante y estiré el cuello en busca del baño. Una vez adentro, salpiqué agua en mi cara e intenté encontrar mis rumbos. Una imagen destelló ante mis ojos, una que tenía casi idéntica pureza como la de Lali. Su nombre era Stephanie, y ella había sido mi primer y único amor.
Tenía  dieciocho  cuando  la  conocí,  ella  era  aprendiz  de  mi  madre  en  el estudio  de  danza.  Salimos  por  dos  años  antes  que  yo  tomara  la  decisión  de abandonar el colegio e ir por la carretera con los chicos. Cuando no pude darle la dedicación que ella necesitaba, simplemente rompió conmigo, desgarró mi corazón en pedazos.
Por  supuesto,  las  canciones  que  escribí  desde  esa  experiencia  infernal impulsaron a Runaway Train al estrellato. No me había sincerado con otra chica desde  entonces,  y  seguro  como  el  infierno  que  no podía ahora con todo en mi mundo dando vueltas sin control. No podía dejar que los sentimientos que estaba experimentando por Lali se apoderaran del control.
Después de recuperarme lo mejor que pude, dejé el baño y me dirigí por el buffet de desayuno. Llenando mi plato hasta el borde, luego me di vuelta y fui a buscar  algún  lugar  para  sentarme.  Ante  la  vista  de  Lali  sentada  con  los  otros chicos, rápidamente esquivé su mesa para sentarme haciendo, con Frank y algunos de los roadies.
Por el rabillo del ojo, vi la expresión de duda curiosa de Lali volverse casi herida. Su  reacción  me  causó  pinchar  mi  tostada  francesa  con  un  poco  más  de determinación que la que yo debería tener.
Sí, era un bastardo al ignorarla después de todo lo que habíamos pasado la noche  anterior  y  esta  mañana.  Pero  no  podía  seguir  sincerándome  con  ella  y sintiendo  lo  que  sentía.  Tenía  jodidamente  escrito  choque  de  trenes  por  todos lados. 
―¿Estás bien hoy? ―preguntó Frank.
―Bien ―murmuré a través de mi tocino.
―Peter…
―No quiero hablar de eso, ¿de acuerdo?
―De acuerdo, hijo. ―Después de tomar un meditabundo sorbo de su café, inhaló una respiración irregular―. Solo  para que sepas, tu mamá me llamó esta mañana.
Me ahogué con mi jugo de naranja. Después de sucumbir a un ataque de tos, cuestioné: ―¿Lo hizo?
Frank asintió. 
―Sabe que Sally te llamó, y quería que le asegurase que me mantendré vigilándote. Teme que serás… destructivo. 
La agonizante idea de mi mamá muriendo una vez más se deslizó por mi alma, y luché por respirar. Las náuseas colisionaban sobre mí, y temí que estuviera a punto de vomitar mi desayuno. Sabía que tenía que hablar con ella de nuevo. Así que me  tambaleé fuera de  mi silla  y salí corriendo  del  restaurante. Cuando ella contestó el teléfono, exigí: ―¿Por qué? 
Mamá suspiró. 
―Pensé que era para mejor.
―¿Pensaste que no decirle a tu único hijo que te estás muriendo es para mejor? ¿Sabes cuán enfermo y retorcido es esto?
―No quería disgustarte quedando solo unas semanas en tu gira.
Un gruñido frustrado vino desde abajo en mi garganta. 
―¿Por una vez, dejarás de ponerme a mí y a todos los demás primero? Este es el momento para ser malditamente egoísta. Quiero decir, estás… ―Cerrando los ojos, todavía no podía recomponerme de decir las palabras de nuevo.
―Cariño, habrá suficiente tiempo para que nosotros digamos nuestro adiós cuando salgas de la carretera.
―Que se joda eso. Estoy volviendo a casa ahora.
―No, Pedro, no estás volviendo
―Mira, los chicos  están todos  de acuerdo.  Demonios,  Vico incluso está preparado  para  usar  el  poco  conocimiento  que  tuvo  en la  escuela  de  leyes  para enfrentarse cara a cara con los ejecutivos si nos dan alguna mierda al respecto.
―Todavía soy tu madre, y digo no.
Un sollozo atormentado se ahogó en mi garganta. Agarré el teléfono más apretado contra la oreja mientras intentaba contener las emociones y la cordura en control. 
―Pero  no  tenemos  tanto  tiempo  juntos.  ¿Cómo  puedes  ser  tan jodidamente cruel y negarme un momento contigo?
―¡Pedro, tu vocabulario es absolutamente atroz! ―me regañó.
―¡Basta!  No  quiero  escuchar  sobre  lo  mal  que  lo  estoy  haciendo,  ¿de acuerdo? ―Mira,  hay  tiempos  difíciles  para  todos,  cariño.  Hay  un  montón  de personas que trabajan  para ti y dependen  de ti y también lo hacen sus familias.―Cuando comenzaba a protestar, suspiró―. Soy un desastre ahora mismo, cariño, ambos, emocional y físicamente. No quiero que me veas de este modo. Antes de que supiera con seguridad si era terminal, comencé a tratarme otra vez solo por las dudas. Me destrozó. Así que dame unas semanas, ¿está bien? ―Ante su sorbido, rompí a llorar―. Cariño, quiero más que nada tener un mes o dos solo para ser tu madre y cuidarte antes de que tengas que cuidar de mí.
Las lágrimas chorreaban por mis mejillas cuando pensaba sobre todo lo que ella estaba pasando para tener tiempo de ser una mamá para mí. 
―¿Por qué tienes que ser así?
Se rio por lo bajo. 
―Peter, es esta terquedad que ambos compartimos, ¿recuerdas?
―Te amo… Dios, en verdad te amo ―lloriqueé.
―Lo sé, bebé. Tan alto como el cielo, ¿recuerdas?
Yo estaba llorando tan fuerte que no podía responder. A pesar de que ella no podía verme, asentí con la cabeza en reconocimiento de la frase que me había enseñado cuando era un niño.
¿Sabes cuánto te amo, Juan Pedro?
¡Tan alto como el cielo, mamá!
Eso es cierto, dulce niño.
―Juan Pedro ―comenzó mi madre en la voz suave y baja que solía usar desde que yo era un niño―. Sé que es difícil, pero intenta poner todo esto detrás de ti.Concéntrate en tu música. Encuentra un escape en ella, y por las siguientes tres semanas, dale a tu público el mejor espectáculo que puedes posiblemente hacer. Y cada  noche  que  lo  hagas  puedes  estar  seguro  de  que  me  estás  haciendo  sentir orgullosa de tu fuerza y coraje.
Con  las  palmas  de  las  manos,  intenté  limpiar  el  rastro  de  lágrimas,  el desastre lleno-de-mocos en que se había convertido mi rostro.
―Está bien, lo intentaré.
―Ese es mi chico. Te llamaré todos los días.
―Mejor lo haces.
―Lo haré. Te amo, cariño.
―También te amo.
Y con eso se había ido. Agachándome, coloqué las palmas en mis rodillas.
Mi cuerpo subía y bajaba y se sacudía mientras intentaba reanimarme a mí mismo.
―¿Peter?

Cerré fuertemente los ojos, deseaba que ella se alejara. No podía tratar con ella y punto, especialmente no de este modo.
 ―No ahora ―murmuré
Serpenteó los brazos alrededor de mi cintura. 
―Bebé, ¿qué está mal? ―canturreó Paula en mi oído.
―Mierda que posiblemente no entenderás. Además, acabo de decirte que no quiero jodidamente hablar de ello, ¿bien?
Alejándose de mí, Paula metió los dedos debajo de mi barbilla y me obligó a mirarla. 
―Oh, Peter, luces como el infierno.
―Gracias ―gruñí.
―Siento no poder hacerlo ayer. Confía en mí, si vas a ponerte así cuando me vaya, solo abandonaré mi trabajo ―bromeó.
―Apenas trabajas tal como es ahora. Es un milagro que no te despidan con lo mucho que pides que te releven.
Se rio. 
―Esa es la ventaja de trabajar para el servicio de remolques de tu abuelo. Es difícil despedir a la familia.
―Lo que sea.
―Además,  le  gusta  poder  decirle  a  todos  que  estoy  interrumpiendo  el trabajo para pasar tiempo con Peter Lanzani de Runaway Train.
Luché contra el impulso de decirle que su abuelo era muy superficial al disfrutar el hecho de que ella no era más que una groupie, uniéndose conmigo en diferentes paradas de la gira. 
La  lengua  de  Paula  pasó  por  el  lóbulo  de  mi  oreja,  causándome  un estremecimiento. 
―Podría trabajar en ti a tiempo-completo. Porque confía en mí bebé, es aguafiestas tener un trabajo real que me mantiene lejos de ti y de esa  fantástica polla tuya  ―dijo  arrastrando  las  palabras.  La  lujuria  en  su  voz  provocó  que  mi traidora polla diera un tirón.
―¿Eso es cierto?
―Mmm-hmm.  ―Una  sonrisa  como-la-de-un-gato  se  curvó  en  sus labios―. ¿Me extrañaste?
La verdad era que no la había extrañado. Seguro, extrañé el sexo, pero allí nunca,  jamás  habría  algo  más  fuerte  entre  Paula  y  yo.  Pero  desesperadamente necesitaba un escape emocional justo ahora, y lo único que podía pensar era follar mis problemas fuera de mi mente. 
―Sí, lo hice.
―Hmm, ¿quieres mostrarme cuánto cuando regresemos al autobús?
―Seh, pero primero necesito conseguir joder bien.
Se rio entre dientes. 
―Son casi las diez en punto, Peter.
―No me importa una mierda. Ve a decirle a tu padre que quiero su petaca, la que tiene las cosas buenas adentro.
―Esta biiiiien, si dices eso. ―Pasó las manos arriba por mi pecho―. Solo no te pongas tan colocado donde no puedes hacerme gritar al menos tres veces.
Forcé una sonrisa en mis labios. 
―Ahora ¿por qué querría hacer eso?
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:(  todas queriamos pero peter askajskjaska 
no lo odien tanto ni lo puteen mucho dejen insultos para despues  D;

no hay problem Yeni

4 comentarios:

  1. Peter se metiò en un gran lui
    MAaaaasssss

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  2. Holaa volvi estuve perdida un tiempo jajajaja oye odio a paula FUE INSTANTANEO ajajjaja ya vi la foto y fue rechazo ajajajajajjaa oye gracias por apsarte :D

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  3. Yo creo que esto hara sufrir a Lali :( no me gusta nada -.- PARA NADA jajajaja no la hagas sufrir :P oye ya subi mas en los dos blogs, estoy corta de tiempo xq es muy tarde aqui nos vemoos
    http://casijuegosca.blogspot.com.ar/
    http://amorencopos.blogspot.com.ar/

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