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jueves, 27 de febrero de 2014
capitulo:17
Lali
Dando vueltas por la ebria declaración de Peter sobre sus sentimientos, nunca anticipé ser empapada en vómito. Me quedé de pie, congelada por el horror mientras Peter tenía arcadas otra vez. Alejé mis manos de sus hombros y contuve mis arcadas.
Peter alzó sus brillantes ojos hacia los míos. Dolor unido con vergüenza nadó en ellos antes de que se pusieran en blanco, y él comenzara a desmayarse.
—¡Hijo de puta! —gruñó Poli mientras agarraba la débil forma de Peter.
—Él está inconsciente —reportó Vico.
—Ugh, voto por que lancemos su apestoso trasero en la habitación y lo dejemos dormir —sugirió Poli.
—Suena bien para mí. —Vico ayudó a Poli a arrastrar a Peter de regreso a la habitación. Cuando terminaron, cerraron la puerta.
—Lo siento tanto, Lali —se disculpó Nico. Empezó a dar un paso hacia mí, pero luego arrugo la nariz y retrocedió.
—Sí, lo capto. Apesto. —Mientras iba hacia la ducha, los chicos me pasaron dirigiéndose hacia la salida del autobús.
—Oigan, esperen un minuto. —Ellos se detuvieron y dieron la vuelta. Miré a la habitación y luego a ellos—. ¿Quieren decir que van a dejarme sola con Peter?
—No, puedes venir con nosotros. Tenemos un lugar extra en nuestra mesa VIP ya que Peter no va —ofreció Poli. Él me dio un ligero guiño antes de agregar—: Y te compraré toda la Coca Zero que puedas tomar si prometes bailar una o dos veces conmigo.
Reí.
—Eso es muy tentador, pero creo que mejor me quedo aquí. Ya saben, para poder estudiar un poco o limpiar este chiquero. —Miré abajo hacia mi ropa manchada de vómito—. Además, ustedes van a necesitar irse ya, y no tienen tiempo para esperar a que me aseé.
Nico sonrió.
—Esperaremos a que te cambies, Lali.
—¡Aw, eso es muy dulce. ¡Ven aquí y dame un abrazo! —ofrecí con una sonrisa burlona.
Alzando sus manos arriba con una mueca de rendición, Nico respondió:
—Tendré que rechazar la oferta.
—Me lo supuse. No, ustedes necesitan irse para mantener su reservación.
—¿Estás segura? —preguntó Vico antes de meterse en el baño para revisar su apariencia una última vez.
—Sí, estoy segura. —Lancé otra mirada preocupada a la habitación—. ¿Y ustedes están seguros que Peter estará bien?
—¿Querrás decir si tú estarás bien con Peter? —preguntó Poli con una sonrisa.
—No, eso no es lo que quise decir.
Vico se rio mientras caminaba fuera del baño.
—Estará bien, Lali. Él estará inconsciente por horas. Y apuesto a que cuando despierte, estará con mucha resaca para intentar algo. Tú virtud está a salvo.
Resoplé cuando me guiñó.
—¡Bien. Vayan y diviértanse. ¡Yo estaré aquí cuidando del cretino borracho y cachondo!
Los chicos rugieron con risas mientras salían del autobús y se dirigían a la camioneta esperando.
—Hombres —murmuré mientras iba hasta mi maleta y agarraba una muda de ropa limpia. Cuando entré al baño, trabé rápidamente la puerta. No le quería dar a Peter la oportunidad de espiarme.
Bajo el agua caliente, mi mente flotó de regreso a lo que Peter había dicho antes de desmayarse. No pude evitar el rubor de vergüenza subiendo por mi cuerpo por lo que había mencionado sobre nosotros teniendo sexo. Al mismo tiempo, un dolor quemó su camino a través de mí al pensar en lo que había sugerido, y por primera vez, sentí verdadero deseo y anhelo por un chico. No era como nada que hubiera experimentado con alguien que me hubiera gustara, o con quien hubiera saliera. Incluso aunque no estaba enamorada de Peter, lo deseaba. Mucho.
—¡¿QUÉ?! ¡Has perdido la cabeza! —grité a las paredes de la ducha mientras frotaba los dedos en mi cabello. Luego sacudí mi cabeza frenéticamente adelante y atrás. ¿Qué me estaba pasando? No, no, no. No podía pensar en Peter de esa forma. Él era un promiscuo que solo usaba a las mujeres. Él jamás, podría amarme o darme lo que quería en la vida… ¿O sí?
Pero luego mi mente giró a mi anterior conversación con Frank y a lo que Peter había admitido después de todas las cosas atrevidas. Él quería que una chica como yo realmente lo quisiera por él. No era la primera vez que hacía esa declaración. La hizo antes, cuando lo estaba consolando. En el fondo, ¿podía Peter querer una relación y algo más con una chica… conmigo?
—¡Ugh! —gruñí mientras terminaba de lavar mi cabello. Había declarado que quería ganar algún tipo de experiencia de toda la situación, y desafortunadamente, estaba consiguiendo más de lo que había negociado. Había estado en el autobús casi treinta y seis horas, y mi vida ya había sido puesta completamente de cabeza.
Mientras cerraba el agua y salía de la ducha, temblé ante el pensamiento de lo que el resto de la semana podía traer. Tratando de apagar los salvajes y locos pensamientos rondando por mi cabeza, trabajé en secar mi cabello. Me rocié de loción hasta asegurarme que no hubiera ningún olor restante de vómito.
Ya que todavía no había ido de compras y mis pantalones de yoga y única camiseta estaban manchados de vómito, me deslicé en una camiseta de tirantes y un par de pantalones cortos. Después de destrabar la puerta, presioné mi oreja al marco, intentando escuchar a Peter roncando. Puse los ojos en blanco cuando me di cuenta cuan estúpida debía lucir. No sabía porque estaba tan paranoica. No es como si Peter fuera a intentar algo. Creo que tenía más miedo de no querer detenerlo, en lugar de no ser capaz de hacerlo.
Con un profundo respiro, salí del baño. Peter no estaba en ningún lugar a la vista, y solo podía imaginar que estaba muerto para el mundo en la habitación.
Llevando las manos a mis caderas consideré qué hacer con mi noche. Estudiar y no atrasarme mientras estaba de gira se encontraba en la cima de mi lista de prioridades, así que busqué mis libros en el bolso. Pero antes de sentarme, estudié el interior del autobús y arrugué la nariz. Estos chicos eran igual de malos que mis hermanos siendo haraganes. Tiré de mi cabello en un cola de caballo, supuse que no había forma de que pudiera concentrarme en estudiar rodeada por toda la suciedad.
Inclinándome, agarré un par de guantes de goma, limpiador, y esponjas debajo del lavabo. Mientras empezaba a limpiar las encimeras, me di cuenta que todo estaba muy quieto. Fui hacia el estéreo y empecé a revisar la colección de CDs de Poli. Cuando encontré los grandes éxitos de Michael Jackson, me detuve.
—Oh, sí, un poco de la vieja escuela de MJ estará bien.
La melodía de apertura sintetizada de los 80’s de Beat It sonaba por los altavoces. Asintiendo con mi cabeza, empecé a cantar junto con la canción, usandomi esponja como un micrófono improvisado. Mientras limpiaba la mesa y sillas, empecé a mover y sacudir mi trasero alrededor del autobús. No había nada como limpiar con buena música, y se podía decir que estaba un poco obsesionada con Michael Jackson.
Estaba tocando la guitarra en el aire con el solo de Van Halen cuando una mano sobre mi hombro causó que gritara. Me giré, dejando caer la esponja y el limpiador. Cayeron ruidosamente sobre el suelo.
Peter me dio una sonrisa burlona.
—Lindos movimientos, Ángel, ¿pero podrías bajarle el volumen a eso?
Sentí mis mejillas arder.
—Oh, sí, lo siento —murmuré, apresurándome a apagar el estéreo.
Mientras trataba de calmar mi errática respiración, el silencio hizo eco a través del autobús mientras Peter y yo nos quedábamos mirándonos el uno al otro.
—¿Uhm, cómo te sientes?
Él hizo una mueca mientras rascaba su cabeza.
—¿Tú que crees? Desperté en el infierno con Michael Jackson golpeando en mis oídos. —Cuando me reí, él agregó—: Sin mencionar, que vine aquí para gritarle a los chicos solo para verte en ese atuendo —Él hizo señas a mi camiseta de tirantes y pantalones cortos—, sacudiendo tu trasero. —Alzo una de sus cejas—. Eso está totalmente fuera los parámetros de nuestra apuesta, Ángel.
Colocando una mano sobre mis caderas, le espeté:
—Lo siento, pero tengo que escuchar música mientras estoy limpiando, y en cuanto a la ropa, bueno, tú vomitaste sobre mi último atuendo poco provocativo.
—Oh, Cristo —murmuró. Fue como si el recuerdo de todo de lo que había ocurrido lo hubiera golpeado, y él tembló, cayendo de espalda contra la encimera.
Sus cansados ojos encontraron los míos. Pasó sus manos sobre su rostro y arrugó las cejas ante la sensación de la crujiente mancha de vómito—. Estaba tan jodido antes.
—Está bien. Siéntate. —Mi instinto comprensivo corrió a toda máquina mientras lo empujaba sobre una de las sillas. Después de que saqué un paño limpio de los cajones, lo puse bajo el agua caliente tratando de no dejar mi mente vagar de cuál parte de nuestra anterior conversación él estaba más arrepentido: si el querer acostarse conmigo o querer que él me gustara.
En cambio, mojé el trapo y luego se lo extendí a Peter.
—Uhm, ¿te importaría hacerlo por mí ya que no tengo un espejo? —Cuando le di una mirada escéptica, él se rio—: Esto no es para aprovecharme, Ángel. —Extendió su mano para mostrarme el ligero temblor—. No estoy seguro de confiar en mí para caminar hacia el baño.
—Bueno —murmuré. Con largos toques, empecé a limpiar su rostro.
Él cerró sus ojos y suspiró.
—Diablos, eso se siente bien. —Ladeé su cabeza hacia atrás y limpié su barbilla. Entrecerrando un ojo hacia mí, preguntó: —¿Por qué siempre me estás cuidando?
—Siempre eres un desastre —argumenté.
—Lo sé —murmuró él. La tristeza pasó a través de su rostro—. Creo que eres una masoquista.
—¿Eh?
—Ya sabes, alguien a quien le gusta el dolor.
—¿Y por qué dices eso?
—Porque incluso aunque actúe como un cretino, eres amable conmigo y quieres ayudarme.
—No siempre eres… —Arrugué mi nariz antes de replicar—: Un cretino.
Peter me dio una sonrisa a medias
—La mayor parte del tiempo lo soy. Especialmente contigo. Y lo siento por ello. De verdad lo hago.
Me quedé inmóvil a medio camino de su barbilla por su disculpa, definitivamente no era lo que esperada que dijera, y cuando busqué sus ojos, vi sinceridad en ellos.
—Gracias. Lo aprecio.
El silencio hizo eco alrededor de nosotros hasta que Peter aclaró su garganta.
—Después de todo, ¿de verdad no piensas que soy un idiota?
Me reí.
—Bueno, no todo el tiempo. Fuiste uno gigante esta tarde. —Ante su mueca, agregué—: Pero también me diste pequeños indicios del hombre que eres en el fondo. También tienes tus buenas cualidades. —Lo dejé para ir a enjuagar el paño otra vez—. Y no sé sobre eso de ser una masoquista. Pero sí sé sobre tratar de ser la buena persona que mis padres criaron.
La diversión reemplazó la angustia en sus ojos.
—Ah, sí, la chica buena con un corazón de oro, pero también con la boca de un marinero.
No pude evitar reír ante la descripción.
—Sip, eso es bastante cierto. Pero oye, no bebo ni ando acostándome con cualquiera. Debería ser capaz de tener un vicio, así que supongo que una boca sucia será. —Tracé el paño por su pecho, limpiando el vómito de los intrincados tatuajes pintando su piel—. Tantos tatuajes —murmuré.
—¿No te gustan?
—No, me gustan. Mis hermanos tienen algunos. De hecho, estaba pensando en conseguir uno.
Peter se rio a carcajadas.
—No puedes estar hablando en serio.
—Bueno, lo estoy —resoplé, golpeando su brazo con el paño.
—Oh, Ángel, me encantaría ver eso.
—Bueno. Quizás me puedas llevar a conseguirlo
Un malicioso brillo parpadeó en sus ojos azules.
—¿Estás a punto de hacer otra apuesta conmigo?
—Quizás.
Él sacudió la cabeza lentamente.
—No lo creo, nena. Si regresas a tus hermanos con tatuajes, ellos patearán mi trasero.
Puse mis ojos en blanco.
—Deja a mis hermanos fuera de esto.
Peter alzó sus manos en señal de rendición.
—Bien, de acuerdo. Te llevaré a que te hagan un tatuaje.
Mis ojos se ampliaron.
—¿En serio? —chillé.
Él hizo una mueca y cubrió sus orejas.
—Jesús, tranquila con los gritos. —Cuando miré hacia él, sonrió—. Sí, realmente lo haré. Mi amigo Adam, es el único al que le confiaría tu delicada piel. Pero mejor no te acobardes conmigo.
Sabía que esperaba una reacción de mí por haber usado una palabra que odiaba. Pero mantuve mi comportamiento en calma.
—Estupendo. —Luego regresé mi atención a limpiarlo. Cuando rocé la pretina de sus pantalones, él agarró mi mano.
—Puedo encargarme desde aquí. —Él me guiñó un ojo—. Te estás acercando mucho para mi comodidad, Ángel.
—Oh, uhm, lo siento —respondí. Tratando de esconder mi vergüenza, me giré para ir de regreso a la cocina. Mientras intentaba ocuparme arreglando los platos limpios, Peter se levantó de la silla.
—Probablemente debería ir a tomar una ducha rápida.
—De acuerdo
Mientras me entregaba el trapo, una mirada avergonzada vino a su rostro.
—¿Cuando salga, crees que puedes hacerme ese chili que le hiciste a los chicos?
—¿Estás seguro de que tu estómago puede manejarlo?
—Oh, sí, una vez que lo vomito todo, normalmente estoy listo y hambriento unas horas más tarde.
—Puaj—murmuré.
Él sonrió.
—Lo siento, pero esa es la verdad.
—Bien. Ve a bañarte y te prepararé algo de cenar.
—Gracias, Ángel —contestó antes de tirarme hacia él en un casto abrazo.
Cuando besó la corona de mi cabeza, traté de no estremecerme con la hormigueante sensación que envió corriendo por todas las partes de mi cuerpo. Mi boca colgó abierta de la sorpresa mientras él caminaba en silencio al baño y cerró la puerta.
—Las maravillas nunca cesan —murmuré y luego me ocupé en calentar algo de cenar para Peter.
Ante el sonido de la puerta del baño abriéndose, me di vuelta. Peter estaba parado con solo una diminuta toalla envuelta alrededor de su cintura mientras el agua goteaba de su cuerpo. Echó un vistazo a su falta de atuendo.
—Lo lamento. Mi cerebro alcohólico olvidó traer mi ropa conmigo.
—Uhm, no, está bien. Solo estoy calentando el chili para ti. Estará listo para cuando te vistas.
—Genial.
A pesar que no debería hacerlo, me quedé mirándolo mientras caminaba por el pasillo hacia la habitación. El aleteo de mi corazón y la agitación de mi estómago me hicieron comprender que estaba en serios problemas.
Volví mi atención de vuelta a poner la mesa para Peter. El apareció unos pocos minutos más tarde con una camiseta que era completamente muy pequeña para él, porque destacaba cada musculo ondulante que tenía, y un par de bóxers andrajosos.
Congelada, me quedé mirándolo como si fuera una visión o algo así. Su cabello aún estaba húmedo y unas gotitas brillaban en su rostro. Cuando me atrapó mirándolo, el calor quemó en mis mejillas.
—¿Estabas comiéndome con los ojos, Ángel?
—No, no lo estaba.
Él se rio por lo bajo.
—Creo que lo estabas.
Me giré alrededor y puse mis manos en mis caderas.
—Bien, estaba comiéndote con los ojos. ¿Estás feliz ahora?
—En realidad, lo estoy. Me gusta cuando me miras como si me desearas. Como si pensaras que soy… guapo.
Mis cejas se levantaron en sorpresa.
—¿Guapo? Eso no suena como la manera en que te describirías a ti mismo.
Con una sonrisa amplia, él preguntó:
—¿Y cómo me describiría a mí mismo?
—Mmm, ¿sexy, ardiente como el infierno y fundidor de bragas? —lo desafié mientras le entregaba una Coca.
—Sí, tienes razón. Esos realmente me describen mejor.
Puse un vaso con agua en la mesa.
—Asegúrate de beberte todo esto y la Coca. Probablemente estés deshidratado.
—Sí, Dra. Esposito —contestó, la diversión centellando en sus ojos.
—La enfermera en mí te diría que no comas nada, mucho menos chili.
—Confía en mí, conozco mi cuerpo, Ángel.
—Lo que sea.
Después de tomar una gran cucharada de chili, cerró sus ojos y gimió en apreciación.
—Maldición, esto está realmente bueno.
—Gracias.
—¿Así que también puedes cocinar?
—Un poco. Mi abuela es una texana acérrima, y esta es su receta secreta.
—Es jodidamente increíble.
Sonreí abiertamente.
—Me aseguraré de decirle exactamente eso.
Él resopló.
—Sí, claro. A pesar de que tienes una boca sucia, no puedo verte soltando la bomba-J frente a tu abuela.
—Cierto, muy cierto.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos mientras él devoraba el chili como si no hubiera comido en días. Quizás no podía ver cómo iba a mantenerlo todo o cuán enfermo estaría mañana, pero mantuve la boca cerrada.
Finalmente, Peter me echó un vistazo.
—Lali, necesitamos hablar de lo de antes.
—¿Necesitamos? —pregunté, jugando con un deshilachada cuerda de la manteleta.
Él meció su cabeza.
—Sé que estaba totalmente jodido esta tarde y no recuerdo todo lo que te dije —Él hizo una mueca como si estuviera adolorido—. Tengo una muy buena idea de que fui un irrespetuoso cretino contigo acerca de Paula. No debería haberla traído nunca al autobús contigo aquí. Lo siento.
Creo que mi boca cayó muy abierta golpeándose contra la mesa por él dándome una vez más una sincera disculpa. Justo cuando pensé que no podía tener ninguna sorpresa más, él continuó:
—Tú no has sido nada más que bondadosa y compasiva conmigo aun cuando no lo merecía. Y créeme cuando digo que real y verdaderamente, lo siento.
—Gracias, lo aprecio.
—¿Entonces estamos bien? ¿Ningún resentimiento ni nada?
Me reí.
—¿Crees en un perdón instantáneo y sin rencores, eh?
—No exactamente, pero espero que no mantengas lo que pasó contra mí por mucho tiempo.
—Voy a intentarlo, ¿de acuerdo? Quiero decir, no puedes actuar de la forma en que lo hiciste conmigo y exigirme que caiga en tus brazos abiertos.
Sus cejas se fruncieron.
—¿No puedo?
—Uhm, no, eso no funciona conmigo. Quizás con tu harem de admiradoras lo haga, pero yo soy diferente.
—Puedes decir eso otra vez —murmuró él. Mientras su cuchara raspaba el fondo de su tazón, me levanté para conseguirle más—. No, estoy bien.
—¿Estás seguro?
Él sonrió.
—No quiero excederme.
—Pensaría que aun dos cucharadas era excederse, pero no conozco tu cuerpo, ¿cierto?
Cuando sus ojos se abrieron ligeramente con sorpresa, supe que había hecho un error al mencionar inocentemente su cuerpo.
—Escucha, necesito preguntarte algo más acerca de antes. —Mi respiración se cortó ante la idea de volver a recordar, incluso remotamente, lo que sucedió más temprano—. ¿Te dije algo embarazoso antes de que vomitara y me desmayara?
—Peter…
Sus ojos azules ardieron con emoción cuando finalmente encontró mi mirada.
—Recuerdo algo de ello. Sé que dije que quería follarte, pero, ¿no dije nada más? ¿Algo más… amable, espero?
—Sí —susurré.
—¿Qué fue? —incitó.
De alguna manera recordé literalmente todo lo que me había dicho, así que lo repetí. Los ojos de Peter se ensancharon y aspiró una respiración aguda.
—Pero no te preocupes por la parte de desear que alguien como yo ame a alguien como tú. Quiero decir, sé que estabas borracho —agregué rápidamente.
Salí de mi asiento como un muñeco de una caja de sorpresas y agarré su tazón. Después de apresurarme a la cocina, lo puse en el fregadero y abrí el grifo.
Jadeé cuando el cuerpo de Peter se presionó en mi espalda.
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Maaaasssssssd..... por favor quiero saber Como sigue todo esto
ResponderEliminarMás más más muuuucha más nove por faaaaaaa me encanta...... Amo a peter borracho Jaja quiero q se enamoren
ResponderEliminarBesos Ale
Naty
Ayy lloro uy muerooo
ResponderEliminarMaass!!!
Quiero saber la reacción de Lali coloca otro más
ResponderEliminarMassssss
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