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jueves, 27 de febrero de 2014
capitulo:17
Lali
Dando vueltas por la ebria declaración de Peter sobre sus sentimientos, nunca anticipé ser empapada en vómito. Me quedé de pie, congelada por el horror mientras Peter tenía arcadas otra vez. Alejé mis manos de sus hombros y contuve mis arcadas.
Peter alzó sus brillantes ojos hacia los míos. Dolor unido con vergüenza nadó en ellos antes de que se pusieran en blanco, y él comenzara a desmayarse.
—¡Hijo de puta! —gruñó Poli mientras agarraba la débil forma de Peter.
—Él está inconsciente —reportó Vico.
—Ugh, voto por que lancemos su apestoso trasero en la habitación y lo dejemos dormir —sugirió Poli.
—Suena bien para mí. —Vico ayudó a Poli a arrastrar a Peter de regreso a la habitación. Cuando terminaron, cerraron la puerta.
—Lo siento tanto, Lali —se disculpó Nico. Empezó a dar un paso hacia mí, pero luego arrugo la nariz y retrocedió.
—Sí, lo capto. Apesto. —Mientras iba hacia la ducha, los chicos me pasaron dirigiéndose hacia la salida del autobús.
—Oigan, esperen un minuto. —Ellos se detuvieron y dieron la vuelta. Miré a la habitación y luego a ellos—. ¿Quieren decir que van a dejarme sola con Peter?
—No, puedes venir con nosotros. Tenemos un lugar extra en nuestra mesa VIP ya que Peter no va —ofreció Poli. Él me dio un ligero guiño antes de agregar—: Y te compraré toda la Coca Zero que puedas tomar si prometes bailar una o dos veces conmigo.
Reí.
—Eso es muy tentador, pero creo que mejor me quedo aquí. Ya saben, para poder estudiar un poco o limpiar este chiquero. —Miré abajo hacia mi ropa manchada de vómito—. Además, ustedes van a necesitar irse ya, y no tienen tiempo para esperar a que me aseé.
Nico sonrió.
—Esperaremos a que te cambies, Lali.
—¡Aw, eso es muy dulce. ¡Ven aquí y dame un abrazo! —ofrecí con una sonrisa burlona.
Alzando sus manos arriba con una mueca de rendición, Nico respondió:
—Tendré que rechazar la oferta.
—Me lo supuse. No, ustedes necesitan irse para mantener su reservación.
—¿Estás segura? —preguntó Vico antes de meterse en el baño para revisar su apariencia una última vez.
—Sí, estoy segura. —Lancé otra mirada preocupada a la habitación—. ¿Y ustedes están seguros que Peter estará bien?
—¿Querrás decir si tú estarás bien con Peter? —preguntó Poli con una sonrisa.
—No, eso no es lo que quise decir.
Vico se rio mientras caminaba fuera del baño.
—Estará bien, Lali. Él estará inconsciente por horas. Y apuesto a que cuando despierte, estará con mucha resaca para intentar algo. Tú virtud está a salvo.
Resoplé cuando me guiñó.
—¡Bien. Vayan y diviértanse. ¡Yo estaré aquí cuidando del cretino borracho y cachondo!
Los chicos rugieron con risas mientras salían del autobús y se dirigían a la camioneta esperando.
—Hombres —murmuré mientras iba hasta mi maleta y agarraba una muda de ropa limpia. Cuando entré al baño, trabé rápidamente la puerta. No le quería dar a Peter la oportunidad de espiarme.
Bajo el agua caliente, mi mente flotó de regreso a lo que Peter había dicho antes de desmayarse. No pude evitar el rubor de vergüenza subiendo por mi cuerpo por lo que había mencionado sobre nosotros teniendo sexo. Al mismo tiempo, un dolor quemó su camino a través de mí al pensar en lo que había sugerido, y por primera vez, sentí verdadero deseo y anhelo por un chico. No era como nada que hubiera experimentado con alguien que me hubiera gustara, o con quien hubiera saliera. Incluso aunque no estaba enamorada de Peter, lo deseaba. Mucho.
—¡¿QUÉ?! ¡Has perdido la cabeza! —grité a las paredes de la ducha mientras frotaba los dedos en mi cabello. Luego sacudí mi cabeza frenéticamente adelante y atrás. ¿Qué me estaba pasando? No, no, no. No podía pensar en Peter de esa forma. Él era un promiscuo que solo usaba a las mujeres. Él jamás, podría amarme o darme lo que quería en la vida… ¿O sí?
Pero luego mi mente giró a mi anterior conversación con Frank y a lo que Peter había admitido después de todas las cosas atrevidas. Él quería que una chica como yo realmente lo quisiera por él. No era la primera vez que hacía esa declaración. La hizo antes, cuando lo estaba consolando. En el fondo, ¿podía Peter querer una relación y algo más con una chica… conmigo?
—¡Ugh! —gruñí mientras terminaba de lavar mi cabello. Había declarado que quería ganar algún tipo de experiencia de toda la situación, y desafortunadamente, estaba consiguiendo más de lo que había negociado. Había estado en el autobús casi treinta y seis horas, y mi vida ya había sido puesta completamente de cabeza.
Mientras cerraba el agua y salía de la ducha, temblé ante el pensamiento de lo que el resto de la semana podía traer. Tratando de apagar los salvajes y locos pensamientos rondando por mi cabeza, trabajé en secar mi cabello. Me rocié de loción hasta asegurarme que no hubiera ningún olor restante de vómito.
Ya que todavía no había ido de compras y mis pantalones de yoga y única camiseta estaban manchados de vómito, me deslicé en una camiseta de tirantes y un par de pantalones cortos. Después de destrabar la puerta, presioné mi oreja al marco, intentando escuchar a Peter roncando. Puse los ojos en blanco cuando me di cuenta cuan estúpida debía lucir. No sabía porque estaba tan paranoica. No es como si Peter fuera a intentar algo. Creo que tenía más miedo de no querer detenerlo, en lugar de no ser capaz de hacerlo.
Con un profundo respiro, salí del baño. Peter no estaba en ningún lugar a la vista, y solo podía imaginar que estaba muerto para el mundo en la habitación.
Llevando las manos a mis caderas consideré qué hacer con mi noche. Estudiar y no atrasarme mientras estaba de gira se encontraba en la cima de mi lista de prioridades, así que busqué mis libros en el bolso. Pero antes de sentarme, estudié el interior del autobús y arrugué la nariz. Estos chicos eran igual de malos que mis hermanos siendo haraganes. Tiré de mi cabello en un cola de caballo, supuse que no había forma de que pudiera concentrarme en estudiar rodeada por toda la suciedad.
Inclinándome, agarré un par de guantes de goma, limpiador, y esponjas debajo del lavabo. Mientras empezaba a limpiar las encimeras, me di cuenta que todo estaba muy quieto. Fui hacia el estéreo y empecé a revisar la colección de CDs de Poli. Cuando encontré los grandes éxitos de Michael Jackson, me detuve.
—Oh, sí, un poco de la vieja escuela de MJ estará bien.
La melodía de apertura sintetizada de los 80’s de Beat It sonaba por los altavoces. Asintiendo con mi cabeza, empecé a cantar junto con la canción, usandomi esponja como un micrófono improvisado. Mientras limpiaba la mesa y sillas, empecé a mover y sacudir mi trasero alrededor del autobús. No había nada como limpiar con buena música, y se podía decir que estaba un poco obsesionada con Michael Jackson.
Estaba tocando la guitarra en el aire con el solo de Van Halen cuando una mano sobre mi hombro causó que gritara. Me giré, dejando caer la esponja y el limpiador. Cayeron ruidosamente sobre el suelo.
Peter me dio una sonrisa burlona.
—Lindos movimientos, Ángel, ¿pero podrías bajarle el volumen a eso?
Sentí mis mejillas arder.
—Oh, sí, lo siento —murmuré, apresurándome a apagar el estéreo.
Mientras trataba de calmar mi errática respiración, el silencio hizo eco a través del autobús mientras Peter y yo nos quedábamos mirándonos el uno al otro.
—¿Uhm, cómo te sientes?
Él hizo una mueca mientras rascaba su cabeza.
—¿Tú que crees? Desperté en el infierno con Michael Jackson golpeando en mis oídos. —Cuando me reí, él agregó—: Sin mencionar, que vine aquí para gritarle a los chicos solo para verte en ese atuendo —Él hizo señas a mi camiseta de tirantes y pantalones cortos—, sacudiendo tu trasero. —Alzo una de sus cejas—. Eso está totalmente fuera los parámetros de nuestra apuesta, Ángel.
Colocando una mano sobre mis caderas, le espeté:
—Lo siento, pero tengo que escuchar música mientras estoy limpiando, y en cuanto a la ropa, bueno, tú vomitaste sobre mi último atuendo poco provocativo.
—Oh, Cristo —murmuró. Fue como si el recuerdo de todo de lo que había ocurrido lo hubiera golpeado, y él tembló, cayendo de espalda contra la encimera.
Sus cansados ojos encontraron los míos. Pasó sus manos sobre su rostro y arrugó las cejas ante la sensación de la crujiente mancha de vómito—. Estaba tan jodido antes.
—Está bien. Siéntate. —Mi instinto comprensivo corrió a toda máquina mientras lo empujaba sobre una de las sillas. Después de que saqué un paño limpio de los cajones, lo puse bajo el agua caliente tratando de no dejar mi mente vagar de cuál parte de nuestra anterior conversación él estaba más arrepentido: si el querer acostarse conmigo o querer que él me gustara.
En cambio, mojé el trapo y luego se lo extendí a Peter.
—Uhm, ¿te importaría hacerlo por mí ya que no tengo un espejo? —Cuando le di una mirada escéptica, él se rio—: Esto no es para aprovecharme, Ángel. —Extendió su mano para mostrarme el ligero temblor—. No estoy seguro de confiar en mí para caminar hacia el baño.
—Bueno —murmuré. Con largos toques, empecé a limpiar su rostro.
Él cerró sus ojos y suspiró.
—Diablos, eso se siente bien. —Ladeé su cabeza hacia atrás y limpié su barbilla. Entrecerrando un ojo hacia mí, preguntó: —¿Por qué siempre me estás cuidando?
—Siempre eres un desastre —argumenté.
—Lo sé —murmuró él. La tristeza pasó a través de su rostro—. Creo que eres una masoquista.
—¿Eh?
—Ya sabes, alguien a quien le gusta el dolor.
—¿Y por qué dices eso?
—Porque incluso aunque actúe como un cretino, eres amable conmigo y quieres ayudarme.
—No siempre eres… —Arrugué mi nariz antes de replicar—: Un cretino.
Peter me dio una sonrisa a medias
—La mayor parte del tiempo lo soy. Especialmente contigo. Y lo siento por ello. De verdad lo hago.
Me quedé inmóvil a medio camino de su barbilla por su disculpa, definitivamente no era lo que esperada que dijera, y cuando busqué sus ojos, vi sinceridad en ellos.
—Gracias. Lo aprecio.
El silencio hizo eco alrededor de nosotros hasta que Peter aclaró su garganta.
—Después de todo, ¿de verdad no piensas que soy un idiota?
Me reí.
—Bueno, no todo el tiempo. Fuiste uno gigante esta tarde. —Ante su mueca, agregué—: Pero también me diste pequeños indicios del hombre que eres en el fondo. También tienes tus buenas cualidades. —Lo dejé para ir a enjuagar el paño otra vez—. Y no sé sobre eso de ser una masoquista. Pero sí sé sobre tratar de ser la buena persona que mis padres criaron.
La diversión reemplazó la angustia en sus ojos.
—Ah, sí, la chica buena con un corazón de oro, pero también con la boca de un marinero.
No pude evitar reír ante la descripción.
—Sip, eso es bastante cierto. Pero oye, no bebo ni ando acostándome con cualquiera. Debería ser capaz de tener un vicio, así que supongo que una boca sucia será. —Tracé el paño por su pecho, limpiando el vómito de los intrincados tatuajes pintando su piel—. Tantos tatuajes —murmuré.
—¿No te gustan?
—No, me gustan. Mis hermanos tienen algunos. De hecho, estaba pensando en conseguir uno.
Peter se rio a carcajadas.
—No puedes estar hablando en serio.
—Bueno, lo estoy —resoplé, golpeando su brazo con el paño.
—Oh, Ángel, me encantaría ver eso.
—Bueno. Quizás me puedas llevar a conseguirlo
Un malicioso brillo parpadeó en sus ojos azules.
—¿Estás a punto de hacer otra apuesta conmigo?
—Quizás.
Él sacudió la cabeza lentamente.
—No lo creo, nena. Si regresas a tus hermanos con tatuajes, ellos patearán mi trasero.
Puse mis ojos en blanco.
—Deja a mis hermanos fuera de esto.
Peter alzó sus manos en señal de rendición.
—Bien, de acuerdo. Te llevaré a que te hagan un tatuaje.
Mis ojos se ampliaron.
—¿En serio? —chillé.
Él hizo una mueca y cubrió sus orejas.
—Jesús, tranquila con los gritos. —Cuando miré hacia él, sonrió—. Sí, realmente lo haré. Mi amigo Adam, es el único al que le confiaría tu delicada piel. Pero mejor no te acobardes conmigo.
Sabía que esperaba una reacción de mí por haber usado una palabra que odiaba. Pero mantuve mi comportamiento en calma.
—Estupendo. —Luego regresé mi atención a limpiarlo. Cuando rocé la pretina de sus pantalones, él agarró mi mano.
—Puedo encargarme desde aquí. —Él me guiñó un ojo—. Te estás acercando mucho para mi comodidad, Ángel.
—Oh, uhm, lo siento —respondí. Tratando de esconder mi vergüenza, me giré para ir de regreso a la cocina. Mientras intentaba ocuparme arreglando los platos limpios, Peter se levantó de la silla.
—Probablemente debería ir a tomar una ducha rápida.
—De acuerdo
Mientras me entregaba el trapo, una mirada avergonzada vino a su rostro.
—¿Cuando salga, crees que puedes hacerme ese chili que le hiciste a los chicos?
—¿Estás seguro de que tu estómago puede manejarlo?
—Oh, sí, una vez que lo vomito todo, normalmente estoy listo y hambriento unas horas más tarde.
—Puaj—murmuré.
Él sonrió.
—Lo siento, pero esa es la verdad.
—Bien. Ve a bañarte y te prepararé algo de cenar.
—Gracias, Ángel —contestó antes de tirarme hacia él en un casto abrazo.
Cuando besó la corona de mi cabeza, traté de no estremecerme con la hormigueante sensación que envió corriendo por todas las partes de mi cuerpo. Mi boca colgó abierta de la sorpresa mientras él caminaba en silencio al baño y cerró la puerta.
—Las maravillas nunca cesan —murmuré y luego me ocupé en calentar algo de cenar para Peter.
Ante el sonido de la puerta del baño abriéndose, me di vuelta. Peter estaba parado con solo una diminuta toalla envuelta alrededor de su cintura mientras el agua goteaba de su cuerpo. Echó un vistazo a su falta de atuendo.
—Lo lamento. Mi cerebro alcohólico olvidó traer mi ropa conmigo.
—Uhm, no, está bien. Solo estoy calentando el chili para ti. Estará listo para cuando te vistas.
—Genial.
A pesar que no debería hacerlo, me quedé mirándolo mientras caminaba por el pasillo hacia la habitación. El aleteo de mi corazón y la agitación de mi estómago me hicieron comprender que estaba en serios problemas.
Volví mi atención de vuelta a poner la mesa para Peter. El apareció unos pocos minutos más tarde con una camiseta que era completamente muy pequeña para él, porque destacaba cada musculo ondulante que tenía, y un par de bóxers andrajosos.
Congelada, me quedé mirándolo como si fuera una visión o algo así. Su cabello aún estaba húmedo y unas gotitas brillaban en su rostro. Cuando me atrapó mirándolo, el calor quemó en mis mejillas.
—¿Estabas comiéndome con los ojos, Ángel?
—No, no lo estaba.
Él se rio por lo bajo.
—Creo que lo estabas.
Me giré alrededor y puse mis manos en mis caderas.
—Bien, estaba comiéndote con los ojos. ¿Estás feliz ahora?
—En realidad, lo estoy. Me gusta cuando me miras como si me desearas. Como si pensaras que soy… guapo.
Mis cejas se levantaron en sorpresa.
—¿Guapo? Eso no suena como la manera en que te describirías a ti mismo.
Con una sonrisa amplia, él preguntó:
—¿Y cómo me describiría a mí mismo?
—Mmm, ¿sexy, ardiente como el infierno y fundidor de bragas? —lo desafié mientras le entregaba una Coca.
—Sí, tienes razón. Esos realmente me describen mejor.
Puse un vaso con agua en la mesa.
—Asegúrate de beberte todo esto y la Coca. Probablemente estés deshidratado.
—Sí, Dra. Esposito —contestó, la diversión centellando en sus ojos.
—La enfermera en mí te diría que no comas nada, mucho menos chili.
—Confía en mí, conozco mi cuerpo, Ángel.
—Lo que sea.
Después de tomar una gran cucharada de chili, cerró sus ojos y gimió en apreciación.
—Maldición, esto está realmente bueno.
—Gracias.
—¿Así que también puedes cocinar?
—Un poco. Mi abuela es una texana acérrima, y esta es su receta secreta.
—Es jodidamente increíble.
Sonreí abiertamente.
—Me aseguraré de decirle exactamente eso.
Él resopló.
—Sí, claro. A pesar de que tienes una boca sucia, no puedo verte soltando la bomba-J frente a tu abuela.
—Cierto, muy cierto.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos mientras él devoraba el chili como si no hubiera comido en días. Quizás no podía ver cómo iba a mantenerlo todo o cuán enfermo estaría mañana, pero mantuve la boca cerrada.
Finalmente, Peter me echó un vistazo.
—Lali, necesitamos hablar de lo de antes.
—¿Necesitamos? —pregunté, jugando con un deshilachada cuerda de la manteleta.
Él meció su cabeza.
—Sé que estaba totalmente jodido esta tarde y no recuerdo todo lo que te dije —Él hizo una mueca como si estuviera adolorido—. Tengo una muy buena idea de que fui un irrespetuoso cretino contigo acerca de Paula. No debería haberla traído nunca al autobús contigo aquí. Lo siento.
Creo que mi boca cayó muy abierta golpeándose contra la mesa por él dándome una vez más una sincera disculpa. Justo cuando pensé que no podía tener ninguna sorpresa más, él continuó:
—Tú no has sido nada más que bondadosa y compasiva conmigo aun cuando no lo merecía. Y créeme cuando digo que real y verdaderamente, lo siento.
—Gracias, lo aprecio.
—¿Entonces estamos bien? ¿Ningún resentimiento ni nada?
Me reí.
—¿Crees en un perdón instantáneo y sin rencores, eh?
—No exactamente, pero espero que no mantengas lo que pasó contra mí por mucho tiempo.
—Voy a intentarlo, ¿de acuerdo? Quiero decir, no puedes actuar de la forma en que lo hiciste conmigo y exigirme que caiga en tus brazos abiertos.
Sus cejas se fruncieron.
—¿No puedo?
—Uhm, no, eso no funciona conmigo. Quizás con tu harem de admiradoras lo haga, pero yo soy diferente.
—Puedes decir eso otra vez —murmuró él. Mientras su cuchara raspaba el fondo de su tazón, me levanté para conseguirle más—. No, estoy bien.
—¿Estás seguro?
Él sonrió.
—No quiero excederme.
—Pensaría que aun dos cucharadas era excederse, pero no conozco tu cuerpo, ¿cierto?
Cuando sus ojos se abrieron ligeramente con sorpresa, supe que había hecho un error al mencionar inocentemente su cuerpo.
—Escucha, necesito preguntarte algo más acerca de antes. —Mi respiración se cortó ante la idea de volver a recordar, incluso remotamente, lo que sucedió más temprano—. ¿Te dije algo embarazoso antes de que vomitara y me desmayara?
—Peter…
Sus ojos azules ardieron con emoción cuando finalmente encontró mi mirada.
—Recuerdo algo de ello. Sé que dije que quería follarte, pero, ¿no dije nada más? ¿Algo más… amable, espero?
—Sí —susurré.
—¿Qué fue? —incitó.
De alguna manera recordé literalmente todo lo que me había dicho, así que lo repetí. Los ojos de Peter se ensancharon y aspiró una respiración aguda.
—Pero no te preocupes por la parte de desear que alguien como yo ame a alguien como tú. Quiero decir, sé que estabas borracho —agregué rápidamente.
Salí de mi asiento como un muñeco de una caja de sorpresas y agarré su tazón. Después de apresurarme a la cocina, lo puse en el fregadero y abrí el grifo.
Jadeé cuando el cuerpo de Peter se presionó en mi espalda.
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+ 3
CAPITULO: 16
Un largo gemido
surgió de mis labios mientras
mis ojos se pusieron en blanco por el placer. Paula me
estaba montando como una vaquera enloquecida.
martes, 25 de febrero de 2014
Capitulo:15
No puedo hacer esto. No puedo mirar a Peter de nuevo, y menos quedarme en el autobús con él. Voy a ceder y perder la apuesta.
Capitulo: 14
Solo podía empujar la comida alrededor del plato después de
que Peter se negó a sentarse en mi mesa. Traté de razonar que no era, realmente,
un desprecio hacia mi.
Tal vez necesitaba un poco de espacio después de la
excavación d
jueves, 20 de febrero de 2014
Capitulo: 13
:(
No podía soportar estar con Lali un minuto más. Su sola presencia
había enviado diminutas grietas por mi muro cuidadosamente construido de emociones.
Ella estaba llegando a mi tan rápido y tan pronto.
Capitulo: 12
Deliciosa calidez serpenteó contra mí y cortó a través de
los niveles de mi
subconsciente. No intenté
pelear para despertarme de
este sueño exquisito.
Después de todo,
yo había ido a
la cama solo,
¿no?
martes, 18 de febrero de 2014
Capitulo:11
—Y eso es triste porque a pesar de algunos de tus fallos,
realmente vale la conocerte y preocuparse por ti.
Peter parpadeó un par de veces por mis palabras mientras
pasaba el pulgar por mi pómulo. Se inclinó, y justo cuando tomaba aliento
porque pensé que iba a besarme, plantó un tierno beso en mi mejilla.
Capitulo: 10
Cuando me encierro
en el sucio cuarto
de baño lucho
para mantener mis emociones
bajo control. Me
sentí como si estuviera
en un carrusel
defectuoso. En un
minuto Peter está mostrando interés en
Capitulo: 9
Me incliné cerca de ella. Mi respiración acariciando el lóbulo de su oreja, y tembló.
—Así que me pusiste caliente y duro. ¿Vas a dejarme ahora tan insatisfecho?
Capitulo: 8
¿Qué demonios estaba
mal conmigo? ¿Por qué me importaba una mierda sobre Lali
actuando con Poli? Quiero decir, ella dejó bastante claro que no iba a darnos
la hora del día a ninguno de nosotros.
lunes, 17 de febrero de 2014
Capitulo:7
Tan pronto como bajé los escalones del autobús, le marqué a
mi mamá. Contestó al segundo timbre.
—Hola cariño.
domingo, 16 de febrero de 2014
miércoles, 12 de febrero de 2014
Capitulo: 3
-Estás loca? —explotó Jaime en mi oído. Su voz se alzó una octava desde
que había tomado
el teléfono de Nicolas e informado sobre la apuesta. Me
alejé de los chicos regresando a la habitación de donde había huido hace no
menos de veinte minutos.
jueves, 6 de febrero de 2014
Capitulo 2
VOLVIII¡¡¡
—¿Quién diablos es Jaime?
Mi corazón se estremeció un poco, y traté de calmar la
picazón de miedo en mi cuerpo.
—¿Mis hermanos no te
metieron en esto?
—No, nena, no lo creo.
—Oh Dios —me lamenté, llevando mi mano sobre mis ojos.
—¿Así que me estás diciendo que no te colaste en mi cama a
propósito?
Quité mi mano y lo miré a los ojos.
—¡Por supuesto que no! Ni siquiera te conozco.
—Bueno, dame la oportunidad de llegar a conocerte mejor. —Se presionó en mí
otra vez, y
por un breve
instante, luché contra
el deseo recorriendo
mi cuerpo. Después de todo, nunca había besado a un extraño o estado en
la cama de un extraño. Yo nunca había estado en la cama de un novio. Mi
experiencia con los chicos era prácticamente inexistente.
—No, me tengo que ir —murmuré contra sus labios urgentes.
—No tienes que luchar. Te prometo que no voy a pensar mal de
ti en el futuro. Y te haré sentir tan jodidamente bien, que no pensarás mal de
ti tampoco, Ángel.
Cuando fue muy claro que no me iba a dejar, mi deseo quedó
rociado con ira. ¿Quién demonios se creía sujetándome abajo y tratando de
llegar a conocermemejor? Sacando toda la fuerza que pude reunir, llevé mi
rodilla contra su ingle.
—¡Joder! —gimió, rodando fuera de mí.
Aprovechando la oportunidad, me arrastré fuera de la cama.
Abrí la puerta del dormitorio y pisé fuerte hacia el pasillo.
—De acuerdo, chicos ya han tenido su diversión, ¡así que
corten la mierda! ¡Será mejor que traigan su lamentable culo ahora mismo!
—grité.
Tres pares de piernas colgaban de las literas. Casi al
unísono, saltaron al suelo. Tres pares de ojos legañosos, de muy tatuados
roqueros en varios estados de desnudez, me miraron con expresiones
desconcertadas.
—Oh mierda —murmuré antes de que me lanzara hacia adelante y
todo se volviera negro.
Peter:
Abrasador dolor destrozó mi entrepierna, y gemí de dolor. En
un momento me había estado besando con un ángel salido del cielo y al siguiente
un infernal incendio hizo estragos en mis bolas.
En mi bruma, oí al ángel gritando con su jodida cabeza
moviéndose y luego escuché un fuerte golpe. Una vez pude ver bien de nuevo,
apreté los dientes y me tambaleé fuera de la cama. Agarré mis adoloridas bolas
a través de mis boxers y tropecé con la puerta del dormitorio.
El ángel que
se volvió una
perra furiosa, estaba
hecho un ovillo
en el pasillo. Poli se sentó a su
lado, sosteniendo su cabeza en su regazo, mientras que mis otros compañeros
de banda, Nicolas
y Vico, se
arrodillaban, mirándola con asombroso silencioso.
Cuando Nicolas
me vio en la
puerta, entrecerró sus ojos
oscuros. Él se levantó y dio
un paso hacia
mí, apretando la
mandíbula ajustadamente. Su musculosa forma de 1.86 podría haber sido
amenazante si yo no le conociera como lo totalmente tierno que era.
—Amigo, ¿qué carajo está pasando?
Alcé las manos.
—¿Cómo diablos voy a saberlo? Me desperté encontrándola en
mí cama ¡y luego me clavó las bolas!
Poli sacudió su morena cabeza peluda y soltó una risita.
—Tienes que trabajar en tu juego, hombre.
Le di la vuelta antes de moler el sueño de mis ojos con los
puños.
—Pensé que era Paula, quiero decir, ella siempre se cuela en
mi cama en las paradas de la gira. Pero la chica estaba diciendo algo sobre un
tipo llamado Jaime y sus hermanos poniéndome en mi lugar.
—Eso tiene total sentido. Quiero decir, ¿qué dulce chica,
puritana como esta va a estar recibiéndote en tu cama? —comentó Vico, sus ojos
azules brillando con diversión mientras hacía girar el pequeño diamante en su
oreja.
Todos miramos a la chica. No, definitivamente no era
material de groupie como Paula. Me recordaba a la esposa de Nicolas, Eugenia.
Ellos habían sido novios desde la secundaria, y de alguna manera su relación
había sobrevivido a los últimos ocho
años de locura
mientras nuestra banda
se trasladaba desde
el garaje a los
principales escenarios del país.
Rascándose la oscura barba en la barbilla, Poli sonrió con
malicia.
—Hmm, con el vestido veraniego y la diadema, ella luce como
del tipo de Sookie Stackhouse de True Blood. Pura pero sexy como el infierno.
Vico arrugó la nariz y sacudió la sucia cabeza rubia.
—Oh diablos no. ¡Ella es cien veces más caliente en la cara
que Sookie! —Hizo un gesto al escote
del ángel—. Y maldita sea, miren esos pechos.
Nicolas gruñó de frustración.
—Chicos,
¡podrían dejar de pensar
con sus penes durante
un minuto, y centrarse en el hecho de que tenemos a una
pobre y desamparada chica desmayada en el suelo!
—Has estado casado
por mucho tiempo,
Nic —murmuré, sin
dejar de disfrutar de las
características de la rubia. Se había sentido como el cielo presionada contra
mí. Bueno, hasta que ella bloqueó mi polla dolorosamente.
Ante su gemido,
todos saltamos hacia
atrás como si
hubiéramos sido sorprendidos haciendo
algo que no
deberíamos hacer. Ella
parpadeó un par de
veces, llevando su mano a su frente. Sus cejas se fruncieron mientras frotaba
sus dedos en su
cabello. Luego sus
ojos se abrieron,
y ella levantó
la mirada hacia nosotros. Su cara
se arrugó con la mortificación.
—Oh Dios, no fue una pesadilla.
Poli se echó a reír.
—Sabes, las chicas
están generalmente mucho
más emocionadas sobre conocernos de lo que tú lo estás.
Sus ojos azules se agrandaron.
—Oh, lo siento si soné grosera. No quise decirlo de la forma
en que salió.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
—Clavarme en las bolas fue grosero, nena.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado y me dio una mirada de
muerte antes de tirarse a sí misma en una posición sentada.
—No dejarías de molestarme. ¿Qué otra cosa se supone que
debía hacer? —espetó.
Nico se erizó mientras cerraba la brecha entre
nosotros.
—De alguna manera
te las arreglaste
para dejar ese
dato fuera de tu historia.
AJle tendió la mano.
—Vamos, Sookie, te llevaré arriba de ese sucio piso.
Ella le lanzó una mirada de perplejidad.
—Pero mi nombre no es Sookie. Es Mariana, bueno, Lali.
Una vez que Poli tiró de ella, cayó sobre su pecho, tratando
de no perder el equilibrio. Puse los ojos cuando el pareció estar disfrutando
un poco demasiado de ella presionada contra él mientras sus manos agarraban con
los puños su camisa para mantener el equilibrio.
Nico debe haberse
dado cuenta también porque tomó a
Lali por el brazo.
—Ven aquí y siéntate. —Hizo un gesto hacia una de las sillas
del capitán.
—¿Te divertiste sintiéndola imbécil? —le susurré a Poli.
Sonrió.
—Ha sido un pedacito de cielo justo aquí. —Cerró los ojos y extendió su mano a su
corazón—. Diablos
linda, esas tetas se sienten increíbles. Me gustaría metértelo hasta que estés
gritando.
Lali se congeló en frente de nosotros. Ella se apartó de Nicolas
y se dio la vuelta.
—¡Ni te lo pienses sucio!
Los ojos de Poli se abrieron, y sus cejas se alzaron en
estado de shock.
—¿Cómo diablos sabes español?
—Mis padres eran misioneros. Pasé la mayor parte de mis
primeros años en el extranjero, México, América Central y Brasil. Mi portugués
no es tan bueno como mi español sin embargo. —Ella inclinó la cabeza ante Poli—.
¡Pendejo!
—¡Ja! ¡Soy un imbécil por decir eso! —Él se echó a reír—.
Mis disculpas, Sookie, quiero decir, Lali.—Luego extendió una de sus manos—.
Soy Pablo. Pablo Martiez, también conocido
como Poli, el
extraordinario baterista de Runaway Train y tu potencial latin lover.
Lali sonrió mientras se acercaba para estrecharle la mano.
—Lali Esposito.
Los oscuros ojos de Poli se agrandaron.
—No jodas, ¿Esposito, como Parroquia Esposito en True Blood?
¡Ves, podrías totalmente ser Sookie
—Todo un hombre encantador, ¿no es así Poli?—preguntó Lali
con una risita.
—Lo que sea por ti, mi amor. Quiero decir, ¿sabes lo
jodidamente bueno que es escuchar un fluido español viniendo de un par de
labios como los tuyos?
—Sus ojos rodaron hacia atrás en su cabeza de placer.
—No, pero estoy segura de que vas a elaborarlo para mí, ¿no?
No pude evitar reírme. Cuanto más hablaba Lali/Ángel del
Infierno, más comenzaba a comprenderla. Ella no se impresionaba por estrellas
como nosotros, y ella le dio un testimonio de eso tan bueno como pudo
conseguir, a mis adoloridas bolas.
Vico dio un paso adelante y le ofreció su mano a Lali.
—Soy Victorio d'alessandro, bajista y si estás en busca de
un hombre de verdad, una opción mucho mejor que ese idiota. —Él señaló con el
pulgar a PABLO.
Pablo se llevó a los labios la mano de Lali.
—Solo recuerda. Los hombres latinos son los mejores.
—Voy a tratar de recordar eso —murmuró. Mientras ella
retiraba su mano de la de PABLO, la llevó a su cabeza.
—Uf, ¿por qué estoy todavía tan mareada?
Poli se zambulló en el refrigerador por una botella de agua
y se la dio a Lali mientras Nicolas se arrodillaba a su lado.
—¿Tal vez pon tu cabeza entre tus rodillas? —sugirió, en una
voz tranquila y relajante. Al mismo tiempo, Vico arrebató una toalla de papel y
corrió bajo el grifo antes de entregárselo a Lali.
Miré a mí alrededor
a mis compañeros
de banda con
una mezcla de
incredulidad. Fueron cayendo todos sobre sí mismos para impresionar a Lali con sus
consideraciones. Eso nunca, nunca sucedió con una mujer en el autobús. Las chicas
estaban allí para sorprendernos e impresionarnos con sus talentos sexuales.
Tan pronto como terminaban, eran enviadas fuera del autobús
sin ceremoniasBueno, supongo que los motivos de Nicolas eran diferentes. Él era
la figura del padre y cuidador de la banda, además de ser el padre de Jude de
cuatro años y Melody de ocho meses.
Y a pesar de las tetas y
los culos tirados en su
cara las veinticuatro horas de los siete días, se mantenía fiel a su esposa.
Aunque yo le daba una mierda sobre eso, realmente lo admiro por ser leal.
Lali dio un suspiro irregular.
—Estoy bien. Realmente, no tienen que preocuparse por mí. —Se
alisó el cabello hacia atrás y
se limpió unas
motas de polvo
de su vestido—.
Soy hipoglucémica así que a veces me desmayo cuando no como... que junto con la adrenalina de estar en la cama de
un extraño y verlos a todos en lugar de a mis hermanos me hizo desmayarme.
Después de tomar un
indeciso sorbo de agua, Lali acarició
sus mejillas hacia abajo con la toalla de papel. Cuando levantó la vista, se
encontró con todos mirándola.
—Así que, uhm, supongo
que se estarán preguntando cómo acabé aquí, ¿eh?
Nicolas hizo un gesto al pase autorizado situado en su
amplio escote.
—Voy a tomar una
salvaje conjetura y decir
que tienes el
autobús equivocado.
Lali asintió. A continuación,
se lanzó a una historia acerca de por
qué estaba incluso en Rock Nation. Cuando explicó sobre el roadie y Jacob’s
ladder, exhalé una respiración.
—Pensó que me estabas buscando.
—¿Eh ? —preguntó.
―Soy Peter Lanzani(Jake
Slater nombre del personaje). Es probable
que no te prestara mucha atención,
¿verdad? --Ella asintió con la cabeza-Quiero
decir, Jake Slater y Jacob’s Ladder juntos de corrido suenan un poco similares
si el imbécil ni siquiera oyó nada más allá de la J él solo supuso que venías a
verme.
Las cejas de Lali se dispararon.
—¿Y a menudo tienes chicas al azar llegando a tu autobús con
equipaje y un estuche de guitarra? —respondió ella.
La sonrisa que le di causó manchas de color rosa en las
mejillas de Lali.
—No importa —murmuró, mirando lejos de mí.
El sonido de su teléfono vibrando en la mesa nos
interrumpió. Ella lo
agarró frenéticamente y se lo llevó a la oreja.
—¡Jaime, oh Dios mío, es tan bueno saber de ti!
La voz en la otra línea habló frenéticamente. Ella negó con
la cabeza.
—No, no, no he huido de la gira. Es que... Yo, uhm, me subí
al autobús equivocado.
Ante su respuesta, su rostro se ensombreció por la furia.
—¿En serio? Bueno, tal
vez uno de ustedes, imbéciles, ¡debería haber venido a encontrarme! —Con sus
siguientes palabras, farfulló indignada—: ¡No me reprendas sobre maldiciones!
¡Soy una mujer adulta, y voy a decir lo que quiera! No puedo creer que me
tengas en el altavoz.Leon, si no dejas de reírte, ¡voy a sacar la mierda de
ti en el momento en que te
vea! ¡Y si piensas que no puedo,
solo recuerda Costa Rica!
No pude evitar reírme
de su ardiente
personalidad. Los otros
chicos se divertían por igual con sus arranques
frente a nosotros.
—¿Cómo sucedió esto? Había más de un centenar de autobuses
ahí afuera, Jaime. Cuando pregunte por Jacob’s Ladder, pensaron que quería
decir Peter(Jake Slater).
La voz de Jaime gritó del otro lado tan fuerte que todos
pudimos oír:
—¡¡¡¿Estás en autobús de Runaway Train?!!!
—Sí —respondió ella. Ante su siguiente respuesta, ella soltó
un bufido—. Bueno, solo he conseguido hacerlo con el baterista y el bajista
hasta el momento, pero estoy pensando que podría conseguir un trío e ir y
golpear a los otros. ¡Tal vez haga un gang bang con los roadies cuando paremos
para la cena!
Vico hizo un ruido ahogado en su garganta mientras Poli murmuraba:
—No me jodas —en voz baja. Incluso yo no pude detener mi bajo
vientre de agitarse ante su imaginativa sugerencia.
Ella puso los ojos en blanco.
—Jaime, ¿podrías darme un poco de crédito? He mantenido mi
virginidad durante tanto tiempo. Creo que la voy a mantener por un tiempo.
Todos nosotros intercambiamos miradas salvajes. Vico tiró
con tanta fuerza de su diamante que se le salió de
la oreja y cayó al suelo. Poli buscó la cerveza junto a él y la vació en un
largo engullen, su pecho subiendo y bajando con fuerza mientras miraba a Lali.
Incluso Nicolas parecía traumatizado por su declaración.
Todos nosotros teníamos que estar pensando lo mismo. ¿Cómo
era posible que una chica tan caliente como la que estaba frente a nosotros
sea… virgen?
Lali se dio la vuelta y vio nuestras expresiones. Un rubor
entró en sus mejillas, y ella bajó la cabeza.
Se dejó caer en su silla y hundió la cabeza entre sus
rodillas.
—No puedo creer que
haya admitido eso en una habitación
llena de hombres —susurró.
Cuando Jaime dijo algo más, su voz se quebró por la
emoción.
—Mira, solo necesito saber cómo
vamos a arreglar
esto. —Después de sollozar durante unos segundos, levantó su
cabeza y escaneó nuestros rostros—. Sí, un segundo. —Le pasó el teléfono a Nicolas—.
Él quiere saber el horario de su gira, así voy a ser capaz de bajar del autobús
y subirme a un avión tan pronto como sea posible.
Él asintió con la cabeza mientras
tomaba el teléfono
y se alejaba
de nosotros.
—Oye Jaime, soy Nicolas Riera, y no te preocupes, hombre,
voy a cuidar bien de Lali hasta que podamos llevarla de vuelta con ustedes. —Él
se echó hacia atrás como si
hubiera sido sorprendido—.
Eso no fue lo que quise decir.
Además, soy un hombre
casado. Ahora aquí
es donde estamos...
—Su voz se desvaneció
mientras caminaba por el pasillo.
Vico palmeó la espalda de Lali tranquilizadoramente.
—Oye, no te preocupes. Todo va a estar bien.
Con la cabeza entre sus manos, murmuró:
—Gracias. Espero que sí.
Apartando a Vico fuera
del camino, me arrodillé
al lado de
Lali.
Tomando su barbilla en mis manos, saqué su cabeza para
mirarla a los ojos.
—No te preocupes, Ángel. Tu hermano y Nico lo arreglarán. Te
prometo que te pondremos de vuelta en tu pequeño mundo civilizado, tan pronto
como sea posible y antes de que puedas quedar demasiado traumatizada por estar
en nuestra presencia.
Ella golpeó mi mano.
—¿Qué quieres decir con civilizado?
Me encogí de hombros.
—Solo quise decir que es obvio que estás acostumbrada a un
cierto estilo de vida.
Sus rubias cejas se
dispararon hasta que
pensé que podrían
llegar a su diadema
blanca.
—¿Estás insinuando que soy una mocosa mimada que está
acostumbrada a que todo el mundo haga una reverencia a cada uno de sus
caprichos?
—Tal vez
Lali entrecerró los ojos en mí.
—Mis padres eran
misioneros. ¿Por lo menos entiendes lo que significa eso?
Una sonrisa curvó mis labios.
—Yo sé todo acerca de la posición del misionero, Ángel. De
hecho, creo que yo estaba tratando de que te familiarizaras con ella antes
cuando bloqueaste mi polla.
—¡Eres seriamente asqueroso! —gritó impulsándose fuera de la
silla. Casi se vino abajo sobre mí antes de que pudiera ponerse de pie. Empujó
su dedo en mi pecho—. Voy a tener
que hacerte saber que
no soy una
diva que no puede sobrevivir sin alguien que me cuide. Las
vidas de los misioneros y sus familias son muy simplistas, así que confía en mí
cuando digo que he visto un montón de dura mierda. Sí, vivimos
en grandes ciudades como Río
en Brasil y
Guadalajara en México, pero también
hemos recorrido a través
de las selvas
y pasado días
sin duchas y menos teléfonos celulares y
Wi-Fi. ¡Así que puedo asegurarte que no hay nada que tú y tu banda de felices
malhechores puedan hacer para asustarme!
Puse los ojos.
—Oh, por favor. Jodidamente
te desmayaste al ver a los chicos, por no hablar
de que te volviste loca y pusiste todas tus bragas de encaje en una torcedura cuando
te besé.
—¿Estás tratando de decir
que yo no podría lograrlo
en este autobús? —respondió ella.
Incliné mi cabeza hacia ella.
—Vamos, Ángel. Podrías morir mil muertes si aún tuvieras que
pasar una noche aquí con nosotros y nuestros impulsos furiosos, sexo, lenguaje
atroz y malos modales en la mesa.
—Pareces olvidar que tengo
tres hermanos mayores. Estoy muy
familiarizado con los chicos revoltosos.
Cruzando los brazos sobre mi pecho, sonreí hacia ella.
—¿Estás diciendo que si tuvieras la oportunidad de bajarte
del autobús en las próximas horas, no lo harías?
Ella avanzó hacia adelante, de pie cara a cara conmigo.
—¿Me estás diciendo que no tengo el coraje para quedarme?
—Sí, lo hago.
Poli levantó las manos.
—Caray, ¿qué jodidos creen que están haciendo?
—¿Cuáles son las condiciones
para que me pruebe ante
ti? —preguntó Lali.
Sin pensarlo, espeté:
—Una semana en el autobús.
Su resistente —como clavos— voluntad flaqueó un poco.
—¿Una semana? —chilló, con la voz quebrada.
Vico trató de empujarnos aparte.
―Bueno, eso es realmente divertido, pero ustedes dos pueden
parar ahora —argumentó.
Cuando ninguno de los dos nos echamos atrás, dijo:
—Permítanme recordarles
que Lali tiene
una gira a la cual
unirse, y tenemos una también. Nadie tiene que
demostrarle nada a nadie, ¿de acuerdo?
Aparté mi mirada de Lali para mirarlo.
—Esto no es nada contigo, hombre. Esto es entre Ángel y yo.
—Es Lali —gruñó.
Arqueé las cejas hacia ella.
—Entonces, ¿qué va a ser, Ángel?
Furia destelló en sus ojos azules antes de que se diera la
vuelta. Ella pisoteó juntó a Nicolas y le arrebató el teléfono.
—Jaime, ha habido un cambio de planes.
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Chicas no podia subir porque estaban mis primos y mis tios y no podia dejar sola a mi primita porque se aburriria y ademas el media fire no me funcionaba, me gustaria que poder subirles mas cap hoy pero estoy un poco bajon y no estoy de animos
Gracias por leer y aguantarme :3
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