Peter
Cuando vi a Frank dirigiéndose de regreso hacia mí,
finalmente pude exhalar el
aliento que había
estado conteniendo. La última vez que habíamos sido rodeados así
perdí mi camiseta, un zapato, y
mi paquete había
sido agarrado múltiples
veces. No sabía
dónde demonios estaba el resto del equipo de
seguridad, pero sus culos
iban a ser pateados por dejarnos con apenas suficiente cobertura, sin mencionar
tener que ser salvado por un encargado del equipo.
—¿Puedes firmar esto?
—preguntó una rubia con mucho busto mientras bajaba el cuello de su
camiseta y empujaba sus pechos hacia mí.
—Sí, seguro
Ella sonrió.
—Tú firma uno y Poli firma otro.
Poli se rio.
—Creo que este quizás será el último par de tetas que
nuestro chico Peter firme, señoritas. Él está oficialmente fuera del mercado.
Con mi Sharpie, garabateé mi nombre a través de su
piel.
—Creo que tengo que estar de acuerdo en eso hombre.
La rubia hizo un puchero mientras Poli se inclinaba para
firmar.
—Su pérdida. Este es un par extra para mí. —Poli le dio un
guiño mientras su marcador permanecía un poco más de tiempo de lo que debía, lo
que causo que la chica soltara una risita. Inclinándose hacia adelante, él
susurró algo en su oído.
Sus ojos se ampliaron y luego ella sacudió su cabello
furiosamente.
Abrí mi boca para discutir que si pensaba que iba a
conseguir la habitación esta noche para acostarse con esta chica, podía pensarlo
otra vez. Planeaba una fuerte acción de tercera base con mi chica pero nada más desde que no soñaría
con degradarla tomando su virginidad en el autobús. No, ella merecía pétalos de
rosas y sabanas de miles de dólares y mierdas lindas.
—Poli… —empecé pero el sonido de un grito me corto.
—¿Qué fue eso?
—pregunto, Vico, moviendo su
cuello alrededor de la multitud
de fans.
Luego otro aterrador grito vino,
esta vez llamando por
mí. Traspasó mi alma porque conocía esa voz.
—¡Lali! —grité, dejando caer lo que sea que la última fan me
había dado para que firmara. Empecé a empujar y a mover gente del camino.
—¡Maldición muévanse! —Me
importaba una mierda
si estaba maltratando a las fans.
Lali me necesitaba.
Una vez que
estuve fuera de
la multitud, empecé
a correr a
través del estacionamiento. Frank
y Poli estaban
detrás de mí.
Cuando rodeé el
lado del autobús, vi
a Lali desplomada
sobre el suelo,
su una vez
inmaculado vestido blanco estaba
manchado con tierra y grasa, pero lo peor de todo con sangre. Pula estaba de
pie sobre ella, pateándola repetidamente.
—¿Qué mierda estás haciendo? —grité corriendo hacia ellas—.
¡Saca tus jodidas manos de ella Pula!
Cuando ni siquiera se inmutó al sonido de mi voz, un gruñido
salió de lo profundo de mí mientras mis dedos se moldeaban sobre los hombros de
Pula. Con Todo lo que tenía, la alejé de Lali. La empuje contra el lado del
autobús tan fuerte que escuché el inconfundible sonido de huesos rompiéndose.
Aunque Pula gritó con dolor, la ignoré. Mi único enfoque estaba sobre Lali.
Arrodillándome,
me acerqué a
ella para poder
ver la extensión
de sus heridas. Sangre fluía como
un río carmesí de la gran herida en la parte trasera de su cabeza. Furiosos
verdugones rojos se estaban formando en su rostro, y sus labios estaban hinchados
y sangrando. Su
mano presionaba su
abdomen mientras su cabeza se movía de un lado a otro mientras
se quejaba.
Mi pecho se
retorció tan apretadamente
en agonía que
encontré difícil respirar.
—¡Oh Jesús, Ángel!
Sus parpados se abrieron.
—¿Peter? —preguntó con voz ronca.
—Estoy aquí ahora. Estás a salvo. Nadie va a lastimarte otra
vez.
Cuando los ojos de Lali se cerraron, miré arriba hacia
Frank.
—¡Busca el auto!
Sin responderme, salió
corriendo. Tan gentilmente
como pude, atraje a Lali a mis brazos.
Cuando llegué a una posición de pie, nos empujé, y ella
gritó.
—Lo siento nena. Lo siento muchísimo.
Sus ojos se ampliaron mientras sus cejas se arrugaban en
dolor.
—Peter… duele… mucho.
Hice una mueca.
—Lo sé, Ángel, y lo siento.
Pero vamos a llevarte al hospital tan rápido como podamos
Acunándola en mi pecho, me apresuré hacia la curva justo
cuando Frank llegó derrapando. Poli abrió la puerta por mí, y acomodé a Lali en
el asiento. Ella gritó de dolor y clavó sus uñas en mi pecho. Lagrimas picaron
en mis ojos mientras murmuraba:
—Lo siento, mucho. —Una y otra vez. Una vez que estuve
sentado y la traje a mi regazo, ella solo se movió en lugar de gritar.
LL se subió a lado
de Frank mientras que Poli
se deslizaba al lado de mí.
Mientras sostenía a Lali en mi pecho, vi sus ojos
cerrarse.
—Trata de permanecer
despierta. No te
duermas. —No tenía
ningún entrenamiento médico, pero sabía que por el
daño en su cabeza probablemente tuviera
una contusión.
Pero sin importar
cuan fuerte tratara
de mantenerla despierta, el
dolor debió haber sido demasiado
intenso, y se desmayó. Derrapamos hasta la sala de urgencias del Hospital Piedmont.
Cómo logró Frank llegar tan rápido no lo sé, pero ahí estaba
él para abrir
la puerta. Cuando
pasamos a través
de las puertas
de emergencias, cada persona en la sala de espera se giró para mirarnos.
Tomó solo cinco segundos antes de que alguien gritara:
—¡Oh Dios mío! ¡Ese
es Peter Lanzani!
—¡Y Poli Martinez también!
Haciendo caso omiso de ellos me apresuré hasta la recepción,
donde una empleada de urgencias se me quedó mirando con los ojos abiertos.
—Mi novia ha
sido golpeada bastante
mal, y necesita
atención médica. —Cuando momentáneamente vaciló, grité―:
Ahora mismo, ¿me escuchaste?
—S-sí, señor.
Las puertas automáticas
de “Solo personal
autorizado” sonaron, y me apresure
a través de ellas. Dos enfermeras se me acercaron para guiarme dentro de una
habitación. Una vez que Lali tocó la camilla, me empujaron hacia la puerta.
—No espere, ¡me quiero quedar con ella!
—Lo siento, señor, pero…
Pasé mi mano a través de mi cabello mientras las lágrimas de
frustración quemaban mis ojos.
—Usted no entiende. ¡Yo amo a Lali, maldición! Solo hay dos
mujeres en todo el mundo
que amo, y una ya
se está muriendo.
¡No puedo perder
a Lali también! —grité.
—Lo siento muchísimo,
pero es contra
las políticas del
hospital tener amigos o miembros
familiares aquí atrás mientras revisamos las condiciones de un paciente.
Mis puños se apretaron a mis lados mientras gritaba:
—¡Sí, bueno, a la mierda sus preciosas políticas!
Mientras una enfermera
empezaba a cortar
el vestido de Lali, la
otra colocó una mano sobre mi hombro.
—Por favor haga lo que le pedimos. No será de ningún bien
para ella si es encerrado cuando la seguridad sea llamada.
—¿Promete cuidar de ella y no dejarla morir?
Su expresión se suavizó.
—Le daremos el mejor cuidado posible, pero no puedo
prometerle nada más que eso.
Exhalando un suspiro de derrota, salí furioso por la puerta.
Miré detrás de mí mientras las enfermeras trabajaban sobre Lali. Los sollozos
que se habían ido construyendo se apoderaron de mí. Justo cuando estaba a punto
de caer de rodillas, el fuerte brazo de Frank vino alrededor de mi
cintura.
—Vamos, hijo.
Con mis ojos
cegados por las
lágrimas, lo dejé
guiarme más allá
de las puertas de “Solo personal
autorizado” y de regreso a la sala de espera. Colapsando en una silla, puse la
cabeza en mis manos mientras mi cuerpo se sacudía con los sollozos.
—Ella va a estar bien, Peter. Solo fue golpeada bastante mal
—consoló Poli.
—No puedo perderla —murmuré.
Él golpeó mi espalda.
—No lo harás, hombre.
—¿Deberíamos llamar a sus hermanos o padres? —preguntó
Frank.
Sacando el teléfono de mis pantalones, lo empujé hacia
Frank.
—El número de Gaston está ahí. Todos ellos están juntos esta
noche. Tenían un show en Tennessee o Kentucky.
—De acuerdo, los llamaré.
Me estremecí ante
el pensamiento de
los padres y
hermanos de Lali enterándose de lo que sucedió. Era lo
suficientemente malo que no me encontrara en la cima de su lista como su
persona favorita, así que el hecho de que yaciera maltratada y rota en la sala
de urgencias debido a mí no iba a ayudar a reforzar nuestra relación.
Alzando mi cabeza,
limpié mis lágrimas. Para mí
horror dos personas
a través de la habitación estaban tomando fotos. Incapaz de controlar
mis emociones, me pareé de la silla.
—¿Ustedes no tienen
en absoluto una
puta vergüenza? ¡Mi
novia fue golpeada casi hasta la
muerte no hace menos de treinta minutos,
sin mencionar que mi madre se está muriendo de cáncer! ¿Así que creen que
puedan darle a las malditas fotos y chismes un descanso por un momento?
Sus ojos se ampliaron en sorpresa mientras Poli me agarraba
alrededor de los hombros.
—Déjalo así, hombre. —Arrastrándome a la recepción,
preguntó—: ¿Hay un lugar más privado en el que podamos esperar?
La señora asintió.
—Seguro, vengan justo por aquí.
Mientras las puertas de “Solo Personal Autorizado” una vez
más se abrían, Poli, junto con Vico que había aparecido unos momentos antes, me
llevaron dentro de una pequeña
sala que tenía
un par de sillones de
felpa. Mordisqueando mi maltratada uña, me negué a sentarme. En su
lugar, caminé de un lado a otro de la habitación como un animal enjaulado.
—¿Por qué no vienen a decirnos algo?
—Ellos tienen que revisarla primero, Peter —argumentó Poli.
De pie en la puerta, alcancé a ver a Pula cojeando cerca con
su padre, Lyle.
Rabia quemó a través de mí, y corrí hacia el pasillo. Antes
de saberlo, la agarré por los hombros y estuve sacudiéndola tan fuerte que sus
dientes estaban castañeando.
—¡Tú pequeña perra conspiradora! ¿Cómo pudiste hacerle eso a
Lali? ¡Ella nunca te hizo una maldita cosa!
Vico agarró mi cintura y me apartó.
—¡No la toques, hombre!
—¿Tocarla? ¡Quiero asesinarla!
La respiración de Vico tocó mi oreja mientras hablaba en voz
baja.
—Mira, puedo entender que quieras romper su cuello ahora
mismo, pero tienes que pensar claramente. Tú también la agrediste físicamente
esta noche, y ella y Lyle podrían demandarte si les da la gana. Dale una buena
suma de dinero y envíalos lejos.
—¿Qué sobre Pula atacando a Lali? ¿Ella solo va irse tranquila
de todo eso? —siseé.
—Es el cuadro más grande, hombre. Confía en mí.
Me libere de él.
—Bien.
Lágrimas corrían por el rostro de Pula.
—Lo siento, Peter. Realmente lo hago.
—No me des tus disculpas de mierda. Es a Lali a quien
deberías decirle que lo sientes.
Lyle envolvió su brazo alrededor del hombro de Pula.
—Odio que tenga que terminar de esta forma.
—Solo recoge tus
cosas y vete.
Haré que los
abogados te consigan
un arreglo. —Mis ojos perforando dentro de los de Pula—. Pero mejor que nunca más la vea
otra vez en algún show mío, ¡O presentaré cargos!
Pula rompió en
sollozos mientras Lyle la guiaba
hacia una de las
habitaciones donde una enfermera esperaba atender su situación. Nicolas y Euge aparecieron
entonces. Sus expresiones estaban lívidas y llenas de preocupación.
—¿Todavía no has escuchado nada?
—No ―murmuré miserablemente.
Pareció que una eternidad pasó antes de que una doctora de
mediana edad en una impecable bata blanca entrara a la sala.
—¿Cuál de ustedes es Peter Lanzani? —preguntó ella.
Balanceándome sobre mis piernas, traté de no
desmayarme.
—Soy yo —grazné.
Ella me dio una sonrisa tranquilizadora que envió un alivio
a través de mí.
—Soy la Dra. Mitchell, y estoy a cargo del caso de la Srta. Esposito
—¿Cómo está Lali?
—No voy a
mentir ella sufrió
heridas bastante extensas.
La tomografía junto con algunos
rayos X confirmaron que tiene algunas magulladuras y costillas fracturadas, una
clavícula fracturada, y una contusión, pero afortunadamente no hay sangrado
interno o hemorragias.
En un largo,
exagerado suspiro, finalmente
exhalé el aliento
que había estado
conteniendo.
—¿Entonces ella va a estar bien?
La Dra. Mitchell asintió.
—Sin embargo, ella va a necesitar un tiempo para
recuperarse. Las costillas fracturadas pueden tomar ocho semanas para sanar, y
pueden ser muy dolorosas. Después de cocerla, la sedaremos y moveremos a una
habitación. La mantendremos en observación esta noche y luego probablemente le
demos de alta en un día o dos dependiendo como lo esté haciendo.
—¿Puedo verla?
La Dra. Mitchell dudó.
—Bueno, ya la
tenemos altamente sedada
por el dolor,
así que probablemente no se
despierte.
—No me importa. Todavía quiero estar allí para ella. De
hecho, no planeo dejarla sola ni un minuto. Quiero estar justo allí cuando
despierte.
Con una sonrisa, la Dra. Mitchell tocó mi brazo.
—Ella es muy afortunada de tener a un novio comprensivo y
amoroso.
Luché contra la
urgencia de decir:
Sí, bueno, es
por mi culpa
y estar pensando con mi polla que
Lali está en esa condición rota y magullada.
—Danos unos treinta minutos, y puedes subir a verla. Estará
en el cuarto piso.
Extendiendo mi mano, sacudí la de la Dra. Mitchell.
—Muchísimas gracias, y gracias por cuidar tan bien de mi
Ángel.
—No hay problema —respondió ella antes de dejar la
habitación.
—¿Necesitas que nos
quedemos contigo? —preguntó
Nicolas mientras Vico y Poli asentían
en acuerdo.
—No, estoy bien.
—¿Estás seguro? —preguntó Poli.
—Si ustedes vayan a casa.
Nicolas caminó hacia adelante para darme un abrazo.
—Frank nos dijo que la familia de Lali debería estar aquí en
la mañana. Ellos van a tener que manejar puesto que no pudieron conseguir un
vuelo.
Interiormente, hice una mueca a esa declaración.
—De acuerdo, gracias por dejarme saber.
Después de que Poli y Vico me dieran un abrazo fraternal, Nicolas
dijo:
—Supongo que nos
vamos ahora y regresaremos en
la mañana para chequear a Lali.
—Gracias chicos.
Mientras esperaba para subir a ver a Lali, llamé a mi mamá.
Ella estuvo devastada al escuchar lo que ocurrió.
Y porque era la más increíble, amable y compresiva mujer, me dijo que llevara a Lali a la finca
para su recuperación. El pensamiento de tener a las dos mujeres que más amaba
en el mismo lugar me hizo muy, muy feliz.
Acababa de colgar con mamá cuando una enfermera vino a
decirme que Lali estaba arriba y podía verla. Todo el camino en el ascensor
tuve una guerra conmigo mismo por lo que había pasado. Pensé miles de
escenarios “que sí” en mi mente de por
qué no había
asegurado más el
lugar o insistido
en que Frank acompañara a Lali todo el camino hasta
el autobús. Más que todo, me preguntaba cómo dejé que alguien como Pula hiciera
su camino dentro de mi vida y mi cama.
Cuando llegué a la habitación de Lali, vacilé afuera de la
puerta. No podía evitar estar asustado a lo que podría encontrar una vez que
entrara. Culpa continuó creciendo a través de mi pecho. Los pecados de mi pasado
habían salido disparados hacia mi futuro y casi destruido mi perfecta felicidad.
Con una abatida sensación, empujé la puerta.
La habitación titilaba en sombras mientras solo una apagada
luz sobre la cama de Lali
iluminaba la habitación.
Incluso en la
oscuridad, podía ver
las extensas heridas. Solo la vista
de magulladuras moradas y
verdes a lo largo
del hinchado rostro de Lali me hizo sentir como si alguien me hubiera
pateado en las bolas. Inclinándome, coloqué mis manos sobre mis rodillas y
traté de calmar mis emociones tomando varios respiros.
Ante los quejidos de Lali, alcé mi cabeza.
—¿Ángel? —pregunté antes de caminar pesadamente hacia su lado de la cama. Tomé su mano que estaba
vendada con una IV en la mía—. Ángel estoy aquí, y te amo.
Sus ojos permanecieron cerrados, pero sus cejas se
arrugaron.
—Solo descansa, nena. Estás a salvo ahora, y no te voy a
dejar.
Ante su continua agitación, consideré llamar a la estación
de enfermeras y pedir más
analgésicos. Pero luego una idea
destelló en mi mente, así
que actúe conforme a ella.
Acercando la silla a la cama, me senté.
Luego empecé a cantar Ángel otra vez
para Lali justo
como lo hice
antes. Casi instantáneamente, se calmó y empezó a descansar más tranquila.
Continúe cantando diferentes canciones para ella hasta que mi
voz estaba ronca, y mis parpados se cerraron con cansancio. Descansando mi
cabeza en un lado de la cama, me quedé dormido con mi cabeza situada contra su
cadera.
Rayos de sol
brillaron a través
de la ventana
picando mis ojos despertándome de mi sueño.
Alzando mi cabeza, mire hacia Lali. Algo de la hinchazón se
había bajado en su rostro, pero los golpes estaban igual de mal. Estaba a punto
de ir hacia el baño cuando ella se quejó. Ante la agitación de sus parpados, me
incliné hacia adelante.
—¿Ángel?
Sus ojos se
abrieron. Giró su cabeza para mirarme e hizo una mueca de dolor.
—Peter…
—¿Te duele? Déjame llamar a la enfermera por ti.
—No, está bien. Solo me siento confusa y realmente dolorida.
Asentí.
—Estás en el hospital. ¿Recuerdas lo que pasó?
—Pula trató de matarme — dijo ella con voz ronca.
—Sí.
—¿Pero estoy bien?
Le conté todo lo que la Dra. Mitchell había dicho. Luego
tomando su mano en la mía. La apreté fuertemente antes de llevarla a mis labios
y repartir besos a través de la palma de su mano y dedos.
—Siento muchísimo lo que te paso, Ángel.
—Pero no fue tu culpa
—Sí, lo fue. Si nunca me hubiese involucrado con Pula, ella
nunca hubiera ido tras de ti así.
Avergonzado, lágrimas de remordimiento quemaron mis ojos, enterré mi rostro en el
lado de la cama.
—Arruine todo para ti.
—No, no lo hiciste.
Alzando mi cabeza, me le quedé mirando tristemente.
—Sí, lo hice. Nunca seré lo suficiente bueno para ti.
—Detente, Peter. No quiero que te castigues por esto. —Ella
se estiró y pasó sus dedos por mi mejilla—. Me diste la noche más romántica de
mi vida, le dijiste a un público de cincuenta mil personas que yo era la chica
que más amabas en el mundo y que mi amor te había salvado. Nada de lo que pasó
me quitara jamás ese momento.
Gruñí.
—Tú vienes y dices mierdas así y me haces darme cuenta por
millonésima vez que eres muy buena para mí.
Lali me dio una ligera sacudida de cabeza.
—¿Te quedaste conmigo anoche?
—Por supuesto.
Ella trató de sonreírme, pero los puntos en su labio la
hicieron hacer una mueca de dolor.
—Justo cuando pienso
que no puedo
amarte más de
lo que ya
lo hago, vienes y me pruebas que
me equivoco.
—Escucha, Ángel, vas a tener una larga recuperación por
delante, quizá seis semanas. Quiero que vengas a mi granja y me dejes cuidarte.
Los ojos de Lali se ampliaron.
—No, Peter. No puedo dejarte hacer eso. Tienes mucho con lo
de tu mama.
Sacudí la cabeza.
—Esto no está abierto
a discusión, Ángel.
No voy a dejarte fuera de mi vista. Intento acompañarte a lo largo de tu
recuperación en cada paso del camino.
—¿Pero qué sobre tú mama?
Sonreí.
—Fue su idea
en primer lugar.
—Cuando Lali empezó
a protestar, respondí—: Ella y yo
queremos mucho hacer esto, Ángel. Además, ella sabe todo sobre mi amor por ti.
De hecho, fue ella la que me dijo que siguiera luchando por ti después de que
lo arruiné.
—¿En serio?
—Sí, así que no hay ningún punto es discutir, ¿de acuerdo?
Feliz aceptación entró en los ojos de Lali.
—Gracias. Me encantaría pasar ese tiempo contigo.
—Bien, me alegra escucharlo. —Me acerqué dándole un suave
beso en su frente. Era uno de los únicos lugares que no estaba golpeado o
cortado. Con una sonrisa, agregué—: Desde
que hemos parado
la gira por
un tiempo y
estamos grabando el álbum, puedes decirme cuales canciones son buenas o
cuales apestan.
—Dudo mucho que alguna de ellas apeste.
—Eso es debatible.
—Atraje su mano para ahuecar mi mejilla—. ¿Quizá podamos trabajar en más
colaboraciones?
—Me gustaría mucho eso. —Sus dedos acariciaron la barba en
mi piel—. Me gusta cualquier cosa que signifique estar contigo.
—Lo mismo digo, Ángel —repliqué con una sonrisa.
Nuestro hermoso momento llegó a un abrupto final cuando las
puertas se abrieron, y los padres de Lali entraron.
—¡Oh Mariana cariño!
―chilló su madre,
Laura, mientras ella prácticamente me empujaba fuera del
camino para llegar a Lali. Lágrimas corrían por su rostro mientras se cernía
para darle un abrazo a Lali y lo pensaba mejor.
Finalmente, agarró la mano de Lali.
—Mamá, luce peor de lo que es. Voy a estar bien.
—Acabamos de hablar
con la doctora,
y parece bastante
mal para mí —replicó
su padre, Andrew. Su expresión dura mientras su mirada se fijaba en mí.
Sus oscuros ojos se estrecharon a la vista de mi camiseta
manchada con la sangre de Lali junto con los tatuajes asomándose bajo mis mangas.
Sin un hola o siquiera una presentación, él demandó—: ¿Cómo pudiste dejar que
esto pasara?
Mi mano automáticamente se alzó en rendición.
—Sr. Esposito, siento terriblemente lo que pasó con Lali.
Nunca quise que ella sufriera debido a mí —respondí tan sinceramente como pude.
Aparentemente mis palabras tuvieron poco efecto sobre él.
Abandonó el otro lado de Lali y rodeó la cama hacia mí.
—No es un secreto que mi esposa y yo estamos menos que complacidos con este
encaprichamiento que Lali parece tener contigo. Tú reputación como mujeriego y
gran bebedor te
hace el último
hombre en la
tierra con el que
queremos que esté asociada nuestra hija.
—¡Papi! —regañó Lali. Alzar su voz le causo dolor debido al
esfuerzo.
—¡Alto! ¡La están disgustando! —grité mientras me paraba
cerca de él.
—¡No me digas que hacer! Mariana es mi hija, y sé lo que es
mejor para ella, —contraatacó
Andrew. Él tomó
un paso hacia
adelante a lo
que estábamos prácticamente nariz
con nariz—. Al momento en que le den de alta del hospital intentó llevarla de
regreso a Texas a donde pertenece. Con suerte, cuando esté lejos de ti,
olvidará todo este tonto enamoramiento y entrará en razón.
Abrí mi boca para protestar, pero Lali me ganó.
—¡Papi, deja de ser un idiota con Peter! ¡No me iré contigo!
Las cejas de
Andrew se dispararon
hasta el nacimiento
de su cabello
y prácticamente desaparecieron.
—¿Disculpa?
Lali suavizó su expresión.
—Lo siento, pero estás siendo irrespetuoso y grosero con el
mismo chico que se quedó toda la noche en una incómoda silla mientras yo estaba
fuera para asegurarse que estaba a salvo y no sola. ―Lali suspiró—. Pero más
que todo, estás rompiendo mi corazón al ser tan frío y desconsiderado con el
hombre que amo.
Tanto la boca de Andrew como la de la mama de Lali se
abrieron ante la declaración de Lali.
—Ustedes han sido
los mejores padres,
y en toda
mi vida ustedes
me enseñaron a no juzgar a las personas y darle a todos, sin importar
las circunstancias, una
oportunidad. ¿Cómo es
que ahora ustedes
pisotearon todo aquello
que me inculcaron?
—Mariana, es solo que… —empezó Laura.
—No, ustedes están generalizando y juzgando a Peter por
rumores y por lo que creen que ven. Pero él es mucho más que solo un rockero.
Él tiene un tierno corazón y un alma generosa. Si ustedes solo supieran el amor
y afecto que tiene por su madre, sus compañeros de banda e incluso el equipo
que trabaja para él, verían que es alguien que deberían querer y respetar.
Andrew pasó una temblorosa mano a través de su cabello
mientras Laura se quedó mirándome con los ojos abiertos. Justo como Lali, ella
mordía su labio inferior cuando estaba nerviosa y estaba esperando conseguir
algo de coraje para decir lo que necesitaba.
—¿Tú de verdad amas a Lali? —preguntó Laura
—Sí, señora, lo hago. La amo con todo mi corazón y alma.
Intento trabajar mi cul… —aclaré mi garganta ante mi elección de lenguaje—, uh,
quiero decir, mi trasero el resto de mi vida para probar que la merezco y la
amo.
—Oh eso es dulce ―declaró Laura, a lo cual Andrew solo
gruñó.
—Papi, sabes que los amo a los dos, y no voy a hacer nada
para lastimarlos o decepcionarlos. Justo como te dije antes de Peter, soy un
adulto, y tengo que vivir mi vida. Y ahora mismo elijo pasar mi recuperación
con él.
Sus palabras enviaron
una brillante sonrisa
a mis labios.
Estaba tan malditamente orgulloso
de ella por ser tan fuerte. No podía amar más a mi chica por dar la cara por mí
y por ella.
—Pero Lali, queremos estar contigo mientras te curas. No
puedo soportar el pensamiento de solo abandonarte.
Tentativamente, me acerqué para tocar el brazo de
Laura.
—No tendrán que
hacer eso. Usted
y el Sr. Esposito son
más que bienvenidos a quedarse en
mi granja por tanto tiempo como gusten.
La expresión de Laura se calmó ante el pensamiento.
—¿En serio? ¿No te importaría?
—Por supuesto que
no. Lali necesita
a sus padres
cerca. —Le di una
significativa mirada a Andrew.
Después de unos segundos de mirarnos el uno al otro, él finalmente
suspiró en resignación.
—Me disculpo por cualquier falta de mi parte. —Él extendió sus manos hacia mí—.
Creo que no
hemos sido formalmente
presentados. Soy Andrew Esposito.
—Peter Lanzani —repliqué mientras sacudía su mano arriba y
abajo. Aunque sabía que él lo odiaba, una sonrisa llenó su rostro mientras
agregaba―: Es un placer conocerte.
—Igualmente.
—Ustedes me hacen realmente feliz —dijo Lali.
—Cualquier cosa por ti, cariño —respondió Laura.
Lali hizo una mueca.
—Bien. Porque realmente necesito algo más de analgésicos.
Incluso aunque quería hacerlo, me contuve y deje a Andrew
presionar el botón para llamar
a la enfermera.
Me di cuenta
que solo era
otro par de
pasos pequeños para construir nuestra relación
:D
que lindo peter que bien que los padres de lali entendieran... ojala y peter ya no meta mas la pata jajaja
ResponderEliminarmas mas mas m as mas masmas mas
ResponderEliminarya quiero que los papas de lali conozcan a la mama de peter
ResponderEliminarMassssssssssssssssssssssssssssssSSSSSSSSSSSSSSSSSSs
ResponderEliminarMAS POR FAVORRRRRRRRRRRRRRRRRR
ResponderEliminarMaaaaaassssss
ResponderEliminarMass
ResponderEliminarQue hermoso Peter*-* Siguela me encanta ya quiero ver cuando Lali conozca a la mamá de Peter :33
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