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jueves, 20 de marzo de 2014

Capitulo: 25

 lali


nicolas y Euge estaban muy conmovidos por la oferta de Peter y mía. Les tomó casi una hora para que consiguieran todo lo que  necesitaríamos  para  un  día  y  una  noche  juntos  con  los niños.  Luego, 
tomando  la  camioneta  de  Euge,  Peter  y  yo  nos dirigimos primero al Zoológico de Atlanta y luego fuimos al Acuario. Con sus gafas oscuras y la gorra de beisbol, Peter hizo su mejor intento para mezclarse y no llamar la atención sobre sí mismo. Mientras que empujaba a Melody en su cochecito, Peter cargó a Jude en sus hombros. Como parecíamos ser los modelos para fotos de una joven familia, nadie se detuvo a mirar o preguntar si un famoso rockero estaba en medio de nosotros.
Después de devorar con los ojos toda la fauna, regresamos al hotel para la hora de la siesta de Melody. 
―¡Los chicos grandes no duermen la siesta! ―se quejó Jude cuando sugerí que también se recostara.      
―Vamos,  hombrecito.  Tú  y  yo  iremos  a  nadar  mientras  que  las  chicas descansan ―propuso Peter.
Jude chilló con gusto y corrió dentro del cuarto de baño. Mientras que le colocaba su traje de baño y flotadores, Peter tomó prestados un par de trajes de baño de Ncolas. Cuando salió del cuarto, respire  profundamente  ante  la  vista  de su pecho desnudo y todos sus duros músculos, tallados en exposición.
Bajando sus gafas, Peter me sonrió maliciosamente
―¿Impresionada, Ángel?
Rodé los ojos. 
―¿Por qué siempre tienes que ser tan engreído?      
Él me tomó en sus brazos. 
―¿Y por qué siempre tienes que luchar contra tus sentimientos cuando se trata de mí?
―En este momento no estoy luchando contra nada, lo que digo es que tu arrogancia logra arruinar estos momentos.
Las manos de Peter bajaron un poco para acariciar mi trasero. 
―Oh vamos nena, me vuelves loco de deseo con cada minuto, así que ¿no puedes  solo  al  menos  admitir  que  de  vez  en  cuando  la  visión  de  mí  te  pone cachonda?
Me mordí el labio para evitar sonreír. 
―¿Cachonda?
Sonrió ampliamente. 
―Sí.
―No, verte no me pone cachonda, pero me pone caliente, ¿de acuerdo?  
Peter me hizo girar. 
―Finalmente, lo admites. ―Sus labios encontraron los míos en un beso apresurado,  frenético,  ya  que  ambos sabíamos  que  en  cualquier  momento  Jude estaría saliendo del cuarto de baño. Después, lamió un húmedo rastro hasta mi oído y susurró:
―Y  por  lo  que  respecta  a  cachonda,  supongo  que  solo  tendré  que intensificar mi juego.
Sonreí. 
―Sí, has eso.
Jude salió y de mala gana nos apartamos el uno del otro.  Después de un biberón,  Melody  durmió  unas  dos  horas  de  siesta.  Mientras  dormía,  les  envié mensajes a mis hermanos y a mis padres. Peter y Jude llegaron de vuelta a la suite del hotel justo cuando Melody estaba despertando. Debido a que ambos estaban hambrientos, la cena era nuestro próximo plan del día.



Nos saciamos de hot dogs y hamburguesas del The Varsity el restaurante favorito de Peter en Atlanta. Jude preguntó:
―¿Mami y papi están tocando en otro lugar hoy?
Cuando  Peter  sonrió  en  forma  burlona,  le  lancé  una  mirada  mientras limpiaba las manchas de cátsup del rostro de Jude. 
―Sí, necesitan algo de tiempo solos para hacer algunas cosas de grandes.
Eso provocó otro resoplido divertido de Peter. 
―¡Eres imposible! ―protesté.
Un pequeño mohín se formó en el rostro de Jude. 
―No soy un bebé. Puedo hacer cosas de gente grande.
―Lo siento, Hombrecito, pero no estás completamente listo para lo que mami y papi están haciendo ―dijo Peter.
Jude  cruzó  los  brazos sobre  su  pecho  en  un  resoplido  cuando  le  di  una sonrisa a Peter. 
―Ahora  no  te  preocupes.  El  tío  Peter  tampoco  es  un  chico  lo suficientemente grande como para llegar a hacer lo que tus padres están haciendo ahora mismo.
Metiendo un puñado de patatas fritas en su boca, Peter murmuró: 
―Oh, por favor, lo he hecho un montón de veces. La tía Lali es quien necesita relajarse.
Cuando me guiñó un ojo, le arrojé la servilleta sucia lo que causó que casi se ahogara con sus patatas.
Después  de  que  llegamos  de  vuelta  al  hotel,  eran  más  de  las  ocho.  Peter bostezó cuando colapsó en el sillón. 
―¿Puedes darle a Melody su biberón mientras le doy un baño a Jude?
Asintió y tomó a la bebé que casi se estaba durmiendo de mis brazos. Luego conduje a Jude a la bañera. Después de un rápido chapoteo para lavarlo, le puse sus pijamas  y  le  leí  un  cuento.  Cuando  terminé  el  libro,  los  ojos  de  Jude  estaban pesados, pero todavía no estaba dormido. 
―Canta para mí, tía Lali.
―Eh, está bien. ―Busqué en mi mente una canción y al final recordé una que mi madre solía cantarme.
Finalmente, se quedó dormido, y con cuidado me quité de la cama. Después que cerré la puerta de la habitación detrás de mí, estaba sorprendida de encontrar la sala de estar bañada en oscuridad. Solo la parpadeante pantalla de la televisión iluminaba el camino para mí mientras me dirigía hacia el sofá. Cuando estaba casi ahí, me detuve en seco al verlo de frente. Sin camisa, Peter estaba acostado en su espalda mientras Melody dormía profundamente en su pecho. Mi mano hizo un puño  en  mi blusa  sobre  mi  corazón  cuando  la  escena  de  Peter  con  un  bebé  me destrozó emocionalmente.
Inhalé  profundamente  y  continué  acercándome  al  sofá.  Con  cuidado, recogí a Melody. Sintiendo la pérdida, Peter abrió los ojos. 
―La acostaré ―susurré.        
―Bueno ―contestó, levantándose hasta sentarse sobre el sofá.
Después de tender a Melody en su cuna y arroparla. Agarré una camiseta y un par de pantalones de yoga de mi maleta, fui al baño a cambiarme. Cuando terminé, eché un vistazo a los niños de nuevo antes de dejar la habitación. Peter se reclinó en el sofá con el control remoto en su mano. Cuando me vio observando su pecho desnudo, sonrió tímidamente. 
―Melody vomito un poco sobre mí.
-Oh, ya veo ―respondí, cuando me relajé a su lado.
―¿Jude duerme?      
―Sí.  ―No  podía  luchar  contra  la  sonrisa  de  ensueño  que  curvó  mis labios―. Terminé cantándole para que durmiera.
Peter sonrió. 
―No hay ninguna duda de que ese niño va a ser un rockero al igual que su viejo.
―Tienes razón. Adora la música.
Con un bostezo, Peter se giró hacia mí. 
―No tenía idea que dos niños acabarían tanto con mi trasero.
Me reí. 
―Lo sé. Pero son en verdad buenos niños.
―Oh, sí, Bray es un hombre suertudo.
Ante  la  forma  seria  en  la  que  estaba  mirándome,  rápidamente  giré  la cabeza. Arrugando la nariz hacia la pantalla de TV, pregunté:
―Uf, ¿en serio tenemos que ver el canal de deportes?
Peter resopló. 
―Si crees que estaremos viendo alguna peli cursi de chicas,  conseguirás ver otra cosa.
―Bueno, al menos déjame ver que más hay ―sugerí, estirándome por el control.
―Oh, no. No lo creo.
Cuando intenté arrancarle el control de la mano, se fue volando por la sala de estar y rebotó en el piso. Peter y yo nos miramos durante un minuto el uno al otro  antes  de  que  ambos  nos  lanzáramos  fuera  del  sofá  por  él.  Empujando  y metiéndonos uno en el camino del otro, finalmente lo agarré. 
―¡Ajá!
Fue  una  breve  victoria  debido  a  que  Peter  me  volteo  sobre  mi  espalda.
Después él se sentó a horcajadas sobre mí, sujetándome los brazos sobre mi cabeza. 
―No tan rápido.
Cuando me sonrió con satisfacción, intenté escabullirme fuera de su agarre.  
―¡Suéltame, idiota!
―Ooh, te pones tan combativa cuando estás furiosa.
―No me hagas darte un rodillazo nuevamente ―amenacé.    
A la mención de nuestro primer encuentro, nuestros ojos se trabaron, y en ese breve instante, el control remoto fue olvidado. Agachándose, Peter rozó su boca sobre la mía, acariciando mis labios con los suyos. Estiré mi cabeza, ya que así podía llegar mejor a él. Cuanto más cerca nos ajustamos el uno contra el otro, los labios de Peter se movieron más febrilmente contra los míos. Lancé mi lengua dentro de su boca y coqueteé contra la suya. Su mano abandonó las mías y se movió  para acariciar mis senos. Sobre la camiseta masajeó mi carne causando que gimiera de placer.
Apartando su boca de la mía, jadeando Peter dijo:
―Lali…
―¿Qué? ―murmuré mientras pasaba las manos por su cabello.
Sus cejas se elevaron con preocupación. 
―¿Estás segura de esto?
―¿Por qué los hijos de Nicolas están en la habitación de al lado?
Peter se rio entre dientes. 
―Bueno, sí, eso es decepcionante, pero estaba pensando más en ti ―Me miró  con  tal  mezcla  de  lujuria  y  deseo  en  sus  ojos  que  me  dio  escalofríos―. Simplemente no puedo evitar acercarme a ti. Te deseo tanto que no puedo hacer más que devorarte en cualquier oportunidad que tengo. Solo temo que esto es muy rápido y pronto para ti.
Mi  pecho  se  contrajo  por  su  preocupación  hacia  mí.  Realmente  estaba dispuesto a darme el tiempo y el espacio que necesitaba, y eso me hacía amarlo aún más. Cuando comenzó a apartarse de mí, supe en ese mismo instante que no quería que  se  detuviera.  Estaba  a  punto  de  tener  veintidós  años,  y  quería  seguir disfrutando  de  este  jugueteo  en  el  piso  de  un cuarto de hotel con el chico que amaba. 
―¡No!  ―grité,  agarrando  sus  hombros.  Sus  ojos  se  ampliaron  con sorpresa―. Quiero esto, y te quiero. ―Desvié la mirada de él antes de agregar―: Solo que no todo el asunto.
―¿Lo que significa? ―preguntó, inclinando mi barbilla para hacer que lo mirara de nuevo.
―Sí ―susurré.
―Gracias a Dios ―gimió antes de llevar sus labios de vuelta a los míos.
Besándome febrilmente, subió con cuidado mi camiseta y la pasó sobre mi cabeza.
Luego deslizó sus brazos alrededor de mi espalda. Con solo un movimiento de su muñeca, Peter  desabrochó mi sostén  con solo  una mano y luego lo deslizó  hacia afuera.
―Buen trabajo ―dije jadeando.
Me sonrió ampliamente. 
―Es difícil, pero he tenido mucha práctica.        
Le golpeé el pecho. 
―No estés alardeando sobre tus antiguas conquistas conmigo.
―Lo siento. ―Cuando su mano cubrió mi seno desnudo por primera vez, jadeé―. ¿Sumaría puntos a mi favor si te dijera que eres la única chica en todo el mundo que soñé conquistar?
―Tal vez ―susurré cuando su pulgar rozó de un lado a otro mi pezón. Se endureció  bajo  su  simple  toque,  mientras  que  un  sufrimiento  ardía  entre  mis piernas.            
La mirada de Peter recorrió mis pechos.
--Dios, estás son asombrosas… y reales.
No pude contenerme y soltar una sonrisa por su declaración. 
―Eh, ¿debería decir gracias?
Se rio entre dientes. 
―Lo  siento  por  el  comentario  cavernícola.  Es  solo  que  eres  tan malditamente perfecta por todas partes. Incluyendo tus senos.
Su boca se  movió  sobre mi  pezón.  Cuando  su aliento  calentó mi pecho, arqueé  la  espalda,  animándolo  para  que  dejara  de  atormentarme.  Felizmente  él aceptó y chupó mi pezón en su boca. 
―Oh, Peter ―murmuré. La sensación era como nada que pudiera haber imaginado. Mientras que su lengua asaltaba mi pezón, su otra mano continuaba masajeando mi otro pecho. No pude evitar los gemidos y gimoteos escapándose de mí.
Se sentía tan bien estar liberada.
Mientras que continuaba dándole atención a mis senos, abrí las piernas más ampliamente, permitiéndole hundirse más cerca entre mis muslos. Mis caderas se sacudieron involuntariamente contra las suyas, y sentí el bulto creciendo debajo de sus jeans.
Él se presionó sobre mí, y grité. Raspó mi pezón con sus dientes y luego comenzó a mecer su erección contra mí.            
―Umm ―murmuré, girando mi cabeza de un lado a otro. Igualé su ritmo levantando  las  caderas  para  encontrar  sus  empujes.  La  presión  continuó aumentando entre mis piernas cuando Peter se frotó contra mí. Mordí mi labio para contener los gritos. Si se sentía tan bien ahora, ¿cómo sería cuando él en verdad me tocara allí o pusiera su boca?
La fricción estaba volviéndome loca, pero no era suficiente. 
―Peter ―susurré.
Elevó la cabeza de mis pechos. 
―¿Qué quieres, Ángel? ―dijo con voz áspera
―Tócame.      
―¿Segura?
Levanté la cabeza. 
―Sí, por favor.
Rodando encima de mí, una de las manos de Peter abandonó mi seno para arrastrarla bajo mi abdomen. Cuando llegó a la cinturilla de mis pantalones, aspiré una bocanada de aire. La palma de su mano me acarició torturando mi vientre, y no pude evitar más que sacudir mis caderas hacia él. Mordisqueando su labio por un rato, me miró. 
―¿Alguna vez alguien te ha…
El calor inundó mis mejillas ante su pregunta. 
―No.
La engreída sonrisita que llenó su rostro me dio ganas de golpearlo. 
―¿Qué?
―Miro a este victorioso cavernícola que acaba de ser mi primera acción en tercera base.
Sonrió ampliamente. 
―Lo  siento,  pero  es  nuevo  para  mí  también.  Sabes,  ser  el  primero  de alguien.  ―Cuando  sus  dedos  hicieron  cosquillas  a  lo  largo  de  mi  abdomen, preguntó―: ¿Alguna vez te has tocado?
―¿Qué pasa con el interrogatorio? ¡Solo hazlo ya! ―grité.
Los ojos de Peter se ampliaron. 
―Shh, despertarás a Jude y Melody.
La mortificación se disparó a través  de mí, y me cubrí la cabeza  con las manos.
―Así que ¿eso es un sí o un no? ―provocó Peter.
Le eché un vistazo a través de mis dedos
―Sí, lo he hecho ―susurré.
Ante mi admisión, él gimió. 
―Oh,  Ángel  ―murmuró  antes  de  que  su  mano  se  adentrara  bajo  mis bragas.
Cuando  sus  dedos  rozaron  contra  mí,  jadeé  con  placer.  Peter  hizo  una respiración  entrecortada  y  preguntó―:  Cuando  te  tocabas  de  este  modo,  ¿te corriste?
A pesar de que estaba avergonzada, frustrada, e incluso un poquito enojada por su pregunta, me encontré contestando: 
―Umm, humm.
Apretó los ojos con fuerza.
—Me estás volviendo loco.
—Podría decir lo mismo sobre lo que tú me estás haciendo.
Él se rio entre dientes mientras sus párpados se abrían.
—Lo sé. —Cuando él me miró a los ojos, el brillante deseo quemaba en los suyos—. ¿Tal vez debería dejar de hacer preguntas y simplemente besarte, eh?
—Sí.
Mientras  su  lengua  empujaba  dentro  y  fuera  de  mi  boca,  sus  dedos profundizaron entre mis piernas. Cuando por fin me acarició los sensibles pliegues, gemí en su boca. La presión continuó creciendo mientras mecía las caderas contra su  mano.  Gotas  de  sudor  estallaron  en  mi  frente.  No  podía  imaginar  nada  que pudiera sentirse así de bien.
Peter tentativamente deslizó su dedo dentro de mí,  y cuando comenzó  a moverlo dentro y fuera, me fui sobre el borde.
—¡Peter! ¡Oh sí! ¡Peter! —lloré mientras mis paredes se apretaban alrededor de su dedo. Cuando finalmente regresé a mi misma, Peter estaba mirándome.
—Eres sexy como el infierno cuando te corres.
Arqueé las cejas hacia él mientras luchaba por recuperar el aliento
—Es bueno saberlo.
Él me lanzó una maliciosa sonrisa.
—Me encanta la forma en la que gritaste mi nombre. Fue tan jodidamente caliente. —Él se colocó sobre sus rodillas mientras sus manos fueron a la cintura de mis pantalones de yoga—. ¿Quieres que te haga correr otra vez?
—¿Siempre haces esta dulce charla con las chicas?
Paró de bajarme los pantalones.
—¿No te gusta?
—No, es solo...
Hizo una mueca.
—No es muy romántico, ¿no?
Negué con la cabeza.
—No, no en realidad.
Peter suspiró.
—Todo esto es nuevo para mí, Ángel. No estoy acostumbrado a sacar todas las emociones con el sexo. Estoy acostumbrado a follar y llamarlo un día.
Hice una mueca al escuchar sus palabras.
—Lo  siento  si  suena  como  que  me  estoy  quejando.  Lo  disfruté… obviamente, quiero decir, yo... es solo que...
—No,  lo  entiendo.  Te  mereces  algo  mejor,  Ángel.  Le  estás  dando,  al hombre menos merecedor del mundo, la más sagrada e increíble primera vez.
Negué con la cabeza.
—Es mía para darla, y no me gustaría que nadie más que tú la tuviera.
Él arqueó las cejas hacia mí.
—¿Incluso en el suelo de una habitación de hotel?
—Si  eso  significa  estar  contigo,  entonces  sí.  E  incluso  con tu habladora boca sucia.
Él gimió. Una vez que me quitó los pantalones, besó un rastro húmedo a través  de  mi  doblada  rodilla  y  hacia  abajo  a  través  de  mi  muslo.  Su  boca momentáneamente rozó mi centro sobre la ropa interior antes de besar un sendero hasta el muslo opuesto.
—Peter —supliqué.
—Shh  —murmuró.  Sus  dedos  trazaron  perezosamente la  cintura  de  mi ropa interior. Me mordí el labio inferior hasta que, finalmente, se apoderó de la tela  y  la  deslizó  hacia  afuera.  Mientras  me  miraba,  de  repente  me  sentí  muy expuesta, así que sujeté mis rodillas juntándolas.
Peter agitó la cabeza.
—Deja  que  te  vea,  hermosa  —exhortó,  empujando  mis  rodillas  hasta separarlas. Esta vez no hizo lo de los besos burlones por mis muslos. En cambio, su boca buscó mi centro mientras colocaba un tierno beso en mí. Aspiré una bocanada de aire, mientras Peter soplaba aire caliente a través de mi centro ya inflamado. 
Cerré los ojos y murmuré: 
―Peter...
Cuando su lengua se movió a través de mis pliegues, grité. Peter comenzó alternando entre chupar y lamerme. El calor inundó mis mejillas y parecía rebotar por todo mi cuerpo. Se sentía como si estuviera consumida por fuego. Una capa de sudor estalló por mi piel mientras sacudía las caderas contra la boca de Peter. Agarré su cabello mientras deslizaba dos dedos dentro de mí y los arremolinaba alrededor.
Entonces él comenzó a moverse dentro y fuera de mí sin dejar de lamer y chupar mi clítoris con la lengua. Mis gemidos y fuertes convulsiones llenaron la habitación antes de que finalmente me tensara, acercándome nuevamente al borde.
—Peter —grité mientras empujaba las caderas hacia arriba por última vez.
De entre mis muslos, él me sonrió. Tiré la cabeza hacia atrás y cerré los ojos.
—Vaya..
Él se rio entre dientes mientras movía su cuerpo para cubrir el mío.
—¿Todo lo que puedes decir es vaya?
Tomé su cara entre las manos.
—Fue tan bueno que me dejó sin palabras, ¿de acuerdo?
—Umm, me gusta el sonido de eso.
Mientras yacía sobre mí, sentí el bulto endurecido en sus jeans. Mientras que él me hizo llegar dos veces, él todavía estaba en necesidad de atención. Mis ojos  se  encontraron  con  los  suyos  mientras  lo  acariciaba  sobre  sus  pantalones.
Cuando levantó las cejas inquisitivamente hacia mí, moví la cabeza.
—Demuéstrame que hacer.
Sin protestar, Peter desabrochó y bajó la cremallera de sus jeans. Levantó las  caderas  y  bajó  los  pantalones  hasta  las  rodillas.  Mis  ojos  se  afilaron inmediatamente en su erección. Tomando mi mano en la suya, envolvió mis dedos alrededor de su considerable longitud. Luego cubrió mi mano con la suya. Poco a poco, trabajó nuestras manos arriba y abajo.
—¿Te gusta eso?
—Sí... pero vas demasiado rápido —murmuró con un suspiro tembloroso.
Cuando empecé a trabajar mi mano sobre él más rápidamente, se quedó sin aliento.
—Oh Dios, Ángel. Eso es bueno. —Mis labios se encontraron con los suyos en un frenético y hambriento beso. Me gustó que lo que estaba haciendo le hacía gemir.  Levantó  sus  caderas  al  ritmo  de  mis  largos  movimientos—.  Joder,  sí  —murmuró antes de que su cuerpo comenzara a temblar mientras se venía. Líquido caliente y pegajoso brotó en mi mano y en el estómago de Peter.
—Uhm, ¿qué hago…?
Con una sonrisa, Peter se puso de pie y se acercó a tomar unas servilletas en la  cocina.  Luego  limpió  mis  manos  y  su  estómago.  Al  instante  me  besó  ambas mejillas y la frente antes de regresar a mis labios.
—Umm, Ángel, estuvo bien —murmuró contra ellos.
Para  mi  decepción,  Peter  separó  sus  labios  de  los  míos  para  tantear  el montón de ropa junto a nosotros. Él me sonrió mientras deslizaba mi ropa interior de nuevo y luego lo hizo con los pantalones de yoga.
—Gracias.
Su expresión se volvió seria.
—Debo ser yo el agradecido por dejarme ser el primero que te hizo correr.
Exhalé una respiración entrecortada.
—Creo que si seguimos así, voy a querer que seas el primero en muchas otras maneras.
Cuando entendió el significado, gimió antes de llevar sus labios a los míos. Nuestras bocas  estaban librando una  guerra  entre  si cuando  un hilo  de voz  nos llamó:
―¿Tía Lali?
Moví  mi  boca  de  la  de  Peter  y me alejé de  él.  Girándome,  me  fijé  en  la diminuta forma de Jude en la puerta del dormitorio.
—¿S…Sí, cariño?
Él sollozó.
—Tuve un sueño aterrador. ¿Vendrías a la cama conmigo?
—Por supuesto que lo haré. Solo dame un segundo. —Alisando mi cabello rizado, me levanté,  dejando a Peter solo en el suelo.  Jude tendió sus brazos, y lo levanté hacia arriba sobre mi cadera. Enterró su cabeza en mi cuello antes de que comenzara a llorar.
—Shh, está bien. Fue solo  un mal sueño. Ya ha terminado, y estoy aquí contigo. —Lo acosté en la cama y luego me acurruqué a su lado.  Él se acurrucó contra mí, todavía soltando algunas las lágrimas—. ¿Quieres que cante de nuevo?
—Por favor —gimió.
Después de que canté varios versos, Jude estaba profundamente dormido otra vez. Apartándome de él, eché un vistazo a Melody antes de cerrar la puerta.
Cuando la abrí, me quedé helada. Peter no estaba a la vista. Encendí la luz y miré alrededor de la habitación.
Él se había ido.
Me apresuré hacia la mesa donde estaba mi teléfono. Deslizando el dedo pulgar por la pantalla, comprobé por cualquier mensaje o llamadas perdidas.
No había nada.
Mi garganta se apretó mientras luchaba por contener las lágrimas. ¿Por qué me dejaría sola? ¿Había conseguido lo que quería y se había largado? Me estremecí cuando el sentimiento de haber sido utilizada se apoderó de mí. 
En contra de mi mejor juicio, escribí un rápido:
                                                          ¿donde estas?
 Después de un par de minutos, escribí:
                                                           ¿Peter?

Dando vueltas  por la  habitación, esperé  por su respuesta, pero no  llegó.

Derrotada, me escabullí de nuevo en el dormitorio y me metí en la cama. Esta vez fui yo la que se acurrucó contra Jude por comodidad mientras las  lágrimas caían silenciosamente por mis mejillas.
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¿por que peter se fue????
¿que creen ustedes??? :(



se vienealgo....m... 

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