lali
nicolas y Euge estaban muy conmovidos por la oferta de Peter
y mía. Les tomó casi una hora para que consiguieran todo lo que necesitaríamos para
un día y
una noche juntos
con los niños. Luego,
tomando la camioneta
de Euge, Peter
y yo nos dirigimos primero al Zoológico de Atlanta
y luego fuimos al Acuario. Con sus gafas oscuras y la gorra de beisbol, Peter
hizo su mejor intento para mezclarse y no llamar la atención sobre sí mismo.
Mientras que empujaba a Melody en su cochecito, Peter cargó a Jude en sus
hombros. Como parecíamos ser los modelos para fotos de una joven familia, nadie
se detuvo a mirar o preguntar si un famoso rockero estaba en medio de nosotros.
Después de devorar con los ojos toda la fauna, regresamos al
hotel para la hora de la siesta de Melody.
―¡Los chicos grandes no duermen la siesta! ―se quejó Jude
cuando sugerí que también se recostara.
―Vamos,
hombrecito. Tú y
yo iremos a nadar mientras
que las chicas descansan ―propuso Peter.
Jude chilló con gusto y corrió dentro del cuarto de baño.
Mientras que le colocaba su traje de baño y flotadores, Peter tomó prestados un
par de trajes de baño de Ncolas. Cuando salió del cuarto, respire profundamente
ante la vista
de su pecho desnudo y todos sus duros músculos, tallados en exposición.
Bajando sus gafas, Peter me sonrió maliciosamente
―¿Impresionada, Ángel?
Rodé los ojos.
―¿Por qué siempre tienes que ser tan engreído?
Él me tomó en sus brazos.
―¿Y por qué siempre tienes que luchar contra tus
sentimientos cuando se trata de mí?
―En este momento no estoy luchando contra nada, lo que digo
es que tu arrogancia logra arruinar estos momentos.
Las manos de Peter bajaron un poco para acariciar mi
trasero.
―Oh vamos nena, me vuelves loco de deseo con cada minuto,
así que ¿no puedes solo al
menos admitir que
de vez en
cuando la visión
de mí te
pone cachonda?
Me mordí el labio para evitar sonreír.
―¿Cachonda?
Sonrió ampliamente.
―Sí.
―No, verte no me pone cachonda, pero me pone caliente, ¿de
acuerdo?
Peter me hizo girar.
―Finalmente, lo admites. ―Sus labios encontraron los míos en
un beso apresurado, frenético, ya
que ambos sabíamos que
en cualquier momento
Jude estaría saliendo del cuarto de baño. Después, lamió un húmedo
rastro hasta mi oído y susurró:
―Y por lo
que respecta a
cachonda, supongo que
solo tendré que intensificar mi juego.
Sonreí.
―Sí, has eso.
Jude salió y de mala gana nos apartamos el uno del
otro. Después de un biberón, Melody
durmió unas dos
horas de siesta. Mientras
dormía, les envié mensajes a mis hermanos y a mis padres.
Peter y Jude llegaron de vuelta a la suite del hotel justo cuando Melody estaba
despertando. Debido a que ambos estaban hambrientos, la cena era nuestro
próximo plan del día.
Nos saciamos de hot dogs y hamburguesas del The Varsity el
restaurante favorito de Peter en Atlanta. Jude preguntó:
―¿Mami y papi están tocando en otro lugar hoy?
Cuando Peter sonrió
en forma burlona,
le lancé una
mirada mientras limpiaba las
manchas de cátsup del rostro de Jude.
―Sí, necesitan algo de tiempo solos para hacer algunas cosas
de grandes.
Eso provocó otro resoplido divertido de Peter.
―¡Eres imposible! ―protesté.
Un pequeño mohín se formó en el rostro de Jude.
―No soy un bebé. Puedo hacer cosas de gente grande.
―Lo siento, Hombrecito, pero no estás completamente listo
para lo que mami y papi están haciendo ―dijo Peter.
Jude cruzó los
brazos sobre su pecho
en un resoplido
cuando le di una
sonrisa a Peter.
―Ahora no te
preocupes. El tío Peter tampoco
es un chico
lo suficientemente grande como para llegar a hacer lo que tus padres
están haciendo ahora mismo.
Metiendo un puñado de patatas fritas en su boca, Peter
murmuró:
―Oh, por favor, lo he hecho un montón de veces. La tía Lali
es quien necesita relajarse.
Cuando me guiñó un ojo, le arrojé la servilleta sucia lo que
causó que casi se ahogara con sus patatas.
Después de que
llegamos de vuelta
al hotel, eran
más de las
ocho. Peter bostezó cuando
colapsó en el sillón.
―¿Puedes darle a Melody su biberón mientras le doy un baño a
Jude?
Asintió y tomó a la bebé que casi se estaba durmiendo de mis
brazos. Luego conduje a Jude a la bañera. Después de un rápido chapoteo para
lavarlo, le puse sus pijamas y le
leí un cuento.
Cuando terminé el
libro, los ojos
de Jude estaban pesados, pero todavía no estaba
dormido.
―Canta para mí, tía Lali.
―Eh, está bien. ―Busqué en mi mente una canción y al final
recordé una que mi madre solía cantarme.
Finalmente, se quedó dormido, y con cuidado me quité de la
cama. Después que cerré la puerta de la habitación detrás de mí, estaba
sorprendida de encontrar la sala de estar bañada en oscuridad. Solo la parpadeante
pantalla de la televisión iluminaba el camino para mí mientras me dirigía hacia
el sofá. Cuando estaba casi ahí, me detuve en seco al verlo de frente. Sin
camisa, Peter estaba acostado en su espalda mientras Melody dormía profundamente
en su pecho. Mi mano hizo un puño
en mi blusa sobre
mi corazón cuando
la escena de Peter con
un bebé me destrozó emocionalmente.
Inhalé
profundamente y continué
acercándome al sofá.
Con cuidado, recogí a Melody.
Sintiendo la pérdida, Peter abrió los ojos.
―La acostaré ―susurré.
―Bueno ―contestó, levantándose hasta sentarse sobre el sofá.
Después de tender a Melody en su cuna y arroparla. Agarré
una camiseta y un par de pantalones de yoga de mi maleta, fui al baño a
cambiarme. Cuando terminé, eché un vistazo a los niños de nuevo antes de dejar
la habitación. Peter se reclinó en el sofá con el control remoto en su mano.
Cuando me vio observando su pecho desnudo, sonrió tímidamente.
―Melody vomito un poco sobre mí.
-Oh, ya veo ―respondí, cuando me relajé a su lado.
―¿Jude duerme?
―Sí. ―No podía
luchar contra la
sonrisa de ensueño
que curvó mis labios―. Terminé cantándole para que
durmiera.
Peter sonrió.
―No hay ninguna duda de que ese niño va a ser un rockero al
igual que su viejo.
―Tienes razón. Adora la música.
Con un bostezo, Peter se giró hacia mí.
―No tenía idea que dos niños acabarían tanto con mi trasero.
Me reí.
―Lo sé. Pero son en verdad buenos niños.
―Oh, sí, Bray es un hombre suertudo.
Ante la forma
seria en la
que estaba mirándome,
rápidamente giré la cabeza. Arrugando la nariz hacia la
pantalla de TV, pregunté:
―Uf, ¿en serio tenemos que ver el canal de deportes?
Peter resopló.
―Si crees que estaremos viendo alguna peli cursi de
chicas, conseguirás ver otra cosa.
―Bueno, al menos déjame ver que más hay ―sugerí, estirándome
por el control.
―Oh, no. No lo creo.
Cuando intenté arrancarle el control de la mano, se fue
volando por la sala de estar y rebotó en el piso. Peter y yo nos miramos
durante un minuto el uno al otro
antes de que
ambos nos lanzáramos
fuera del sofá
por él. Empujando
y metiéndonos uno en el camino del otro, finalmente lo agarré.
―¡Ajá!
Fue una breve
victoria debido a
que Peter me
volteo sobre mi
espalda.
Después él se sentó a horcajadas sobre mí, sujetándome los
brazos sobre mi cabeza.
―No tan rápido.
Cuando me sonrió con satisfacción, intenté escabullirme
fuera de su agarre.
―¡Suéltame, idiota!
―Ooh, te pones tan combativa cuando estás furiosa.
―No me hagas darte un rodillazo nuevamente ―amenacé.
A la mención de nuestro primer encuentro, nuestros ojos se
trabaron, y en ese breve instante, el control remoto fue olvidado. Agachándose,
Peter rozó su boca sobre la mía, acariciando mis labios con los suyos. Estiré
mi cabeza, ya que así podía llegar mejor a él. Cuanto más cerca nos ajustamos
el uno contra el otro, los labios de Peter se movieron más febrilmente contra
los míos. Lancé mi lengua dentro de su boca y coqueteé contra la suya. Su mano
abandonó las mías y se movió para acariciar
mis senos. Sobre la camiseta masajeó mi carne causando que gimiera de placer.
Apartando su boca de la mía, jadeando Peter dijo:
―Lali…
―¿Qué? ―murmuré mientras pasaba las manos por su cabello.
Sus cejas se elevaron con preocupación.
―¿Estás segura de esto?
―¿Por qué los hijos de Nicolas están en la habitación de al
lado?
Peter se rio entre dientes.
―Bueno, sí, eso es decepcionante, pero estaba pensando más
en ti ―Me miró con tal
mezcla de lujuria
y deseo en
sus ojos que
me dio escalofríos―. Simplemente no puedo evitar
acercarme a ti. Te deseo tanto que no puedo hacer más que devorarte en
cualquier oportunidad que tengo. Solo temo que esto es muy rápido y pronto para
ti.
Mi pecho se
contrajo por su
preocupación hacia mí.
Realmente estaba dispuesto a
darme el tiempo y el espacio que necesitaba, y eso me hacía amarlo aún más.
Cuando comenzó a apartarse de mí, supe en ese mismo instante que no quería que se
detuviera. Estaba a
punto de tener
veintidós años, y
quería seguir disfrutando de
este jugueteo en el piso
de un cuarto de hotel con el
chico que amaba.
―¡No! ―grité, agarrando
sus hombros. Sus
ojos se ampliaron
con sorpresa―. Quiero esto, y te quiero. ―Desvié la mirada de él antes
de agregar―: Solo que no todo el asunto.
―¿Lo que significa? ―preguntó, inclinando mi barbilla para
hacer que lo mirara de nuevo.
―Sí ―susurré.
―Gracias a Dios ―gimió antes de llevar sus labios de vuelta
a los míos.
Besándome febrilmente, subió con cuidado mi camiseta y la
pasó sobre mi cabeza.
Luego deslizó sus brazos alrededor de mi espalda. Con solo
un movimiento de su muñeca, Peter
desabrochó mi sostén con
solo una mano y luego lo deslizó hacia afuera.
―Buen trabajo ―dije jadeando.
Me sonrió ampliamente.
―Es difícil, pero he tenido mucha práctica.
Le golpeé el pecho.
―No estés alardeando sobre tus antiguas conquistas conmigo.
―Lo siento. ―Cuando su mano cubrió mi seno desnudo por
primera vez, jadeé―. ¿Sumaría puntos a mi favor si te dijera que eres la única
chica en todo el mundo que soñé conquistar?
―Tal vez ―susurré cuando su pulgar rozó de un lado a otro mi
pezón. Se endureció bajo su
simple toque, mientras
que un sufrimiento
ardía entre mis piernas.
La mirada de Peter recorrió mis pechos.
--Dios, estás son asombrosas… y reales.
No pude contenerme y soltar una sonrisa por su
declaración.
―Eh, ¿debería decir gracias?
Se rio entre dientes.
―Lo siento por
el comentario cavernícola.
Es solo que
eres tan malditamente perfecta
por todas partes. Incluyendo tus senos.
Su boca se movió sobre mi
pezón. Cuando su aliento
calentó mi pecho, arqueé la espalda,
animándolo para que
dejara de atormentarme.
Felizmente él aceptó y chupó mi
pezón en su boca.
―Oh, Peter ―murmuré. La sensación era como nada que pudiera
haber imaginado. Mientras que su lengua asaltaba mi pezón, su otra mano
continuaba masajeando mi otro pecho. No pude evitar los gemidos y gimoteos
escapándose de mí.
Se sentía tan bien estar liberada.
Mientras que continuaba dándole atención a mis senos, abrí
las piernas más ampliamente, permitiéndole hundirse más cerca entre mis muslos.
Mis caderas se sacudieron involuntariamente contra las suyas, y sentí el bulto
creciendo debajo de sus jeans.
Él se presionó sobre mí, y grité. Raspó mi pezón con sus
dientes y luego comenzó a mecer su erección contra mí.
―Umm ―murmuré, girando mi cabeza de un lado a otro. Igualé
su ritmo levantando las caderas
para encontrar sus empujes. La
presión continuó aumentando entre
mis piernas cuando Peter se frotó contra mí. Mordí mi labio para contener los
gritos. Si se sentía tan bien ahora, ¿cómo sería cuando él en verdad me tocara
allí o pusiera su boca?
La fricción estaba volviéndome loca, pero no era
suficiente.
―Peter ―susurré.
Elevó la cabeza de mis pechos.
―¿Qué quieres, Ángel? ―dijo con voz áspera
―Tócame.
―¿Segura?
Levanté la cabeza.
―Sí, por favor.
Rodando encima de mí, una de las manos de Peter abandonó mi
seno para arrastrarla bajo mi abdomen. Cuando llegó a la cinturilla de mis
pantalones, aspiré una bocanada de aire. La palma de su mano me acarició
torturando mi vientre, y no pude evitar más que sacudir mis caderas hacia él.
Mordisqueando su labio por un rato, me miró.
―¿Alguna vez alguien te ha…
El calor inundó mis mejillas ante su pregunta.
―No.
La engreída sonrisita que llenó su rostro me dio ganas de
golpearlo.
―¿Qué?
―Miro a este victorioso cavernícola que acaba de ser mi
primera acción en tercera base.
Sonrió ampliamente.
―Lo siento, pero
es nuevo para
mí también. Sabes,
ser el primero
de alguien. ―Cuando sus
dedos hicieron cosquillas
a lo largo
de mi abdomen, preguntó―: ¿Alguna vez te has
tocado?
―¿Qué pasa con el interrogatorio? ¡Solo hazlo ya! ―grité.
Los ojos de Peter se ampliaron.
―Shh, despertarás a Jude y Melody.
La mortificación se disparó a través de mí, y me cubrí la cabeza con las manos.
―Así que ¿eso es un sí o un no? ―provocó Peter.
Le eché un vistazo a través de mis dedos
―Sí, lo he hecho ―susurré.
Ante mi admisión, él gimió.
―Oh, Ángel ―murmuró
antes de que
su mano se
adentrara bajo mis bragas.
Cuando sus dedos
rozaron contra mí,
jadeé con placer.
Peter hizo una respiración entrecortada
y preguntó―: Cuando
te tocabas de
este modo, ¿te corriste?
A pesar de que estaba avergonzada, frustrada, e incluso un
poquito enojada por su pregunta, me encontré contestando:
―Umm, humm.
Apretó los ojos con fuerza.
—Me estás volviendo loco.
—Podría decir lo mismo sobre lo que tú me estás haciendo.
Él se rio entre dientes mientras sus párpados se abrían.
—Lo sé. —Cuando él me miró a los ojos, el brillante deseo
quemaba en los suyos—. ¿Tal vez debería dejar de hacer preguntas y simplemente
besarte, eh?
—Sí.
Mientras su lengua
empujaba dentro y
fuera de mi
boca, sus dedos profundizaron entre mis piernas. Cuando
por fin me acarició los sensibles pliegues, gemí en su boca. La presión
continuó creciendo mientras mecía las caderas contra su mano.
Gotas de sudor
estallaron en mi
frente. No podía
imaginar nada que pudiera sentirse así de bien.
Peter tentativamente deslizó su dedo dentro de mí, y cuando comenzó a moverlo dentro y fuera, me fui sobre el
borde.
—¡Peter! ¡Oh sí! ¡Peter! —lloré mientras mis paredes se
apretaban alrededor de su dedo. Cuando finalmente regresé a mi misma, Peter
estaba mirándome.
—Eres sexy como el infierno cuando te corres.
Arqueé las cejas hacia él mientras luchaba por recuperar el
aliento
—Es bueno saberlo.
Él me lanzó una maliciosa sonrisa.
—Me encanta la forma en la que gritaste mi nombre. Fue tan
jodidamente caliente. —Él se colocó sobre sus rodillas mientras sus manos
fueron a la cintura de mis pantalones de yoga—. ¿Quieres que te haga correr
otra vez?
—¿Siempre haces esta dulce charla con las chicas?
Paró de bajarme los pantalones.
—¿No te gusta?
—No, es solo...
Hizo una mueca.
—No es muy romántico, ¿no?
Negué con la cabeza.
—No, no en realidad.
Peter suspiró.
—Todo esto es nuevo para mí, Ángel. No estoy acostumbrado a
sacar todas las emociones con el sexo. Estoy acostumbrado a follar y llamarlo
un día.
Hice una mueca al escuchar sus palabras.
—Lo siento si
suena como que
me estoy quejando.
Lo disfruté… obviamente, quiero
decir, yo... es solo que...
—No, lo entiendo.
Te mereces algo
mejor, Ángel. Le
estás dando, al hombre menos merecedor del mundo, la más
sagrada e increíble primera vez.
Negué con la cabeza.
—Es mía para darla, y no me gustaría que nadie más que tú la
tuviera.
Él arqueó las cejas hacia mí.
—¿Incluso en el suelo de una habitación de hotel?
—Si eso significa
estar contigo, entonces
sí. E incluso
con tu habladora boca sucia.
Él gimió. Una vez que me quitó los pantalones, besó un
rastro húmedo a través de mi
doblada rodilla y
hacia abajo a través de
mi muslo. Su
boca momentáneamente rozó mi centro sobre la ropa interior antes de
besar un sendero hasta el muslo opuesto.
—Peter —supliqué.
—Shh —murmuró. Sus
dedos trazaron perezosamente la cintura
de mi ropa interior. Me mordí el
labio inferior hasta que, finalmente, se apoderó de la tela y
la deslizó hacia
afuera. Mientras me
miraba, de repente
me sentí muy expuesta, así que sujeté mis rodillas
juntándolas.
Peter agitó la cabeza.
—Deja que te
vea, hermosa —exhortó,
empujando mis rodillas
hasta separarlas. Esta vez no hizo lo de los besos burlones por mis
muslos. En cambio, su boca buscó mi centro mientras colocaba un tierno beso en
mí. Aspiré una bocanada de aire, mientras Peter soplaba aire caliente a través
de mi centro ya inflamado.
Cerré los ojos y murmuré:
―Peter...
Cuando su lengua se movió a través de mis pliegues, grité. Peter
comenzó alternando entre chupar y lamerme. El calor inundó mis mejillas y
parecía rebotar por todo mi cuerpo. Se sentía como si estuviera consumida por
fuego. Una capa de sudor estalló por mi piel mientras sacudía las caderas
contra la boca de Peter. Agarré su cabello mientras deslizaba dos dedos dentro
de mí y los arremolinaba alrededor.
Entonces él comenzó a moverse dentro y fuera de mí sin dejar
de lamer y chupar mi clítoris con la lengua. Mis gemidos y fuertes convulsiones
llenaron la habitación antes de que finalmente me tensara, acercándome
nuevamente al borde.
—Peter —grité mientras empujaba las caderas hacia arriba por
última vez.
De entre mis muslos, él me sonrió. Tiré la cabeza hacia atrás
y cerré los ojos.
—Vaya..
Él se rio entre dientes mientras movía su cuerpo para cubrir
el mío.
—¿Todo lo que puedes decir es vaya?
Tomé su cara entre las manos.
—Fue tan bueno que me dejó sin palabras, ¿de acuerdo?
—Umm, me gusta el sonido de eso.
Mientras yacía sobre mí, sentí el bulto endurecido en sus
jeans. Mientras que él me hizo llegar dos veces, él todavía estaba en necesidad
de atención. Mis ojos se encontraron
con los suyos
mientras lo acariciaba
sobre sus pantalones.
Cuando levantó las cejas inquisitivamente hacia mí, moví la
cabeza.
—Demuéstrame que hacer.
Sin protestar, Peter desabrochó y bajó la cremallera de sus
jeans. Levantó las caderas y
bajó los pantalones
hasta las rodillas.
Mis ojos se
afilaron inmediatamente en su erección. Tomando mi mano en la suya,
envolvió mis dedos alrededor de su considerable longitud. Luego cubrió mi mano
con la suya. Poco a poco, trabajó nuestras manos arriba y abajo.
—¿Te gusta eso?
—Sí... pero vas demasiado rápido —murmuró con un suspiro
tembloroso.
Cuando empecé a trabajar mi mano sobre él más rápidamente,
se quedó sin aliento.
—Oh Dios, Ángel. Eso es bueno. —Mis labios se encontraron
con los suyos en un frenético y hambriento beso. Me gustó que lo que estaba
haciendo le hacía gemir. Levantó sus
caderas al ritmo
de mis largos
movimientos—. Joder, sí —murmuró
antes de que su cuerpo comenzara a temblar mientras se venía. Líquido caliente
y pegajoso brotó en mi mano y en el estómago de Peter.
—Uhm, ¿qué hago…?
Con una sonrisa, Peter se puso de pie y se acercó a tomar
unas servilletas en la cocina. Luego
limpió mis manos
y su estómago.
Al instante me besó
ambas mejillas y la frente antes de regresar a mis labios.
—Umm, Ángel, estuvo bien —murmuró contra ellos.
Para mi decepción,
Peter separó sus
labios de los
míos para tantear
el montón de ropa junto a nosotros. Él me sonrió mientras deslizaba mi
ropa interior de nuevo y luego lo hizo con los pantalones de yoga.
—Gracias.
Su expresión se volvió seria.
—Debo ser yo el agradecido por dejarme ser el primero que te
hizo correr.
Exhalé una respiración entrecortada.
—Creo que si seguimos así, voy a querer que seas el primero
en muchas otras maneras.
Cuando entendió el significado, gimió antes de llevar sus
labios a los míos. Nuestras bocas
estaban librando una guerra entre
si cuando un hilo de voz
nos llamó:
―¿Tía Lali?
Moví mi boca
de la de Peter y me alejé de
él. Girándome, me
fijé en la diminuta forma de Jude en la puerta del
dormitorio.
—¿S…Sí, cariño?
Él sollozó.
—Tuve un sueño aterrador. ¿Vendrías a la cama conmigo?
—Por supuesto que lo haré. Solo dame un segundo. —Alisando
mi cabello rizado, me levanté, dejando a
Peter solo en el suelo. Jude tendió sus
brazos, y lo levanté hacia arriba sobre mi cadera. Enterró su cabeza en mi
cuello antes de que comenzara a llorar.
—Shh, está bien. Fue solo
un mal sueño. Ya ha terminado, y estoy aquí contigo. —Lo acosté en la
cama y luego me acurruqué a su lado. Él
se acurrucó contra mí, todavía soltando algunas las lágrimas—. ¿Quieres que
cante de nuevo?
—Por favor —gimió.
Después de que canté varios versos, Jude estaba
profundamente dormido otra vez. Apartándome de él, eché un vistazo a Melody
antes de cerrar la puerta.
Cuando la abrí, me quedé helada. Peter no estaba a la vista.
Encendí la luz y miré alrededor de la habitación.
Él se había ido.
Me apresuré hacia la mesa donde estaba mi teléfono.
Deslizando el dedo pulgar por la pantalla, comprobé por cualquier mensaje o
llamadas perdidas.
No había nada.
Mi garganta se apretó mientras luchaba por contener las
lágrimas. ¿Por qué me dejaría sola? ¿Había conseguido lo que quería y se había
largado? Me estremecí cuando el sentimiento de haber sido utilizada se apoderó
de mí.
En contra de mi mejor juicio, escribí un rápido:
¿donde estas?
Después de un par de
minutos, escribí:
¿Peter?
Dando vueltas por
la habitación, esperé por su respuesta, pero no llegó.
Derrotada, me escabullí de nuevo en el dormitorio y me metí
en la cama. Esta vez fui yo la que se acurrucó contra Jude por comodidad
mientras las lágrimas caían silenciosamente
por mis mejillas.
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¿por que peter se fue????
¿que creen ustedes??? :(
se vienealgo....m...
Ayy nuu xq se fueeee llorooo
ResponderEliminarMaaasss
Maaaasssssssss
ResponderEliminarAlgo con la mamá?:s Esta genial la nove Seguila
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ResponderEliminarNo ibas a hacer maratòn este finde??
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