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miércoles, 20 de marzo de 2013
Capitulo :11
—¿Y si te digo que no creo en tener sexo antes del matrimonio? —pregunté,
probándolo.
Sus ojos mostraron su diversión, pero él solo mantuvo su rostro serio.
—Entonces te diría, qué te parece casarnos en cuanto tengas la mayoría de edad.
¿Dieciocho es la edad legal, cierto? —contestó, guiñándome
.
Me reí, pero todavía estaba insegura de lo que quería decir, no tendría dieciocho
hasta dentro de otro par de años, ¿estaba diciendo que esperaría dos años por mí?
No tener sexo hasta después del matrimonio no era algo en lo que yo creyera; solo
quería ver su reacción.
—No creo en eso, pero no sé por cuánto tiempo será, Peter , francamente. —
Masticando mi labio nerviosamente.
—Ángel, te dije puedo esperar el tiempo que tú necesitas. Quiero estar contigo. —
Me miró directamente a los ojos mientras hablaba. No vi una onza de duda o
engaño allí y sentí la esperanza construyéndose dentro de mí. ¿Estaba realmente
tan interesado en mí que él esperaría por mí?
—¿Qué pasara dentro de tres meses cuándo tú todavía no hayas conseguido nada
y alguna chica al azar se lance sobre ti, podrías esperar entonces? —pregunté con
escepticismo.
Él se rió. —¿Tú realmente piensas que soy algún enloquecido jugador sexual,
verdad? —preguntó. Asentí en confirmación. ¡No lo pensaba, lo sabía, él durmió
con muchas!
—¿Sabes por qué he estado con todas aquellas chicas? —preguntó, de repente
luciendo incómodo y avergonzado.
—¿Dan buen sexo oral? —pregunté sarcásticamente. ¿Realmente él va a entrar en
detalles sobre su vida sexual con una chica a la que le acaba decir que está loco
por ella y que tiene miedo de tener sexo? ¿Realmente no tiene ni idea?
Se ahogó con su risa y sacudió su cabeza.
—No, Ángel. La razón por la que estuve con todas aquellas chicas era para intentar
superarte. Despierto a tu lado cada día. Tú envías mi mente y cuerpo dentro de un
frenesí. Puedo oler tu cabello cuando cierro mis ojos, o puedo imaginar cómo se
siente tu mano cuando la pones sobre mi pecho. Me mata cada día estando así, tan cerca de ti, pero a la vez tan lejos —dijo él, sacudiendo su cabeza y suspirando,
mirándome con esperanza—. Pensé que tal vez si encontrara a alguien más, sería
capaz de dejar de pensar en ti, pero esto no funcionó. Nada funciona. Cuando
estoy con ellas, quisiera que fueras tú. Cuando ellas ríen o hablan, no puedo menos
que comparar tu voz o tu risa. Siempre has sido tú; siempre serás tú, Ángel.
No podía hablar. ¿Qué diablos digo a esto? ¿Quiero decir, sé que él es un jugador,
pero yo lo estaba matando? ¡Ese discurso fue tan inusualmente adorable!
—Oh —me atraganté.
Él se echó a reír. —¿Oh? ¿Eso es todo lo que puedes decir?
Asentí y me reí también. Todavía no tenía palabras para contestar esta pequeña
confesión que él acababa de hacer. Mi cabeza todavía estaba girando y sabía que si decía algo ahora yo solamente sonaría como una idiota. Me incliné sobre la mesa y tomé su mano, me sonrió felizmente y esto parecía ser todo lo que era necesario.
Mi cabeza estaba girando con pensamientos; realmente no sabía qué creer. ¿Acaba de hacer aquella enorme confesión sobre cómo se siente, pero eso significa que él no me va a engañar? Bueno en realidad, nosotros no éramos todavía oficialmente una pareja. Peter sólo ha tenido algunas citas; nunca ha tenido una novia, entonces técnicamente no tengo ningún derecho sobre él de todos modos. Necesitaba ser realmente cuidadosa, cuanto más tiempo pasaba con este lindo Peter, más me gustaba. Estaba en real peligro de tener mi corazón destrozado.
Mi teléfono móvil sonó, salvándonos del silencio ligeramente extraño. Este no era
un silencio incómodo, solamente extraño, en tanto él parecía absolutamente
contento solamente sosteniendo mi mano y mirándome. El identificador de
llamada dijo que era Rochi.
—Hola, Rochi, ¿qué pasa? —dije alegremente.
—Hola, Lali, ¿quieres que lleve una película para esta noche?
—Sí seguro. Pero nada de miedo. —Sonreí dándole un ligero golpe en la mano a
Peter cuando él trató de robar uno de mis rollos primavera de mi plato.
—¿Qué? —articuló con inocencia. Rodé mis ojos y le pasé mi plato.
—Estaba pensando en, El Amanecer de los Muertos —replicó Rochi.
Jadeé; ¿ella está bromeando?
—¡De ninguna manera! ¡No voy a ver eso, me asustaría demasiado! —grité,
horrorizada ante el pensamiento de ver una película de zombis. Me ponían tan
asustada que después no podía estar sola durante días; ¡tuve que hacer pis con la
puerta de cuarto de baño abierta por el amor de Dios!
Podía escuchar su risita.
—Por favor, ¿La? Realmente quiero verla —pidió, yo podía imaginar el aspecto
de cachorro en su rostro ahora mismo.
Peter me estaba dando una expresión burlona, entonces puse mi mano sobre el
auricular y susurré:
—El Amanecer de los Muertos.
Él ensanchó sus ojos ligeramente antes de darme una sonrisa.
—No te preocupes, Ángel, te protegeré —susurró él con seguridad, haciéndome
reír.
—Lali, por favor —rochi pidió otra vez.
—¡Oh Dios! De acuerdo, trae esa maldita película —refunfuñé, derrotada.
Al menos Peter estaría allí, él siempre mantenía mis pesadillas lejos. Sólo sería malo cuando estuviera sola, como en la ducha o algo. Supongo que siempre puedo
hacerle permanecer fuera de la puerta y que me leyera o algo mientras estaba allí,
no es como que él no hubiera hecho esto por mí antes. Lo miré un poco
impresionada, de hecho, cuanto más pensaba en ello, más de este dulce, divertido
Peter, venía a mi mente. Él hizo a menudo pequeñas cosas por mí a las que no les
presté atención antes. ¿Siempre había sido dulce para mí, pero estaba demasiado
prejuiciosa para verlo?
—¿Entonces, qué piensas, está bien? —preguntó Rochi.
Regresé abruptamente a la realidad. ¡Mierda, yo no había estado escuchándola en
absoluto!
—¿Lo siento, Ro, qué? No te escuché, lo siento. Estaba presa de pánico sobre esa estúpida película. —Me estremecí solo por el pensamiento de ello.
Ella suspiró.
—¿Te dije que mi mamá y papá se marchan por el fin de semana, así que pensé
que estaría bien si dormía en la tuya esta noche y mañana por la noche? Realmente
no quiero quedarme sola —dijo en voz baja. Miré a Peter y brinqué. Si Rochi se
quedaba a dormir esto quería decir que él no podría, porque ella dormiría en la
cama plegable sobre mi piso.
—Um seguro, Ro, puedes quedarte a dormir durante el fin de semana. A Gas no
le importará. —Estuve de acuerdo de mala gana.
Peter disparó sus ojos hasta los míos y sacudió su cabeza.
—¡NO! —articuló de manera suplicante. Solamente le di una mirada de disculpa y
me encogí de hombros, yo no podía decirle no, ella era mi mejor amiga.
—Estupendo. Bueno, vendré aproximadamente a las siete entonces, ¡de acuerdo!
—gorjeó, sonando entusiasmada.
—Sí, ¡Esta bien! Nos vemos. —Cerré mi teléfono móvil y miré de nuevo a Peter.
—¿El fin de semana? ¿No conseguiré dormir allí el fin de semana? —gimoteó, tan
pronto como había cerrado mi teléfono.
—Lo siento, pero no podía decirle no. Sus padres se marchan durante el fin de
semana y no quiere quedarse sola. —Lo miré excusándome.
Él suspiró luciendo derrotado.
—Está bien, seguro. Pero sabes que has acordado mirar una película de zombis
que da mucho miedo y no voy a estar allí por las próximas dos noches —declaró él
con una sonrisa arrogante.
Jadeé. ¡No había pensado en esto! ¿No dormía muy bien sin Peter allí, tenía
pesadillas, malas, sobre mi padre y ahora encima tendría sueños de zombis
también? Desde que tenía ocho años, sólo pasé algunas semanas lejos de Peter,
como cuando uno de nosotros se fue de vacaciones, o un tiempo que él tenía
varicela y tuve que estar lejos durante cuatro días. Cada vez que estaba sola, mis
sueños serían tan malos que me despertaría gritando. Le había pedido a Gas
dormir conmigo algunas veces cuando era chica, pero él no detuvo los sueños
entonces solamente dejé de pedírselo.
Sabía que Peter no dormía en absoluto cuando no estaba conmigo. Él literalmente
se la pasaba despierto, incapaz de sentirse cómodo. Él siempre decía que su cama se sentía extraña, porque no había dormido en ella desde que tenía diez años.
Odiaba cuando mis amigas llegaban para quedarse y se quejaba sobre ello todo el
día siguiente, dejando caer insinuaciones no tan sutiles de que él no estaba
impresionado por tener que dormir en su propia cama.
—Bien, no sé por qué luces tan arrogante al respecto; tú no vas a dormir
demasiado intensamente tampoco. —Sonreí, sacándole la lengua.
—¿Um, es una invitación? —preguntó, levantando una ceja. Al instante comprendí
de lo estaba hablando, preguntaba si quería besarlo otra vez porque le mostré mi
lengua. Seguro como el infierno.
—Seguro —ronroneé, mirándolo de manera seductora, sabiendo que no podía
alcanzarme sobre la mesa, entonces tendría que esperar hasta que nosotros
dejáramos el restaurante.
Inmediatamente saltó de su silla y se inclinó a mi lado, tomando mi rostro en sus
manos y besándome, no pareciendo preocuparse por dónde estábamos o si las
personas estaban mirando. Tomé la iniciativa esta vez y tracé mi lengua a lo largo
de su labio inferior, la abrió rápidamente y deslicé mi lengua. Gimió en mi boca,
empujándome hacia él. El beso estaba tan bueno que me sentí ligeramente
mareada. Ni una sola vez trató de tocarme, excepto sostener mi rostro, lo que me
sorprendió. Tal vez no me estaba usando sólo para el sexo después de todo. Sonreí contra sus labios y se alejó, sonriéndome también.
—Gracias —susurró, besándome otra vez rápidamente y luego volviendo a
sentarse frente a mí, como si nada hubiera pasado. ¡Bueno, no estoy tan
acostumbrada a todo esto de tener citas y besuqueos!
—Será mejor que nos vayamos; necesito hablar con tu hermano. —Frunció el ceño,
luciendo triste y un poco asustado.
—¿No vas a decirle, verdad? —pregunté, horrorizada ante el pensamiento de Gas
sabiéndolo y volviéndose loco.
Asintió. —Sí, Ángel. Él sabía que tú me gustabas todo este tiempo, pero él no
pensaba que yo te gustara, por eso necesito hablar con él sobre que nosotros
estamos realmente saliendo. —Hizo una mueca mientras hablaba; imagino que
estaba pensando en la patada en el culo que Gas le daría cuando se lo contara.
—Peter, por qué nosotros no sólo lo dejamos por un tiempo y luego tal vez en un
par de semanas, si todo va bien, entonces podemos hablar con él juntos. ¿Quiero
decir, ni siquiera sabemos si esto va a funcionar, verdad? —pregunté con un
encogimiento de hombros.
Realmente no veía el punto en hablar con Gas y trastornarlo todo si esto no iba a
funcionar. ¿En realidad, cuánto tiempo duraría esto, una vez que comprendiera que
yo realmente no pensaba dormir con él en el corto plazo? Cuando estuviera
aburrido o desesperado, huiría de mí hacia la posibilidad más cercana de sexo fácil, gritando mientras se iba.
Se veía un poco asustado.
—¿Tú piensas que esto no funcionará? —preguntó, su voz sonando lastimada.
—¿Honestamente? Solamente no creo que puedas esperar, Peter. ¿Cuánto tiempo
va a pasar antes de decidir que has tenido suficiente y dormir con alguna chica
bonita y tonta? —le respondí, odiando la expresión de dolor que cruzaba su rostro.
—Prometo que nunca te engañaré, nunca. He esperado demasiado tiempo por
esta oportunidad; no voy a estropearla. —Tomó mi mano y podía ver la honestidad
en sus ojos, realmente creía que no me engañaría, pero él era un chico después de
todo y su cuerpo diría algo más eventualmente.
—¿Vamos a esperar un poco, está bien? —sugerí, apartando mi mano y haciéndole
una señal al camarero. Vino inmediatamente.
—¿Hola, podemos conseguir la cuenta por favor? —pregunté con una sonrisa,
asintió y se fue.
—Solamente voy al baño. ¿Si vuelve antes que esté de regreso, entonces usa esto,
está bien? —Peter instruyó, dándome su cartera y caminando rápidamente al baño.
Hice una mueca; pienso que realmente herí sus sentimientos diciéndole esto.
¡Maldición, podía ser tan estúpida a veces! Lo miré mientras se alejaba, mis ojos
inconscientemente enfocaron su trasero. ¡Wow, realmente tiene un lindo culo!
Alguien limpió su garganta al lado mío haciéndome sonrojar porque acababa de
sorprenderme mirando. Alcé la vista y el camarero estaba de pie allí con la cuenta.
—¡Oh, lo siento! No me di cuenta que estabas allí —refunfuñé, avergonzada.
—No te preocupes por ello. —Me dio el recibo y se inclinó junto a mí, así que
estábamos al mismo nivel. Él puso una mano al dorso de mi silla y una sobre la
mesa entonces estaba atrapada. Mi corazón comenzó a correr. Él estaba muy cerca.
—Entonces, no te he visto antes por aquí. Definitivamente habría recordado un
rostro tan hermoso como el tuyo —dijo, sus ojos clavados en mí, mientras parecía
que él me estaba imaginando desnuda. Me retorcí en mi asiento.
—Er no, no he estado aquí antes —murmuré incómodamente, mirando la cantidad
que debía y agarrando la cartera de Peter de mi regazo.
—Soy Simon. —Ofreció su mano para darme la mano. Lo miré y tragué saliva;
realmente no quería tocarlo, así que solo jugaba con la cartera de Peter fingiendo
buscar algo. Lo sentí jugando con mi cola de caballo y me sentí mal.
—¿Así que, cómo te llamas? —preguntó, con una sonrisa coqueta.
—Su nombre es tócala otra vez y te romperé la cara —gruñó Peter posesivamente
detrás mí. Físicamente me relajé.
El tipo se levantó inmediatamente.
—Lo siento, solamente hablaba con tu novia eso es todo. No ha pasado nada —
dijo con inocencia.
—Correcto —contestó Peter, sonando realmente molesto. Extendió la mano y tomó
el recibo y su cartera de mis manos, lo miró y luego le dio el dinero al tipo
mirándolo todavía airadamente. Mi respiración todavía no había vuelto a la
normalidad, mi corazón seguía corriendo. Peter me ofreció su mano.
—¿Estás lista, Ángel? —preguntó, sin quitar sus ojos del camarero. Tomé su mano y
me levanté, siguiéndolo mientras él nos condujo fuera del restaurante. Una vez que
cerró la puerta se volvió hacia a mí.
—¿Estás bien? Te ves un poco pálida —Dio un paso más cerca de mí y puso sus
labios sobre mi cuello. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y me presioné
contra él, dejando que su olor llenara mis pulmones, su respiración soplando mi
espalda y hombros, haciendo que todo mi cuerpo se relaje.
Me alejé después de un par de minutos.
—Estoy bien ahora. —Le sonreí de modo tranquilizador y él acarició ligeramente
un lado de mi rostro.
—Vamos, hay que regresar. Tengo que ayudar a Gas a ordenar así él comprará la
pizza esta noche —bromeé.
Sonrió y entonces caminamos hacia su auto, deslizó su mano en la mía. No podía
dejar de reír. Se sentía bien por alguna razón; su mano parecía encajar
perfectamente en la mía. Era tan natural que era casi demasiado fácil.
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