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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Epigolo

 Epílogo

 

 

             
            UN AÑO y medio después, Peter estaba en la iglesia de Pine Ward, con Vico a su lado. Trisha, su sobrina, había recorrido el pasillo lanzando pétalos de rosa y Cande intentaba que Alay y Tomas no correteasen por el pasillo.

            Las tres llevaban vestidos del mismo tono rosado, pero el de Alay, que tenía casi dos años y medio, llevaba unos volantitos en las mangas. Tomas, con un diminuto esmoquin que intentaba quitarse a toda costa, miraba la escena con una sonrisa en los labios.
            El organista empezó a tocar la Marcha Nupcial y a Peter se le paró el corazón cuando Lali apareció en la puerta de la iglesia con un precioso vestido blanco.
            Iba del brazo de su orgulloso padre, pero los ojos de Peter estaban clavados solo en ella. Amarse el uno al otro era tan fácil...
            Y allí estaba, suya.
            Su corazón se hinchó de alegría al pensar eso.
            Peter miró sus brillantes ojos castaños y luego el bonito vestido blanco con escote barco que se ajustaba en las caderas y caía en forma de capa...
            ¿Eran plumas?
            ¿La falda estaba hecha de plumas? Peter soltó una carcajada. Aunque las plumas no eran ridículas, todo lo contrario. Eran suaves, brillantes y destacaban la belleza del vestido. Eran perfectas.
            Como ella.
            Lali era una persona encantadora y una madre maravillosa, pero también era una mujer divertida. Tenía un lado festivo que seguramente los había ayudado a los dos a superar la muerte de Gaston.
            Por fin, llegó a su lado y, después de mirarse a los ojos, los dos se volvieron hacia el altar para hacer sus promesas.
            «Amarnos y respetarnos hasta que la muerte nos separe».
            Después de la ceremonia hubo fotografías, abrazos, parabienes... tardaron una hora, pero por fin subieron a la limusina que los llevaría al banquete. Cuando llegaron al club de campo, Peter ayudó a Lali a bajar del coche con su vestido de plumas.
            Ella sonrió, poniéndose de puntillas para besarlo.
            –Te quiero.
            –Y yo a ti.
            El fotógrafo señaló un cenador cubierto de flores y empezó a hacer indicaciones sobre el orden de las fotografías.
            Cande, Trisha, Lali e incluso Alay se apresuraron a seguirlas, pero Peter se quedó un poco atrás. No lo necesitaban para hacer fotos de la novia y las damas de honor.
            Contento, se apoyó en un árbol, escuchando el canto de los pájaros y mirando a su esposa y a su hija posar para las fotografías.
            Pero, de repente, sintió algo en el aire. Era casi como si alguien estuviese hablándole al oído...
            Miró alrededor, pero en aquella zona del jardín no había nadie. Intentó relajarse, pero la sensación se repitió, más fuerte en aquella ocasión.
            Y, de inmediato, supo qué era.
            Peter levantó la cabeza para mirar el cielo.
            –No sé dónde estás, pero tengo la sensación de que estas aquí, a nuestro lado. Te debo una, pero no puedes ser una sombra entre nosotros para siempre. No por morirte sino por salvar a Lali. Ella cree que tú la salvaste el día del accidente y yo la creo... así que, gracias.
            La inesperada sensación se intensificó y Peter se dio la vuelta para mirar a Lali, posando con sus hijos en brazos.
            Luego miró el cielo de nuevo.
            –La adoro y voy a cuidar de ella para siempre. La querré mientras viva, tienes mi palabra.
            Un golpe de viento movió su pelo y, de repente, cesó como por arte de magia.
            Alguien le dio un golpecito en el hombro y cuando se volvió vio a Lali frente a él.
            –Las fotografías, Peter.
            Incapaz de controlarse, él la abrazó y la besó con todas sus fuerzas, como si no fuera a tener la oportunidad de besarla de nuevo.
            –¿Y eso? –preguntó ella después.
            –Es una promesa.
            –¿Otra? ¿No nos hemos hecho suficientes promesas ante el altar?
            –Sí, pero esta es especial –Peter apartó el flequillo de su frente–. Voy a cuidar siempre de ti.
            Ella sonrió.
            –Lo sé. Siempre lo he sabido.
            –Yo también.
            Lali le ofreció su mano y Peter la tomó, decidido a cumplir todas y cada una de las promesas que había hecho.

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Y es el final... :(
Mañana voy a subir para que elijan la proxima nove ;)


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