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lunes, 16 de diciembre de 2013

Capitulo: 15

Quedan solo dos capitulos...
Se mueren con el capitulo:3
EL DÍA de San Valentín, Peter se levantó de la cama al escuchar la lluvia golpeando el cristal de la ventana y a los niños llorando en su habitación.

            Lali aún no se había levantado.
            Perfecto, pensó. No podía amarla como le gustaría, pero no iba a dejar pasar el día de San Valentín sin hacerle saber que era una persona especial para él, de modo que entró en la habitación de los niños y cerró la puerta.
            –Cuidado, no queremos despertar a Lali.
            Después de cambiarlos fue a la cocina a preparar el desayuno y buscó un jarroncito para colocar la rosa que había comprado el día anterior. Luego, metió a los niños en el cochecito y, llevando la bandeja con una mano, se dirigió a la habitación de Lali.
            –¿Estás despierta?
            –¡Me he dormido! –la oyó gritar desde el interior.
            –No te preocupes. ¿Estás visible?
            –Estoy en pijama.
            –Genial –Peter empujó la puerta y entró en la habitación empujando el cochecito–. Te traemos el desayuno a la cama.
            –¿Por qué me traes el desayuno?
            –Porque es el día de San Valentín.
            Ella lo miró, sorprendida y asustada.
            –Ha sido idea de los niños.
            Tomas gritó y Alay soltó una risita, como si fuera una broma privada.
            –Y se me va a doblar el brazo. ¿Puedo dejar la bandeja en algún sitio?
            –Sí, sí... –desconcertada, Lali señaló la cama–. ¿Has hecho todo eso por mí?
            –Han sido los niños –bromeó Peter–. Ellos solitos.
            –Ya, claro. Venga, tú puedes darle la comida a Alay, yo me encargo de Tomas –Lali hizo una pausa–. Y gracias.
            Peter se relajó. No se había saltado ninguna barrera y había conseguido lo que quería. Ninguna mujer debería ser olvidada el día de San Valentín.
            –Lo han hecho los niños, de verdad. Yo solo he tenido que sacar las cosas de la nevera.
            Lali soltó una carcajada.
            –¿No hay café?
            –Está en la cocina, no quería arriesgarme a que lo tirasen por la cama.
            –Buena idea.
            Peter apoyó la espalda en el cabecero. Sus hijos eran felices, él estaba encantado y Lali parecía cómoda. Más que nunca. Había salvado un desastroso día de san Valentín.
            El teléfono interior sonó en ese momento y, sujetando a Alay, que intentaba gatear por el edredón, Lali levantó el auricular.
            –¿Emma?
            –No, soy yo, Gimena.
            –Hola, Gimena. ¿Quieres hablar con Peter? Está aquí mismo, voy a poner el altavoz.
            –No, solo llamaba porque os he enviado una visita.
            –¿Quién? –preguntó Peter.
            –Los padres de Gaston. Quieren hablar con Lali.
            Después de colgar, los dos se quedaron en silencio y Peter sabía por qué.
            –Voy a llevar a los niños a su habitación.
            –Y yo voy a llevar la bandeja a la cocina...
            De repente, sonó un golpecito en la puerta y se dieron cuenta de que los dos estaban en pijama. Pero eran las ocho de la mañana y la gente no iba de visita a esa hora, de modo que no podían hacer nada.
            Al otro lado de la puerta había un hombre y una mujer. Ella llevaba un pañuelo en la mano y era evidente que los dos habían estado llorando.
            –Pasad, por favor –dijo Lali, sorprendida.
            Nate, el padre de Gaston, miró a Peter y a los dos niños en pijama.
            –Perdonad, deberíamos haber llamado antes.
            –No pasa nada, estábamos desayunando –dijo él–. ¿Quieren un café?
            –No, gracias –respondió Emily–. Lali, ¿quieres sentarte un momento?
            –Perdonad, no me daba cuenta. Sentaos, por favor.
            Lali se sentó en un sillón mientras los padres de Gaston lo hacían en el sofá y Peter miraba de unos a otros, con el corazón acelerado. Los padres de Gaston estaban allí, llorando. Sentía pena por ellos pero, a la vez, experimentaba un alivio del que se avergonzaba. Aunque si Gaston había muerto, tal vez la muerte habría sido un alivio para él.
            –¿Qué pasa? –preguntó Lali.
            –Gaston sufrió anoche una parada cardiorrespiratoria.
            –Dios mío...
            –Está estable –se apresuró a decir Nate–. Y no hemos venido para hablarte de la parada cardiorrespiratoria –el hombre tragó saliva–. Esta mañana, los médicos nos han preguntado si queríamos que le retirasen la respiración artificial.
            Lali dejó escapar un gemido.
            –¡No! –exclamó, saltando del sillón.
            Peter apretó su mano.
            –No digas nada... espera un momento.
            No podía imaginar lo que debía estar sufriendo, pero si alguien le dijera a él que iban a quitarle la respiración artificial a Lali, probablemente se liaría a puñetazos.
            Emily y Nate se levantaron a la vez.
            –Queríamos decírtelo en persona. Los daños que ha provocado esa parada cardiorrespiratoria son graves y los médicos dicen que no hay nada que hacer, ninguna esperanza. A nadie le duele tanto como a nosotros, pero... –Emily empezó a llorar y su marido la abrazó–. Aún no hemos tomado ninguna decisión.
            Peter y Nate se miraron. La decisión no había sido tomada, pero ya sabían cuál era porque no había otra solución.
            Los padres de Gaston se marcharon unos segundos después y Lali sacudió la cabeza, compungida.
            –Debería ir a vestirme.
            –Puedes quedarte en pijama el tiempo que quieras.
            –Tengo que ir al hospital a ver a Gaston.
            –Muy bien, yo te llevaré.
            –Pero tienes que quedarte con los niños.
            –Los dejaré con mi madre.
            Lali se puso unos vaqueros y un jersey rojo y volvió al salón.
            –Mi madre ha quedado para comer con sus amigas y Emma tiene que ir a la compra esta mañana, así que he pensado que podríamos llevar a los niños al hospital –dijo Peter.
            –No es buena idea que los niños entren en la habitación.
            –Nos quedaremos fuera.
            Lali negó con la cabeza.
            –No, tal vez sea mejor que entren.
             
             
            Unos minutos después llegaban al hospital. La habitación estaba tan silenciosa como siempre, roto solo por el ruido de las máquinas que mantenían a Gaston con vida.
            –Hola, Gaston –murmuró Lali, inclinándose sobre la cama–. Mira con quién he venido. Son los niños de los que te he hablado tanto...
            Peter no podía dejar de mirar al hombre que estaba en la cama, conectado a un montón de tubos.
            –Ah, casi se me olvida presentarte a Peter. Es el padre de los mellizos...
            Una enfermera entró en ese momento.
            –Los niños no pueden estar aquí.
            –¿Por qué? Han venido conmigo.
            –Gaston solo puede recibir a una persona, dos cuando se trata de sus padres.
            –Muy bien, nos iremos enseguida –dijo Peter.
            –Muy bien.
            La enfermera comprobó los aparatos antes de salir de la habitación.
            –Los niños y yo estaremos en la cafetería. Quédate el tiempo que quieras, Lali.
            Ella sonrió.
            –Gracias por acompañarme.
            Cuando Peter se marchó, Lali se sentó al borde de la cama, apretando la mano de Gaston.
            –Esto es muy duro para mí.
            Su mano estaba fría. De hecho, la habitación parecía... vacía, como si Gaston ya se hubiera ido. Lali sintió frío entonces; un frío extraño que encogió su corazón. Ella no era una experta, pero era evidente que Gaston estaba muriéndose.
            Lloró hasta que no le quedaron lágrimas y luego se inclinó para darle un beso en la mejilla...
            Peter apareció entonces en la habitación. Peter, el hombre que estaba ahí para ella.
            Nadie podía ayudar a Gaston, pero ella tenía a Peter Lanzani.
            –Siento interrumpir, pero me han dicho que tienen que entrar...
            –¿Dónde están los niños?
            –Con la enfermeras. ¿Nos vamos?
            Lali asintió con la cabeza. Había tomado una decisión, de modo que salió de la habitación de Gaston y fue al mostrador de las enfermeras para darles las gracias por todo. Por última vez.
            Fue callada durante todo el camino, pero a Peter no lo preocupó. Sabía que necesitaba a los niños para sentirse bien.
            –Lo primero que hay que hacer es dar de comer a los pequeñajos –dijo cuando llegaron a casa–. Quítate el abrigo mientras yo caliento la papilla.
            Ella asintió con la cabeza, pero no se movió.
            –¿Por qué no vas a tu habitación? Puedo hacerlo solo, de verdad.
            Sin decir nada, Lali se dio la vuelta y Peter la dejó ir, sabiendo que el cariño de dos bebés no podía curar un corazón roto.
            Pero al día siguiente y al otro, Tomas y Alay estarían allí para ella. Dispuestos a hacerle la vida un poco más fácil.
            Como él.
            Su intención era ayudarla, pero un par de horas después empezó a preocuparse. No había salido de su habitación para comer y no oía ningún ruido en el interior...
            –Lali, ¿estás bien? –como no obtuvo respuesta, Peter abrió la puerta y asomó la cabeza en la habitación–. ¿Qué ocurre?
            –Me voy.
            –¿Dónde vas?
            –Tengo que estar con Gaston.
            –Si quieres estar con él un par de días o una semana me parece bien. Quiero ayudarte a superar esto, Lali.
            –¿Ayudarme? Gaston es quien se está muriendo.
            –Pero tú también sufres.
            –Yo no soy la importante ahora. Yo estoy viva.
            –No quiero que te olvides de nosotros. Queremos que te quedes.
            Ella negó con la cabeza.

            –¿Cómo voy a quedarme con el hombre del que me he enamorado mientras mi prometido se muere en el hospital?

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:o 

Bienvenidas nara  y nati

5 comentarios:

  1. Gracias! Pobre gaston =( y pobre lali! Faltan tres para que? Para LALITER o para que termine? No no quiero que termine! =p besos Naara

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  2. Ohh amee el capitulo sobre todo la ultima parte :D no quiero ser mala peero era hora como que gas se fuera, es duro pero se tiene que ir :/

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  3. Gracias por pasarte, te espero:
    http://casijuegosca.blogspot.com.ar/
    http://amorencopos.blogspot.com.ar/

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  4. ok, aqui mori
    –¿Cómo voy a quedarme con el hombre del que me he enamorado mientras mi prometido se muere en el hospital?
    OMG, OMG!! le dijo que esta enamorada!!

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