—No, quiero un aborto —dije
con severidad.
Peter se movió. Oh,
gracias a Dios, ¡por fin!
—¿Un aborto? ¿Qué? ¿Por
qué?! —exclamó, sorprendido.
Lo miré, me estaba
mirando, horrorizado, como si acabara de sugerirle un sello o
algo así.
—Debido a que hay que
hacerlo —le dije, mirando a otro lado en vez de a su
intensa mirara. Me
volví hacia el doctor—. ¿Puedo hacerlo hoy? ¿Qué debo hacer? —le pregunté con
nerviosismo.
—Bueno, hay dos
maneras: un aborto médico, que es una píldora hoy y mañana,
que básicamente traería
un periodo. O una cirugía que tendrías que hacerte bajo
anestesia general, y
que, básicamente, eliminaría todo —explicó en un tono de
negocios.
Me encogí. Odiaba cómo
sonaba eso, pero tenía que hacer esto. No podía pensar
en él como un bebé, un
pequeño Peter, porque de lo contrario no sería capaz de
deshacerme de él.
—¿Puede darnos un
minuto? —pidió Peter. El médico asintió y salió rápidamente—. Ángel, ¿Qué
diablos estás haciendo? —preguntó Peter una vez que estábamos solos. Tomó mis
manos, mi miró como si me hubiera vuelto loca o algo así.
—¡Peter , no podemos
tener un bebé! Tengo dieciséis años. Irás a la universidad. No podemos —expliqué,
sacudiendo la cabeza.
Negó con la cabeza.
—Ángel, piensa esto,
¿por favor? Te amo, me amas. Quiero tener niños contigo
algún día. Quiero
decir, mierda, esto es mucho más pronto de lo que pensaba. —
Sopló una bocanada,
pasándose una mano por el pelo, nerviosamente.
—Peter, no podemos. Vas
a ir a una universidad en Boston, por el amor de Dios; no puedo criar a un bebé
por mi cuenta. ¡No seas ridículo! —grité, sacudiendo la
cabeza. Él no estaba
pensando correctamente.
Se subió a la cama,
acostándose a mi lado.
—Ángel, escúchame,
¿está bien? —rogó. Asentí y lo miré, incapaz de ver qué
podría decir para hacer
esto correcto. No había nada que él pudiera sugerir, no
había otra manera—. Te
amo más que a nada en este mundo. Antes de que esto
sucediera iba a
rechazar mi beca e ir a una universidad aquí en cambio —comenzó.
Abrí la boca para
decirle que estaba siendo estúpido, pero me tapó la boca, mirándome suplicante—.
Quería pedirte que vinieras conmigo a Boston. Pero no
podía pedirte que te
alejaras de tu casa, de Gas y de tus amigos, así que decidí
quedarme aquí contigo,
en su lugar —dijo, encogiéndose de hombros.
Cristo, es tan
adorable, dulce y considerado. Pero, ¿cómo demonios algo de esto
relacionado con
nosotros teniendo un bebé, significa que él probablemente no iría
a la universidad de
todos modos ya que tendría que abandonar y conseguir un
trabajo? Yo tendría que
abandonar la escuela sin siquiera graduarme.
Él sonrió mientras
continuaba tratando de convencerme.
—Podemos hacer que esto
funcione; sé que mi mamá nos ayudará. Iré a la
universidad y
conseguiré un empleo en las noches y los fines de semana para
ganar algo de dinero.
Tú podrías terminar la escuela por correspondencia, o
podríamos tener una
niñera para que pudieras ir a la escuela. O tal vez incluso mi
mamá lo haría —sugirió,
mirándome esperanzadamente—. Este de aquí es nuestro primer bebé, Ángel. Es un
bebé que hicimos juntos. ¿Puedes pensar en ello, por favor? Será difícil por
cierto tiempo, pero una vez que firme un contrato con un equipo, seré capaz de
darte cualquier cosa que quieras. A ustedes dos —arrulló, frotando ligeramente
su mano sobre mi estómago.
—Peter, no quiero
arruinar tu futuro —susurré.
Él sonrió y me besó
suavemente.
—Ángel, tú eres mi
futuro —contrarrestó él, deslizando la mano bajo mi top, y
ubicándola en mi
estómago.
Miré su apuesto rostro;
sus ojos azules estaban centelleando con amor mientras
acariciaba mi estómago
con la mano.
—No hice esto para
atraparte —dije nerviosamente.
Él se echó a reír y
puso los ojos en blanco.
—Me atrapaste cuando
tenías cuatro años de edad. Estabas usando un vestido azul oscuro con un lazo
en la espalda, y pequeñas medias blancas. La primera vez que te vi estuve
atrapado. Esto, —Dibujó un pequeño patrón en mi estómago con un dedo—, esto es
una bendición. Seguro, no estaba esperando esto hasta dentro de unos cinco o
seis años, pero aun así… es una bendición —dijo, sonriendo.
¿Podíamos realmente
hacerlo? ¿Él se quedaría aquí conmigo?
—¿En realidad te
quedarías aquí conmigo y renunciarías tu beca? —pregunté un
poco conmocionada.
Trabajó tan malditamente duro por esa beca, era una
oportunidad tan
increíble, ¿y renunciaría a eso por mí y un bebé?
Él sonrió.
—Ángel, si quieres
deshacerte del bebé porque no lo quieres, entonces podría
entender, pero no hagas
esto por mí. Quiero quedarme aquí contigo. Si no
estuvieses embarazada
todavía estaría rechazando esa oferta —prometió,
acercándose a mí en la
cama, envolviendo sus brazos alrededor de mí.
Enterré mi rostro en su
pecho y cerré los ojos; también quería tener hijos con él un
día. Podía verme a mí
misma sujetando a un pequeño bebé que tuviese los ojos
azules y el cabello
desordenado de Peter. Garantizado, cuando me lo imaginaba yo era mucho más
mayor que ahora, pero todavía podía verlo, y me gustaba. Quizá podíamos hacer
que esto funcionara. Al bebé no le faltaría amor, y una vez que las personas
superaran la impresión de esto, entenderían. En mi mente no tenía dudas de que
la mamá de Peter ayudaría también. Y Gas, una vez que superara la ira inicial
de todo, sería un tío genial.
Peter se alejó un poco
de mí.
—Te juro que seré el
mejor papá del mundo —prometió.
Sonreí; no dudé eso ni
por un segundo. Besé sus labios, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello,
acercándolo. Lo amaba demasiado, más que nada. Sabía
que podíamos hacerlo
funcionar, una pequeña familia. Se alejó del beso y me miró
con una expresión de
esperanza en su rostro.
—Está bien —acepté.
Sonrió y me besó de
nuevo, moviéndose de modo que tenía medio cuerpo sobre
mí. Noté que no puso
nada de su peso sobre mi estómago, estaba siendo súper
tierno. Me besó hacia
abajo por mi cuello, bajando más y más. Levantó mi top y
besó todo mi estómago
antes de levantarse para sonreírme.
—Te amo —susurró.
Lo halé más cerca de
mí.
—También te amo, papi
bebé —me burlé, haciéndolo reír.
Envolvió sus brazos
alrededor de mí, acostándose cerca de mi lado. Apoyé la
cabeza en su pecho y
escuché el latido de su corazón volando mientras deslizaba
una mano bajando por mi
cuerpo, apoyándola en mi barriguita, frotando la punta
de mis dedos
ligeramente sobre ella.
Besé el pecho de Peter.
¿Cómo demonios un chico tan adorable, apuesto, dulce,
bondadoso, divertido,
talentoso y responsable podía quererme? ¿Cómo podía
amarme tanto como puedo
ver que lo hace? No pude evitarlo, pero sonreí.
Yaciendo en los brazos
de Peter, en realidad me sentía como la chica más
afortunada del mundo.
Voy a tener un bebé con el hombre que amo.
Después de un par de
horas, me dieron de alta. Aparentemente, Peter iba a
despertarme cada hora
para asegurarse de que no tenía una contusión o algo.
Acordamos no decirle a
nadie sobre el bebé todavía. Era tan pronto y nosotros
apenas si estábamos
acostumbrándonos a la idea… que no necesitábamos ninguna
interferencia de nadie
más.
—¿Deberíamos llamar un
taxi o algo? —pregunté mientras Peter me sacaba
caminando del hospital,
sosteniéndome apretadamente a su lado.
Él sonrió. Había estado
haciendo eso un montón el último par de horas; en realidad creo que estaba
verdaderamente emocionado acerca de ser papá, lo cual nunca antes había visto
en un chico de dieciocho años.
—No. Gas nos dejó su
auto. Él fue a casa con Nicolas y me dio sus llaves —explicó, guiándome hacia
el estacionamiento. Me ayudó a entrar al auto, incluso
poniéndome el cinturón
de seguridad por mí. Su mano permaneció encima de mi
estómago a medida que
se alejaba.
Mi cabeza latía con
fuerza; los analgésicos que me dieron estaban comenzando a
desaparecer. Apoyé la
cabeza hacia atrás contra el reposacabezas y cerré los ojos.
Iba a ser difícil
mentirle a Gas. Yo odiaba mentir y en realidad era terrible en eso,
pero necesitaba ser
hecho por unas cuantas semanas. Simplemente necesitábamos dejar que todo el
asunto del padre abusivo se calmara primero, eso nos daría la oportunidad de
resolver todo en nuestras propias cabezas. Yo aún tenía el dinero de la
apuesta, no había gastado nada de eso todavía así que eso ayudaría con todas
las cosas que necesitábamos comprar para tener al bebé.
Cuando estacionamos en
mi casa, ni siquiera había salido del auto antes de que
Gas me atacara con un
abrazo.
—¡Mierda, asustaste
endemoniadamente a todo el mundo,Lali! —reclamó.
Sonreí y le devolví el
abrazo.
—Lo siento,Gas. No
planeé exactamente desmayarme enfrente de todo el mundo
y golpearme la cabeza,
¿o sí? —respondí sarcásticamente mientras ponía los ojos
en blanco. ¿Por qué
demonios está furioso conmigo por enfermarme?
Él suspiró y se apartó.
—Así que, ¿qué dijeron?
¿Por qué te desmayaste en primer lugar? —preguntó,
luciendo preocupado.
Oh, mierda, ¿qué digo?
—Estrés aparentemente.
Eso, y que no había comido en todo el día —intervino Peter , viniendo a mi
lado. Silenciosamente le agradecí a Dios que Peter fuese mejor mentiroso que
yo.
Gas me miró, claramente
molesto de nuevo.
—¿Por qué diablos no
comiste en todo el día? —preguntó acusadoramente.
Sonreí y dejé que Peter
me llevara a la casa.
—Simplemente vamos
adentro y déjala sentarse, Gas, luego puedes gritarle todo
lo quieras —sugirió
Peter, sacudiendo la cabeza con una ligera sonrisa.
Gas nos siguió adentro
y se sentó a mi lado en el sofá, Nico y Ruby vinieron y se
sentaron también. Todo
el mundo estaba mirándome preocupadamente.
—Dejen de preocuparse,
chicos. Aparentemente era falta de comida. Azúcar baja o algo. Estoy bien
ahora, honestamente —les aseguré, asintiendo, tratando de no
lucir demasiado
culpable. Sólo esperaba que Gas no enloqueciera cuando se
enterara, y que no le
sacara la mierda a golpes a Peter o algo. Tal vez se lo diría por mi cuenta,
calmándolo un poco antes de que viese a Peter.
—El golpe en su cabeza
necesitó suturas. Tengo que despertarla cada hora para
asegurarme de que está
bien, así que me quedaré esta noche —declaró Peter, más para el beneficio de
Ruby que de alguien más, Gas ya sabía que él estaría ahí de todas formas.
Bostecé. Ya eran casi
las nueve y sólo quería irme a la cama, había sido un largo día estresante.
—Me voy a la cama,
chicos. Oh, y Ruby, es realmente un placer verte de nuevo.
Lamento que no tuve
oportunidad de conversar contigo apropiadamente más
temprano —dije,
sonriendo a modo de disculpa.
Ella se rió un poco
entre dientes.
—Hablaremos mañana,
cariño, no te preocupes. Si necesitas cualquier cosa en la
noche entonces házmelo
saber. Gas dijo que podíamos dormir en la habitación de
tu mamá, sólo para que
sepas dónde estoy, ¿está bien? —preguntó amablemente.
¡Vaya, ella en realidad
es agradable!
—Está bien. Buenas
noches, chicos. Y tú, chico amoroso, ve a conseguir tus cosas si te vas a
quedar aquí —ordené, sonriéndole a Peter.
Él se levantó
rápidamente.
—Está bien. Volveré en
un rato entonces. —Besó mi frente suavemente antes de
dirigirse hacia la
puerta principal para decirle a sus padres que iba “oficialmente” a quedarse
aquí.
Fui a mi dormitorio y
me miré en el espejo. Mi cabello era un desastre, tenía algo
como un esparadrapo
pegado detrás de la oreja sobre las suturas, me veía cansada pero no pude
evitar sonreír. No me molesté en ponerme pijamas mientras me deslizaba en la
cama; quería sentir la piel de Peter contra la mía. Él llegó
aproximadamente después
de quince minutos, viéndose tan apuesto que me hacía querer llorar. Me froté
ligeramente el estómago con la mano bajo las sábanas.
Esperaba tener un
pequeño niño ahí dentro, y él sería justo como su papi.
Peter se quitó la ropa
hasta quedar en calzoncillos y se metió en la cama conmigo.
Jadeó repentinamente y
se echó hacia atrás para mirarme.
—¿Estás desnuda? —preguntó,
un poco sorprendido.
Sonreí.
—Sip. Pensé que
deberías aprovecharme al máximo antes de que me ponga toda
gorda y fea —me burlé.
Él sonrió y rodó encima
de mí, suspendido, apenas tocándome.
—Ángel, nunca serás fea
—susurró, mirándome con adoración—. Y cuanto más
grande te pongas, eso
sólo significa que tengo más de ti para amar —agregó,
deslizando su mano
hacia abajo por mi estómago. Sonreí cuando halé su boca
hacia la mía.
Tener a Nicolas, a Ruby
y a Matt quedándose con nosotros fue realmente
impresionante. Ruby
hizo panqueques la mañana del sábado, y pasé el día
conversando con ella y
jugando con mi hermoso hermano pequeño. Ella estaba
planeando quedarse en
la ciudad porque Nico no quería cambiar de escuela de
nuevo.
Rochi vino en la tarde,
y Nico finalmente le pidió que saliera sólo con él… lo que ella
obviamente aceptó con entusiasmo. Ellos eran tan dulces, siendo todos tiernos y
coquetos. Rochi decía cosas que hacían sonrojar a Nico. Él era demasiado inocente…
pero conociendo a Rochi, él no sería así por mucho tiempo si ella se salía con
la suya. Peter seguía lanzándome pequeñas sonrisas de complicidad y tocaba mi
vientre en cada oportunidad.
El domingo, Ruby, Nico,
Rochi y Matt fueron a pasar el día en el zoológico.
Querían salir y hacer
algo que sacara de la mente de Ruby el hecho de que se
esperaba que hoy mi
padre estuviera en casa de regreso de su viaje de negocios. Él llegaría a casa
para encontrar la nota que ella le dejó, y que todas las cosas de ellos habían
desaparecido de su casa. Ella se había librado de sus números telefónicos y había
comprado nuevas tarjetas SIM para sus teléfonos celulares de modo que él no
tuviera forma de contactarlos o saber dónde estaban. Pero sentarse por ahí, preocupándose
por eso, no estaba ayudando a nadie, así que quisieron hacer algo que los
mantuviera ocupados.
Yo estaba sentada en el
sofá, leyendo, con las piernas en el regazo de Peter
mientras él jugaba al
PlayStation con Gas, cuando el teléfono sonó. Me moví para
agarrarlo pero Gas lo
hizo primero. Cuando respondió todo su cuerpo se tensó.
—¿Qué diablos quieres? —gruñó,
saltando fuera del sofá. Me senté tan rápido que eso casi hizo girar mi cabeza—.
¿Estás jodidamente borracho? —Casi le gritó al teléfono. Lo observé,
sintiéndome enferma, sabiendo que mi padre estaba en el
teléfono—. Sí, ¿y qué?
¿Qué vas a hacer al respecto, anciano? —espetó Gas,
volviéndose rojo de la
rabia—. No queremos verte, así que vete a la mierda. No.
Ella no quiere verte.
Te lo juro, si te acercas por aquí de nuevo te mataré —gruñó
él, dándome la espalda—.
En realidad, ¿sabes qué? A la mierda, ven, ven justo
ahora. Estamos en la
casa, así que ven y hablemos de eso —sugirió Gas.
¿Qué demonios está
haciendo él?
—¿Gas? —chillé,
asustada.
—Seguro. Recuerdas
dónde está la casa, ¿cierto? Absolutamente. Te veo en un rato —dijo Gas,
colgando y lanzando el teléfono al otro lado de la sala.
Afortunadamente éste
aterrizó con un ruido sordo en el otro sofá y no se rompió.
¿Acababa de decirle que
viniera?
—Gas, él no va a… —Mi
voz se desvaneció, y no fui capaz de terminar la oración.
Gas volteó para
mirarme, con el rostro severo.
—Sí. Ve al lado —ordenó.
Miré a Peter en busca
de ayuda. Él estaba mirando a Gas; tenía la misma expresión severa en su
rostro.
—¡Peter, dile que esto
es estúpido! —susurré, con lágrimas cayendo por mi rostro.
Peter no me miró; Gas y
él estaban trabados en alguna clase de intercambio
silencioso con sus
ojos. Salté fuera del sofá y agarré el teléfono planeando
devolverle la llamada
para cancelarlo. No podía dejarlo venir aquí, no con estos dos viéndose así.
Gas me arrancó el
teléfono de las manos.
—No va a dejar de
acosarte,La. Él quería verte. También está realmente furioso
de que Ruby lo dejara.
Sabe que los ayudé; un vecino vio mi auto en la entrada.
Está seriamente molesto
conmigo, así que sólo necesito decirle que se vaya a la
mierda —dijo, jalándome
a un abrazo.
Sacudí la cabeza, eso
no era lo que él estaba planeando en absoluto, ellos no iban a decirle nada,
Gas y Peter iban a golpearlo hasta la inconsciencia y mostrarle cómo irse a la
mierda.
—Por favor no lo hagas,
te meterás en problemas. ¿Por favor? —susurré. Mis
entrañas estaban
retorciéndose por el pavor.
—No si él comienza algo primero —respondió
Gas, resistiendo una sonrisa.
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Que creen que pasara?? O.o
jajaja rebeca me hiciste reir mucho con tu comentario jaja
jajaja rebeca me hiciste reir mucho con tu comentario jaja
Ahhhhhhhhhh!!!! Me encantaaaaa!!!!!
ResponderEliminarI-n-t-r-i-g-a!!!!!!!!
Mas porfa!!!!!
Besos! Aby:)
POR DIOS NO LO DEJES ASÍ :S me dejaste con la RE INTRIGA......seguilaaaaa porfaaaa QUIERO SABER QUE PASARÁ....
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