Datos personales
martes, 30 de abril de 2013
Capitulo: 24
—Supera eso —me burlé, partiéndome el culo de la risa.
Agarré la mano de Rochi, haciéndola caminar un poco por delante de Sarah y Sean quienes estaban conversando algo sobre una galería de arte a la que Sarah quería ir el fin de semana. Sarah estaba un poco chiflada por el arte.
—Roo, creo que necesito tomar la píldora. ¿Todavía está abierta al público la
clínica de planificación familiar en la calle Rose después de la escuela? —pregunté.
Asintió en confirmación. Sabía que ella sabría, había tenido un pequeño accidente
hace aproximadamente un mes con un condón roto y había ido ahí por la píldora
del día siguiente.
—Sí, desde las cuatro hasta las ocho —respondió, mirando por encima del hombro
para asegurarse de que nadie pudiera oírnos—. Así que, vas a dar el paso, ¿eh?
Creo que es genial. Definitivamente deberías tomar la píldora. ¿Quieres que vaya
contigo? —preguntó de forma casual. Sabía que lo decía en serio; era la mejor
amiga que una chica podía pedir.
—Todavía no estoy lista, pero no quiero quedarme corta o algo, quiero decir, debe
tomar un tiempo que entre en tu sistema o algo. ¿Entonces no te importa venir
conmigo? Realmente lo apreciaría —admití, mirándola con agradecimiento. Estaba
muy nerviosa acerca ir por mi cuenta, y no se sentía bien pedirle a Peter que viniera.
No era exactamente el tipo de cosas que un chico hace.
—¡Por supuesto que no! Tú has estado ahí conmigo un montón de veces. —Ella
entrelazó su brazo a través del mío—. Y también hoy tengo mi auto, así que ni
siquiera necesitamos caminar.
Sonreí.
—Gracias, Rochi. —Suspiré felizmente y nos dirigimos hacia los casilleros. Agarré
todos los libros que necesitaba para la tarde, metiéndolos en mi bolso—. Sólo
necesito decirle a Gas que lo veré en casa. Te veré en clases —expliqué, volteando en dirección al casillero de Gas. Divisé a Gas y a Peter conversando con algunos de sus otros amigos del equipo—. Hola, chicos —canturreé a medida que me acercaba a ellos. Todos me miraron, sabía que le gustaba a algunos de los chicos del equipo; era obvio por la forma en que me miraban fijamente. Sin embargo nunca ninguno hacía un movimiento… eso probablemente era obra de Gas.
—Hola, Lali. ¿Cómo estás? —preguntó Casey, examinándome lentamente.
—Bien gracias, ¿y tú? —pregunté educadamente.
—Mucho mejor por verte —respondió, sonriéndome.
Gas le dio un puñetazo en el brazo, haciéndome reír.
—Amigo, ¡hermana menor! —chilló furiosamente.
—Gas, sólo quería decirte que no iré a casa contigo esta noche. Rochi necesita que
vaya con ella a hacer algo después de la escuela. Simplemente te veré en casa más tarde —dije, sonriendo. Pude ver a Peter frunciendo el ceño luciendo un poco
decepcionado.
—Bueno, tengo trabajo esta noche, así que habría sido Peter quien te llevara a casa
de todas formas —respondió Gas, encogiéndose de hombros casualmente.
Miré a Peter y sonreí.
—Cierto, sí, lo olvidé. Bueno, lamento perderme eso. —Él me regresó la sonrisa y
mi corazón casi se detuvo porque era tan apuesto. Me giré para irme caminando
antes de detenerme de nuevo, con una idea formándose en mi cabeza. Volteé de
nuevo hacia él y lo miré, burlonamente—. Oh, por cierto, Peter, el bote va por más
de cuatro mil dólares ahora. Eso son más de doscientas chicas.
Sus ojos se ensancharon.
—No me jodas, ¿en serio? —preguntó, luciendo sorprendido, y francamente, un
poco asustado. Gas estaba partiéndose de la risa, y los otros chicos a nuestro
alrededor estaban mirándonos como si nos hubiésemos vuelto locos.
—En serio —confirmé, guiñándole un ojo a Peter y alejándome, riéndome de su
cara de disgusto.
Después de la escuela, Rochi me llevó a la clínica de planificación familiar. Tomé un número y porque no había estado allí antes, tuve que llenar un montón de formas
sobre mis datos personales, vida sexual actual y mi historial médico. Después de
aproximadamente una hora de espera, me llamaron a través de una sala blanca y
estéril, donde una señora estaba esperando allí por mí.
-Hola, Lali. Adelante -dijo, sonrió y señaló una silla.
-Hola -dije con voz ronca, nerviosa, sentándome frente a ella.
-No tienes que estar nerviosa. ¡No voy a morder! -se rió. Le sonreí nerviosamente-. Así que, ¿qué puedo hacer por ti hoy? -preguntó ella, hojeando las formas que había llenado.
-Bueno, mi novio y yo nos estamos volviendo muy serios y estamos hablando de
tener relaciones sexuales, por lo que quería ir a la píldora. ¿Eso es algo que puedo
hacer aquí, o tengo que ir a mi propio médico? -pregunté, jugando con mis
manos, sonrojándome.
Ella sonrió amablemente.
-Por supuesto que puedes hacerlo aquí. Aquí dice que eres virgen -dijo, ojeando
a través de mis formas de nuevo.
-Er, sí lo soy. -Me ruboricé aún más, deseando que la tierra se abriera y me
trague.
-No tienes que estar avergonzada, Lali. Creo que es fantástico que estés aquí.
Veo tantas chicas jóvenes que no piensan en ir tomando la píldora hasta que es
demasiado tarde. Es refrescante tener a una jovencita siendo tan responsable
-dijo, acariciando mi mano. Di un suspiro de alivio y sonreí. Pensé que iba a tener
una conferencia de por qué no debería tener relaciones sexuales a mi edad y cómo
debería estar esperando-. Está bien, sólo tengo que conseguir cierta información,
como tu presión arterial, peso y esas cosas. Luego podemos hablar de cuál te
sentará mejor, ¿de acuerdo?
Después de que terminé con mi presión arterial, peso y mi índice de masa corporal
ambas fuimos a sentarnos de nuevo cerca de su escritorio.
-Bien, bueno te recomiendo que vayas por la píldora combinada. La vas a tomar
todos los días, a la misma hora cada día durante tres semanas, luego no la vas
tomar por una semana que será cuando tengas tu período. Es muy eficaz y es lo
que la mayoría de las jovencitas buscan -explicó, sonriendo.
Asentí y sonreí, porque todo parecía estar cayendo en su lugar.
-Eso suena bien.
Tomó su libreta y escribió una receta.
-Puedes retirar esto lleno justo al lado. Te he dado un suministro de tres meses
para que pueda ver cómo te va. La próxima vez, si todo está bien, entonces vamos
a ir a por seis meses -explicó.
-Sí, gracias. -Sonreí con gratitud porque había hecho esto mucho más fácil para
mí de lo que pensé que sería.
-Así que, te voy a dar un folleto para leer, pero las cosas importantes a tener en
cuenta son: hay que tomarlo a la misma hora cada día, y tienes que tomarla todos
los días aparte de tu semana de descanso. -Sonrió y me dio la receta-. Asegúrate
de leer el folleto sobre lo que hay que hacer si te olvidas de una, o si vomitas
después de tomarla, ya que eso pueden dejar de hacerlo funcionar. Te voy a dar
algunos de estos para mantenerte a salvo hasta que estés al ritmo de tu píldora,
está bien. -Agarró un puñado de condones y los puso en una bolsa de papel para
mí.
-Oh, gracias -murmuré, tomándolos con agradecimiento.
-Bueno, gracias por venir, Lali. Te veré en tres meses. -Se levantó y tendió su
mano hacia mí, marcando el final de la cita.
Se la estreché, sonriendo.
-Gracias. -Caminé hacia la puerta, sonriendo de oreja a oreja. ¡Vaya, eso fue más
fácil de lo que pensaba!
-Oye, ¿cómo te fue? -preguntó Rochi, levantándose de su asiento.
-Sí, muy bien. Tengo que ir a llenar mi receta, y entonces estoy lista. -Enganché
mi brazo a través del suyo, tirando de ella hacia la puerta.
-¡Vaya, no puedo creer que vayas a tener relaciones sexuales con Peter Lanzani! -chilló ella, emocionada.
-Todavía no lo hago. Necesito saber que puede esperar por mí. No estoy lista
para eso aún -le dije con sinceridad.
-Él va a esperar por ti. Se ve que está loco por ti. -Rochi sonrió feliz y suspiré.
Realmente esperaba que eso fuera cierto. Llené mi receta y Rochi me dejó en casa.
Gas aún estaba en el trabajo, así que me hice un sándwich y me senté a la mesa
para hacer mi tarea. Una vez que hube terminado, miré el reloj. No era sino las
ocho; tenía una hora más hasta que Gas volviera a casa.
Sonreí y agarré mi teléfono, marcando a Peter, apenas capaz de contener mi
emoción.
-Hola, ángel -respondió él, sonando ridículamente feliz.
-Hola. ¿Quieres venir? -le pregunté, mordiendo mi labio de entusiasmo.
-Claro que sí. Ahí estaré -respondió y colgó. Corrí a mi habitación para
comprobar rápidamente mi cabello. Me reí de mí misma cuando me di cuenta que
me había convertido en una de esas chicas que pensaban que tenían que verse
perfectas para él. Volví a la sala de estar, al mismo tiempo en que él entró por la
puerta delantera.
-Hola. -Sonreí.
Él me arrastró en sus brazos y me besó con pasión, haciendo que mi corazón se
acelere y mi estómago aletee. Después de un rato se apartó.
-Hola -suspiró, haciéndome temblar de felicidad-. Así que, ¿dónde estabas? Te
extrañé -murmuró, poniendo su rostro entre mi cabello y respirandoprofundamente.
Me reí y me aparté.
-Vaya, ¿qué? ¿Eres una especie de espeluznante hombre que huele el cabello?-bromeé, tomando su mano y arrastrándolo hacia el sofá y empujándolo hacia
abajo.
Él se rió y se apoderó de mi cintura, y me atrajo a su regazo de modo que estaba a
horcajas sobre él.
-Te he echado mucho de menos hoy. Odiaba verte y no ser capaz de tocarte.
Además, ¿qué diablos fue eso en el almuerzo? ¿Te gustó burlarte de mí?-preguntó, frunciendo el ceño.
Pasé mis manos por su cabello castaño y sedoso, y me reí con aire de culpabilidad.
-Tengo que preparar el terreno para mi victoria. No puedo aparecerme frente a
Paula y ser toda: “sí, he ganado la apuesta, ¿cierto?” -le pregunté inocentemente.
Negó con la cabeza, todavía con el ceño fruncido.
-Pero eso fue exagerado. Quiero decir, ¿sabes lo difícil que fue para mí no saltarte
encima? -bromeó.
Asentí con la cabeza y me mordí el labio para no reírme.
-Oh sí, me di cuenta de que fue difícil para ti -me burlé, alzando las cejas a
sabiendas, haciéndole reír.
-Mmm, lo que sea. ¿A dónde fuiste de todos modos? Tenía la esperanza de pasar
un poco de tiempo contigo esta noche. -Me atrajo más hacia él y me besó en la
nuca, haciéndome morderme el labio cuando mi piel se desató en piel de gallina.
Me aparté y me puse de pie, caminando hacia mi bolso de la escuela para sacar la
bolsa marrón de la clínica. Me senté en su regazo y sostuve la bolsa en alto para
que él tomara. Me miró, confuso, y luego miró a la bolsa. Su cara se transformó
desde la confusión, a la comprensión, a la felicidad, a estar molesto. Espera,
¿molesto? ¿Por qué demonios iba a estar molesto conmigo?
-¿Fuiste a hacer esto por tu cuenta? -preguntó, frunciéndome el ceño con enojo.
Negué con la cabeza, un poco confundida por su reacción.
-No fui por mi cuenta, Rochi fue conmigo -modifiqué, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello.
-¿Por qué no me lo dijiste? Habría ido contigo -dijo, empujándome más cerca de
él, la expresión molesta todavía en su rostro.
-Peter, pensé que, ya sabes... en realidad no es un lugar donde llevar a su novio.
Quería ir por la píldora; Rochi se ofreció a venir conmigo. -Me encogí de hombros;
realmente no veo por qué estaba tan enojado por eso.
-Ángel, te amo, habría ido contigo. Me gustaría que me hubieras dicho -dijo,
mirándome con tristeza.
-¿Qué diferencia hace? No pensé que te gustaría ir -dije, confundida. ¿Por qué
diablos se sentía tan lastimado y molesto? ¡Simplemente fui por la píldora para que
pudiera tener sexo con él! ¿No debería estar feliz por ese hecho?
-¿No pensaste que me gustaría ir? Ángel, se trata de mí también, quiero que
hagamos cosas juntos. Somos una pareja, un equipo. Me siento un poco dolido de
que pensaras que no querría ir -explicó, besándome en la frente.
-Peter, lo siento, de verdad. Realmente no pienso así. Simplemente pensé en que
la mayoría de los chicos no estaría interesado. Pensé que estarías contento de
tomara un poco de iniciativa -le dije, mirándolo en tono de disculpa, rogándole
con mis ojos que entendiera que no tenía intención de hacerle daño.
-Estoy contento de que hayas tomado la iniciativa, pero no soy como la mayoría
de los chicos. Te amo. La mayoría de los chicos no están enamorados de sus
novias, como yo. Esta fue una gran cosa de tu parte por hacer, y yo debería haber
estado allí para ti -explicó, besándome tiernamente.
Tomé una respiración profunda sintiendo la culpa instalarse en la boca de mi
estómago. No pensé en ello de esa manera.
-Lamento no haberte dicho o pedido que vinieras conmigo. Tengo que volver en
tres meses para un chequeo, ¿quieres venir conmigo entonces? -pregunté, sonriendo y poniendo mi frente en la suya.
Se echó a reír.
-No, en realidad no es lo mío -bromeó, levantando su nariz y encogiéndose de
hombros.
Me reí y le di una palmada en el hombro juguetonamente.
-Idiota -dije en tono de broma, haciéndolo reír más fuerte. Lo empujé hacia abajo sobre el sofá y me puse encima de él, besándolo. En el momento en que me alejé, los dos estábamos respirando pesadamente. Me miraba con lujuria y podía
sentir que ya había despertado-. Peter, sólo porque me voy a tomar la píldora, no
significa que estoy lista para algo más. Ya lo sabes, ¿verdad? -pregunté,
respingando, esperando no haber conseguido elevar sus esperanzas y ahora
estuviera esperando sexo.
Él sonrió y me metió el pelo detrás de la oreja.
-Ángel, ya lo sé. Está bien. Vamos a ir tan lento como quieras. Mientras que pueda
hacer esto. -Empujó mi rostro hacia abajo al suyo de nuevo. Sonreí contra sus
labios y me sentí más feliz de lo que había estado en años, él era demasiado dulce.
Sólo rezaba que estuviera lista pronto, antes de que se aburriera o desesperara y se fuera corriendo tras esa cualquiera Paula.
Después de besarnos y abrazarnos alrededor de una hora escuchamos un coche en la calle.
-Maldita sea, debe ser al auto de Gas -susurré, tratando de alejarme de Peter.
Me senté, alisando mi cabello, con la esperanza de que no se viera como si
hubiéramos estado ligando durante la última hora.
Peter se rió y tiró de mí hacia abajo en el sofá con él.
-Gas puede manejar esto. Vamos, tiene que acostumbrarse a esto con el tiempo.
Él va a vernos besándonos de vez en cuando -dijo, riendo entre dientes en mi
cuello. Sonreí mientras entretejí mis dedos en su cabello, oí la puerta abrirse y Peter levantó la cabeza para mirar, con una pequeña sonrisa en el borde de sus labios.
De hecho, creo que él estaba disfrutando molestar a Gas.
-¡Oh, vamos, chicos! En serio, ¿qué he dicho esta mañana sobre las muestras de
afecto públicas? -Se quejó Gas, arrojando las llaves sobre la mesa.
Peter gimió y puso los ojos en blanco mientras se incorporaba, empujándome a
sentarme junto a él.
-¿Mejor? -preguntó, sonriendo con malicia.
Gas suspiró y puso los ojos en blanco también.
-Voy a acostumbrarse a esto, supongo -se quejó. Peter me sonrió y no pude evitar sonreírle de vuelta. Él echó su brazo sobre mi hombro y me tomó de la mano
con su otro brazo, jugando con mis dedos.
Gas entró y se dejó caer en el sofá de enfrente, mirándonos con mal humor. Me reí
de su expresión de contrariedad y me levanté.
-Voy a ir a hacer mi tarea. Ustedes, chicos, pueden entretenerse a sí mismos por
un tiempo, ¿verdad? -Les sonreí a los dos a la vez. Tenía la sensación de que
necesitaban un poco de tiempo de “vinculación masculina” después de las
revelaciones de anoche. Gas y Peter eran los mejores amigos después de todo.
-Sí. ¿Quieres jugar a Halo, Gas? -preguntó Peter con entusiasmo. Gas se levantó
para configurarlo y me sonreí secretamente feliz. Sí, volvieron a la normalidad.
Agarré la bolsa de papel marrón y me dirigí a mi dormitorio, riendo cuando Peter
golpeó mi trasero y me silbó. Ya había hecho mis deberes, así que decidí que un
largo y agradable baño de espuma en la bañera sería bueno. Preparé un baño y
añadí una gran cantidad de burbujas, antes de agarrar un libro y meterme en la
bañera. Me perdí en la historia.
Estaba tan absorta en la historia que no oí la puerta abrirse.
-Bueno, eso sí que es sexy -ronroneó Peter desde la derecha junto a mí.
Grité y casi dejo caer el libro en el agua.
-¡Mierda! ¡Casi me das un infarto, Peter! -grité, tratando de calmar mi corazón
que estaba tratando de romper mis costillas. Llevé mis rodillas hasta mi pecho y
traté de ocultarme de modo que pudiera ver nada inapropiado. Por suerte para mí,
todavía había bastantes burbujas que ayudaron.
Se echó a reír.
-Lo siento. Oye, ¿puedo entrar? -bromeó mientras se arrodillaba junto a mí y
puso sus dedos en la bañera. Los sacó de forma rápida y meneó la cabeza-.
Olvídalo. ¡Eso está jodidamente helado! -Frunció el ceño y se secó la mano en la
toalla.
-Peter, ¿podrías salir de aquí? ¡Esto no es divertido! -grité, sonrojándome.
Puso su sonrisa un poco engreída y se inclinó para besar mis labios sólo por una
fracción de segundo antes de que se volviera y regresara a la puerta.
-Estaba bromeando. En realidad no me di cuenta de que estabas aquí. Aunque,
deberías salir, esa agua está muy fría. ¿Has estado ahí todo este tiempo?-preguntó, sacudiendo la cabeza.
-Está un poco fría -admití. Ahora que estaba fuera de la historia ni siquiera me di
cuenta que la bañera estaba como piedra fría y tenía piel de gallina por todas
partes. Peter sonrió y se volvió de nuevo a mi habitación, cerrando la puerta para
darme un poco de intimidad. Saqué el tapón y lancé mi libro a un lado mientras me
ponía de pie. Agarré la toalla del borde y la envolví alrededor de mí con fuerza. Me
di cuenta al salir de la bañera que no había traído nada de ropa aquí para
cambiarme. En realidad estaba muy frío, y mis dientes castañeteaban. No podía
quedarme aquí toda la noche, simplemente tendría que ir a buscar un pijama. No
era gran cosa; Peter me había visto en una toalla antes.
Cuando entré en mi habitación me di cuenta de que estaba descansando en mi
cama.
-Hola -dije, sintiéndome un poco incómoda, a medida que me ponía un par de
pantalones cortos debajo de la toalla.
-Por Dios, Ángel, podría haberte dado hipotermia o algo así -me regañó,
mirándome con preocupación. Me agarró de la mano y me llevó a la cama,
sentándome en el borde cuando él entró en el cuarto de baño, volviendo con otra
toalla. Frotó mis brazos y hombros, secándome rápido.
Estaba contenta que decidí no lavarme el cabello, en cambio, poniéndolo en un
moño desordenado, de lo contrario eso me habría hecho tener aún más frío.
Envolvió su brazo alrededor de mí, poniendo cada uno de mis dedos arrugados
como ciruelas en su boca, calentándolos de uno en uno a la vez. ¡Oh, Dios mío, eso
es sexy! Incliné mi cabeza y lo besé, al parecer atrapándolo por sorpresa. Después
de uno o dos segundos, respondió, besándome de vuelta. Mordí su labio
suavemente y él abrió la boca, permitiéndome deslizar mi lengua en ella. Gimió
desde la parte posterior de su garganta y envolví mis brazos alrededor de su cuello,
sujetando su cabello rudamente, tirando ligeramente de él. Me llevó más cerca,
profundizando el beso. Después de lo que pareció una eternidad, pero aun así no
fue lo suficientemente largo, se alejó respirando pesadamente. Sus labios no
dejando mi piel, sin embargo, en cambio, besó mi cuello, succionando la piel cerca
de mi clavícula, haciéndome jadear y retorcerme.
Todavía estaba helándome y mis dientes empezaron a castañetear de nuevo, arruinando el momento. Se retiró entre risas.
-Vamos a ponerte debajo de las sábanas y así puedas entrar en calor. -Se quitó
la camiseta en un solo movimiento y no pude dejar de mirar a su pecho esculpido.
Sentí movimiento y mi visión se volvió negra por unos segundos, interrumpiendo el
comérmelo con los ojos. Sonreí cuando me di cuenta que había puesto su camiseta
por encima de mi cabeza.
-Peter, si quieres que me caliente, todo lo que necesitas hacer es quitarte la ropa
-ronroneé, mordiéndome los labios y mirando por encima su pecho y abdomen,
con ganas de pasar mi lengua sobre ellos.
Se rió y rodeó sus brazos alrededor de mí.
-Ángel, no podrías estar más caliente, confía en mí. Eso sería ilegal -respondió,
besándome otra vez. Me quité la toalla húmeda y la arrojé en el piso mientras él
me levantaba. Envolví mis piernas alrededor de su cintura mientras me cargaba
hasta el final de la almohada y sacaba la colcha, subiéndose en la cama conmigo
todavía unida a su frente como un mono bebé. Empujó la colcha por completo a lo
largo de nuestras cabezas y se apartó de nuevo para hablar conmigo en la
penumbra-. Te he echado de menos esta noche. ¿Por qué no te quedaste a jugar
con nosotros? -preguntó de mala gana.
-Pensé que tú y Gas necesitaban un poco de tiempo juntos. Realmente no has
hablado con él por tu cuenta desde que se enteró de nosotros. Él sigue siendo tu
mejor amigo, así que sólo vamos a tener que encontrar un equilibrio. No puedes
pasar todo tu tiempo tratando de meterte en mis pantalones, sabes -bromeé.
-Pero me encanta intentar meterme en tus pantalones -se quejó en broma,
dándome la cara cachorrito, haciéndome reír. Estaba calentándome ahora. Su calor corporal palpitante en mí y nuestro aliento caliente entremezclándose bajo el
edredón, lo hacía todo parecer casi humeante al debajo. Por otra parte, podría
haber sido sólo la pasión que sentía ardiendo dentro de mí-. Supongo que tienes
razón. Gas estuvo bien esta noche, en realidad dijo que era agradable verte feliz,
por lo cual me llevó todo el crédito por supuesto -dijo engreídamente.
-¿Todo el crédito? ¡Vaya, ese un ego desmesurado el que tienes allí! -bromeé
con una sonrisa ante el doble sentido, sobre el bulto en sus pantalones vaqueros
que estaba presionando sobre mí. Se rió y acarició el costado de mi rostro con el
dorso de sus dedos.
-¡Es mejor que no estés desnudo con mi hermana pequeña, Lanzani! -gruñó Gas
de advertencia desde la cercanía de la puerta.
Peter empujó la colcha fuera de nuestras cabezas, sonriendo con aire de
culpabilidad.
-Gas, amigo, un poco de advertencia más estaría bien.
-Oh, Gas, ¡contrólate! ¿Qué quieres? ¿Y alguna vez has oído hablar de tocar?
-pregunté, empujando la colcha más atrás para que pudiera ver que tenía una
camiseta puesta.
-Toqué. Simplemente no escucharon a través de todo el coqueteo -respondió,
sonriendo. Todos nos reímos y Gas negó con la cabeza-. De todos modos, sólo
quería decirte, La, que mamá regresa a casa el domingo.
Sonreí; no había visto a mi madre en tres semanas.
-¿Sí? ¡Impresionante! -exclamé con mucho gusto.
Gas asintió con la cabeza, su sonrisa a juego con la mía.
-Sí. Bueno, está bien, voy a la cama. Mantengan el ruido bajo por aquí; no quiero
saber nada.
Me eché a reír y no pude resistir burlarme de él un poco más.
-Gas, tal vez quieras tomar prestado mi iPod, estamos calentando para la apuesta
-bromeé, guiñándole un ojo.
Peter se echó a reír y Gas simplemente me miró fijamente, sacudiendo la cabeza
con desaprobación, cerrando la puerta detrás de él.
-Ángel, eres demasiado divertida -dijo Peter, besando mi cuello.
-Cállate, Lanzani -contesté, imitando el tono bromista de Gas.
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Peter es un tierno mal¡ :3
Gracias por firmar
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Me encanta la nove...seguilaaaaa porfaaaaa
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