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sábado, 5 de abril de 2014

Capitulo:34



—¿Es Peter? ¿Algo está mal?
Él respiró de manera irregular. 

—Está  mal,  Ángel.  Él  se  ha  cerrado  totalmente,  y  no  sé  qué  demonios hacer.
—¿Pero por qué? ¿Qué pasó? Justo anoche hable con él. —Mi mente dio vueltas frenéticamente mientras intentaba recordar cualquier cosa inusual sobre nuestra conversación. Él mencionó que la enfermera estaba preocupada porque la neumonía de Susan empeoraba, pero Peter no me había dicho mucho más.
—La neumonía ha dañado más partes de su sistema de lo que la enfermera y las personas del hospital pensaron. Ella ha estado prácticamente comatosa todo el día.
Mi estómago se apretó, y luché contra la urgencia de vomitar. 
—Oh Dios… pobre Peter… pobre Susan —murmuré, agarrando más fuerte mi teléfono mientras lágrimas quemaban mis ojos.
—Incluso aunque no lo dice o admite, él te necesita. ¿Puedes venir?
Mi mente voló a los siguientes días y shows. La respuesta  lógica era decir que no podía, pero no había ninguna maldita forma en que fuera a dejar solo a Peter cuando más me necesitaba. 
—Por supuesto que puedo. Conseguiré el próximo vuelo.
—Bien, te iré a recoger, ¿de acuerdo?
—Gracias. Te lo agradezco.
—Nos vemos pronto.
—Adiós.
Sorprendentemente,  mis  hermanos  y  padres  no  protestaron  sobre  mi partida. Ellos creían que mi lugar estaba con Peter y Susan. Fui capaz de conseguir un vuelo dos horas después, y fiel a su palabra, Poli estaba esperando para recogerme.
Después de que me contó todo lo que estaba pasando, pasamos la mayor parte del camino en silencio. Autos estaban estacionados por todos lados en la entrada de Peter. Desde que estaba lloviendo, Poli me acercó a la puerta y luego fue de regreso a estacionarse. Con una temblorosa mano, toqué el timbre. Medio esperaba una enfermera o que alguno de los familiares de Peter abriera. Nada me pudo haber preparado para que fuera Peter el que abriera la pesada e intrincada puerta. A la vista de mí, él parpadeó dos veces. El color se drenó de su rostro antes de demandar:
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?
Salté  hacia  atrás  ante  la  dureza  en  su  tono.  Me  tomó  un  momento encontrar mi voz. 
—Poli me llamó y me contó sobre Susan. Vine tan pronto como pude para estar contigo… y ella.
Él se quedó allí inmóvil mirándome. Mi corazón dolió ante su apariencia.
Áspera  barba  cubría  su  rostro  de  donde  no  se  había  afeitado,  y  su  usualmente perfecto, fino cabello estaba descuidado. Círculos oscuros se encontraban bajo sus ojos. Llevaba una raída  camiseta de Runaway Train y un par de pantalones con agujeros. Mientras todavía no  me había dicho que pasara, me lancé hacia adelante, envolviendo mis brazos apretadamente alrededor de él. 
—Oh, bebé, lo siento muchísimo. Estoy aquí para ti, y te amo.
Él no me abrazo de regreso. De hecho, sus brazos colgaban sin fuerza a los lados. Me aparté para besar tiernamente su mejilla. 
—Habla conmigo, Peter —imploré.
Su cuerpo se estremeció por un momento antes de sacudir la cabeza. Sin una  palabra, se  alejó de  mi  abrazo.  Tomando  mi mano,  tiró de  mí más  allá  del vestíbulo, hacia el pasillo. Pensé que quizá íbamos a la habitación de Susan, pero en su lugar, me empujó dentro de su habitación y cerró la puerta.
—Peter, que estás… —Él me silenció chocando sus labios con los míos. El beso  era  demandante  y  duro,  nada  como  lo  que  estaba  acostumbrada  a experimentar  con  él.  Tomando  mis  hombros,  me  dio  vuelta  y  me  empujó  de espalda contra la puerta con tal fuerza que chillé. Sus manos amasando mi cuerpo mientras intentaba apartarme de él.
—¡Detente! —chillé contra su boca.
Cuando se apartó, sus dedos fueron al botón de sus pantalones.  Cuando empezó a desabrocharlos, sacudí mi cabeza. 
—¿Qué estás haciendo?
—Voy a follarte. ¿Por eso es que viniste aquí, cierto?
Mi adolorida boca por su anterior asalto, cayó abierta en shock. 
—¡No! ¿Cómo podrías pensar algo tan horrible? Vine para estar contigo porque te amo y me necesitas.
Con sus abrazadores ojos azules, sus caderas me sujetaron contra la pared otra vez. Sus labios se curvaron en una enfadada sonrisa. 
—Todos siempre han querido un pedazo de mí, una forma para escalar a través de mí. ¿Eso es también lo que quieres, no? Eres la novia de Peter Lanzani, la que finalmente domesticó al notorio mujeriego.
Sacudí la cabeza salvajemente de un lado a otro por su acusación. 
—Soy  tu  novia  porque  te amo,  no  por  quién  eres  o  lo  que  piensen  los demás. —Alcé mis manos para ahuecar sus mejillas, forzándolo a que me mirara―. Te  conozco,  Peter.  Veo  cada  imperfección  que  tienes, y  todavía  te  amo. No hay nadie  más  en  este  mucho  para  mí  que  tú.  Y  cuando  estés  herido,  quiero  estar contigo. Cuando estés roto y destrozado como lo estás ahora mismo, voy a recoger las piezas. Eso es lo que es el amor, bebé. —Me incliné hacia adelante para susurrar contra  barba  en  su  barbilla—.  Confía  en  mí  cuando  digo  que  haré  lo  que  sea necesario para alejar el terrible dolor que estás  sintiendo ahora. Pero tienes que dejarme entrar un poco.
Él agarró mis muñecas en sus manos y las colocó por encima de mi cabeza. 
—¿Harías lo que sea por mí, huh?
—Sí —murmuré,  luchando  con  la  urgencia  de  gritar  por  el  dolor  de  su agarre.
—Eso es una jodida pena. Porque todo lo que has hecho es convertirte en mi puta.
Mi cabeza se echó hacia atrás como si me hubiera golpeado. Era como si un completo extraño hubiese tomado el cuerpo de Peter.
Nunca lo había visto actuar de esta forma, incluso en su infame borrachera en el autobús palidecía en comparación con esto. 
—¡Peter, por favor no hagas esto! No me apartes. —Lágrimas quemaban mis ojos―. Sé que estás herido, pero me amas y me necesitas.
Con una cruel cara de burla, sus manos dejaron las mías para deslizarse por mi cuerpo y descansar en mis caderas. 
—Lo siento, Ángel, pero ahí es donde estás equivocada. Tú solo eras otra pieza de culo para conquistar, aunque el tuyo fue más un desafío. Pero tengo que admitir cuan sorprendido estaba que algo  de romance y declaración de amor te hizo abrir las piernas más rápido de lo que pensé.
—¡Eso es una mentira! Sé que me amabas entonces, y sé que lo haces ahora. Solo  estás  retorciendo  todo  porque  estás  revuelto  por  dentro.  —Agarré  sus hombros—. Tienes que luchar con esto, Peter. No puedes rendirte a la oscuridad. Eso tampoco es lo que Susan querría.
Una tormentosa mezcla de emociones destellaron en los ojos de Peter. 
—Puedes  pensar  lo  que  quieras,  pero  sé  lo  que  estoy  diciendo  sobre acostarme  contigo.  Me  alegra  haber  podido  romperte  porque  estás  hecha  para follar. La forma en que gritabas mi nombre y te  venías tan fuerte en mi lengua cuando estaba debajo de ti… Mmm… nena eso fue caliente.
—Detente —protesté débilmente mientras lágrimas de frustración y dolor corrían por mis mejillas.
—No llores, Ángel. Fue un honor ser el primero. Y te prometo que siempre te recordaré como una de las mejores folladas que he tenido, el pequeño e inocente ángel que dejó entrar al grande y malo lobo feroz dentro de sus apretadas paredes.
Los exaltados hilos de emoción se rompieron, y antes de que me pudiera detener,  llevé  mi  palma  con  fuerza  contra  su  mejilla,  causando  un  ruidoso chasquido que resonó a través de la habitación. Cualquier dolor dentro de mí dio paso a un caliente cólera. 
—¡Tú inimaginable cabrón! ¡Jamás me hables así otra vez! Sé que tú madre está muriendo, pero eso no te da la excusa de escupir y pisotear todo lo que somos. Mejor que despiertes rápido y te des cuenta de lo que estés diciendo. ¡Necesitas entender en tu dura cabeza que yo no era solo una pieza de culo, que en realidad era todo lo que jamás habías soñado, pero lo jodiste porque me apartaste cuando más me necesitabas!
Con eso, me giré y salí de la habitación. Mientras caminaba rápidamente por la puerta de enfrente, Poli me llamó, pero lo ignoré. Sin siquiera pensar a donde iba o como llegaría allí, corrí a lo largo de la terraza y dentro de una cegadora lluvia.
Había llegado a la mitad del camino de grava antes de escuchar la voz de Peter cortando a través de la lluvia. 
—¡Lali! ¡Por favor espera!
Girando alrededor, señalé con mi dedo hacia él. 

—Déjame  en  paz, Peter.  Quizá  le  haya hecho  una  promesa  a Susan  para intentar y darte segundas oportunidades cuando lo jodieras, pero estás probando mi cordura ahora…
 Mi voz se apagó mientras Peter se hundía hasta sus rodillas en el barro. Su pecho  subía  y  bajaba  con  fuertes  sollozos  mientras  enterraba  su  rostro  en  el dobladillo de mi vestido. 
—Lo siento. Oh Cristo, Ángel, lo siento mucho, mucho.
Sin parpadear e inmóvil. Me le quedé mirando en shock. No sabía que decir o  hacer.  Me  había  lastimado  tan  profundamente  que  una  parte  de  mí  quería alejarlo. 
—Peter, yo…
—Lo siento. Lo siento. Lo siento —repitió él, apretando la parte trasera de mis  rodillas—.  No  quise  decir  nada  de  ello,  lo  juro  por  Dios  que  no.  Le  hice prometer a Poli que no te llamara o te dijera que vinieras porque no podía soportar la  idea  de tú  viéndome  así  —dijo  sacudiendo  la  cabeza  con  tristeza—.  Cuando apareciste, pensé que moriría, y no podía pensar en nada más que alejarte. Así que dije e hice esa mierda solo para lastimarte, así te irías.  Tenías razón cuando me llamaste un cabrón.


:(penultimo 

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