—Hazme el amor
—susurró,
besándome suavemente.
Mi corazón se detuvo. Acaba de
pedirme… no, de ninguna manera, ¡dijo algo más y luego vas a parecer como un idiota cuando
resulta que no la escuchaste bien!
—¿Qué? —pregunté
débilmente, empujando su cabello detrás de su oreja.
—Estoy lista
ahora; quiero que me hagas el amor. —Se sonrojó levemente,
luciendo más adorable todavía por cuan dulce e inocente era.
La giré en su espalda. ¿Ella cree que tiene que rendirse por mí? Jesús,
¿no me cree cuando le digo que la esperaré?
—Ángel, te
esperaré tanto como quieras. Prometo que puedo esperar —prometí,
disponiéndola a que me creyera. Nunca tocaría a otra mujer de nuevo,
sólo no me
interesaban, nunca lo hicieron.
Ella rió.
—Bueno lo
siento, Peter, pero yo solo no puedo esperar por ti más tiempo.
Necesito que estés listo ahora —bromeó, apretando su mano en mi
trasero.
Reí; era tan malditamente graciosa.
—Oh no puedes
esperar por mí, ¿huh? Bueno eso no es muy justo; como que estás poniendo
excesiva presión en mi desempeño —bromeé. Mi corazón estaba
volviendo a su ritmo normal ahora que me di cuenta de que sólo estaba
bromeando. Ella sonrió y bajó sus manos por mi pecho de nuevo, cuando
llegó a
mis jeans deslizó su mano adentro, frotándome a través de mis bóxer.
¿Qué
diablos? Oh mierda, ¿no está bromeando?— Ángel, ¿qué
estás haciendo? —
pregunté sin aliento. Mierda, ¡eso se siente bien!
—Peter, deja
de hablar —susurró, acercándome mientras bajaba mis jeans.
Bien, sólo seguiré con esto hasta que me diga que me detenga; sé qué se
siente lo suficientemente cómoda como para pedirme que me detenga, lo que amo.
Amo
que tenga fe en que no la apuraré o la presionaré. La beso
hambrientamente,
moviendo mis manos sobre su sostén, amando la sensación del material de
encaje.
Lo desabroché, tirándolo, lentamente, esperando que me detenga. Estaba
tan
nervioso que mis manos estaban temblando levemente. Sus pechos eran
perfectos.
Incliné mi cabeza besándolos por todas partes, haciéndola arquear su
espalda y
gemir sin aliento. Bien, así que este esta es una primera vez, ¡no he
llegado tan
lejos con ella antes! Pateé mis jeans para sacarlos ahora que estaban
casi en mis
rodillas y recorrí mis manos bajando por su cuerpo, deteniéndome cuando
llegué a
su ropa interior, mi mano rozando sobre ella suavemente, lo que hace que
levante
sus caderas intentando obtener más. Sonreí ligeramente mientras la
frotaba a
través de su ropa interior, haciéndola gemir y sostener su mano libre en
mi hombro
fuertemente.
Sus ojos estaban conectados con los míos.
—Hazme el
amor,Peter —susurró.
Mierda, ¡era en serio! Me detuve y me alejé, no quitando mis ojos de los
suyos. No
había señal de confusión; se había decidido. Todo lo que veía en su
rostro era
amor, felicidad y necesidad, y apostaría cualquier cosa a que mi cara
lucía
exactamente igual.
—Ángel, puedo
esperar —prometí de nuevo.
—Sé que
puedes, pero estoy lista ahora. —Asintió, mirándome suavemente.
—¿No debería
ser especial tu primera vez? ¿En un lindo hotel o algo, con pétalos
de rosas y velas dispersas alrededor? —pregunté,
frunciendo el ceño. Podía reservar uno para mañana en la noche si estaba
realmente lista.
Ella sacudió su cabeza.
—Será especial,
Peter . Será nuestra primera vez. Eso es lo suficientemente especial para mí.
¿Por favor? —rogó, moviendo su mano por mi espalda.
Todo mi cuerpo estaba regocijándose al pensamiento de estar con ella,
pero mi
cabeza sabía que tenía que estar segura de que no estuviera haciendo
esto por las razones equivocadas; nunca me perdonaría si se arrepintiera de
esto en la mañana.
—Esto no es
por la apuesta, ¿no? —pregunté curiosamente.
Rió y sacudió su cabeza.
—No podría
importarme menos la apuesta. Confío en ti, te amo, quiero que me
hagas el amor.
Sentí mi corazón saltándose un latido cuando me ponía tan emocionado y
nervioso al mismo tiempo que juro que me mataría.
—También te
amo, Ángel, más que todo. —Me incliné para besarla de nuevo
dulcemente, sabiendo que necesito tomarlo lenta y suavemente, sólo recé
a Dios
que no le doliera tanto.
Recorrí con mis manos bajando por su cuerpo, amando la sensación de su
suave
piel bajo mis manos mientras la beso apasionadamente, mostrándole cuánto
la
amo y la deseo. Enganché mis pulgares en su ropa interior, bajándola
lentamente,
molestándola, obteniendo la revancha. Estaba enterrando sus dedos en mi
espalda, su respiración acelerándose con excitación, poniéndome más caliente por
ella. La besé bajando por su cuerpo, recorriendo con mi lengua a través de sus
pechos y bajando por su estómago, deteniéndome para morder justo debajo de su
ombligo, haciéndola jadear y levantar sus caderas. Me senté y bajé su ropa
interior
quitándola por completo y sólo la miré. Era pura y completa perfección,
yaciendo
allí desnuda y vulnerable. Supe que nunca sería capaz de mirar a otra
chica de
nuevo sin compararla a la visión de mi Ángel, mientras sólo yacía allí,
sonrojándose.
Obviamente estaba avergonzada de que la estuviera viendo desnuda por
primera
vez.
—Eres tan
hermosa, Ángel —susurré. Sonrió y sostuvo su mano alrededor de mi
nuca, guiando mi boca de vuelta a la suya. Sentí mi corazón hinchándose
mientras
la besaba apasionadamente, mostrándole cuanto la amaba y la apreciaba
antes de prepararme para hacerle el amor por primera vez.
Alisé su cabello fuera de su sudorosa frente. Ella estaba sonriéndome y
luciendo
tan feliz que hizo que mi corazón se saltara un latido.
—Te amo,
Ángel. —Yacimos allí intentando ralentizar nuestros ritmos cardiacos.
Presioné mi rostro en la curva de su cuello besándola, sintiendo su
pulso acelerado bajo mis labios. Me sentí más feliz de lo que me había sentido
en toda mi vida.
Luego de un minuto o algo, me bajé de ella y me giré a mi lado. Apreté
mis brazos
en ella, tirándola cerca de mí, recorriendo con mis dedos su desnudo,
sudoroso
cuerpo, demorándome en sus pechos—. Siento haberte lastimado —dije
silenciosamente. Me sentí terrible de que fuera el que tuviera que
causarle dolor,
pero supongo que cada chica tiene que pasar por lo mismo la primera vez.
Ella rió.
—Peter, lo
valió tanto —bromeó, presionando su cuerpo más cerca al mío, acurrucándose en mis
brazos.
Reí. —Bueno estoy feliz de que lo disfrutaras —declaré,
sonriéndole con suficiencia.
No había recibido quejas antes, pero nunca me importo realmente si la
chica lo
disfrutaba antes. Normalmente, sólo hacía lo que quería; nunca me había
tomado
el tiempo para pensar sobre aquello, era gracioso cuán diferente era eso
con mi
Ángel. Todo lo que me importaba era ella; mis sentimientos eran
secundarios.
—Definitivamente
lo disfruté. ¿Lo hiciste tú? Quiero decir, no sabía qué hacer o
nada, ¿debería haber hecho algo diferente? —preguntó,
mordiéndose el labio,
mirándome preocupadamente.
Reí y besé su frente.
—Ángel, fue lo
mejor que me ha pasado alguna vez. Fue perfecto, eres perfecta, y
te amo tanto —prometí.
Se acurrucó más cerca de mí, tomando mi mano y entrelazando nuestros
dedos;
suspiró con satisfacción y cerró sus ojos.
—También te
amo,Peter—susurró, besando mi pecho suavemente. No pude
contener mi reacción corporal; comencé a encenderme de nuevo. Estaba tan
cerca y ahora que ya la había tenido una vez no podía tener suficiente. Alejé
mis caderas para que no me sintiera excitándome de nuevo. Era su primera vez;
tenía que estar adolorida así que no necesitaba saber mi reacción corporal
caliente por ella.
Pero me moví muy tarde, ella debe haberlo notado. Levantó su cabeza y
miró hacia abajo. Me miró de vuelta un poco sorprendida. Sonreí disculpándome y
ella rió dulcemente.
—¿En serio?
¿Ya? —bromeó, mientras las yemas de sus dedos recorrían bajando
por mi pecho, haciéndome estremecer.
—Lo siento;
bajará en un minuto. Sólo eres demasiado sexi. Deberías descansar,
estarás adolorida —dije un poco tímidamente. Levantó
sus cejas, una lenta sonrisa esparciéndose a través de su rostro mientras me giraba
a mi espalda, a horcajadas en mí, luciendo como una alucinante diosa del sexo
sentada arriba de mí.
—Estoy bien.
Esta vez quiero intentarlo, dime si hago algo mal —dijo,
besándome
apasionadamente.
¡Santa mierda, esta chica es malditamente asombrosa!
Me desperté temprano en la mañana. Lali tenía que estar en práctica de
danza a
las ocho treinta, ahora eran solo pasadas las siete. No pude quitar la
sonrisa de mi
rostro. Anoche fue increíble, la mejor noche de todas. Oírla gemir mi
nombre fue el
mejor sonido en el mundo. Ella lo disfrutó también lo que lo hizo más
especial para
mí. No le había dolido tanto, bueno, ella dijo que no de todas formas.
No pudo
haber sido tan doloroso porque me hizo hacerle el amor de nuevo después.
Envolví mis brazos más fuerte alrededor de ella, amando la sensación de su piel
desnuda contra la mía. Solo yací allí y la miré dormir hasta que la alarma
sonó. Ella era tan malditamente hermosa; honestamente era justo como imaginaría
que luce un ángel.
Se acurrucó más cerca de mí mientras abría sus ojos, una lenta sonrisa esparciéndose
en su rostro cuando me miraba.
—Hola, novio.
No pude evitar sonreírle de vuelta.
—Hola, novia. —Envolvió sus
brazos alrededor de mí más fuerte mientras suspiraba con satisfacción—. ¿Cómo te
sientes hoy? —pregunté, recorriendo con mis dedos a través de su desordenado cabello
de sexo.
Ella sonrió.
—Estoy bien,
un poco adolorida, pero extremadamente feliz —declaró, riendo
dulcemente.
Giré arriba de ella, presionando mi cuerpo con el de ella.
—Un poco
adolorida, ¿huh? Mejor podría besar eso para ti —coqueteé.
Ella mordió su labio, mirándome emocionada.
—Oh puedes,
¿huh?
Asentí, sonriendo perversamente.
—Oh sí. —Le sonreí con
suficiencia antes de besar mi camino bajando por su cuerpo, apenas pudiendo
contener mi emoción.
mass
ResponderEliminarmasssss
ResponderEliminarmas porfa!
ResponderEliminarme re contra encanto el cap. seguilaaaaaa porfaaaaa
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