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sábado, 4 de mayo de 2013

Capitulo: 26



—Um, Peter , no puedo. —Estaba debatiéndome, tenía muchas ganas de pasar
tiempo con él, pero simplemente no podía soportar la idea de que mis maestros
supieran que falté a clase sin necesidad.

—¿Por favor? —rogó, doblando sus rodillas para que así estuviéramos a la misma
altura.
Sus ojos azules me estaban matando. No podía decirle que no. Suspiré
profundamente.
—Si me atrapan, entonces tú estarás en serios problemas —le advertí. Si obtenía
detención, me aseguraría de que él también.
Él se rió, una hermosa sonrisa se extendía por su cara mientras sacaba su celular y
llamó a Gas para decirle que no me sentía bien y que me llevaba a casa.
—Sí, ella está bien. No, dice que se siente un poco mareada, eso es todo. No, no, lo tengo. Muy bien. Nos vemos —dijo en el teléfono, sonriendo y lanzándome un
guiño. Deslizó su teléfono en el bolsillo y me agarró la mano, tirando de mí desde
el aula hasta el coche—. Gas va a conseguir un aventón al trabajo. Así que, siempre
y cuando te lleve a casa a las nueve, ni siquiera sabrá que faltamos a clases —dijo
alegremente.
Rodé mis ojos hacia él.
—¡Como si Gas realmente creyera que estaba enferma! Él sabe que estamos
faltando. —Sacudí la cabeza, riendo. Gas no era tonto, él simplemente no quería
decir nada.
—Pues bien, Ángel, ¿qué haremos? —preguntó Peter, saliendo del estacionamiento
con rapidez antes de que alguien nos viera salir.
Me encogí de hombros con facilidad.
—No me importa. Lo que tú quieras. —Mientras involucrara pasar más tiempo con
él, haría cualquier cosa.
Él sonrió. —¿Quieres que te lleve a patinar otra vez? —ofreció.
—Claro, ¿por qué no? Tengo que cambiarme primero, sin embargo; o me
congelaré el trasero de otra forma. —Me reí mientras sus ojos inmediatamente se
dirigían a mis piernas de nuevo. Le envié un texto a Rochi para decirle que iba a
faltar y le pedí que recogiera cualquier trabajo que me perdiera.
Cuando nos detuvimos frente a mi casa, Peter se fue a la suya a buscar algo que
dijo que necesitaba, y yo corrí y me puse unos vaqueros. Pasé un cepillo por mi
pelo y añadí una capa rápida de máscara de pestañas. Cuando salí de mi
habitación, tomé un suéter, así no me daría frio.
Corrí hacia el auto, emocionada por algún tiempo a solas con él. Él sonrió mientras
subía.
—Oye, te traje esto —dijo, dándome una de sus sudaderas.
Fruncí ante ella, sabiendo que tenía una de las mías. ¿Por qué traería esto?
—Er.... ¿gracias?
—Es para tu pequeño trasero. Te dije traería una para que no te mojaras y te diera
frío como la última vez. Aunque, tengo plena confianza en que patinarás por tu
cuenta al final de esta lección —se jactó, sonriendo.
—Bueno, no estoy segura de querer patinar si no me vas a tocar —ronroneó
sugestivamente.
Él sonrió.
—Mmm, nunca había pensado en eso. Esperemos que no aprendas muy rápido
entonces. —Movió las cejas hacia mí, haciéndome reír.
El patinaje fue muy divertido. Tenía razón, era mucho mejor esta vez. Fue
probablemente debido al hecho de que él era un maestro tan bueno, y porque nos
pasamos casi todo el día aquí la última vez. Fue muy divertido estar con él. Él
patinó hacia atrás al igual que lo hizo antes, sosteniendo mis manos, haciendo
bromas y charlando.
Solo me caí un par de veces y cada vez que interrumpía mi caída, o me atrapaba o
me levantaba. Lo miré mientras patinamos, estaba sonriendo ampliamente y mi
corazón dio un vuelco. Era tan guapo, amable y paciente. Podía sentirme
enamorándome de él. Sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera
loca por él.
—Oye, ¿Qué tal si presumes un poco? Me encanta verte patinar —sugerí,
agarrándome en el costado por mi vida para que pudiera soltarme.
Él me dio un beso antes de irse patinando al revés, se volvió bruscamente y patinó
hacia delante tan rápido que realmente me asustó. Mi corazón estaba golpeando
en mi pecho a la vista de eso. Si se caía, mientras patinaba de esa manera, iba a
resultar gravemente herido. El pensamiento de él herido me aterraba. Hizo un par
de vueltas, y me mostró sus habilidades, como saltar y patinar sobre un pie.
Siempre me encantaba verlo patinar. Se veía tan hermoso y grácil, pero nunca lo
había deseado por eso, hasta ahora. Se veía tan sexy cuando estaba patinando, tan poderoso y dominante.
Peter quería jugar hockey profesionalmente, que ya había sido buscado por un
equipo realmente bueno pero necesitaba estar en la universidad antes de que
pudieran firmar. Le habían ofrecido una beca deportiva completa en una escuela
muy buena en Boston, lo que significaría que tendría que mudarse cuando la
escuela terminara en pocos meses. El tiempo de separación iba a matarme. Yo iba a tener pesadillas todas las noches cuando él no estuviera allí, sin mencionar la
angustia que sentiría al verlo irse. Odiaba el hecho de que él estaría tan lejos y que
las chicas estarían cayendo sobre él. Suspiré, negándome a pensar en ello. Tenía
que confiar en él. Y lo hacía, confiaba plenamente en él, creía que me amaba y que
no quería hacerme daño.
Cuando regresó a mí, patinó hasta detenerse, enviando un spray de hielo sobre un
lado.
—¿Es eso suficiente exhibición para ti? —preguntó, envolviendo sus brazos
alrededor de mi cintura y besándome tiernamente.
—Oh, sí. Mi hombre puede patinar bien —confirmé, con una sonrisa hacia él.
—Mmm, di eso de nuevo. Me gusta eso —gruñó, en una ronca sexy voz que hizo
temblar mis entrañas.
Envolví mis brazos con fuerza alrededor de su cuello y lo atraje más cerca.
—Mi hombre puede patinar —ronroneé seductoramente, mirándolo a los ojos.
Pude sentir la ardiente pasión chisporroteando entre nosotros. Él dobló sus rodillas
así estábamos al mismo nivel, me abrazó fuertemente y luego me sostuvo,
levantándome de mis pies. Empezó a patinar suavemente alrededor de la pista.
Envolví mis piernas alrededor de su cintura mientras patinaba ocasionalmente
haciendo pequeños giros y cambiando a patinar hacia atrás. Sus ojos no dejaron
los míos. Fue la cosa más erótica y sexy que me hubiera sucedido, y todo mi cuerpo estaba anhelando por él.
—Te amo tanto, Ángel —susurró.
Sonreí. Mis entrañas estaban rebosando de felicidad y pasión. Él me estaba
volviendo loca; yo lo quería y lo necesitaba. Al mirar dentro de sus hermosos ojos
azules, podía ver todo su amor por mí brillando a través y eso hizo a mi corazón
latir muy rápido. De repente, me golpeó como un camión, yo también lo amaba.
Tal vez siempre lo había amado, no estaba segura. Él tenía una manera de
deslizarse detrás de mis defensas y se abría paso dentro de mi corazón, pero
siempre me había negado a verlo de esa manera. Me hacía sentir segura, querida,
necesitada y especial; yo no quería volver a dejarlo ir. Lo amaba como loca, más
que a nada, él era lo único que necesitaba en la vida.
Abrí mi boca para decirle que yo también lo amaba, pero habló primero,
cortándome.
—Vamos a ir a cenar —sugirió, patinando fuera de la pista de hielo y sentándome
en el banquillo. Él se puso de rodillas y me quitó mis patines. Sólo lo miré mientras
lo hacía, incapaz de mantener la sonrisa fuera de mi cara. ¿Era este chico realmente mío? ¿Cómo conseguí ser tan afortunada?
Después de que conseguimos de nuevo nuestros zapatos, nos fuimos a un
pequeño restaurante italiano que dijo él que hacía la segunda mejor lasaña en el
mundo.
—¿La segunda mejor? —pregunté riendo.
—Sí. Tu lasaña es genial —afirmó, sosteniendo mi mano con fuerza mientras
seguíamos al camarero a la mesa.
—Sabes que me tienes ahora, puedes parar con los elogios —me burlé, riendo. Él
sonrió y sacudió su cabeza, rodando sus ojos como si estuviera siendo estúpida.
La comida era buena y el restaurante era realmente bonito, tenía velas en cada
mesa y era realmente muy romántico, era tan divertido estar cerca de él que no
había un silencio incómodo. No podía dejar de preguntarme cómo no sabía nada
de él antes de que estuviéramos juntos. Supongo que fue porque la única
personalidad que alguna vez me mostró fue el lado idiota que, en realidad, no
parecía ser una parte de su carácter en absoluto.
—Peter, ¿puedo preguntarte algo? —pregunté, demasiado curiosa para no
preguntar.
—Por supuesto. Lo que tú quieras. —Se encogió de hombros, tomando un sorbo
de su bebida, mirándome con curiosidad.
—¿Por qué siempre fuiste tan imbécil conmigo? Si te he gustado todo este tiempo,
¿por qué siempre me enloquecías cuando éramos niños y siendo como un idiota
conmigo? Sabes que solía odiarte, ¿cierto? —pregunté, alzando mis cejas,
mirándolo en tono de disculpa.
Él se rió.
—Ya sabes, hay una delgada línea entre el amor y el odio. Tal vez me amabas y no
te diste cuenta —sugirió, sonriendo. Sonreí porque eso era exactamente lo que
estaba pensando antes.
—No, Peter. Eras un imbécil completo para mí. Pero la mayoría de eso era un acto,
¿no? Entonces, ¿por qué lo hiciste? —pregunté, necesitando la respuesta, me
estaba matando porque simplemente no lo entendía.
—Gas. —Se encogió de hombros.
—¿Gas? no lo entiendo. —Le di mi mejor cara de “qué demonios”.
Él sonrió con tristeza.
—Gas realmente no me quería cerca de ti. Me golpeó bastante un par de veces
cuando éramos niños por ello. Él es realmente protector contigo. Era más fácil para
mí mantenerme alejado de ti si en realidad no querías estar conmigo. Pensé que si
te hacía querer estar lejos de mí, entonces yo no tendría que intentar tan duro — dijo, frunciendo el ceño.
Espera, ¿él fingió ser un idiota así yo no querría estar con él debido a Gas?
¡Maldito sea ese chico!
—Todos estos años, Peter, simplemente me parece una pérdida. —Suspiré y sacudí la cabeza; si me lo hubiera dicho entonces, tal vez podríamos haber estado juntos durante más tiempo—. Sabes, yo siempre pensé que tenías una doble personalidad —le dije, riendo.
Él también se rió.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Bueno, siempre pensé en ti como el Peter de día, que era un idiota, imbécil, y un
hombre prostituto, ligón. Luego estaba el Peter de noche, que era adorable, dulce y
cariñoso. Siempre me ha gustado el Peter de noche —le dije con sinceridad.
Él sonrió feliz.
—Bueno, la noche era cuando me detenía de tratar de alejarte. Decidí que ya que
Gas no sabía nada, podía ser yo mismo y disfrutar de mi tiempo contigo. Para que
lo sepas, sin embargo, ambas de mis personalidades te han amado por siempre —
dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo hacia mí.
Aww, ¡es tan malditamente dulce! Me estiré y sostuve su mano con fuerza.
—Me gustaría que me lo hubieras dicho antes, realmente te odié a veces —admití
tímidamente, haciéndolo reír.
—¿Sí? ¿Cómo la vez que corté la cabeza a tu osito de peluche y la lancé a la
basura? —preguntó, riendo. Di un grito ahogado a la memoria de ello, ¡me había
olvidado de eso! Gas había sacado mi oso de la basura y lo puso de nuevo en mi
cama para mí y arregló su cabeza.
—Sí, ¡idiota! —lo regañé, luchando contra una sonrisa.
—Sabes que nunca hice eso, ¿verdad? Fingí cortarle la cabeza y lo escondí en mi
suéter y lo puse de nuevo en tu cama un par de horas después —dijo, sin dejar de
reír.
—¡De ninguna manera! ¡Gas me dijo que él lo recuperó para mí! —Me reí.
Él sacudió su cabeza.
—No. Esa fue una de las veces que pateó mi culo. Me agarró a escondidas en tu
habitación ese día. Yo le dije que iba al baño —dijo, riendo y sacudiendo la cabeza.
—No puedo creer que mi hermano pateó tu culo. Eso es muy gracioso.
—Me alegro de que no me mate por salir contigo. Puedo mantenerme por mi
cuenta en una pelea, pero Gas es un maldito psicópata cuando se trata de ti. —
Peter frunció el ceño, moviendo ligeramente su cabeza, una sonrisa tirando en las
esquinas de su boca.
—Sí, bueno, es mejor asegurarte de que no me hagas daño, ¿eh? —bromeé.
Él asintió con la cabeza.
—Nunca te haría daño, nunca. —Apretó suavemente mi mano, mirando
directamente a mis ojos, todo su comportamiento mostrándome la verdad de sus
palabras.
Le creí, no creía que alguna vez me lastimaría a propósito, pero sabía que rompería
mi corazón tarde o temprano. Cuando fuera a la universidad y estuviéramos
separados, aunque no me engañara, eso iba a doler mucho. Incluso si no
estuviéramos saliendo sería terrible estar sin él, pero ahora sería como una tortura.
Aparté los pensamientos de mi mente. Yo no podía pensar en ello, no hasta que
sucediera y aun así pudiéramos pasar a través de ello. Lo amaba lo suficiente para
esperar por él. Sólo esperaba que él sintiera lo mismo dentro de cuatro meses
cuando todas las zorras de la universidad se arrojaran sobre él y estuviera a un
viaje de tres horas de distancia.
—Correcto, entonces, ¿estás lista para irnos? —preguntó Peter después de haberme comido un pedazo enorme de pastel de chocolate yo sola. Asentí con la cabeza y arrojó algo de dinero sobre la mesa, extendiendo una mano para ayudarme a levantarme.
Sonreí.
—Sabes que te estás perfilando como el mejor novio del mundo —dije felizmente.
—Me encanta cuando me llamas eso. —Sonrió y envolvió su suéter alrededor de
mis hombros mientras caminábamos hacia fuera en el frío.
Me agarré fuertemente de su mano, no queriéndolo dejar ir. Cuando llegamos al
auto incluso abrió mi puerta para mí.
—Tal caballero, Peter—bromeé.
Lo vi dar la vuelta hacia el lado del conductor. Era tan guapo, y era mío, yo no
podía dejar de sonreír a ese conocimiento. Nunca había soñado que alguna vez
tendría algo como esto con un chico. Cuando solía pensar acerca de las citas eso
me asustaba enormemente porque no podía dejar que la gente me tocara, y todo
el tiempo tuve al chico perfecto, quién estaba enamorado de mí, quien me abrazó
y me mantuvo a salvo cada noche, y yo ni siquiera sabía. ¿Cómo pude haber sido
tan estúpida?
Cuando llegamos a mi casa, eran sólo las ocho. Gas no estaría en casa durante otra hora, así que teníamos la casa para nosotros.
—Ven aquí, quiero hablar contigo —le dije, tirando de él hacia el sofá. Parecía un
poco preocupado y nervioso. Lo atraje a mi lado, sentándome cerca de él. Pude
sentir la pasión construyéndose y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que
estuviera dispuesta a llevar las cosas más allá. Nunca me había sentido así antes, y
aunque sólo habíamos estado juntos por cinco días, lo había conocido siempre.
Confiaba en él como nadie y sabía que no me haría daño. No estaba preocupada
porque no fuera capaz de esperar por mí, podía ver en sus ojos que iba a esperar
tanto tiempo como yo quisiera, y ese conocimiento me estaba empujando hacia
delante. Si dudaba de que me esperara, entonces no habría manera de que me
sintiera así. Agarré su mano con fuerza mientras me limitaba a mirarlo, tratando de
encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos por él.
—¿Qué está mal, Ángel —preguntó en voz baja, con el ceño fruncido, frotando círculos en el dorso de mi mano.
Oh, mierda, ¿puedo decirlo? Estaba tan avergonzada, nunca había dicho algo como esto a nadie antes.
Tomé una respiración profunda y quería que mi voz no mostrara los nervios que
sentía en mi interior.
—Te amo, Pitt—le dije con sinceridad. Me miró, shock claro en su rostro. Su boca
estaba abierta, sus ojos muy abiertos mientras asimilaba lo que dije. No podía dejar de reír—. Está bien, no es así como me imaginé tu reacción. —Hice una mueca, esperando que dijera algo.
Me empujó hacia abajo sobre mi espalda, rodando por encima de mí.
—¿Me amas? ¿En serio? —preguntó, el shock dejando su rostro para ser
reemplazado por excitación.
Asentí con la cabeza, sintiendo mis mejillas calentarse un poco.
—Sí, Te amo.
Se rió y me besó apasionadamente. Cuando se apartó sus ojos brillaban de
felicidad.
—¡Gracias a Dios! Pensé que ibas a terminarme o algo así. Te veías tan seria que
pensé que no querías estar conmigo —dijo, sacudiendo su cabeza, sonriendo.
Me eché a reír.
—¿En serio? ¿Es por eso que parecías nervioso? —pregunté, riendo.
—Dilo otra vez —susurró.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y tiré de él más cerca de mí, su boca
aproximadamente a dos centímetros de la mía.
—Te amo, Peter Lanzani—susurré.
—Te amo también, Lali Esposito. —Me besó, duro, y no podía dejar de devolverle
el beso con la misma intensidad. Pasé mis manos por su espalda y agarré la parte
inferior de su camiseta, tirándola hacia arriba sobre su cabeza, arrastrando mis
dedos por su pecho, simplemente asombrada de cuán perfecto era. Sus manos
vagaban por todo mi cuerpo ávidamente, él se apoderó la parte inferior de mi
blusa y comenzó a tirarla hacia arriba lentamente, como si estuviera esperando
algún tipo de reacción. Sentí mi amor por él incrementar a otra velocidad por la
forma reflexiva y paciente de cómo era conmigo. Sonreí contra sus labios y él se
apartó, mirándome con curiosidad.
—¿Está bien? —preguntó, preocupación coloreando su voz.
Asentí con la cabeza y lo empujé fuera de mí para poder sentarme. Agarré mi blusa
y la saqué por encima de mi cabeza, tirándola al suelo. Me estaba mirando en
estado de shock. Tiré de él de nuevo hacia mí, besándolo profundamente. Sus
manos estaban en todas partes mientras nos enrollábamos pero no hizo nada que
no quería que hiciera. Fue perfecto y dulce. Un final increíble para una cita
increíble. Después de un rato se retiró y yació a mi lado, hablamos felizmente por
un rato.
A las nueve, suspiró.
—Gas va a estar en casa pronto, tal vez deberíamos vestirnos —sugirió, luciendo
un poco reacio mientras sus dedos se perdían por encima de mi sujetador y
estómago.
Asentí con la cabeza.
—Sí. No creo que estaría muy contento si llegaba a casa y descubriera que me has
visto sin la blusa, Lanzani—dije con fingido horror. Se rió y se sentó, agarrando mi
camisa del suelo y pasándomela, besándome otra vez con ternura.
Cuando los dos estábamos completamente vestidos de nuevo, nos sentamos
viendo la televisión hasta que Gas volvió a casa. No podía mantener la sonrisa
fuera de mi cara, Peter me amaba y yo lo amaba y todo era perfecto. Gas volvió a
casa y ellos jugaron en la Wii mientras yo hacía mi tarea, tratando sin éxito, de no
mirar el culo de Peter mientras permanecía de pie delante de mí. A las diez se fue a casa para cambiarse de ropa y ver a sus padres durante media hora antes de que se colara por mi ventana esta noche. Apenas podía contener mi emoción por estar de nuevo con él.
—Así que, ¿cómo lo están dos llevando ustedes? —preguntó Gas, curiosamente,
cuando estábamos por nuestra cuenta.
Sonreí con alegría.
—Muy bien en realidad. Gracias por no enloquecer ni hacerle daño ni nada —dije,
haciendo una mueca ante la idea.
Él sonrió con tristeza.
—Eso está bien. Sólo ten cuidado, es un jugador, no quiero que salgas lastimada. —Me miró con preocupación. Él siempre fue sobreprotector, pero creo que por
crecer en la forma en que lo hicimos, siempre sintió la necesidad de protegerme de nuestro padre. Supongo que ese instinto nunca se fue, incluso después de que mi padre lo hizo.
Sonreí y negué con la cabeza.
—No me lastimará —afirmé con aplomo.
Él se rió.
—Tal confianza en un chico que nunca se las arregló para conservar una novia
antes —reflexionó, sacudiendo la cabeza.
—Gas, Peter es un gran chico, no me lastimará. Él me ama.
Suspiró y asintió con la cabeza.
—Yo sé que lo hace. —Frunció el ceño con desaprobación mientras lo decía. No
creo que Gas alguna vez aprobara a alguien que yo trajera a casa, era tan
condenadamente sobreprotector. Siempre había sido el mejor hermano que una
chica podría desear—. Entonces, ¿necesitas hablar conmigo sobre papá o algo? —
preguntó, haciendo una mueca ligeramente mientras decía la palabra papá.
Cerré mis ojos, había estado posponiéndolo, siquiera pensando en que ese hombre regresara.
—Yo no quiero verlo —dije en voz baja.
Él me atrajo en un abrazo.
—Está bien, entonces no vamos a verlo. —Frotó mi espalda con dulzura,
mirándome preocupado, como si pensara que iba a tener otro ataque de pánico
como la última vez que hablamos de él.
—Puedes verlo si quieres —dije, sintiéndome un poco culpable. No quería detener
a Gas de verlo si él quería.
Se rió sin humor.
—En realidad, necesito verlo. —Se encogió de hombros, y mi corazón se hundió,
no quería a Gas en cualquier lugar cerca de ese imbécil.
—Bien, bueno, si eso es lo que quieres… —me callé, tratando de no llorar.
Gas se retiró del abrazo y me miró con tristeza.
—Yo no quiero verlo, La, quiero matarlo —afirmó, encogiéndose de hombros
casualmente, haciéndome reír. Le di una palmada en su hombro haciéndole reír—.
Te prometo que no dejaré que te haga daño, nunca más. —Besó el lado de mi
cabeza con suavidad, todo su cuerpo tenso. Sabía que Gas siempre se sintió
culpable de que no hiciera algo pronto. No creía que jamás se hubiera perdonado
a sí mismo por ello, pero era una creencia irracional, nada de eso fue su culpa, sin
embargo tomó toda la culpa por no ponerle fin antes de lo que lo hizo. Creo que
olvida que él pasó por eso también, simplemente se preocupa por mí siempre. En
realidad nunca habla del hecho de que probablemente se lesionó el doble de lo
que yo porque siempre me estaba protegiendo. Siempre parece olvidar que era un
niño en ese momento también, que no podía haber hecho nada al respecto de
todos modos porque no era lo suficientemente fuerte.
—Sabes que eres el mejor hermano del mundo, ¿verdad? —dije, sonriendo feliz.
Asintió con la cabeza, sonriendo hacia mí.
—Sí, lo sé —respondió engreídamente, haciéndonos reír de nuevo.
Suspiré, sintiendo el agotamiento filtrándose en mí.
—Me voy a la cama. Buenas Noches, Gas. —Besé la parte superior de su cabeza
cuando fui a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí por el hábito.
Me puse mi pijama y justo cuando estaba a punto de conciliar el sueño, oí mi
ventana abriéndose. Le sonreí felizmente mientras Peter se subió en la cama detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mí.
—Hola, tú —murmuré soñolienta.
Besó la parte posterior de mi cabeza con suavidad.
—Hola, tú —respondí, mientras me acurrucaba contra él.
—Te amo, Peter. —Sonreí mientras decía las palabras, simplemente se volvía más
fácil y más fácil decirlo cada vez.
—Te amo más, Ángel. —Suspiré y cerré mis ojos, a la deriva en el sueño, segura y
cálida, envuelta en su abrazo.

4 comentarios:

  1. Me encanto el cap.!!! Son más tiernos Laliter *-* Seguilaaaa porfaaaa

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  2. Me encanta!
    Soy nueva jajaj!
    Subi mas porfa!

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  3. HOLA! lei tu cap pro no entendi naa, tengo leer la historia desd l principio, esta muy bn.
    vi k te pasast por mi blog, asi k yo tambn m pase por el tuyo, si quieres vuelve y te haces sonadora(seguidora)
    besazos!

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    1. ya me ise soñadora XD y gracias ppor pasarte por mi blog

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