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viernes, 29 de noviembre de 2013

Capitulo: 10





–Es estupenda, pero puede que tengamos un problema porque no quiere lo que yo quiero –murmuró.

            Y si no aprendía a controlarse, tarde o temprano haría alguna estupidez. Y la próxima vez  Lali podría marcharse.




            CUANDO la cocina estuvo limpia y los niños en la cuna, Lali se encerró en su habitación y  Peter subió al coche para ir a casa de su madre.
            Llamó a la puerta de su habitación con los nudillos y Gimena abrió inmediatamente.
            –Hola, cariño...
            –¿Por que no me habías dicho que estaba comprometida?
            Ella le hizo un gesto para que entrase en la habitación.
            –¿Quién?
            –Lali–dijo Peter, dejándose caer sobre una silla.
            –Ah –su madre arrugó el ceño–. ¿Eso importa?
            –Solo si te importa que yo haga el ridículo.
            –¿Por qué ibas a hacer el ridículo, hijo?
            –Porque la he besado.
            Gimena lo miró, perpleja.
            –¿Has besado a una mujer que está comprometida?
            Peter levantó las manos al cielo.
            –Yo no sabía que lo estuviera.
            –Cariño, lo siento –se disculpó Gime–. Se me había olvidado contártelo. Ya sabes que no me gustan los cotilleos, pero el accidente fue lo peor que ha ocurrido en el pueblo en una década.
            –¿Cande lo sabía?
            –Lo sabe todo el mundo –respondió su madre–. Pero con Gas en coma, todos pensábamos que tarde o temprano Lali reharía su vida. Si  Cande ha tenido algo que ver con que la besaras, imagino que pensará como yo...
            –Sigue llevando su anillo de compromiso en una cadenita.
            –Ah, qué romántico. Lali es muy leal.
            –Gracias, mamá, eso me anima mucho – Peter hizo una mueca–. Estoy intentando encontrar la forma de no pensar en ella.
            –Te gusta porque te ayuda con los niños. Tal vez deberías salir más.
            –No se me dan bien las relaciones, ya lo sabes.
            –Pues estás todo el día en casa, así nunca podrás conocer a nadie.
             Peter asintió con la cabeza. Tenía razón. Sus sentimientos por Lali eran seguramente una extensión de estar juntos todo el tiempo, como si fueran un matrimonio. Lo único que tenía que hacer era evitarla en lo posible.
            Pero a la mañana siguiente, en lugar del habitual pijama de franela, Lali llevaba un bonito y suave pantalón ajustado y Péter se dio prisa para no coincidir con ella. A las diez, lo llamó para decir que los niños lo echaban de menos y escuchar su voz hizo que su corazón se volviera loco.
            Cenó en casa de su madre esa noche y cuando volvió a la suya, afortunadamente Lali ya estaba en la cama. Peter dejó escapar un suspiro de alivio... hasta la mañana siguiente, cuando apareció en la cocina despeinada y con cara de sueño, recordándole cosas que no debería recordar.
            El viernes pensó que estaba volviéndose loco. Se decía a sí mismo que el deseo que sentía por ella era sencillamente porque no podía tenerla.  Lali era la fruta prohibida, nada más.
            El sábado, Robert les llevó el almuerzo. Debería apartarse de Lali todo lo posible, pero allí estaba, a punto de almorzar con ella.
            –¿Lo pasaste bien ayer en casa de tu madre?
            Peter se puso tenso. Era la pregunta que un amigo haría a otro amigo y una parte de él quería serlo, pero sabía cómo terminaría eso. Cada vez que estaban cerca quería más...
            Todo sería mucho más fácil si no vivieran juntos, pensó.
            –Ya sabes que mi madre es una anfitriona estupenda y Emma organizó una cena fabulosa.
            –¿Había alguien interesante en la cena?
            Mucha gente, pero si quería distanciarse de Lali no deberían estar charlando. Él sabía que sus sentimientos eran dictados por una mezcla de biología y hormonas. Era fácil para un hombre sentirse atraído por una mujer que estaba ayudándolo con sus hijos y Lali era muy tentadora, pero ni ella misma parecía saberlo.
            Peter suspiró. A veces, la mejor manera de solucionar un problema era sencillamente decir lo que uno pensaba.
            –Sé que mi madre te ha hablado de la madre de los niños.
            –Sí, un poco –admitió ella.
            –Bueno, pues deja que te yo cuente el resto: Liliah era una egoísta, una bruja.
            Lali soltó una carcajada.
            –¿Una bruja?
            –Te ríes porque a ti no te dejó colgada con dos bebés.
            –Pero tú lo llevas muy bien.
            –No, no es verdad –Peter tiró la servilleta sobre la mesa–. Lo llevo bien solo porque tú estás aquí. Sin ti, ni siquiera sabría lo que es un andador o un parque y tendría a los niños en brazos todo el tiempo.
            –Seguro que Gimena te hubiera dicho...
            –No, por favor –la interrumpió él.
            Lali puso cara de susto.
            –¿Qué?
            –En lo que se refiere a las mujeres tengo algunos problemas, así que no deberías querer ser mi amiga. Y mucho menos si estás comprometida con otro hombre. Así que, por favor, deja de ser tan amable conmigo y sé solo una niñera.
            En el silencio de la cocina podría haberse escuchado la caída de un alfiler, pero Tom empezó a llorar en la habitación...
            –No debería haberse despertado aún –Lali se levantó de la silla, agradeciendo la interrupción con toda su alma–. Voy a cambiarle el pañal... y luego tengo que irme.
            Peter notó el temblor en su voz y se enfadó consigo mismo, pero era lo mejor.
            –¿Tienes planes para hoy?
            –Es sábado, el día que visito a Gas.
            No solo se había mostrado grosero con ella sino que lo había hecho el día que iba a ver a un hombre que estaba en coma.
            Sencillamente genial. Metía la pata cada vez más.
            –No deberías haberme ayudado esta mañana. ¿Lo ves? Estas son las cosas que no quiero que hagas –Peter intentó sonreír–. Quiero ser justo contigo, pero también quiero que tú seas justa contigo misma.
            –Muy bien –asintió Lali antes de ir a su habitación.
            Unos minutos después, mientras Peter acunaba a su hijo, la puerta se cerró tras ella.
             
             
            Lali se sentía tan herida que ni siquiera encendió la radio del viejo coche mientras iba al hospital.
            Entendía lo que Peter había dicho. Estaban encariñándose el uno con el otro y no era buena idea, pero ella había pensado que estaban haciéndose amigos. ¿Qué había de malo en ser amigos?
            Aparentemente mucho, ya que Peter le había dejado claro que no quería saber nada de ella. Y eso le había dolido.
            Le había dolido mucho.
            Se había acostumbrado a comer con él en la cocina, a charlar mientras vestían y daban de comer a los niños. Y debía admitir que esperaba ansiosa que volviese a casa todos los días.
            Como si fuera su mujer.
            Lali cerró los ojos. Le gustaba Peter, pero tenía razón: no podía haber nada entre los dos. Ella lo sabía mejor que nadie y distanciarse era la única solución.
            ¿Por qué le dolía tanto entonces?
            Cuando llegó al hospital eran casi las dos, pero no le sorprendió ver a los padres de Gas en la habitación. Iban todos los días y probablemente estaban a punto de despedirse hasta el día siguiente.
            –Hola, Emily.
            La madre de Gas se volvió.
            –Ah, hola. Me preguntaba dónde estarías.
            –Tengo un trabajo –respondió Lali–. Por eso no he podido venir antes.
            –¿Un trabajo? –Emily frunció el ceño.
            –Estoy cuidando de dos niños... mellizos.
            –Ah.
            El tono de censura era evidente, pero Lali no lo entendía.
            –No he terminado mis estudios, así que no hay muchas cosas que pueda hacer.
            El padre de Gas, Nate, se acercó entonces.
            –Cuidar de unos mellizos debe ser divertido.
            –Sí, lo es –Lali sonrió, agradecida.
            –Bueno, si eso es lo que necesitas me parece bien –dijo Emily, aunque no parecía sincera del todo.
            –No tengo seguro médico y el coche que uso es de mi madre. Necesito dinero para gasolina y... en fin, mis padres no pueden mantenerme para siempre.
            –Tienes razón –Emily esbozó una sonrisa forzada mientras tomaba su chaqueta del respaldo de una silla–. Nos veremos la semana que viene, ahora estás ocupada.
            Después de despedirse, Lali se volvió hacia la cama.
            Si no fuera por el tubo que tenía en la garganta, Gas parecería dormido. Con los ojos cerrados y el gesto relajado casi parecía el mismo de siempre...
            Suspirando, se sentó al lado de la cama.
            –A tu madre no le hace gracia que tenga un trabajo –empezó a decir–. Seguramente las enfermeras le habrán dicho que no he venido esta semana, pero es que necesito trabajar. Mis padres no pueden mantenerme para siempre y mira... –Lali se levantó la pernera del pantalón– no es una maravilla, pero está curando. Puedo caminar y ya ni siquiera tengo que hacer rehabilitación.
            Luego se quedó callada un momento, casi como si esperase que Gas respondiera.
            –Estoy cuidando de dos mellizos adorables, Alay y Tomas. Son hijos de Peter, el hijo de Peter Lanzani , así que ya te puedes imaginar cómo van a mimarlos.
            Lali se levantó y, mientras arreglaba un poco la habitación, iba contándole las cosas que hacía cada día, las anécdotas de la cocinera, la fiesta que  Gimena había organizado.
            –Imagina tener tanto dinero como para hacer lo que quieras.
            Lali rio, pero la risa hizo eco en la silenciosa habitación. En otra ocasión no se hubiera dado cuenta, pero se había acostumbrado al ruido, a tener a alguien con quien hablar, alguien que le respondiera.
            Aunque eso iba a terminar, Peter lo había dejado bien claro.
            No había ninguna razón para que fueran amigos. Eran jefe y empleada, nada más.
            Cuando el sol se puso y el mundo se volvió oscuro de nuevo, se marchó del hospital. Normalmente, cuando subía al coche después de visitar a Gas se sentía mejor, pero esa noche se sentía más sola que nunca.


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PERDON, PERDON sobre todo a cielo que a firmado mucho en el blog  y al anonimo que tambien firmo prfa pone tu nombre para poder identificarte.

No he podido subir porqe estamos ya en final de año y estan mandando muchas pruebas y trabajos ademas que trabajo los fines de semana no me queda mucho de tiempo pero a partir del 20 de diciembre les voy a subir capitulos continuamente
                                                                                       
                                                                     bueno chao nos leemos luego ✌

2 comentarios:

  1. holaaaaaaaa!! soy nuevaaa!! me encaaaanta esta nove... como no son muchos caps pude leerla hoy!! me encantaaa!! besos!

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  2. no había visto que habías subido!!
    Peter ya no sabe que hacer para alejarse de Lali pero no va a poder!!
    Lali se siente sola porque no tiene a Gas y Peter la aleja!! :(
    espero más cuando puedas, besos
    esencialaliter.blogspot.com

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